Publicamos a continuación el texto del discurso pronunciado por David North, presidente del comité internacional de redacción del World Socialist Web Site y presidente del Partido Socialista por la Igualdad (EE.UU.), que inauguró el Mitín Internacional online organizado por el Comité Internacional de la Cuarta Internacional y el WSWS el domingo 4 de mayo conmemorando el Primero de Mayo.
En nombre del Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI), permítanme dar la bienvenida a los trabajadores y jóvenes de todo el mundo que están participando en esta primera celebración internacional online del Primero de Mayo. La extraordinaria respuesta a este evento - con oyentes representando más de 60 países- es testimonio de la enorme importancia política e histórica de este mitín. Representa un hito en el desarrollo de un nuevo movimiento revolucionario internacional de la clase obrera por el socialismo. Los que toman parte representan una sección transversal amplia de la clase trabajadora internacional. La gran diversidad de la población del mundo se expresa en esta audiencia global. Pero en esta reunión, todas las diferencias empleadas por las élites gobernantes para dividir a las masas - por etnia, religión, nacionalidad, idioma , sexo e incluso la edad - se disuelven ante la realidad ineludible de la crisis capitalista mundial, los imperativos políticos de la lucha de clases y el papel revolucionario objetivo de la clase obrera internacional en la sociedad moderna.
Este mitin demuestra que está surgiendo un nuevo estado de ánimo en la oposición social al capitalismo. Hay una creciente conciencia de que el sistema económico actual no sólo es incapaz de encontrar soluciones viables a los problemas que aquejan a la humanidad, sino que está llevando a todo el planeta hacia una catástrofe.
Primero de Mayo es la ocasión apropiada para que la clase trabajadora desafié la diaria propaganda de los medios del establishment y hacer público su propia condena de la sociedad capitalista. Rosa Luxemburgo recordó con cariño, y adoptó como su propio lema, el precepto de Ferdinand Lassalle, quien declaró que el acto más revolucionario consiste siempre en proclamar en voz alta "lo que es”. Este es el principio que guía nuestras acciones hoy. En esta reunión, el Comité Internacional denunciará la realidad del capitalismo e imperialismo contemporáneo.
La organización política de la sociedad parece cada vez más asumir la estructura de una prisión para criminales dementes. Pero en esta prisión global, son los sanos -la gran mayoría del pueblo-que están detrás de las rejas, mientras los locos -que consta de los políticos capitalistas, los asesinos profesionales de las agencias estatales de inteligencia, gánsteres corporativos y los estafadores de las altas finanzas -patrullan armados con escopetas los torreones de la penitenciaría.
Hace casi 25 años, a raíz de la disolución de los regímenes estalinistas en la Unión Soviética y Europa del Este, los apologistas ideólogos de la clase dominante proclamaron el triunfo irreversible del capitalismo sobre el socialismo. Este triunfalismo se basaba en la mentira de que el estalinismo -la reaccionaria falsificación nacionalista del marxismo- representaba el socialismo. La perpetuación de esta mentira requería distorsionar, falsificar e incluso suprimir toda la historia de la oposición socialista al estalinismo, donde la lucha de León Trotsky y la Cuarta Internacional era la expresión más avanzada.
Los más delirantes de los triunfalistas capitalistas proclamaron el "fin de la historia". La disolución de la Unión Soviética en 1991, alegaron, demostraba que la democracia burguesa, basada en la organización capitalista de la vida económica, es el estado insuperable y definitivo del progreso humano. ¡Cómo la historia se ha burlado de estos miopes adivinos! Los últimos 20 años han sido testigos de la incesante y acelerada degradación de la sociedad capitalista. Los signos de disfuncionalidad social están en todas partes. Desde principios de 1990, la economía capitalista mundial se tambalea de una crisis a otra. Booms especulativos que han enriquecido a una fracción minúscula de la población mundial han sido seguidos una y otra vez por devastadoras crisis financieras que han destrozado la vida de cientos de millones.
