Más de tres años después de que el entonces presidente Donald Trump ordenara a los miembros de la milicia de extrema derecha y a sus fanáticos más fervientes marchar sobre el Capitolio de los Estados Unidos en un intento de bloquear al Congreso de la certificación de las elecciones presidenciales de 2020, el aspirante a dictador está listo para ganar la nominación republicana para presidente.
Al momento de escribir este artículo, se espera que Trump gane prácticamente todos los 161 delegados disponibles en las primarias del martes en Georgia, Mississippi, Washington y Hawái. Trump ya ha asegurado 1.163 delegados, mientras que la ex gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, quien se retiró la semana pasada, tiene 94. Por parte de los demócratas, el presidente Joe Biden aseguró la nominación el martes después de obtener los necesarios 1.968 delegados.
En su camino para asegurar la nominación republicana, Trump ha consolidado aún más su control sobre el Partido Republicano, transformándolo en un instrumento personalista al servicio de sus aspiraciones autoritarias.
El mes pasado, Trump obligó a renunciar a la presidenta del Comité Nacional Republicano (RNC), Ronna Romney McDaniel, quien había ocupado el cargo durante siete años. McDaniel es sobrina del ex gobernador de Massachusetts y senador en retiro de Utah, Mitt Romney. A instancias de Trump, ella abandonó el apellido Romney después de asumir la presidencia del RNC en 2016.
McDaniel formalmente renunció el jueves pasado. Aunque fue una leal soldado para Trump, incluyendo apoyar sus infundadas afirmaciones de que las elecciones de 2020 fueron robadas, Trump se enfrió con McDaniel por permitir que el RNC organizara debates primarios republicanos después de que Trump indicó que no participaría.
En lugar de McDaniel, Trump instaló a Michael Whatley, presidente del Partido Republicano de Carolina del Norte, como el nuevo presidente del RNC, con la nuera de Trump, Lara Trump, sirviendo junto a Whatley como copresidenta.
Hablando en Houston, Texas el 8 de marzo, Whatley dijo que bajo su liderazgo el RNC trabajaría “mano a mano” con la campaña de Trump. Esto incluye respaldar la narrativa de elección robada de Trump, que Whatley, como presidente del GOP de Carolina del Norte, promulgó después de las elecciones de noviembre de 2020.
Después de la derrota de Trump en 2020, CNN informó que Whatley apareció en estaciones de radio y se quejó de un “fraude masivo” que supuestamente tuvo lugar en “Milwaukee y Detroit y Philadelphia”.
Hablando el viernes, Whatley insistió en las mentiras electorales de Trump. “El Comité Nacional Republicano estará enfocado como un láser en sacar el voto y proteger la papeleta”, dijo Whatley, añadiendo que una de las principales prioridades del RNC bajo su liderazgo sería proteger la “santidad” de los votantes republicanos.
La copresidenta de Whatley, Lara Trump, casada con Eric Trump, fue respaldada por su suegro el mes pasado. Como copresidenta prometió que “cada centavo irá al número uno y al único trabajo del RNC: es decir, elegir a Donald J. Trump como presidente de los Estados Unidos y salvar a este país”. Lara Trump no ha descartado públicamente el uso de fondos del RNC para pagar los diversos asuntos legales de Trump.
Además de Whatley y Trump, CNN informó que los principales asesores de la campaña de Trump, Chris LaCivita y James Blair, también tendrán puestos superiores en el RNC mientras permanecen en la campaña de Trump. Se informa que LaCivita será el director de operaciones del RNC, mientras que Blair se enfocará en la “estrategia política”, según CNN.
El lunes, varios medios de comunicación, citando fuentes anónimas, informaron que más de 60 miembros del personal del RNC habían sido despedidos en varios departamentos, muchos de los cuales habían sido contratados previamente por McDaniel.
El lunes por la noche, la representante de Georgia, fascista de QAnon y sustituta de Trump, Marjorie Taylor Greene, tuiteó en X, “¡¡MAGA ahora tiene el control del Partido Republicano!!”.
En un mitin de campaña celebrado el sábado en Rome, Georgia, en el distrito de la casa de Greene, Trump insistió en sus habituales temas de campaña fascistas centrados en la inmigración y en la “elección robada” de 2020.
