1. El Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) denuncia, con la máxima firmeza, la declaración de guerra del Gobierno de Netanyahu al pueblo palestino después del levantamiento en Gaza contra la ocupación israelí. La histeria rabiosa del régimen israelí, que recuerda a los nazis, solo puede interpretarse como un llamado al exterminio de una gran porción de la población de Gaza. El CICI denuncia, también categóricamente, las declaraciones de apoyo total del Gobierno de Biden y los Gobiernos de la Unión Europea a la campaña genocida siendo planeada e implementada por las fuerzas armadas israelíes. El despliegue de un portaaviones estadounidense a la región es una muestra odiosa de solidaridad imperialista con el ataque masivo al pueblo palestino.
2. Es la responsabilidad de la clase trabajadora internacional y propiamente en Israel defender a los trabajadores y jóvenes palestinos en su lucha contra la opresión. En los centros imperialistas y el resto del mundo, debe haber protestas y oposición al envío de armas y apoyo financiero al Gobierno israelí. En cada país, se deben convocar manifestaciones masivas exigiendo el fin de la ocupación a Gaza y Cisjordania.
3. Hacemos un llamado especial a la clase trabajadora israelí y todos los elementos progresistas de la población judía a que rechacen el venenoso chauvinismo del régimen. Los trabajadores y jóvenes israelíes deben distanciarse de y denunciar las acciones criminales del Gobierno de Netanyahu, que no representa sus intereses.
4. Como siempre ha ocurrido en la historia, cualquier acto de resistencia de las masas provoca un frenesí de indignación de las élites gobernantes. Biden, Scholz, Macron y el resto pueden gritar “terrorismo” hasta quedarse sin aire. Pero, pese a la incansable propaganda prosionista, la solidaridad de los trabajadores, jóvenes y oprimidos de todo el mundo se dirige a los palestinos. Se entiende que lo que está ocurriendo es un levantamiento masivo contra una ocupación brutal y que la burguesía tilda de “terrorismo” toda muestra de oposición a sus intereses y políticas.
5. Como ocurre con la guerra en Ucrania, la prensa capitalista presenta los acontecimientos fuera de su contexto histórico. Han pasado 75 años desde la ocupación de Palestina por un nuevo Estado israelí y la expulsión de los que vivían ahí. Han pasado 55 años desde la guerra de los Seis Días, que comenzó la ocupación israelí y la anexión de Cisjordania. Hace 17 años se produjo la guerra israelí contra Gaza de 2006 y el bloqueo que transformó Gaza, en palabras de Human Rights Watch, en una “prisión a cielo abierto”. Por décadas, ha habido incontables asesinatos y bombardeos en los territorios cada vez más pequeños donde han sido concentrados los palestinos, así como en los lugares a donde han huido, como la masacre de palestinos de 1982 en los campos de refugiados de Sabra y Shatila en Líbano.
6. Durante todo esto, Israel ha contado con el respaldo de las potencias imperialistas, ante todo de Estados Unidos, dado que Israel ha funcionado como su principal fuerza patrocinada en Oriente Próximo. Naciones Unidas se ha rehusado a aplicar sus propias resoluciones contra las anexiones, mientras los regímenes burgueses árabes han alcanzado acuerdos con el imperialismo e Israel y han dejado que el pueblo palestino sufra masacres y opresión. Sin embargo, a pesar de todo, el Estado israelí y sus patrocinadores no han podido sofocar el anhelo de los palestinos de conquistar sus derechos democráticos y sociales.
7. Este es un momento decisivo. Por meses, Netanyahu y su coalición fascistizante junto a Sionismo Religioso de Bazalel Smotrich y Poder Judío de Itamar Ben Gvir han conducido una ofensiva de las Fuerzas de Defensa de Israel. (FDI). La policía y los grupos de colonos israelíes han llevado a cabo ataques casi a diario contra las ciudades y pueblos en Cisjordania, Gaza y dentro de Israel, así como provocaciones en la mezquita de Al-Aqsa.