El colapso financiero de 2008 -en el que las prácticas criminales de la élite de Wall Street jugaron un papel importante- ha dejado al mundo sumido en una recesión sin fin. Ciudades enteras e incluso países se han ido a la bancarrota. Con las tasas de desempleo manteniéndose a niveles no alcanzados desde la Gran Depresión de la década de 1930, una generación de jóvenes ha sido excluida del "mercado de trabajo" y se enfrenta a un futuro sin oportunidades ni esperanza. Para los trabajadores de mediana y avanzada edad, se han desvanecido las ganancias logradas y concesiones extraídas a lo largo de décadas de lucha. En los Estados Unidos, el corrupto bastión de la “libre empresa” se lleva a cabo el pillaje de los fondos de pensiones. Los trabajadores de edad avanzada, en sus setenta y hasta ochenta años, quienes deberían estar gozando de los frutos de su trabajo, ahora están siendo obligados a poner sus cansados cuerpos nuevamente a trabajar por un salario mínimo. Mientras tanto, el gobierno y los empresarios trabajan sin descanso para reducir sustancialmente, si no eliminar, el acceso del pueblo trabajador a una atención médica decente.
En medio de creciente miseria social, se está concentrando una asombrosa riqueza en un segmento infinitesimal de la población mundial. Un estudio publicado por Oxfam, la confederación internacional de organizaciones de lucha contra la pobreza, reveló que las 85 personas más ricas en el mundo poseen más riqueza que la mitad más pobre de la población mundial, es decir, 3.5 mil millones de seres humanos. Esto significa que, tomado un promedio, cada uno de estos 85 individuos más ricos posee tanta riqueza como la de aproximadamente de 41, 176, 000 personas. ¿Se necesita algún comentario adicional sobre la irracionalidad y la perversidad del capitalismo moderno?
Todos los aspectos de la estructura social existente y el orden político están corrompidos por el poder que emana de tales repugnantes niveles de riqueza concentrada en un puñado de multimillonarios. Encerrados en su mundo de riqueza y privilegio ilimitado, estos autodenominados "amos del universo" se han deshecho de cualquier sentido de una realidad social más allá de sus propios deseos. Hace mucho tiempo Karl Marx describió la mentalidad que prevalece entre los poseedores de la riqueza incomparable. Si estuvieras al tanto de sus pensamientos más profundos, esto, escribió Marx, es lo que oirías:
Soy malo, deshonesto, inescrupuloso, estúpido; pero el dinero es honrado, y por lo tanto su poseedor. El dinero es el bien supremo, por lo tanto, su poseedor es bueno. El dinero, por otra parte, me salva de la molestia de ser deshonesto: por lo tanto, presumo que soy honesto. Estoy sin cerebro, pero el dinero es el verdadero cerebro de todas las cosas y ¿cómo debería entonces su poseedor ser sin cerebro? ... ¿Acaso yo, que gracias al dinero soy capaz de todo lo que el corazón humano anhela, no poseo todas las cualidades humanas? ¿No es mi dinero, por lo tanto, capaz de transformar todas mis incapacidades en su contrario?
El principio político que gobierna la sociedad capitalista contemporánea es la de la oligarquía, no la democracia. Los oligarcas en los Estados Unidos y Gran Bretaña no tienen nada que aprender de sus imitadores menores en Rusia y China. Las presiones sociales generadas por el crecimiento maligno de la desigualdad social -junto con la intensiva explosión de la clase trabajadora- no pueden ser manejadas dentro de las estructuras tradicionales de la democracia burguesa. Dentro de los Estados Unidos, las invocaciones de la democracia chocan cada vez más abiertamente con la realidad. Ni un solo banquero fue a la cárcel por el comportamiento sociópata responsable de la debacle económica de septiembre de 2008. Pero un sistema legal profundamente corrompido no muestra misericordia a los sectores más pobres y vulnerables de la sociedad estadounidense, cuyas condiciones desesperadas son la consecuencia directa de la situación económica de un sistema que enriquece a los especuladores financieros y recompensa su criminalidad.
