Los sindicatos magisteriales American Federation of Teachers (AFT) y National Educators Association (NEA) están haciendo campaña agresivamente a favor de reabrir completamente las escuelas para clases presenciales en Estados Unidos, una política que garantizará un aumento masivo en los contagios, los brotes de enfermedades y las muertes de maestros niños y la población general.
La propagación de la variante más transmisible delta es responsable del aumento en las muertes diarias a más 1.000. La cifra de personas hospitalizadas por COVID-19 se triplicó en el último mes. En este periodo, las hospitalizaciones de niños se dispararon de 24.000 a 121.000, según el último reporte de la Academia Estadounidense de Pediatría y la Asociación de Hospitales de Niños. En promedio, 313 niños son hospitalizados a diario y al menos 24 fallecieron la semana pasada.
Enviar a los niños de vuelta a las aulas en estas condiciones solo puede describirse como criminal. Aproximadamente 28 millones de estudiantes de escuela entre los 5 y 11 años no son elegibles para las vacunas y solo una tercera parte de los niños de 12 a 15 años están vacunados.
Los pediatras y científicos están haciendo sonar las alarmas. “Es escalofriante ver el aumento del total y la severidad de los casos de COVID-19 en los niños con la variante delta y tantos niños siguen desprotegidos”, le dijo a CNBC la Dra. Nusheen Ameenuddin, una pediatra comunitaria de la Mayo Clinic. “La pandemia nunca se detuvo y lamentablemente solo hace falta un fósforo prendido para reavivar el incendio”.
“En los primeros nueve días de clases, hubo 503 casos de coronavirus en las escuelas públicas del condado de Duval”, dijo a CNN el Dr. Mobeen Rathore, del hospital de niños Wolfson de Jacksonville (Florida). “No solo nos preparamos para los niños con enfermedades agudas, sino también para el MIS-C”, dijo, refiriéndose al síndrome inflamatorio multisistémico infantil causado por el COVID-19, que ha afectado a 4.404 niños y ha matado al menos a 37, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos.
Lejos de oponerse a la descabellada política homicida, el AFT y el NEA, que afirman falsamente representar a casi 5 millones de educadores y personal, están haciendo una agresiva campaña a favor de ella.
La presidenta del AFT, Randi Weingarten, se encuentra actualmente en una gira multiestatal de “Vuelta a clases para todos” para presionar a favor de las clases presenciales de forma completa. El AFT ha enviado 5 millones de dólares a los sindicatos locales para que hagan campaña a favor del regreso a las aulas. Los afiliados locales de Nueva York y otros estados están produciendo vídeos promocionales para convencer a los padres asustados y preocupados de que es seguro enviar a sus hijos a la escuela.
“[N]uestros miembros están yendo de puerta en puerta para visitar a los padres para que vuelvan a la escuela”, dijo Weingarten al New York Times.
La semana pasada, Weingarten estuvo en una escuela primaria del Bronx con el secretario de Educación del presidente Biden, Miguel Cardona, para respaldar el plan del alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, de reabrir el 13 de septiembre el mayor distrito escolar del país sin ninguna opción de clases a distancia para los 1,1 millones de estudiantes de la ciudad.
El alcalde perteneciente al Partido Demócrata prometió que no permitirá ningún cierre de escuelas “disruptivo” este año. Si alguien da positivo, solo los contactos cercanos no vacunados tendrán que estar en cuarentena durante 10 días. Esto es así en condiciones en las que la variante delta puede ser propagada con la misma eficacia por los adultos vacunados que por los no vacunados.
Para justificar esta política criminal, Weingarten finge preocupación por el impacto emocional y educativo del aprendizaje a distancia en los estudiantes de bajos ingresos. “Los niños necesitan los entornos sociales y emocionales que aporta el aprendizaje en la escuela”, dijo en Cincinnati, Ohio.
Tales preocupaciones, viniendo de la boca de la millonaria Weingarten, no son menos hipócritas que las que provienen de los políticos del Partido Demócrata y Republicano y de los medios de comunicación corporativos.
La AFT y la NEA no han llevado a cabo ni una sola campaña contra los recortes presupuestarios, el cierre de escuelas y la expansión de las escuelas concertadas que han diezmado la educación pública de millones de estudiantes de clase trabajadora. Durante la ola de huelgas de maestros en 2018-19, Weingarten y sus homólogos de la NEA recorrieron el país para aislar y aplastar las huelgas, que eran rebeliones incipientes tanto contra los sindicatos como contra las medidas de austeridad que apoyaron durante mucho tiempo.
