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Perspectiva

Maestros en Chicago luchan por salvar vidas por encima de las ganancias

Está en marcha una lucha crucial en Chicago cuya importancia para los trabajadores en EE.UU. e internacionalmente es enorme. Los maestros están decididos a prevenir la reapertura mortal de escuelas en el tercer mayor distrito escolar de EE.UU., enfrentándolos directamente con el Partido Demócrata y el sindicato Chicago Teachers Union (CTU), los cuales están negociando que la reapertura comience lo antes posible.

Maestros de Chicago marchan en octubre de 2019

En los países de todo el mundo que han sido devastados por la pandemia del COVID-19, las élites gobernantes están buscando reabrir las escuelas para obligar a los padres a volver al trabajo. El lunes, las escuelas en São Paulo, Brasil, comenzaron a reabrir, enviando posiblemente a más de un millón de estudiantes de vuelta a las aulas, incluso cuando se propagan las nuevas cepas del virus por todo el país. Se buscan implementar políticas asesinas similares en Alemania, Reino Unido y toda Europa, así como en docenas de países de todo el mundo.

Debido al carácter global de esta campaña, la clase obrera internacional debe movilizarse junto a los educadores de Chicago para llevar a cabo la lucha más amplia posible en defensa de las vidas y la seguridad de la clase obrera.

El lunes por la noche, la directora general del consejo de escuelas públicas de Chicago (CPS), Janice Jackson, y la alcaldesa demócrata Lori Lightfoot anunciaron que habría un período de “enfriamiento” de 48 horas para prevenir una huelga de maestros. Tras llegar a un acuerdo con el sindicato CTU sobre un aspecto no especificado de su plan para reabrir las escuelas, Lightfoot y Jackson declararon que “como gesto de buena fe, por ahora, los profesores mantendrán el acceso a su Google Suite”, es decir, no se les bloqueará su acceso a las clases en línea.

Nada cambiará en los próximos días entre el CPS y el CTU, que están básicamente de acuerdo en que las escuelas deben reabrir en la peor etapa de la pandemia. El único cambio significativo durante ese tiempo será que más de 300.000 personas se infectarán y al menos 6.000 personas más morirán de COVID-19 en todo Estados Unidos.

EE.UU. ha alcanzado 454.213 muertes por COVID-19, después de que 97.917 personas murieran en enero, mientras que se extienden variantes más infecciosas del virus prácticamente sin ser detectadas en todo el país, y a medida que un número cada vez mayor de niños son hospitalizados y mueren a causa del virus. Sin embargo, el Partido Demócrata está persiguiendo implacablemente la reapertura de las escuelas a instancias de Wall Street.

CPS y el CTU están en comunicación regular con la Administración de Biden, cuya iniciativa política principal es reabrir la mayoría de las escuelas a finales de abril. Todos son muy conscientes de que la oposición entre los educadores amenaza con salirse de su control y desencadenar una ola de resistencia entre todos los trabajadores de Estados Unidos y del mundo. Por esta razón, el distrito y el sindicato están esperando su momento y aislando a los profesores de Chicago hasta que crean que pueden llegar a un acuerdo para reabrir las escuelas.

El mero hecho de que Lightfoot haya amenazado con “tomar medidas” contra los profesores debe tomarse como una advertencia clara. Los demócratas de Chicago, en coordinación con la Casa Blanca, se están preparando para reprimir brutalmente a los profesores de Chicago mediante cierres patronales, multas, despidos masivos y otras acciones punitivas si no pueden llegar rápidamente a un acuerdo con el sindicato.

La amenaza de Lightfoot y la respuesta del CTU evocan los sucesos de 1981, cuando el Estado llevó a cabo un ataque similar que no fue respondido por los sindicatos. En 2021, se cumplen 40 años desde que Ronald Reagan aplastó la huelga de 13.000 trabajadores de la Organización Profesional de Controladores de Tráfico Aéreo (PATCO, por sus siglas en inglés), que exigían una semana laboral más corta, un aumento salarial y más personal para reducir el extremo estrés de sus trabajos.

La lucha de los trabajadores de PATCO fue aislada y traicionada por la burocracia de la AFL-CIO, que se negó a movilizar a sus millones de miembros en una lucha más amplia a pesar de los persistentes llamamientos de los trabajadores a una huelga general.