En la "tierra de los libres" [frase del himno de EE.UU.], más de dos millones de personas son encarceladas dentro de la creciente red de los centros penitenciarios estatales y federales que componen el gulag norteamericano. Toda la inhumanidad inherente al capitalismo estadounidense encuentra su expresión concentrada en la práctica bárbara de la pena capital. La semana pasada, el mundo entero no pudo ocultar su repugnancia ante la horrible muerte de un recluso de Oklahoma, cuya terrible muerte por envenenamiento evoca imágenes de tortura medieval.
Desde 2001, la "guerra contra el terrorismo " ha servido de pretexto para la destrucción de los derechos democráticos dentro de los Estados Unidos. Las garantías constitucionales han sido desmantelado sistemáticamente. Ciudadanos estadounidenses han sido, por orden del presidente, privados de la vida y la libertad sin el debido proceso de ley. Estados Unidos se ha convertido en el practicante más despiadado de la anarquía y violencia imperialista la cual, durante los últimos 15 años, ha introducido en el vocabulario del mundo, como sinónimos de brutalidad sin límites, palabras tales como Abu Ghraib , Guantánamo, drone , rendición, y tortura-con-agua. Los crímenes del gobierno de EE.UU. han contado con la complicidad los cobardes medios de comunicación que definen la "libertad de prensa" - para citar las palabras del ex editor del New York Times Bill Keller- como el derecho de la prensa a no publicar información. Los que tratan de advertir al público sobre la amenaza a sus derechos democráticos, mediante la exposición de los crímenes de Estado, son objeto de brutal persecución. Julian Assange está asilado en la embajada de Ecuador en Londres por más de dos años. Edward Snowden se ha visto obligado a buscar asilo en Rusia. Chelsea Bradley Manning ha sido condenado a décadas de prisión.
La grotesca acumulación de la riqueza privada por parte de un puñado de personas locas por el dinero a costa de la gran masa de la población mundial expone la irracionalidad de un sistema económico que se basa en y santifica la propiedad privada capitalista de las fuerzas productivas del mundo. Pero junto a la irracionalidad arcaica del mercado capitalista, la escalada de los conflictos militares en todo el mundo-en el que, una vez más, los Estados Unidos desempeña el papel dominante- proporciona más y más evidencia de la quiebra histórica del sistema de estado-nación.
Este es un año de aniversarios. En el 2014, la humanidad marca el centenario del estallido de la Primera Guerra Mundial (en julio y agosto de 1914) y el setenta y cinco aniversario de la Segunda Guerra Mundial (en septiembre de 1939). Estas dos guerras resultaron en la muerte violenta de unos 80 millones de personas. Según los teóricos del fin de la historia, estas catástrofes son cosa del pasado y nunca se repetirán. Y, sin embargo, en el espacio de unos pocos meses,la crisis en Ucrania una vez más ha levantado el espectro de una guerra mundial, una guerra que podría ser combatida con las armas nucleares y conducir a la muerte de cientos de millones de personas.
Otros oradores -en particular, el camarada Chris Marsden- examinarán con más detalle el desarrollo de esta crisis. Él explicará que la crisis de ucraniana fue instigada deliberadamente por los Estados Unidos y Alemania a través de la orquestación de un golpe de Estado en Kiev. El propósito de este golpe era llevar al poder a un régimen que coloca a Ucrania bajo el control directo del imperialismo estadounidense y alemán. Los conspiradores en Washington y Berlín entendieron que este golpe de estado llevaría a una confrontación con Rusia. Efectivamente, lejos de intentar evitar una confrontación, tanto en Alemania como en los Estados Unidos creen que se requiere un enfrentamiento con Rusia para la realización de sus intereses geopolíticos de largo alcance.
Para el imperialismo alemán, el enfrentamiento con Rusia es bienvenido como un pretexto para el repudio de las restricciones impuestas sobre el militarismo como resultado de los atroces crímenes cometidos durante los años del Tercer Reich de Hitler. En los últimos meses, la prensa alemana ha participado en una campaña de propaganda cada vez más frenética dirigida no sólo contra Rusia, sino también en contra de los sentimientos anti-bélicos que están profundamente arraigados en la clase trabajadora alemana. Ha llegado el momento, los medios de comunicación declaran, para que el pueblo alemán abandone el pacifismo y los sentimientos contra la guerra de la era "post-heroica" (es decir, post-Hitler). Junto con la propaganda a favor de un resurgimiento del militarismo, un segmento cada vez más vociferante entre los profesores alemanes está dedicando sus energías -con el apoyo de los medios de comunicación- para la rehabilitación de la reputación de Hitler.
