El 5 de diciembre, los cinco diputados del partido pseudoizquierdista Podemos anunciaron que abandonaban el grupo parlamentario del Movimiento Sumar, rompiendo así con el Gobierno español del Partido Socialista (PSOE)-Sumar, y pasando al Grupo Mixto en el Congreso de los Diputados. Lo hicieron aparentemente para oponerse al genocidio en Gaza, pero la maniobra está rodeada de un cinismo político abrumador.
La coalición electoral Sumar fue formada por la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Trabajo de España, Yolanda Díaz, antes de las elecciones generales anticipadas del pasado mes de julio. Esto desplazó efectivamente a Podemos, que había nominado a Díaz como su líder de facto después de que el fundador de Podemos, Pablo Iglesias, renunciara y la nominara como su sucesora.
Las fricciones entre Sumar y Podemos no tardaron en estallar. Al igual que en anteriores escisiones en el seno de Podemos, estas diferencias no tenían carácter principista. Reflejando los intereses materiales de capas acomodadas de la clase media dentro de la burocracia sindical y su periferia académica, ponen de manifiesto las divisiones sobre la mejor manera de fortalecer su peso dentro de la maquinaria estatal capitalista mientras suprimen la oposición en la clase trabajadora.
Antes de las elecciones del 23 de julio, Podemos favoreció una retórica más feminista y crítica de “izquierda” con respecto al PSOE en un intento de apuntalar su apoyo, que había colapsado después de trabajar con el PSOE para imponer políticas de austeridad y respaldar la guerra de facto de la OTAN contra Rusia en Ucrania. Sumar, por otro lado, buscaba forjar un nuevo acuerdo con el PSOE, abandonando cualquier consigna que sonara radical y todo enfrentamiento con el PSOE, concentrándose en cambio en el peligro que representa la extrema derecha para justificar este curso de acción.
Sin embargo, Podemos, siendo una fuerza considerablemente reducida, aceptó rápidamente formar parte de una coalición electoral bajo la plataforma de Díaz, liderada por ministros y políticos defensores de la OTAN, e implicados en la guerra imperialista contra Rusia y la represión de la clase trabajadora por parte del Gobierno PSOE-Podemos. Incluso aceptó las exigencias de Sumar de retirar de las listas electorales a sus principales figuras, como Irene Montero, entonces ministra de Igualdad en funciones.
Como recompensa, Díaz trató a Podemos a patadas. Durante las negociaciones gubernamentales posteriores a las elecciones entre el PSOE y Sumar, su plataforma dejó a Podemos sin ninguna representación en el ejecutivo.
De todos modos, Podemos optó por permanecer dentro del grupo parlamentario liderado por Sumar, con la esperanza de hacer alguna crítica formal al Gobierno PSOE-Sumar sin dejar de apoyarlo lealmente. “Después de que nos echasen del Gobierno, dijimos que pasábamos página para poder ponernos a hacer política para transformar este país” dijeron fuentes de Podemos al Diario Red, que está controlado por Iglesias.
A pesar de ello, las mismas fuentes señalaron que “la hostilidad” contra Podemos no tenía fin. “Nos han bloqueado todo lo que hemos intentado presentar; desde lo más grande a lo más pequeño. Desde una ley sobre Doñana a una PNL en defensa de los derechos humanos y civiles en Senegal.”
“La gota que ha colmado el vaso”, en palabras de la misma fuente, fue el genocidio en Gaza.
Desde el 7 de octubre, cientos de miles de personas se han manifestado en Madrid, Barcelona y otras grandes ciudades de España. Se unieron a millones más en todo el mundo en poderosas manifestaciones de apoyo internacional a los palestinos. La clase obrera también comenzó a intervenir, incluyendo a 1.200 trabajadores portuarios en Barcelona que se negaron a dar servicio a cualquier barco que transportara material de guerra a Israel. Y los trabajadores del astillero de Navantia, en Ferrol, denunciaron el envío de buques de guerra por parte del Gobierno PSOE-Sumar a un grupo de navieros de combate liderado por Estados Unidos que ahora patrulla las costas de Israel y Gaza y exigieron su devolución inmediata y el fin de todos los lazos comerciales y diplomáticos con Israel.
La oposición al genocidio se está desarrollando junto con huelgas contra los salarios bajos y la crisis global del coste de vida, mostrando el potencial para que la clase trabajadora realice su propia intervención política e independiente en la crisis acuciante del imperialismo español y mundial. En toda España, decenas de miles de trabajadores de más de 30 sectores diferentes están tomando medidas, incluida una huelga indefinida de 55.000 enfermeros en Cataluña, 9.000 trabajadores de la consultora Tecnological Consulting, 3.000 trabajadores de servicios de tierra para Iberia y 1.500 trabajadores del enorme centro logístico de Amazon en Sevilla exigiendo mejores salarios y condiciones. La semana que viene, 150.000 trabajadores de la hostelería de la Comunidad de Madrid han sido convocados a la huelga.
Podemos llegó a la conclusión de que podían sufrir una desaparición política gracias a su asociación con PSOE y Sumar. La gran mayoría de sus simpatizantes se unieron a las protestas propalestinas y han participado en la intensificación de la lucha de clases. Por lo tanto, el partido se decidió por una artimaña parlamentaria solicitando que se permitiera a su líder Ione Belarra hablar en nombre de Sumar en un debate sobre Palestina.