En cuanto al bienestar de los niños, ¿qué pasa con su salud y su vida? ¿Y qué hay del impacto emocional en los niños que ven morir a sus compañeros, profesores, padres y abuelos a causa del COVID-19? En todo el mundo, 1,5 millones de niños han perdido a sus padres, abuelos u otros cuidadores a causa del virus, según un nuevo estudio publicado el martes en The Lancet. Casi 114.000 son de Estados Unidos.
Solo en Florida, 26 educadores y cinco niños murieron en agosto, es decir, un educador por día y un niño por semana. Entre ellos se encuentra la profesora de Florida, Kelly Peterson, de 41 años, que murió por complicaciones derivadas del COVID-19. Debido a que estaba en tratamiento por leucemia, la querida maestra no fue vacunada.
De hecho, la campaña del AFT tiene como objetivo reforzar los esfuerzos de toda la clase política para reabrir las escuelas de modo que los padres puedan seguir trabajando para generar ganancias para la élite corporativa. En un discurso público el pasado mes de mayo, Weingarten declaró sin rodeos: “Los padres dependen de las escuelas, no solo para educar a sus hijos, sino para poder trabajar, como los tres millones de madres que abandonaron la fuerza de trabajo durante la pandemia”.
Weingarten y la presidenta del NEA, Becky Pringle, han afirmado falsamente que las escuelas pueden abrirse de forma segura si se establecen órdenes de uso de mascarillas, distanciamiento social y otras prácticas de “mitigación”.
Incluso si se tomaran estas medidas, lo cual es dudoso dado el hacinamiento crónico, la falta de fondos y la mala ventilación en la mayoría de las escuelas públicas, tendrían poco impacto en la propagación del virus y en las muertes. Una semana después de que el distrito escolar unificado de Los Ángeles abriera sus puertas a medio millón de alumnos el 16 de agosto, con la obligación de utilizar mascarillas, 6.500 estudiantes y 1.000 empleados dieron positivo o fueron puestos en cuarentena.
La “estrategia de mitigación” promovida por el Gobierno de Biden y los sindicatos es poco más que añadir unos cuantos paliativos a la política homicida de inmunidad colectiva (de rebaño) de Trump, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, y otros republicanos fascistizantes.
La clase trabajadora debe luchar por una política de eliminación y erradicación del virus. Esto requiere el cierre de la producción no esencial y el cierre de las escuelas, junto con las pruebas universales, el rastreo de contactos y el aislamiento de los individuos infectados. Esto debe combinarse con la provisión de ingresos completos a los trabajadores y a los dueños de las pequeñas empresas afectados por los cierres y una masiva inyección de recursos para clases a distancia de alta calidad para todos los niños.
Los científicos más destacados han dejado en claro que esta política es factible y, con la asistencia de las poderosas vacunas, puede detener la pandemia en cuestión de meses.
“Si tenemos transmisión comunitaria, no es seguro reabrir las escuelas, punto final”, explicó la Dra. Malgorzata Gasperowicz de la Universidad de Calgary en un evento en línea del WSWS titulado “ ¡Por una estrategia global para detener la pandemia y salvar vidas!” el fin de semana pasado. “Si combinamos las vacunas y las medidas de salud pública… podremos sofocarlo”.
Si se hubiera implementado esa política al comienzo de la pandemia, se habría salvado a millones de personas. Y es más necesaria que nunca en este momento en que el virus está rebrotando fuera de control en EE.UU. e internacionalmente.
Para combatir esta política, la clase obrera necesita intervenir de forma independiente a los partidos capitalistas y sus partidarios en los sindicatos como el AFT y el NEA, así como sus contrapartes en las otras industrias. Los burócratas de la clase media-alta como Weingarten son completamente hostiles a los intereses de los educadores y todos los trabajadores.
El World Socialist Web Site llama a los educadores y los padres a que formen comités de seguridad de base en todos los lugares de trabajo y barrios para frenar inmediatamente las clases presenciales. Esto se necesita avanzar como parte de un movimiento globalmente integrado de toda la clase obrera a través de la construcción de la Alianza Obrera Internacional de Comités de Base.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 26 de agosto de 2021)