El siguiente discurso fue pronunciado en el Mitin Internacional e n línea del CICI por el Primero de Mayo de 2018, por Genevieve Leigh, destacado miembro de Juventud y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social (IYSSE) en los EUA.
La primera mitad de este año se ha caracterizado por un aumento de las luchas obreras por todo el mundo: contra la austeridad en Irán; de los trabajadores tecnológicos en China; y una ola de huelgas y rebeliones por parte de profesores y de académicos en Nigeria, Kenia, Túnez, México y por todo Estados Unidos.
En todas esas luchas, trabajadores jóvenes y estudiantes han desempeñado un papel activo. En Irán, jóvenes desempleados predominaron en las manifestaciones en los pueblos rurales. Estudiantes en los EUA organizaron manifestaciones en apoyo de los profesores. Y más de un millón de jóvenes en los EUA y en el mundo celebraron manifestaciones internacionales coordinadas masivas contra la violencia en las escuelas. Su marcha en Washington fue la mayor de la historia.
Aunque el Partido Demócrata de los EUA luchó con uñas y dientes para hacer que las protestas fueran por la reforma del control de la tenencia de armas, temas mucho más amplios sacaron a millones de jóvenes a las calles. Hay un sentimiento generalizado entre los jóvenes de que la facilidad y la frecuencia con las que se los masacra en las escuelas estadounidenses es sintomático de la indiferencia y el desprecio con los que la oligarquía gobernante del país considera sus vidas.
Esta nueva generación de la clase trabajadora se está politizando, y en un tiempo como nunca antes en la historia.
¿Cuáles son las condiciones de los jóvenes hoy? Los que nacieron en el cambio de siglo vivieron su vida entera viendo a las potencias imperialistas librando guerras de agresión en cada rincón del globo. La guerra en Afganistán se ha estado desarrollando a lo largo de la totalidad de sus vidas. Se han vuelto adultos mientras los asesinatos con drones eran institucionalizados por la administración de Obama. Los jóvenes del Medio Oriente han visto sus sociedades asoladas por la violencia imperialista, mientras que los de los EUA han tenido amigos o miembros de sus familias que han sido enviados a matar o morir para promover los objetivos de conquistar el mundo de la clase dirigente estadounidense.
Una persona de 18 años hoy tenía ocho cuando el desplome financiero global llevó a todo el mundo un maremoto de sufrimiento social, durante el cual las principales potencias capitalistas, dirigidas por los EUA bajo la administración de Obama, canalizaron billones de dólares hacia Wall Street para rescatar a los bancos.
Los jóvenes estadounidenses están entrando en la vida política bajo la presidencia de Donald Trump, la administración más derechista de la historia estadounidense. Gobiernos de extrema derecha están en ascenso en toda Europa. Las primeras experiencias políticas de esta generación han sido escenas de estos gobiernos deportando a inmigrantes, atacando a los trabajadores, recortando fondos a la educación, todo con la complicidad de los partidos social-demócratas y laboristas, y el Partido Demócrata en los EUA.
Esta generación ha nacido en condiciones creadas por 40 años de contrarrevolución social contra la clase trabajadora y los efectos han sido devastadores.
Casi la mitad de todos los jóvenes de la generación milenaria no tienen dinero ahorrado. No nos podemos permitir la atención médica, hogares, o educación. Los jóvenes conforman aproximadamente 70 millones de los 200 millones de personas sin trabajo en todo el mundo. Niños de todo el mundo carecen de lo básico. Aproximadamente 3,1 millones de niños mueren de hambre cada año. Entre los estudiantes, la falta de vivienda y el hambre están descontroladas, y muchos jóvenes se ven forzados a elegir entre pagarse los estudios o tener un hogar.
En los EUA, esta crisis se ha manifestado más gráficamente en la forma de una epidemia mortal de consumo de drogas. En apenas dos años, de 2014 a 2016, la tasa de mortalidad de las personas entre 25 y 34 años de edad se elevó un 19 por ciento, debido masivamente al consumo de opioides.
Al tiempo que se gastan billones en la guerra y se les dan billones a las corporaciones y a los ricos, los jóvenes trabajadores entran a escuelas vaciadas de recursos, donde los profesores se ven obligados a tener múltiples empleos para llegar a fin de mes. Los docentes de Oklahoma durante la huelga publicaron fotos de libros de texto destrozados. En Flint, Michigan, hay un instituto de secundaria público que se ha pasado un año entero con muchas clases sin un solo profesor. La misma escuela, en cambio, está repleta de oficiales de seguridad y de detectores de metales.
Cuando estos estudiantes terminen la secundaria van a tener pocas opciones. Ir a la universidad y que les endilguen deudas de miles de dólares. Alistarse en el ejército y volverse carne de cañón para las guerras de la clase gobernante. Unirse a la fuerza de trabajo donde los salarios están estancados y la mayoría de los jóvenes necesitan dos o tres trabajos para llegar a fin de mes.
Este es el futuro que el sistema capitalista le ofrece a la juventud en 2018.
Los jóvenes trabajadores están entrando en la lucha. Hay una vasta reserva de ira y de hostilidad hacia el sistema actual, el estado del mundo, la opresión, la guerra, violencia social, y la desigualdad. Poca necesidad hay de explicar a los jóvenes que hay algo profundamente equivocado en la sociedad. Entienden muy bien la profundidad de la crisis social. La están viviendo.