En vez de esto, Sumar optó por el exembajador ante la ONU, Agustín Santos, quien se limitó a decir que el Gobierno PSOE-Sumar reconocería un Estado palestino, pero omitió cualquier referencia al genocidio de Israel. Privados de una plataforma, los cinco diputados de Podemos se ausentaron de la sesión.
Tras la sesión, el portavoz de Podemos, Javier Sánchez Serna, anuncio que Podemos se marchaba al Grupo Mixto: “El resultado de este veto [a Belarra] es que hoy ha faltado en el Congreso la voz que con más contundencia ha condenado el genocidio que está perpetrando Israel en la frontera de Gaza y la voz que con mayor confesión ha exigido al presidente del Gobierno que pase de las palabras a los hechos”.
Esto es ridículo. El Gobierno no hace más que intensificar las políticas llevadas a cabo por el anterior Gobierno PSOE-Podemos en los últimos cuatro años, durante los cuales impuso brutales ataques a la clase trabajadora: recortes en las pensiones que consolidan la edad de jubilación a los 67 años, aumentos salariales por debajo de la inflación para amplias capas de trabajadores y una reforma de la legislación laboral que recorta drásticamente las protecciones legales de los trabajadores en el lugar de trabajo. Para romper las huelgas, ha utilizado severas leyes de servicios mínimos para los trabajadores de la salud y las aerolíneas y ha desplegado decenas de miles de policías para romper las huelgas de los trabajadores metalúrgicos y camioneros. También ha votado los mayores presupuestos militares de la historia de España.
Lo más significativo es que, bajo Podemos, las relaciones comerciales de España con Israel se dispararon a un récord de 3.100 millones de euros por año. El comercio de armas también floreció. Entre 2020 y 2022, Israel importó 140 millones de euros en armamento de España, mientras que España gastó cientos de millones en la compra de armas con la marca de “probado en combate” a Israel. Su uso probado contra los palestinos las hace más valiosas y fiables para las fuerzas armadas españolas.
El Gobierno PSOE-Podemos también mantuvo 646 soldados en el sur del Líbano, como parte de la misión imperialista de “paz” de la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano (FINUL), de 11.000 efectivos, el mayor despliegue de España en una misión de la ONU. Liderado por el general de división español Aroldo Lázaro Sáenz, su objetivo es defender la frontera norte de Israel contra Hezbolá, la milicia respaldada por Irán y aliada de Hamás en Gaza.
Después del levantamiento palestino del 7 de octubre, el Gobierno PSOE-Sumar en el que estaba Podemos proclamó el “derecho a la autodefensa” de Israel y envió la fragata española Méndez Núñez y el buque de suministro militar Patiño para unirse al grupo de combate del portaaviones nuclear USS Gerald R. Ford, que cuenta con 4.000 marineros y ocho escuadrones de aeronaves. El portaaviones está actualmente desplegado en el Mediterráneo oriental como parte del apoyo estadounidense a la guerra israelí en Gaza, especialmente dirigido contra Hezbolá.
Madrid ha acordado también unirse a la coalición liderada por Estados Unidos en el mar Rojo y el golfo de Adén, que tiene como objetivo atacar a los rebeldes hutíes en Yemen y representa una amenaza para Irán. España lo hará a través de la Operación Atalanta, liderada por la UE y aprobada en 2008 por el Consejo de la UE como una supuesta medida antipiratería pero destinada a controlar una ruta marítima por la que discurre la mayor parte del comercio entre Asia y Europa. El cuartel general de la misión se encuentra en la ciudad de Rota, en el sur de España, y está comandada por el vicealmirante Ignacio Villanueva. La fragata española Victoria se encuentra actualmente frente a las costas de Somalia.
Este es el verdadero historial de Podemos. Al pertenecer a un Gobierno que está instigando el genocidio israelí en Gaza, primero Podemos y ahora Sumar, se han hecho cómplices.
El cinismo de Podemos es impresionante. No abandona el Gobierno del PSOE-Sumar porque se oponga a su apoyo a Israel ni a sus otras políticas emblemáticas que prepara contra la clase trabajadora: 20.000 millones de euros en recortes y subidas de impuestos y el aumento del gasto militar a niveles récord. Su única queja real es que Sumar ha renunciado a su capacidad de hacer críticas ocasionales en el Congreso para ocultar su papel como puntal clave del Gobierno.
Aun así, Podemos ha asegurado al PSOE y a Sumar su lealtad política. Su portavoz en el Parlamento, Javier Serna, dijo a la emisora Onda Regional que “la mayoría de Sánchez no está en riesgo”. El miércoles, Podemos pidió al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que utilice la palabra “genocidio” para referirse a los ataques israelíes contra Gaza. Hablando de las “miles de personas brutalmente exterminadas por el Estado de Israel”, la líder de Podemos, Belarra, declaró patéticamente: “Señor presidente, le pido que detenga el genocidio en Gaza. Tome acciones concretas. Puede contar con Podemos y con nuestros cinco escaños”. Aseguró a Sánchez la lealtad de Podemos, afirmando que “las fuerzas democráticas [Podemos, PSOE y Sumar] deben trabajar juntas” para frenar a la extrema derecha en España.
Para que los trabajadores se opongan con éxito al genocidio en Gaza, deben de emprender ahora una lucha industrial y política contra los socios criminales de Israel, sobre todo los Gobiernos imperialistas como el de España y sus lacayos políticos, incluído Podemos. Esto requiere sobre todo la construcción de una nueva dirección revolucionaria, secciones del Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI), el movimiento trotskista mundial, en España y a nivel internacional.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 21 de diciembre de 2023)