Al igual que el conflicto en curso en Chicago y la ola de huelgas de maestros desde 2018, la huelga de PATCO marcó un punto de inflexión importante en la historia de la clase obrera estadounidense y señaló una confrontación directa entre la clase obrera y el estado capitalista. El hecho de que hoy los educadores y todos los trabajadores se enfrentan al Partido Demócrata en lugar de los republicanos subraya la comprensión marxista básica de que ambos partidos sirven los intereses de la clase capitalista.

La derrota de la huelga de PATCO inició un giro a la derecha de todos los sindicatos de EE.UU., dando paso a décadas de traiciones interminables y a la supresión de la lucha de clases. Fue una profunda conmoción para los trabajadores de EE.UU. y de todo el mundo, allanando el camino para la destrucción de los sindicatos y las derrotas de las grandes huelgas en Phelps Dodge, Greyhound, Hormel, Caterpillar y muchos otros lugares de trabajo.

El programa de los sindicatos, basado en el nacionalismo y el reformismo, se vio completamente socavado por la globalización y la capacidad de las empresas transnacionales de trasladar la producción a cualquier lugar donde pudieran encontrar los salarios más bajos y la explotación más brutal.

Durante esta época, todos los sindicatos de profesores se integraron en el Partido Demócrata, hasta el punto en que la presidenta del sindicato American Federation of Teachers (AFT), Randi Weingarten, se sienta ahora en el Comité Nacional Demócrata (DNC) y mantiene vínculos estrechos con la primera dama, Jill Biden. Millones de profesores hoy no habían nacido en la época en la que tuvo lugar la huelga de PATCO, pero se enfrentan a las consecuencias de esta traición y a la extrema necesidad de construir nuevas organizaciones para luchar por sus propios intereses independientes.

Hoy, la clase obrera está entrando de nuevo en la lucha. Cuando el Estado atacó a los trabajadores de PATCO, los sindicatos los mantuvieron aislados e incapaces de defenderse. Esto no debe volver a ocurrir. Hay que hacer todo lo posible para construir comités de base independientes que sirvan como voz de oposición de los trabajadores a las inevitables traiciones que los sindicatos intentarán imponer.

Los sindicatos actuales, incluyendo las filiales pseudoizquierdistas como la CTU, ya no son organizaciones obreras en ningún sentido. Se han transformado en instrumentos de la clase dominante para reprimir la lucha de clases.

Para los educadores de todo el mundo, no hay nada que negociar cuando se trata de la reapertura de las escuelas, que supone una amenaza existencial para sus vidas y su seguridad, así como para la de sus alumnos, sus familias y toda la sociedad. Solo en los Estados Unidos, al menos 689 educadores y personal de prescolar a doceavo año, activos y jubilados, han muerto a causa del COVID-19, mientras que más de 2,7 millones de niños han contraído el virus.

A pesar del interminable bombardeo de propaganda en los medios corporativos, que afirman que las escuelas pueden reabrirse de forma “segura” en la actualidad, la ciencia sobre la pandemia demuestra de forma inequívoca que se trata de un esfuerzo imprudente y homicida.

La pandemia de coronavirus se está convirtiendo en una inmensa lucha social, con los maestros de Chicago dando la expresión inicial de la creciente militancia entre todos los trabajadores. Cada vez más, el enfrentamiento entre las dos grandes clases de la sociedad —la clase obrera y la clase capitalista— pasa a primer plano.

El 6 de enero, los fascistas asaltaron el Capitolio de EE.UU. en un intento de establecer una dictadura presidencial encabezada por Trump. Hoy, una fuerza mucho más poderosa está en escena en Chicago.

El implacable asalto a la clase trabajadora durante los últimos 40 años ha ido acompañado de la implacable promoción de la política de identidades raciales y sexuales. El hecho de que Lori Lightfoot sea ahora el rostro de la campaña homicida para reabrir las escuelas reafirma que la cuestión decisiva son las clases sociales.

La lucha en Chicago tiene una importancia monumental y debe convertirse en la punta de lanza de un movimiento más amplio de toda la clase obrera en una huelga general política a nivel nacional, que reverberará en todo el mundo y provocará luchas similares a nivel mundial.

El Partido Socialista por la Igualdad hará todo lo posible para conectar la lucha de los educadores de Chicago con la de los educadores y cualquier otro sector de la clase obrera, en todo Estados Unidos y en el mundo. Lucharemos por proporcionar el liderazgo necesario para guiar estas luchas hacia una conclusión exitosa, que en última instancia requerirá el derrocamiento socialista de las relaciones de propiedad existentes, una amplia redistribución de la riqueza y la reconstrucción de la sociedad en interés de la clase trabajadora.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 2 de febrero de 2021)

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