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Perspectiva

Brotes en fábricas y lugares de trabajo impulsan el aumento de COVID-19 en EE. UU.

Mientras que apenas están siendo reportados en la prensa estadounidense, los brotes de COVID-19 en las fábricas, sitios de construcción y otros lugares de trabajo son un factor importante en impulsar el aumento en contagios y muertes en EE.UU.

Trabajadores en la planta de camionetas de FCA en Warren, Michigan (AP Photo/Carlos Osorio)

Alimentada por la variante delta, la pandemia está nuevamente fuera de control en EE.UU. El total de casos superó los 41 millones y se han registrado más de 670.000 muertes oficiales por COVID. El promedio de 7 días en hospitalizaciones saltó a 99.879 el 12 de septiembre y el promedio diario de muertes fue de 1.648, un aumento de 27 por ciento en solo las últimas dos semanas.

Si bien no hay ningún registro nacional de brotes en lugares de trabajo y muchos estados no reportan detalles sobre las ubicaciones de los brotes, los reportas disponibles muestran que las fábricas y los sitios de construcción, junto con las escuelas de prescolar a secundaria y los centros de cuidado prolongado, regularmente se riñen los primeros tres lugares de mayor propagación del virus.

El lunes, el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Michigan reportó que había 43 brotes en curso en fábricas y sitios de construcción en el estado. A esta categoría tan solo la superaban los centros de cuidado prolongado (72) y le seguían las escuelas (42). Veinte de los brotes ocurrieron en los condados metropolitanos de Detroit, el centro de la industria automotriz.

Los nuevos brotes la semana pasada se concentraron en las escuelas de Michigan (67), en la medida en que los estudiantes son enviados de vuelta a clases para que los padres puedan ser enviados de vuelta al trabajo, particularmente en plantas automotrices donde los ejecutivos se han quejado de las altas tasas de ausencias debido al COVID-19 y a problemas de cuido infantil.

En Illinois, hubo 206 brotes en fábricas y manufactureras desde el 1 de julio, representando el 14,2 por ciento del total y el mayor nivel en cualquier tipo de locación. En el condado Cook, que incluye Chicago y sus suburbios industriales, hubo 56 brotes en los últimos dos meses y medio, representando el 32,6 del total.

En California, los brotes en los lugares de trabajo se duplicaron con creces entre julio y julio, de 217 a 459. La mayoría de los brotes desde comienzos del año (69) se produjeron en el sector agrícola, donde los trabajadores migrantes que recogen los cultivos son atestados en buses y dormitorios.

Estas cifras confirman los reportes que el World Socialist Web Site ha recibido de trabajadores en todo el país. En Stuttgart, Arkansas, 88 kilómetros al este de Little Rock, los trabajadores en una fábrica de aires acondicionados de Lennox Industries reportó que al menos cinco de sus compañeros de trabajo fallecieron y que la empresa está trayendo a prisioneros de cárceles infectadas para reemplazar a los trabajadores. “Mi hermano tiene miedo de abrir la boca y está a punto de morir”, le dijo al WSWS la hermana de un trabajador de Lennox. “Las personas tienen miedo de pronunciarse porque temen ser despedidos. Lennox les paga a jueces para mantenerse abierta. Deberían exponer a esta gente”.

El WSWS reportó el lunes sobre los brotes en las plantas de la autopartista Dana en Kentucky, Michigan, Tennessee y otros estados. En Dry Ridge, Kentucky, varios trabajadores han reportado que un gran porcentaje de los 800 trabajadores de la planta se encuentran ausentes por COVID-19. Un extrabajador de Dana, Steven Fletcher, dijo que lo despidieron de Dana Dry Ridge por ausencias causadas por COVID a inicios del año.

Actualmente hay nueve casos activos en la planta de Dana en Warren, Michigan, según una actualización de la empresa del 9 de septiembre. La empresa alega que hubo 53 casos positivos en la planta en 2020, pero ya reportó114 este año. Al menos un trabajador murió por COVID-19 en 2021.

Los datos de las organizaciones públicas locales revelan que todos los condados en los que hay plantas de Dana están viendo un aumento sustancial en los casos de COVID-19.

Lejos de informar a los trabajadores y promover las cuarentenas, hay una conspiración deliberada para ocultarles este conocimiento vital.

El viernes, el Senado estatal de California, donde los demócratas controlan 31 de los 40 escaños, aprobó de forma unánime un proyecto de ley que mantiene explícitamente a millones de trabajadores desinformados de brotes en sus lugares de trabajo. Después de que la Cámara de Comercio presionara al respecto, los senadores estatales eliminaron una cláusula que permitía que el Departamento de Salud Pública revelara los nombres de los lugares de trabajo específicos con brotes, limitando dicha información a la industria.

