El Comité de Seguridad de Base de Docentes del Condado de Duval (CSBDCD) denuncia una orden del Departamento de Salud de Florida, emitida el martes, que hace obligatoria la censura de datos relacionados al COVID-19 dentro de las escuelas públicas del condado. Esta información es un asunto de vida o muerte para los alumnos, el personal y los padres que han sido obligados a regresar a planteles escolares inseguros aun cuando en el estado de Florida siguen apareciendo más de 3,500 infecciones nuevas cada día.
El CSBDCD denuncia también las tácticas de hostigamiento e intimidación del comisionado de educación, Richard Corcoran, quien la semana pasada exigió el despido de los maestros que, en desacato a los reaccionarios estatutos de derecho al trabajo en Florida, no se presentaron a sus escuelas. Nuestro comité ha sido informado que Corcoran está personalmente impulsando una política vengativa en todos los distritos escolares, exigiendo investigaciones por “conducta no profesional” y persiguiendo la imputación de maestros al máximo alcance de la ley. Según la Asociación de Educación de Florida, los docentes tienen prohibido “instigar huelgas” e incluso “apoyarlas”. Las penalidades podrían variar desde el despido y la revocación de certificaciones de docencia hasta las multas y el encarcelamiento.
El Departamento de Salud en Duval emitió una directriz a las escuelas del condado en que se prohíbe la publicación de “datos escolares relacionados al COVID-19” sin su permiso. Al mismo tiempo, el número de casos en la correspondiente página web del distrito se quedó estático. Tal acción se tomó después de que se reportaran 24 casos en escuelas durante tan sólo los primeros tres días de instrucción presencial.
Este es un ataque descarado contra nuestro derecho a la verdad y a protegernos a nosotros mismos y a nuestros alumnos. El gobernador DeSantis y los otros oficiales estatales tienen solamente un propósito: ocultar la evidencia de su crimen, que es tan mortal como el homicidio.
El gran peligro para los docentes, alumnos y padres no puede exagerarse. Entre las más grandes mentiras que nos vende la Administración es que los niños son inmunes o relativamente ilesos. Tan sólo en las últimas dos semanas, más de 74.000 niños en los EE.UU. han salido positivo al coronavirus, un aumento del 21 por ciento entre el 6 y el 20 de agosto. Según la Academia Estadounidense de Pediatría, al momento hay al menos 442.785 casos confirmados de COVID-19 entre los niños.
El estado de Florida por sí solo confirmó casi 9.000 nuevos casos de COVID-19 entre niños durante los primeros 15 días desde la reapertura de escuelas este mes. Durante los mismos 15 días, el número de niños hospitalizados debido a COVID-19 aumentó de 436 a 602, mientras que otro niño murió del virus. Hasta el momento, se han muerto ocho niños por el virus en el estado.
Al exigir el cierre inmediato de las escuelas, el CSBDCD está dando un paso en defensa de los niños, los padres, nuestra comunidad y nosotros mismos. El hecho de que el Departamento de Salud quiera censurar los datos, así como la falta de pruebas rápidas antes de una reapertura escolar, significa que el verdadero número de casos y muertes entre niños muy probablemente sea mayor. El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) se ha doblegado ante la presión de Wall Street y modificado sus guías para las pruebas de COVID-19 el lunes pasado. Las muertes de docentes, padres y la comunidad en general seguirán aumentos si no tomamos una posición.
Nuestro comité toma su posición a favor de la plena transparencia. Exigimos informes diarios a la comunidad sobre los resultados y los casos positivos de COVID-19. Esto es innegociable.
La supresión de la información, los ataques contra los derechos de la Primera Enmienda y las amenazas contra el derecho de la clase obrera a negarse a trabajar bajo condiciones inseguras son muestras de desesperación. Corcoran, un sumiso acólito de Trump, está canalizando el creciente temor de la élite gobernante hacia el descontento social cada vez mayor. En todo el estado, los docentes y padres se han movilizado contra la mortal reapertura de las escuelas, lo cual se combina con la manifestación más grande que ha visto el estado, en la que marcharon unos 10.000 floridianos en oposición al asesinato policial de George Floyd, el desempleo masivo y la creciente desigualdad social.