Cuando les hablamos a los jóvenes en protestas, en sus lugares de trabajo, y en los campus ellos hablan de revolución. Algunos se consideran socialistas. Verdaderamente, en los EUA —el centro del imperialismo mundial— más jóvenes se identifican ahora con el socialismo que con el capitalismo.
Esta generación también tiene más acceso a la tecnología, a la información y al conocimiento que en cualquier otro momento de la historia humana. El Internet, que usan cientos de millones de jóvenes en todo el mundo, le ha dado a esta generación acceso a una biblioteca casi interminable de información. Trabajadores de todo el mundo ahora pueden ver las condiciones de los otros de primera mano. Los crímenes del Estado, como los asesinatos por parte de la policía, pueden ser transmitidos por fuera de los confines de los medios burgueses. Y, como hemos visto en la ola de rebeliones de los docentes, los trabajadores pueden usar esas tecnologías para organizarse por fuera del marco de los medios corporativos.
Pero lo que les falta de la manera más crucial a esas luchas es una perspectiva política y el conocimiento de la historia del movimiento socialista.
Los sindicatos nos dijeron en la huelga de los docentes que la “educación no es un tema político”. A los jóvenes de la “Marcha por Nuestras Vidas” se les dijo lo mismo. Tan pronto nos dicen, “¡Sin política!”, como “pero el cambio se hará en las urnas”. Pero nosotros sabemos exactamente lo que “sin política” significa. Significa el dominio de la política actual. Significa el dominio de la política de la clase dirigente.
En su día Lenin los llamó “levantadores” —esos liberales y académicos que decía que “eran creyentes en el progreso respetando las leyes y sin lucha política”. Y libró una lucha incansable contra ellos. Como podemos ver, esos métodos están muy gastados.
León Trotsky pronunció un discurso ante los jóvenes de la Unión Soviética en 1924, el Primero de Mayo de hecho, y abordó esta cuestión también:
La burguesía lleva a cabo la división del trabajo. La política está a su cargo; los trabajadores y campesinos del ejército son carne de cañón, esclavos de las máquinas de la destrucción. Y es exactamente lo mismo en la medida en que concierne a la generación más joven, es decir, los trabajadores y campesinos jóvenes. La política llena el aire; no se puede vivir por fuera de la política, igual que no se puede vivir sin aire.
Continuaba:
Pero la burguesía no puede revelar su cara política a los jóvenes. No puede decir: hete aquí, hijo de doce o trece años de un trabajador; has nacido en este mundo para, después de servir como aprendiz de algún oficio, ir a una fábrica y allí hasta el final de tus días crear con tu sudor, sangre y médula, plusvalía para los señores de la vida, la burguesía, que, con esa plusvalía, creará su cultura burguesa, su lujo, su arte, y educación para sus hijos. La burguesía no puede exponer abiertamente tales políticas a los trabajadores jóvenes. Expone sus políticas mediante circunloquios y alegorías, imperceptiblemente o perceptiblemente a medias, mediante sus escuelas, sus iglesias, y su prensa. Y este trabajo de la educación burguesa imperceptible de los jóvenes, o más bien, la educación de los trabajadores y campesinos jóvenes en los intereses del Estado burgués, queda escondido tras la consigna: ‘la generación más joven está fuera de la política’.
Tales consignas se usan para engañar y desorientar. La clase gobernante de hoy quiere impedir que los jóvenes hagan política, y sobre todo que se dirijan a la clase trabajadora y que luchen por la movilización política de la clase trabajadora contra el sistema capitalista. Y quieren interrumpir en los jóvenes el conocimiento de la historia de la lucha obrera, expresada conscientemente en la historia del movimiento marxista.
Quieren ahogar a los jóvenes en las políticas reaccionarias, subjetivas, idealistas e irracionales de la identidad de raza y de género, que está presente en todas partes en las escuelas y universidades. Las tendencias teóricas asociadas con la Escuela de Frankfurt, las variedades de postmodernismo, neoanarquismo y políticas identitarias, todas ellas están arraigadas en el rechazo del marxismo y del papel revolucionario de la clase trabajadora.
La lucha por construir un movimiento socialista de la clase trabajadora hoy requiere una lucha por educar a una nueva generación de estudiantes y de jóvenes obreros en la historia y los principios del marxismo y de la Cuarta Internacional. Mediante esta lucha, Juventud y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social (IYSSE) se ganará para su bandera a la juventud trabajadora y a las mejores capas de la clase media que adopten el punto de vista de la clase trabajadora en la lucha por el socialismo.
La tarea más crítica que la juventud revolucionaria tiene por delante en todo el mundo es entender sus luchas como luchas políticas. Tenemos que estudiar política. Para millones de trabajadores y jóvenes, que buscan crear una sociedad basada en la paz, la igualdad y la democracia genuina, hay que hacer de esto nuestra tarea más urgente. Tenemos que rechazar la política burguesa y luchar por la política revolucionaria y por una estrategia política independiente de la clase trabajadora.
El IYSSE insta a los jóvenes que están participando en este mitin hoy a hacer suya la lucha por el socialismo. Uníos al IYSSE.
(Publicado originalmente en inglés el 10 de mayo de 2018)