El siguiente discurso fue pronunciado por Thomas Scripps, miembro destacado del Partido Socialista por la Igualdad (Reino Unido), en la Mitin en línea del Día Internacional de los Trabajadores de 2020, celebrad o por el World Socialist Web Site y el Comité Internacional de la Cuarta Internacional el 2 de mayo. Scripps ha escrito extensamente sobre la persecución estatal en curso del fundador de WikiLeaks, Julian Assange.
Camaradas y amigos, en este mitin del Día Internacional de los Trabajadores, reafirmamos la solidaridad del Comité Internacional de la Cuarta Internacional con el encarcelado fundador de WikiLeaks, Julian Assange.
Julian Assange, el heroico periodista, se enfrenta a la epidemia de COVID-19 detrás de las rejas de una celda en la prisión de máxima seguridad de Belmarsh en Londres.
Es un hombre inocente, detenido por el Estado británico en nombre del Gobierno estadounidense que busca su extradición para que sea encarcelado de por vida o algo peor.
A sus ojos, Assange es culpable —culpable de exponer los brutales crímenes de guerra, la tortura y las conspiraciones diplomáticas llevadas a cabo por los Gobiernos imperialistas y encubiertos por los serviles medios de comunicación corporativos—-
WikiLeaks levantó el velo sobre la barbarie de la clase gobernante en Afganistán e Irak. Assange inspiró la oposición a estos crímenes entre los trabajadores y los jóvenes en todo el mundo.
Esto no podía ser tolerado por los belicistas en la Casa Blanca, Downing Street, Canberra, y sus aliados. Decidieron utilizar todos los medios necesarios para destruir a Assange, como advertencia a los que podrían seguir su ejemplo y como precedente para la supresión dictatorial de la oposición.
Así como la crisis del coronavirus encapsula la bancarrota económica, social, política y moral del orden social capitalista, el maltrato a Assange representa el asalto a los derechos democráticos que se hizo necesario por el descenso del capitalismo a la barbarie. Las guerras de conquista colonial y la imposición de una austeridad salvaje exigen la represión política.
Durante años, Assange permaneció detenido arbitrariamente en la Embajada de Ecuador en Londres. Se le negó el acceso a una atención médica adecuada y se invadió su privacidad personal cuando una operación de espionaje organizada por la CIA grabó conversaciones confidenciales con sus representantes legales.
Tras ser entregado por el Gobierno ecuatoriano a un escuadrón británico de secuestros en abril del año pasado, Assange fue trasladado a una prisión de máxima seguridad, donde se les ha negado sistemáticamente el acceso a sus abogados o al material necesario para preparar su defensa.
Esta década de persecución, en opinión de los expertos médicos y del Relator Especial de la ONU, Nils Melzer, ha supuesto una tortura psicológica. El terrible daño causado a la salud de Assange lo ha hecho especialmente vulnerable a la enfermedad COVID-19 que ahora se extiende por las prisiones del Reino Unido. Tiene una condición pulmonar crónica y su sistema inmunológico está comprometido.
Sin embargo, en un episodio verdaderamente kafkiano, cuando el Gobierno británico anunció planes para liberar a los prisioneros de bajo riesgo cerca del final de su condena para aliviar el hacinamiento en las prisiones, el Ministerio de Justicia dijo a la Associated Press de Australia que no estaba considerando la liberación de Assange, ¡ya que no estaba cumpliendo una sentencia!
El 25 de marzo, el equipo legal de Assange hizo un llamamiento para su liberación bajo fianza a la luz de la “muy real” y potencialmente “mortal” amenaza que representa para su vida la pandemia en desarrollo, que los expertos advirtieron que se propagaría a través de la prisión “como un incendio forestal”. Con la venganza propia de un tribunal fascista, la jueza Vanessa Baraitser rechazó esta petición.
Un mes después, se sabe que más de 300 prisioneros están infectados con el coronavirus, con un masivo número de 1.700 casos sospechosos más. Cinco miembros del personal de prisiones han muerto y quince prisioneros, al menos uno de ellos en Belmarsh.
La conclusión inevitable es que los perseguidores de Assange esperan que la enfermedad COVID-19 haga el trabajo sucio por ellos y mate al periodista más importante del siglo XXI.
Todas las tendencias políticas y las personas que se negaron a defender a Assange y que se unieron a la campaña de calumnias en su contra tienen las manos manchadas de sangre. Ellos han participado en un crimen monstruoso por el que nunca se les perdonara.
Assange le asestó un golpe al imperialismo mundial, por lo que se le considera un héroe. El CICI lo considera un prisionero de la guerra de clases que está librando a élite gobernante contra los miles de millones de personas que temen por su vida y su sustento. Su destino está ligado a la lucha por los derechos democráticos, contra la guerra y por el socialismo. Solo puede ser defendido a través de la movilización política de la clase obrera mundial.
Incluso en medio del sufrimiento de la pandemia, el caso de Assange no debe y no va a ser olvidado. Ha luchado valientemente por el derecho del público a saber la verdad sobre los Gobiernos y sus crímenes. Hoy, los representantes políticos de la clase dominante, desde Trump hasta Boris Johnson, en su respuesta al coronavirus, nos han recordado que el acceso a la verdad es una cuestión de vida o muerte. De hecho, ¡es una cuestión revolucionaria!
El World Socialist Web Site y los Partidos Socialistas por la Igualdad reivindican las grandes tradiciones internacionalistas del Primero de Mayo, que, desde sus orígenes en memoria de los mártires de Haymarket en Chicago, ha movilizado a los trabajadores a defender a las víctimas de las incriminaciones y persecuciones del Estado en todas partes. Seguimos la tradición de la solidaridad internacional mostrada por la clase obrera mundial con los mártires italoamericano de la clase obrera Sacco y Vanzetti. Y decimos, ¡Assange debe vivir, y debe ser libre!
La amenaza a su vida es grave e inminente. Pero este no es el momento para el desaliento, es el momento de la acción. La influencia política de la CICI y el World Socialist Web Site está creciendo. Nos comprometemos aquí hoy para profundizar nuestra campaña de una década para asegurar la libertad y la seguridad de Assange. A medida que los trabajadores de todo el mundo se ven obligados a enfrentar y derrotar a una clase dominante asesina, la lucha por liberar a Assange asumirá un lugar central en la lucha contra el capitalismo y por el socialismo.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 8 de mayo de 2020)