Detrás de esta propaganda se encuentran definidos intereses económicos y geopolíticos. El presidente alemán ha declarado que el peso de su país en la economía mundial requiere que cuente con la fuerza militar necesaria para asegurar sus intereses geopolíticos más amplios. Al igual que en el siglo XX, Alemania, una vez más mira con nostalgia la región del Mar Negro, el Cáucaso, Oriente Medio, Asia Central y el vasto territorio de Rusia.
En cuanto al imperialismo estadounidense, Washington una vez más está empleando la cínica retórica de los "derechos humanos" para justificar una nueva operación militar. Pero este ejercicio de hipocresía está encontrando creciente escepticismo entre la opinión pública. Demasiadas guerras se han librado en base a mentiras. Las contradicciones en la narrativa de Ucrania son particularmente evidentes. Mientras Washington orquestó el golpe de Estado en Kiev, empleando grupos de choque que ofrecen las organizaciones fascistas y antisemitas, el gobierno de Obama condenó las acciones del gobierno de Ucrania para defenderse como medidas moralmente inaceptables y políticamente inconcebibles. Sin embargo, una vez que el presidente Yanukóvich había sido derrocado, Obama despachó al director de la CIA Brennan y el vicepresidente Biden para demandar y supervisar los preparativos de la implacable represión de la masiva oposición popular al régimen de Kiev entre la gente del este de Ucrania.
En 2011, el gobierno de Obama justificó sus operaciones militares contra el régimen libio de Muamar Gadafi -que fue finalmente asesinado- como necesarias para defender a la gente de Bengasi, en el este de Libia, en contra de un asalto del gobierno. Pero ahora Washington exige que los tanques y las tropas del régimen de Kiev aplasten la creciente rebelión en el este de Ucrania. Los medios de comunicación, como es de esperar, no toman nota de la contradicción entre las posiciones pasadas y presentes de Washington.
Incluso si esta crisis se resuelva sin guerra, será seguida por otras. Durante los últimos 20 años, Estados Unidos ha estado involucrado casi continuamente en la guerra. Durante los últimos 12 meses, los Estados Unidos se ha dedicado a escalar los conflictos con Irán, Siria, y ahora Rusia. Y en medio de la confrontación en curso con Rusia, Obama viajó a Asia para incitar al militarismo japonés e intensificar la presión contra China. Hay un extraordinario nivel de imprudencia en la conducción de la política exterior estadounidense. Uno u otro de los enfrentamientos provocados por Washington podrían salirse de control, con consecuencias desastrosas para los Estados Unidos y todo el planeta.
La arriesgada política imprudente de Washington es, a final de cuentas, la manifestación de la crisis extrema del capitalismo estadounidense. Los estrategas imperialistas en Washington no ven otro medio para contrarrestar la prolongada caída de la posición económica mundial del capitalismo estadounidense que no sea a través del mecanismo de la guerra. El hecho de que China, de acuerdo con los informes más recientes, está a punto de superar a Estados Unidos como la mayor economía del mundo a finales de 2014, aumentará la propensión de Washington de usar la fuerza militar para cambiar el equilibrio de poder en su favor. Un factor asimismo significativo en la decisión de la elite gobernante de Estados Unidos de ir hacia la guerra es la acumulación de las tensiones sociales dentro de los Estados Unidos mismos. Mientras crece la ira contra el estancamiento económico, la disminución de los niveles de vida, el deterioro de los servicios sociales, y la concentración de obscenos niveles de riqueza dentro del uno por ciento de los más ricos, la elite gobernante ve en la guerra un medio de desviar la ira popular lejos de la protesta social en contra del capitalismo.