8. La resistencia de las masas palestinas representa un desastre político para Netanyahu, un criminal incluso según las leyes israelíes. Es un hecho de la vida política israelí que este corrupto gánster se aferra al poder para no ir a la cárcel. Millones de israelíes también reconocen que Netanyahu ha buscado provocar una respuesta violenta de los palestinos para distraer la oposición dentro del país. No obstante, la reacción palestina a sus complots criminales ha superado por mucho los cálculos de Netanyahu.
9. Hamás lanzó una ofensiva militar que involucró a miles, a pesar de estar rodeada de tropas enemigas en un gueto supuestamente impenetrable y objeto de una vigilancia constante y asesinatos selectivos. Una operación de esta magnitud solo pudo haberse planeado y mantenido en secreto gracias a un apoyo abrumador de los dos millones de habitantes en Gaza. Representa un levantamiento popular auténtico contra un opresor armado hasta los dientes, que evoca el ejemplo del levantamiento de prisioneros judíos del gueto de Varsovia en 1943 y la masiva rebelión de la clase obrera varsoviana contra la ocupación nazi alemana en 1944.
10. La clase trabajadora israelí se encuentra en un punto en que la perspectiva reaccionaria de garantizar un Estado exclusivamente judío a través de la expulsión forzosa de los palestinos solo puede mantenerse mediante asesinatos masivos y limpieza étnica. Netanyahu prometió dejar “en ruinas” la Franja de Gaza, de 43 kilómetros de largo y 10 kilómetros de ancho, avisándole a su población captiva que “se vaya” a pesar de que sabe que no puede hacerlo.
11. Esta operación militar brutal ya comenzó. En el segundo día de la operación “Espadas de Hierro”, Israel atacó 800 objetivos en Gaza, detuvo el suministro de electricidad, paralizó la salida y entrada de bienes del enclave asediado y bombardeó hospitales y torres residenciales que albergaban a cientos de civiles indefensos. Los palestinos han buscado refugio de los bombardeos en las escuelas administradas por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA, por sus siglas en inglés).
12. Esta es la cruda realidad detrás del respaldo universal a la declaración de guerra de Netanyahu por parte del Gobierno de Biden en Estados Unidos, los líderes de las mayores y los medios de comunicación masivos. En un contexto de protestas sociales y huelgas cada vez mayores en todo el mundo, la clase gobernante en todas partes está aterrada ante el precedente que sienta cualquier manifestación de oposición popular.
13. Los líderes imperialistas y sus voceros en la prensa no se oponen al “terrorismo”, sino a la oposición de masas a una ocupación y el terror infligido a diario por Israel. Y mantendrán esta oposición incluso si implica apoyar el genocidio de los palestinos y una guerra regional contra Irán, Siria y Líbano. El Wall Street Journal escribió en un editorial:
Y, por favor, basta de las condenas contra el “bloqueo” y la “ocupación” israelíes… la tentación en la Casa Blanca será darle a Israel alrededor de una semana para que responda con las manos libres y luego presionará al Gobierno de Netanyahu para que se detenga. Ese siempre ha sido el patrón de EE.UU., pero no debería serlo esta vez. Y si estalla una guerra más amplia, Estados Unidos debe suministrar a Israel las armas y el apoyo diplomático necesarios para destruir Hamás y la capacidad militar de Hezbolá.
14. Los medios de comunicación no deben temer tal retirada por parte de la Administración de Biden. Ayer, el secretario de Defensa, Lloyd Austin, confirmó que EE.UU. enviará un grupo de ataque de portaaviones a la región, incluido el portaaviones Ford de 50.000 millones de dólares, y suministrará municiones “en los próximos días”. Esto no es mera “solidaridad” con Israel, sino preparación para participar en la guerra. En su apoyo incondicional a la respuesta militar de Israel, no se dice ni una palabra sobre la matanza indiscriminada de palestinos. No hay llamamientos a la moderación ni mucho menos a un alto el fuego. La única preocupación que se expresa ahora en los círculos imperialistas es que el suministro de municiones a Israel pueda disminuir el suministro de municiones necesarias para la escalada de la guerra de EE.UU. y la OTAN contra Rusia por Ucrania.
