La cantidad de niños inmigrantes detenidos por la Administración de Biden sigue creciendo, cuando dos funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, todas las siglas en inglés) anunciaron el lunes planes para retener a miles de adolescentes en un centro de convenciones en el centro de Dallas.
Un documento del DHS obtenido por NPR reveló que el Gobierno mantiene a 4.276 niños migrantes no acompañados en detención. La estadía promedio en un campamento fue de 117 horas, mucho más que el máximo de 72 horas permitido por la ley.
Otro campamento temporal en Midland, Texas, originalmente para trabajadores de campos petroleros, se abrirá para encarcelar a los migrantes. Incluso un antiguo sitio de la NASA, el Moffett Federal Airfield en Mountain View, California, está siendo considerado por el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) como otro centro de detención de inmigrantes.
La apertura de estas nuevas instalaciones ocurre cuando aumentan las cifras de refugiados e inmigrantes, muchos de ellos niños no acompañados que huyen de la pobreza y la violencia en Centroamérica, que llegan a la frontera entre Estados Unidos y México. Se estima que 9.400 menores no acompañados llegaron a la frontera en febrero, tres veces más que el año pasado.
A pesar de haber sido elegido en gran parte debido a la repulsión universal hacia las políticas migratorias inhumanas y xenófobas de la Administración de Trump, el presidente Joe Biden continúa y, de hecho, expande la guerra contra los inmigrantes y refugiados.
La Administración de Biden está obligando a todos los inmigrantes adultos, incluyendo aquellos con niños, a regresar a México, utilizando el argumento de que representan un riesgo para la salud debido al coronavirus. Usando la disposición del Título 42, se les está negando a los inmigrantes el derecho al asilo y el derecho a una audiencia antes de su deportación. Alrededor del 70 por ciento de los 100.000 inmigrantes arrestados en la frontera en febrero fueron regresados a México de esta manera. Miles de ellos, incluyendo familias y niños no acompañados, ahora languidecen en campamentos miserables en México en riesgo de contraer COVID-19 y otras enfermedades, así como de ser victimizados por pandillas depredadoras.
Los niños que tienen la “suerte” de haber sido encerrados en un campamento para inmigrantes en EE.UU. ahora están diciéndoles a los abogados designados por los tribunales que no han visto el sol por días y que están confinados en carpas abarrotadas. Uno de esos campamentos en Donna, Texas, solo estaba destinado a albergar temporalmente a 250 personas, pero ahora tiene a 1.000 niños y adolescentes, algunos de tan solo un año.
Según los abogados, a quienes solo se les permitió entrevistar a 20 niños protegidos por acuerdos judiciales, la Patrulla Fronteriza detiene a 40 niños en una habitación en carpas blancas acordonadas con láminas de plástico transparente. El acuerdo de Flores de 1997 ordena que se permitan tales inspecciones.
Los niños les dijeron a los abogados que no había suficientes colchonetas para dormir, lo que obliga a algunos a dormir en el suelo o en bancas de metal. Algunos se vieron obligados a permanecer en su habitación abarrotada durante la totalidad de su estancia. El Departamento de Justicia no permitió que los abogados fueran directamente a las instalaciones, sino que fueron llevados a una unidad portátil con los 20 niños adentro.
Una de las abogadas, Leecia Welch, le dijo al New York Times: “Una niña me dijo que no se había bañado en seis días, otras dijeron que dos y otras tres”. También le habían entregado una lista de más de 1,000 niños con un número “asombroso” de menores de 10 años. Según ella, la mayoría de los niños estuvieron detenidos de cinco a siete días, una violación del tratado de Flores.
La mayoría de los niños están siendo sometidos a una cuarentena por COVID-19 durante 10 días en campamentos de todo el país, lo que genera hacinamiento en instalaciones como Donna. En respuesta, la Administración de Biden abrió un nuevo campamento en Carrizo Springs, Texas, con capacidad de 700 inmigrantes. Según los informes, ahora se está construyendo otro posible campamento en Homestead, Florida, en un sitio que solía detener a más de 1.700 niños inmigrantes.
Respondiendo a las críticas de la derecha de que las políticas de “fronteras abiertas” de la Casa Blanca han creado condiciones inhumanas en los campos de detención, el presidente Biden le dijo a George Stephanopoulos de ABC News en una entrevista el martes que su Administración continuaría con todas las políticas odiadas de Trump.
Biden les dijo a los posibles inmigrantes: “No vengas. No abandones tu pueblo, ciudad o comunidad”. Incluso se jactó ante Stephanopoulos de que “estamos enviando a gente de regreso” que cruce la frontera, y agregó: “La idea de que Joe Biden dijo, 'Vengan', porque escuché el otro día que vienen porque saben que soy alguien amable. Este es el trato, no vengan”.
El secretario de Seguridad Nacional de Biden, Alejandro Mayorkas, dijo a un panel de la Cámara de Representantes el miércoles que la situación a lo largo de la frontera no era tan mala como la presentan los críticos republicanos, hipócritamente. Si bien las cosas han sido “indudablemente difíciles”, la oleada de migrantes a lo largo de la frontera no fue culpa de la Administración actual, dice.
Mayorkas calificó la llegada de migrantes más alta de los últimos 20 años como algo “episódico”. También dijo que los migrantes estaban siendo examinados por coronavirus durante su detención, aumentando su tiempo de detención.
La Administración de Biden y sus partidarios políticos están promoviendo las nuevas instalaciones como una medida temporal para disminuir el tiempo que pasan los jóvenes inmigrantes en los campamentos. Por supuesto, nunca se menciona el hecho de que estos niños están detenidos en condiciones cada vez más graves y que las familias están siendo enviadas de regreso a México en cantidades récord para enfrentar sus posibles muertes.
Todos aquellos que promovieron la idea de que una Casa Blanca de Biden recibiría a inmigrantes y refugiados con los brazos abiertos y haría retroceder las políticas odiadas de Trump ahora tienen la responsabilidad política y moral por las muertes y el sufrimiento a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 18 de marzo de 2021)
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