La humanidad se enfrenta a inmensos peligros. Pero, como Marx y Engels, los grandes fundadores del socialismo científico moderno, explicaron hace mucho tiempo, la historia no plantea una tarea para la que no hay una solución. La revolución socialista mundial es el medio por el cual los grandes problemas de nuestra época pueden y deben ser resueltos. Sin duda, es difícil la posición de la clase trabajadora, explotada y oprimida. Pero la de la clase dominante, es decir, en un sentido histórico, no tiene esperanza. Es incapaz de ofrecer a la gente cualquier camino hacia adelante para salir del atolladero al cual el capitalismo ha llegado. Su programa es el de la violencia irracional. Su punto de vista es uno de avaricia sin sentido, el desprecio por la vida humana y, en última instancia, la desesperación absoluta.
La perspectiva del internacionalismo socialista, defendida por el Comité Internacional de la Cuarta Internacional, se basa en una evaluación científica de las contradicciones del sistema capitalista mundial. La crisis del capitalismo estadounidense es la expresión concentrada de las contradicciones no sólo nacionales, sino globales. El colapso del capitalismo es internacional y sistémica. Por esta misma razón, la solución a esta crisis sólo se puede lograr a través de la lucha coordinada de la clase trabajadora internacional, sobre la base del programa de la revolución socialista mundial.
Sería un error político fatal creer que los trabajadores de los diferentes países pueden resistir los ataques del capitalismo, y mucho menos asegurar la victoria del socialismo, sobre la base de programas que tengan las condiciones nacionales como punto de partida básico. Este enfoque -característica de todas las organizaciones oportunistas- lleva inevitablemente a la capitulación y la derrota. Las amargas lecciones de la lucha de clases en el siglo XX han demostrado una y otra vez la importancia decisiva de una estrategia y un programa para orientar las luchas de la clase obrera en todos los países internacionalmente.
La historia no ha terminado. De hecho, la clase trabajadora se enfrenta a la tarea de resolver en este nuevo siglo todos los problemas históricos no resueltos del siglo XX. De estos problemas, el más crítico de todos es aquel al que León Trotsky llamó la atención en la primera frase del programa de fundación de la IV Internacional. "La situación política mundial en su conjunto", escribió en 1938, "se caracteriza principalmente por una crisis histórica de la dirección del proletariado”.
Toda la historia de la Cuarta Internacional y de su dirección, el Comité Internacional, es el testimonio de la difícil lucha, que abarca décadas, para resolver la crisis de dirección. Todos los esfuerzos de las secciones del Comité Internacional de la Cuarta Internacional y el World Socialist Web Site (WSWS) se concentran en esta tarea estratégica. No hay ningún otro movimiento en el mundo hoy, fuera del Comité Internacional de la Cuarta Internacional, que pueda reclamar plausiblemente avanzar en la lucha por el socialismo internacional. Nuestro movimiento basa su trabajo en un inmenso patrimonio del pensamiento teórico y político más avanzado.
Hacemos un llamado a que se unan a nosotros y lleven adelante la lucha por el socialismo internacional. Asuman el compromiso político, intelectual y moral necesario para la lucha por el futuro de la humanidad. ¡Estudien los escritos de León Trotsky, el mayor estratega de la revolución socialista mundial en el siglo XX! ¡Lean atentamente las publicaciones diarias del World Socialist Web Site! Hacemos un llamado a nuestros oyentes a unirse al Partido Socialista por la Igualdad en el país que vive. Para los de nuestra audiencia que vive en países donde estos partidos aún no existen, le instamos a ponerse en contacto con el Comité Internacional e iniciar la lucha para establecer una nueva sección de nuestro movimiento mundial.
Este mitin es, sin duda, un hito en la lucha por la renovación del internacionalismo socialista en la clase trabajadora. Pero el éxito de este mitin no depende simplemente de lo que decimos hoy, pero de lo que todos hagan de manera colectiva en los días, semanas y meses por venir, para traer el programa marxista y los principios de la Cuarta Internacional a las luchas de la clase trabajadora de todo el mundo.