15. Para desacreditar toda expresión de apoyo al pueblo palestino, los Gobiernos y medios de comunicación imperialistas lanzan inevitablemente la acusación de “antisemitismo”. Esta miserable calumnia está empapada de hipocresía. Cuando sirve a sus intereses, las élites gobernantes no tienen ningún problema en aliarse con los apologistas de Hitler y los neonazis. El Gobierno alemán respalda los esfuerzos de los académicos de derechas para justificar y minimizar los crímenes del régimen nazi. Hace menos de dos semanas, el Parlamento canadiense completo, junto con el primer ministro Trudeau y la embajadora alemana, ovacionaron de pie a Yaroslav Hunka, antiguo miembro de las Waffen-SS nazis, que participaron en la masacre de judíos en el Holocausto.
16. El régimen de Netanyahu es capaz de cualquier crimen. Pero no es invencible. La espeluznante ferocidad de sus gritos de guerra no puede ocultar el miedo y la desesperación del Gobierno. No solo se enfrenta a la resistencia de las masas palestinas, sino también a la creciente oposición de la clase obrera israelí. A lo largo del año ha habido manifestaciones masivas de trabajadores y jóvenes israelíes contra el Gobierno de Netanyahu y sus medidas autoritarias. Estas manifestaciones fueron socavadas por los líderes oficiales, quienes se negaron a plantear la cuestión de la opresión de los palestinos. La declaración de guerra de Netanyahu también ha puesto irrevocablemente en evidencia a los principales líderes de la oposición sionista, Yair Lapid, de Yesh Atid, y Benny Gantz, del Partido de Unidad Nacional, que, como era de esperar, se han unido para respaldar los planes de guerra israelíes. Se están llevando a cabo intensas conversaciones para formar un Gobierno de unidad nacional con Netanyahu.
17. Para las masas de trabajadores y jóvenes de Israel, el enemigo no son los palestinos, sino el Gobierno de Netanyahu y la clase dominante israelí. Los pasos que han dado para anular las formas democráticas de gobierno dentro de Israel están conectados con el crecimiento extremo de la desigualdad social y el asalto cada vez más intenso a los programas sociales.
18. La gran paradoja histórica y política de la situación actual es la siguiente: la clase obrera israelí no puede defender sus propios derechos democráticos sin luchar por los derechos democráticos del pueblo palestino contra la opresión sionista. Y los palestinos no pueden conquistar los derechos democráticos y la igualdad social a la que aspiran sin forjar una alianza de lucha con la clase obrera israelí. La única perspectiva viable no es la ilusoria “solución de los dos Estados”, sino un Estado socialista unificado de trabajadores judíos y árabes.
19. Por muy heroica que sea la lucha de los palestinos, las intolerables condiciones a las que se enfrentan no se resolverán sin el desarrollo de un movimiento internacional de la clase obrera por el socialismo. Esto no es menos cierto para los trabajadores y jóvenes judíos de Israel. El peligro que representa un nuevo crecimiento del antisemitismo es muy real. Pero no emana de los anhelos democráticos de las masas de los territorios ocupados de Gaza y Cisjordania, sino del chovinismo nacional reaccionario incitado por el capitalismo y el imperialismo.
20. El levantamiento en Palestina forma parte de un estallido continuo de ira y oposición, en forma de huelgas y protestas masivas en todo el mundo. Es este movimiento social, guiado por un programa y una perspectiva conscientemente socialistas y revolucionarios, el que debe impulsarse para poner fin a la guerra imperialista, a la desigualdad y a todas las formas de opresión. Esta es la perspectiva y el programa de la Cuarta Internacional trotskista, dirigida por el Comité Internacional.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 8 de octubre de 2023)