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Trump retuitea videos fascistas de Reino Unido contra musulmanes

El presidente estadounidense, Donald Trump, retuiteó tres videos el miércoles por la mañana, publicados por Jayda Fransen, el titular adjunto de Britain First (Reino Unido ante todo), un grupo fascista que se ha especializado en actividades como “invasiones de mezquitas” y “patrullas cristianas” en áreas urbanas con grandes poblaciones musulmanas.

El último tuit de Trump es una escalada de una estrategia política dirigida a incitar y alentar a las fuerzas de extrema derecha. En el momento de los disturbios fascistas en Charlottesville, Virginia, en agosto, que dejaron a una manifestante antifascista muerta, Trump afirmó que habían “buenas personas” entre los manifestantes supremacistas blancos. Ahora, se ha asociado abiertamente con un grupo fascista.

Los videos, titulados “Muchedumbre islámica empuja a adolescente de un techo”, “Un musulmán destruye una estatua de la Virgen María” y “Migrante musulmán golpea a niño holandés con muletas” son crudos intentos de avivar el odio hacia los musulmanes. El video holandés, de principios de este año, muestra una pelea en la que no participaron musulmanes, y los otros dos son representaciones de violencia de hace cuatro años en Egipto y Siria, respectivamente, no más representativos de todos los musulmanes que los asesinatos en California y Texas respecto a todos los estadounidenses.

Trump no ha dicho nada más sobre los tuits, pero la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, los defendió sin reservas. “Sea o no un video real, la amenaza es real”, dijo a periodistas. “La amenaza es real, la amenaza debe abordarse y se debe hablar de la amenaza, y eso es lo que hace el presidente al mencionarlo”.

Britain First fue fundado en el 2011 por exmiembros del Partido Nacional Británico fascista. Uno de sus fundadores era conocido por su fanatismo antiabortista, y el grupo también ha estado vinculado a los lealistas británicos de extrema derecha en Irlanda del Norte.

Jayda Fransen, ahora de 31 años, fue declarada culpable en el 2016 de acoso religioso agravado por abusar de una madre musulmana frente a sus cuatro hijos pequeños en la ciudad de Luton, a unos 45 kilómetros al noroeste de Londres. Franzen le gritó a la mujer, que llevaba un hiyab, que los hombres musulmanes las obligan a cubrirse para evitar ser violadas “porque no pueden controlar sus impulsos sexuales”, y agregó: “es por eso que están entrando en mi país violando a mujeres en todo el continente”.

Thomas Mair, el fascista que asesinó a la diputada laborista británica Jo Cox durante la campaña sobre el breixt el año pasado, gritó “¡Britain First!” mientras le disparaba y apuñalaba a la parlamentaria, del distrito de Batley y Spen, cerca de Leeds. Britain First, que desfila con uniformes paramilitares, no tiene más de 1000 seguidores, según el Guardian, pero cuenta con cerca de 500 000 “Me gusta” en Facebook. Fransen recibió 56 votos cuando se participó en las elecciones al Parlamento en el 2014.

El respaldo abierto de Trump a los fascistas fue recibido con entusiasmo por la propia Fransen, quien le agradeció a la Casa Blanca a través de un tuit con letras mayúsculas el miércoles:

“¡EL PRESIDENTE DE ESTADOS UNIDOS, DONALD TRUMP, HA RETUITEADO TRES VÍDEOS DE LA CUENTA DE LA LÍDER ADJUNTA JAYDA FRANSEN! ¡DONALD TRUMP MISMO HA RETUITEADO ESTOS VIDEOS Y TIENE ALREDEDOR DE 44 MILLONES DE SEGUIDORES! ¡DIOS TE BENDIGA TRUMP! ¡DIOS BENDIGA A ESTADOS UNIDOS!”.

Dentro de Estados Unidos, los elementos fascistas estaban igual de complacidos. David Duke, exlíder del Ku Klux Klan, escribió en Twitter, “¡Gracias a Dios por Trump! ¡Por eso lo amamos!”.

La solidaridad de Trump con los fascistas británicos, como sus elogios hacia los manifestantes nazis en Virginia, no son aberraciones. El hecho que el presidente se esté solidarizando abiertamente con tales fuerzas es una expresión de la putrefacción de la democracia estadounidense, bajo el impacto de una desigualdad social sin precedentes y la marcha a otra guerra mundial.

La actual polémica sobre tuits llega solo un día después de la última prueba de un misil de largo alcance por parte del régimen norcoreano, ante el continuo frenesí patriotero de Trump que podría llevar a una guerra cuyas bajas, en la península coreana y más allá, serían de un orden monumental.

Trump, sin duda en concierto o con el consentimiento de su exasesor en jefe, Stephen Bannon de Breitbart News, continúa sentando las bases para un movimiento fascista en Estados Unidos. Se está intensificando la incriminación de chivos expiatorios, como los inmigrantes, los musulmanes y otras minorías étnicas y religiosas, por la pobreza y el desempleo, y fomentando el miedo en nombre de la “guerra contra el terrorismo”.

Los críticos de Trump dentro del Partido Demócrata y el Republicano, los cuales han impulsado una feroz campaña neomccarthista alegando que Rusia está “sembrando discordia” dentro de EUA, se preocupan primordialmente por los intereses imperialistas estadounidenses en el exterior y la estabilidad interna en el país.

El senador Jeff Flake, republicano de Arizona, a quien la prensa tradicional llamaba un ejemplo de coraje por su libro crítico de Trump y su decisión de no postularse para la reelección, no parece despertar mucha ira en aras de esta campaña. El Senador calificó los retuits del Sr. Trump como “altamente inapropiados” y agregó, “Espero que los borre y no lo haga nuevamente”.

La élite política británica se sintió obligada a emitir sus propias crítics. Unos cuantos parlamentarios laboristas adoptaron una pose enojada. El líder laborista, Jeremy Corbyn, dijo que las acciones de Trump eran “aborrecibles, peligrosas y una amenaza para nuestro país”. La reacción de la primera ministra, Theresa May, fue notablemente insulsa: “Es un error que el presidente haya hecho esto”. Justin Welby, el arzobispo de Canterbury, agregó su humilde súplica para que Trump haga una declaración “y que deje en claro su oposición al racismo y al odio en todas sus formas”.

El exdirector de Inteligencia Nacional, James Clapper, habló más directamente sobre los intereses del imperialismo estadounidense, resumiendo la reacción en estos círculos como lo ha hecho en el pasado. Clapper, que sirvió tanto en el Gobierno de Bush como con el de Obama, dijo que le preocupaba que las acciones de Trump pudieran alentar violencia antimusulmana, “y hace que nuestros amigos y aliados de todo el mundo se pregunten sobre el juicio del presidente de Estados Unidos”.

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