Está en marcha un movimiento cada vez más grande de maestros, docentes y padres contra el impulso para reabrir las escuelas en medio de una continua propagación de la pandemia de coronavirus.
En el último mes, más de 300.000 educadores y padres en Estados Unidos se han unido a grupos de Facebook opuestos a la campaña de regreso a las aulas. Se han realizado protestas y manifestaciones en Mississippi, Arizona, Florida, Iowa, Alabama y muchos otros estados. El lunes, hubo protestas en docenas de ciudades por todo el país.
Para que este movimiento tenga éxito, necesita convertirse en una lucha a nivel nacional, uniendo a los educadores con todos los sectores de la clase obrera en un movimiento de huelga general contra la política homicida de las élites gobernantes.
La marcha para reabrir las escuelas, apoyada tanto por los republicanos como los demócratas, es un eje central de la campaña general de regreso al trabajo. La demanda de que los trabajadores vuelvan al trabajo, la cual entró en vigor en mayo, ya ha sido responsable de 50.000 muertes en junio y julio. Pero la clase gobernante no puede enviar a los obreros a trabajar si sus hijos e hijas no están en la escuela.
Esta es la misma lógica que está impulsando los esfuerzos para limitar o eliminar los beneficios federales por desempleo, obligando así a los trabajadores a regresar al trabajo o enfrentar hambre, falta de vivienda y miseria.
La ciencia es clara: los niños son igual de susceptibles de contraer el COVID-19, tienen cargas virales semejantes o mayores a las de los adultos, tienen una mayor probabilidad de convertirse en transmisores asintomáticos y transmiten el virus a tasas más altas que cualquier otro grupo etario. Al menos cuatro escuelas que reabrieron la semana pasada han tenido estudiantes que salieron positivo al COVID-19. Cualquier escuela que reabra se convertirá pronto en un vector importante para la propagación del virus en la comunidad.
En otras palabras, el impulso a reabrir las aulas significa que estudiantes se enfermarán y morirán, maestros se enfermarán y morirán y padres se enfermarán y morirán.
Al lanzar este llamado a una huelga general nacional, el Partido Socialista por la Igualdad (PSI) urge a los educadores y todos los trabajadores a que avancen y discutan las siguientes demandas en sus escuelas, centros laborales y barrios:
* ¡Mantengan todas las escuelas cerradas hasta que el virus sea erradicado! Con el virus fuera de control en todo EE.UU., no es posible tener clases en persona de forma segura.
* ¡Un financiamiento pleno para la educación pública y las clases en línea! Se le debe garantizar a todo estudiante y educador un acceso de internet de alta velocidad, distribución alimentaria, acceso a la atención médica, apoyo a la educación especial y todos los otros recursos necesarios para ofrecer el aprendizaje remoto de la mejor calidad.
* ¡Detengan toda la producción no esencial! Hasta que la pandemia sea contenida, solo las industrias clave como la producción alimentaria, el cuidado médico y la logística deberían permanecer abiertas. Los trabajadores en las otras industrias en esas industrias tienen que contar con las medidas de seguridad más avanzadas para prevenir contagios. Todos los trabajadores no esenciales y despedidos tienen que recibir el pago completo de beneficios por desempleo y atención médica gratis.
* ¡Por una expansión masiva de las pruebas y el rastreo de contactos! Para contener el virus, se debe proveer un testeo universal y se deben contratar cientos de miles de rastreadores de contactos para seguir cualquier caso que aparezca y realizarle la prueba y aislar a cualquier persona posiblemente infectada.
Los últimos siete meses han demostrado que la lucha contra la pandemia depende de la intervención independiente de la clase obrera. La cifra de muertos sigue aumentando y la pandemia está en un espiral fuera de control porque la clase gobernante no tolerará ninguna medida que interfiere con sus intereses de lucro.
Si eso significa que la pandemia siga su curso, qué así sea. La indiferencia de la clase gobernante a la pérdida masiva de vías fue puesta de manifiesto más abiertamente por Trump en una entrevista con Axios el fin de semana. Cuando le preguntaron sobre el hecho de que mil personas están falleciendo en EE.UU. cada día, Trump respondió, “Están muriendo, eso es cierto. Y es lo que es”.
No podría haber una declaración más clara de una política de clase. El lunes por la noche, Trump proclamó su determinación para seguir la campaña de reapertura de escuelas, exigiendo en Twitter “¡¡¡ABRAN LAS ESCUELAS!!!”.
Trump no solo habla por sí mismo. En un editorial el lunes, bajo el título “Extorsión en reapertura de escuelas”, el Wall Street Journal puso de manifiesto los intereses sociales que impulsan esta política.
El Journal denunció a los maestros que protesten por involucrarse en una “extorsión política” al resistir los esfuerzos para reabrir las escuelas. “Los niños, que tendrían que aguantar más clases perdidas, son sus rehenes”, escribe el portavoz de Wall Street. Los maestros, declara, están intentando “extorsionar a los padres y contribuyentes fiscales a bailar al ritmo de su agenda si quieren que sus hijos aprendan”.
¡Cuánta hipocresía despreciable! La clase gobernante ha degradado sistemáticamente la educación pública por décadas eviscerando el financiamiento estatal y promoviendo escuelas concertadas, pruebas estandarizadas y esquemas de “elección escolar” para desviar los fondos a escuelas privadas y parroquiales.