¡Los docentes quieren estar en sus salones para hacer el trabajo que aman! No puede haber ningún castigo por salvaguardar nuestra salud y la de nuestros alumnos y la comunidad. El programa del CSBDCD exige: “Ninguna pérdida de ingresos para los docentes que decidan quedarse en casa. Ningún docente debe perder su puesto si decide seguir dando sus cursos de manera virtual. Que se les haga disponible una licencia por enfermedad por COVID-19 ilimitada a todos los docentes”.
La respuesta de DeSantis, así como de la Administración de Trump, a la pandemia ha sido caracterizada por la supresión de información. Notoriamente, la alta funcionaria del Departamento de Salud, Rebekah Jones, fue despedida por DeSantis en mayo después de rehusarse a alterar los datos oficiales sobre COVID-19 en el estado para así reducir el número de casos oficiales.
El Departamento de Salud ahora cita el estatuto estatal 381.0031 afirmando ridículamente que “la notificación de enfermedades es confidencial” y solo debe “hacerse pública cuando sea necesario para la salud pública”. Claramente, esta agencia constituye un instrumento para legitimar la política del gobernador DeSantis y los milmillonarios de Florida.
Todos los estudios científicos muestran que las escuelas son inevitables vectores para la transmisión comunitaria generalizada de la mortal enfermedad. Un estudio reciente de la Universidad de Florida confirmó que una forma infecciosa de partículas diminutas en aerosol de COVID-19 puede transportarse por el aire 16 pies (4,9 metros) o más, mucho más allá de los seis pies (1,8 metros) recomendados para el distanciamiento social. Estos aerosoles también pueden permanecer suspendidos en el aire durante horas en espacios mal ventilados. Los hallazgos concretan que todos los salones donde se reunirán niños y maestros son peligrosas y mortales, particularmente en las escuelas con poca ventilación o que no requieren el uso de mascarillas o el distanciamiento social.
Todos estos hechos indican que el único plan responsable es el cierre de todas las escuelas de Florida, con pleno apoyo a los padres, estudiantes y el personal escolar hasta que se pueda garantizar un regreso seguro.
Nuestro poder está en la clase obrera. Hacemos un llamado a todos los docentes, padres y alumnos en el condado de Duval, en Florida, a nivel nacional e internacional que estén de acuerdo con estas demandas a que se nos unan. Hay un apoyo creciente a una huelga nacional para detener la reapertura homicida de las escuelas en los Estados Unidos. Prestamos nuestra fuerza a aquellos en todo el país que están buscando emprender acciones masivas de la clase obrera porque nuestras vidas están en juego. Hacemos un llamado a todos los trabajadores (manufactura, logística, procesamiento de alimentos, atención médica, del sector público como privado) en el condado de Duval y a nivel nacional a que apoyen esta lucha.
Te hacemos un llamado a que ayudes a salvar vidas. ¡Necesitamos tu apoyo! ¡Todas las escuelas y negocios no esenciales deben cerrar! Todos los trabajadores, independientemente de la industria, deben unirse a nosotros para hacer realidad esta medida tan necesaria.
El Comité de Seguridad de Base de Docentes se formó para coordinar y facilitar la construcción de una red de comités de seguridad de base en cada escuela y barrio, para organizar la inmensa oposición al plan asesino de reabrir las escuelas. Todos aquellos que estén de acuerdo con esta perspectiva necesitan contactarnos hoy, unirse a nuestro grupo de Facebook y hacer planes para atender a nuestras llamadas en línea. ¡Regístrate hoy y comparte el evento lo más ampliamente posible entre tus compañeros de trabajo!
(Publicado originalmente en inglés el 28 de agosto de 2020)