Biden le ha pedido a la Administración de Seguridad y Salud Ocupacionales (OSHA, por sus siglas en inglés) del Gobierno federal que redacte una norma de emergencia para que las empresas de más de 100 empleados adopten exigencias de vacunación anti-COVID-19 o que les hagan pruebas regulares a los trabajadores. Pero la agencia, que ha sido desfinanciada por décadas, tiene muy pocos recursos para hacer valer tal medida si se intentara.

Bajo Biden, OSHA no ha hecho más para proteger a los trabajadores que bajo Trump. En cambio, ha ignorado miles de reclamos de trabajadores por la falta de protocolos de seguridad, por los brotes que ocultan los empleadores y las amenazas de despidos si un trabajador infectado no llega a trabajar.

Para mediados de diciembre, OSHA había recibido 13.000 quejas relacionadas al COVID, ni hablar de decenas de miles más presentadas a las agencias estatales. Hasta la fecha, ha finalizado el 80 por ciento de los casos, en cuya mayoría solo realizó investigaciones superficiales que pocas veces involucraron inspecciones. El sitio web de OSHA tan solo presenta 576 investigaciones sobre muertes por COVID-19 relacionadas a lugares de trabajo en todo el país. La última actualización fue de octubre de 2020 y tan solo ha emitido 103 citaciones relacionadas a estas muertes por COVID.

Los sindicatos han desempeñado y siguen cumpliendo el papel crítico de mantener las plantas en funcionamiento durante la pandemia. En la primavera de este año, el sindicato United Auto Workers (UAW) colaboró con Fiat Chrysler, Ford y GM para reabrir las plantas después de que los trabajadores realizaran paros espontáneos para frenar la producción.

Ahora, el UAW y los otros sindicatos están obligando a los trabajadores a quedarse en el trabajo incluso cuando los casos y las muertes se extienden. Los oficiales del UAW, que no están planeando regresar a su sede de Detroit hasta el 2022 debido a las preocupaciones por COVID han ignorado las demandas de irse a la huelga de los trabajadores Dana, que votaron abrumadoramente en contra de un contrato propatronal. En cambio, el UAW y el United Steelworkers (USW) están obligando a los trabajadores de Dana a laborar jornadas de 12 horas, siete días a la semana, aumentando su exposición al COVID, bajo un contrato extendido para almacenar partes y ayudarle a la empresa en caso de huelga.

La propagación en las fábricas y los lugares de trabajo se produce cuando el último de los principales distritos de escuelas públicas abriera el lunes en la ciudad de Nueva York. La reanudación de las clases presenciales en todo el país está detrás del aumento catastrófico de casos infantiles. Casi un millón de niños es ha contagiado desde el 5 de agosto, según la Academia Estadounidense de Pediatría.

El Gobierno de Biden, a instancias de la aristocracia corporativa y financiera, está decidido a mantener a los trabajadores en sus puestos y a los niños en las aulas sin importar lo que cueste en vidas humanas. Ante una acumulación de niveles insostenibles de deuda, alimentada por el masivo rescate gubernamental de Wall Street, temen que cualquier cierre de industrias conlleve un colapso de las bolsas de valores.

Pero está creciendo la oposición a este sacrificio de vidas humanas por el lucro corporativo en todo el mundo, desde la rebelión de los trabajadores de Dana y las manifestaciones de enfermeras y estudiantes en Alabama, hasta las huelgas de los trabajadores hospitalarios de Berlín y de docentes en Europa y África. Con la asistencia del WSWS, los trabajadores de Dana y otras plantas automotrices y de autopartes, de Amazon, maestros y transportistas de todo el mundo están construyendo comités de base, independientes de y en oposición a los sindicatos, que son los que hacen valer las muertes.

En cada lugar de trabajo, los trabajadores necesitan formar comités de seguridad de base para oponerse a la conspiración sistemática para encubrir la propagación del COVID-19 y exigir toda la información de rastreo de contactos en los lugares de trabajo, así como cuarentenas remuneradas para todos los trabajadores expuestos. Esto se debe combinar con la demanda del cierre de las industrias no esenciales y las escuelas, junto con las medidas necesarias de salud pública para erradicar el virus de una vez por todas.

Esta expansión de la red de comités de base a nivel nacional e internacional debe ir de la mano de una contraofensiva política por parte de la clase trabajadora para poner fin al sistema de lucro de una vez por todas y para reorganizar la sociedad con base en las necesidades humanas y no el lucro privado.

(Publicado originalmente en inglés el 13 de septiembre de 2021)

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