El Journal tiene los nervios para acusar a los docentes de utilizar la pandemia para sacar concesiones. En realidad, es la oligarquía financiera la que utilizó la pandemia para exigir billones de dólares en rescates, aprobados en virtud de la Ley CARES promulgada a fines de marzo con un apoyo bipartidista casi unánime. Tras saquear el tesoro estatal, la clase gobernante está exigiendo que los trabajadores regresen a sus empleos para generar las ganancias para pagarlo todo.
El editorial concluye declarando “Ninguna fuerza política debería tener el poder de veto sobre la educación de los niños de EE.UU”. En términos de clase, el Journal está exigiendo que los educadores, los padres, los estudiantes y la clase obrera en general no tienen ningún voto para decidir si las aulas reabren o permanecen cerradas.
Mientras que el Gobierno de Trump está encabezando la campaña para reabrir las escuelas, cuenta con un apoyo bipartidista. Ayer en la Ciudad de Nueva York, los maestros, padres y estudiantes emprendieron una protesta contra los planes del alcalde demócrata Bill de Blasio de reabrir las escuelas.
Tanto los gobernadores republicanos como los demócratas están levantando las restricciones sobre la producción no esencial mientras se expande la pandemia, enviando a los trabajadores de vuelta a trabajos que ponen en riesgo su salud y sus vidas para generarles ganancias a las corporaciones.
Los docentes no están luchando solos. Existe un enojo y una oposición cada vez mayores en toda la clase obrera. Sus aliados son los estudiantes y padres de kínder a doceavo año, así como los estudiantes en las universidades de grado y posgrado que están toando pasos para reabrir.
Los empacadores de carne, trabajadores sanitarios, los jornaleros agrícolas, los trabajadores de logística en Amazon, UPS y UPSPS, los trabajadores de transporte, servicios y de toda la clase obrera enfrentan al mismo enemigo. Los trabajadores automotores en Michigan y Ohio ya comenzaron a formar comités de seguridad de base para organizar la oposición.
La finalización de los beneficios federales por desempleo esta semana amenaza con sumir a millones de desempleados en la pobreza y con evicciones. Entre bastidores, los demócratas y los republicanos están negociando cuánto se recortarán estos beneficios y cuán pronto a fin de crear las mejores condiciones para chantajear a los trabajadores y obligarlos a volver a trabajar.
La oposición de los maestros en Estados Unidos es además parte de un movimiento internacional. Se han formado grupos de Facebook para oponerse a la reapertura escolar en Reino Unido, Sudáfrica y otros países donde la clase gobernante está imponiendo la misma política.
Para resistir, los maestros deben formar organizaciones independientes de base. Las protestas organizadas por los sindicatos magisteriales son completamente inadecuadas. Los sindicatos Federación Estadounidense de Maestros (AFT, siglas en inglés) y la Asociación Nacional de la Educación (NEA), los cuales están están subordinadas a los demócratas y la clase gobernante, son altamente conscientes de la radicalización en marcha entre los educadores y buscan frenar y controlar este movimiento. En 2018 y 2019, los sindicatos orquestaron el fin y la traición de una serie de huelgas docentes, comenzando por West Virginia.
El Partido Socialista por la Igualdad urge a los trabajadores en cada industria y sector a desarrollar una red interconectada de comités de base para preparar una huelga general contra la reapertura escolar y toda la política de la clase gobernante.
Las medidas exigidas por los maestros corresponden a las medidas que los científicos y epidemiólogos insisten que son necesarias para detener la propagación de la pandemia. Hay dos intereses sociales absolutamente opuestos en cuestión. Los maestros están luchando por la vida. La clase gobernante está luchando por las ganancias y la muerte.
Los billones entregados a Wall Street y la oligarquía financiera necesitan ser redirigidos para proveer beneficios por desempleo plenos para todos los trabajadores y un acceso universal a la salud y la educación pública.
El desarrollo de una huelga general nacional crearía un impulso poderoso y movilizaría un apoyo de los trabajadores internacionalmente, quienes enfrentan las mismas cuestiones de vida o muerte. La lógica de tal lucha enfrentaría directamente a la clase obrera estadounidense con el Gobierno de Trump, el cual busca mantener su gobierno con medidas cada vez más autoritarias, y toda la clase gobernante.
Todos los derechos de la clase obrera, incluso su derecho a la vida, dependen de la expropiación de la clase gobernante y la reorganización de la vida económica en base a las necesidades sociales, no el lucro privado.
La única manera de detener la reapertura de las escuelas, frenar la propagación de la pandemia y prevenir millones de contagios y muertes más consiste en la movilización masiva de la clase obrera en una lucha revolucionaria contra el origen de todo el sufrimiento generado por la pandemia, el sistema capitalista.
El Partido Socialista por la Igualdad y su movimiento juvenil, los Jóvenes y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social (JEIIS o IYSSE en inglés) están encabezando esta lucha. Urgimos a los docentes a que nos contacten para asistirles en la organización de su lucha. Llamamos a los estudiantes y jóvenes a apoyar esta lucha y unirse al JEIIS. Inscríbanse al Boletín de los Maestros del World Socialist Web Site para recibir notificaciones sobre esta batalla.
(Publicado originalmente en inglés el 5 de agosto de 2020)