“Cada día Joe Biden está liberando a propósito a miembros de pandillas y a hombres en la edad militar en nuestras comunidades por decenas de miles”, declaró Trump. En su discurso, Trump culpó a Biden por el asesinato de Laken Riley, de 22 años, supuestamente realizado por un inmigrante indocumentado.
“Biden ha implementado una política oficial que los inmigrantes ilegales que se introducen en los Estados Unidos son otorgados inmunidad de deportación”, dijo Trump. “Así, cuando esta bestia apareció en nuestra frontera fue liberado bajo el programa que Creepy Joe creó.
”Lo llamo libre de matar”, burló Trump, repitiéndolo otra vez para hacer efecto. “Libre de matar”.
Trump agradeció a la “muy valiente” Greene por confrontar a “Biden… sobre esta política cruel” en el discurso del estado de la unión la semana pasada. También elogió a varios republicanos presentes en el mitin en Rome, Georgia, incluyendo al representante de Ohio Jim Jordan y a los representantes de Georgia Barry Loudermilk, Mike Collins y Andrew Clyde, junto con el teniente gobernador de Georgia Burt Jones.
Como lo hace en cada mitin, Trump prometió que de ser elegido llevará a cabo la operación de deportación más grande en la historia de los Estados Unidos. Al mismo tiempo, advirtió que la amenaza más grande para el país no son las “amenazas externas”, sino la “amenaza desde adentro”.
“Son los locos de la izquierda radical que tenemos en nuestro país”, dijo Trump. “Esa es una amenaza mucho mayor que las amenazas externas”.
La transformación del Partido Republicano en una organización fascista se ejemplifica no sólo por la adopción de un lenguaje y políticas hitlerianas, sino también por la normalización del partido de la violencia de extrema derecha contra sus oponentes políticos. En una recaudación de fondos republicana en Overland Park, Kansas, el pasado viernes, se erigió una efigie de Biden que luego fue agredida por los asistentes.
La efigie llevaba una camiseta con la frase “Let’s go Brandon”, una frase republicana que se traduce como “Jódete Joe Biden”. Se colocó una máscara de Biden en la cabeza de la efigie. Un video que muestra a los presentes golpeando, pateando y dando golpes a la efigie se compartió en las redes sociales, donde ha acumulado más de cinco millones de vistas al momento de escribir este texto.
En una entrevista con la Associated Press (AP), Mike Kuckelman, expresidente del Partido Republicano de Kansas, pidió al presidente actual, Mike Brown, que renunciara por el incidente. “Esta repugnante visualización de violencia se hizo viral”, Kuckelman le dijo a AP. “Esto no desaparece”.
Kuckelman dijo que los intentos de la dirección del partido durante el fin de semana de afirmar que la efigie se había erigido sin su conocimiento o consentimiento fueron “deshonestos”, porque el partido controlaba todo el evento, incluyendo todos los proveedores terceros.
“Si esto hubiera ocurrido cuando yo era presidente, si un proveedor hace un truco así, los hubiera cerrado inmediatamente y los hubiera sacado del lugar”, dijo. “Esto está muy por encima de la línea, no puedes decir simplemente, ‘Stop.’”
Las entradas para la recaudación de fondos del viernes oscilaron entre $100 y $300. Los oradores destacados del evento fueron el guitarrista fascista Ted Nugent y el ex fiscal general de Kansas, Phil Kline.
Kline, quien se desempeñó como fiscal general de Kansas de 2003 a 2007, fue citado por el Comité Selecto de la Cámara de Representantes del 6 de enero por su papel en la promoción y orquestación del fallido golpe de Trump. Tras las elecciones de noviembre de 2020, Kline interpuso demandas y apareció en medios de comunicación de derecha acusando que las elecciones fueron fraudulentas porque el director ejecutivo de Facebook, Mark Zuckerberg, donó dinero a organizaciones civiles encargadas de recoger y contar las papeletas de votación por correo y las depositadas en las urnas.
Apelando a neonazis y antisemitas, Kline afirmó entonces, y continua afirmando hasta el día de hoy, que los “Zuckerbucks” fueron parte de una “insidiosa, coordinada y camuflada campaña para manipular” la elección.
Kline, a través de un grupo llamado The Amistad Project, organizó listas de falsos electores en estados clave que Trump había perdido, incluyendo Michigan. Kline también trabajó con el ex abogado principal del golpe de Trump, Rudy Giuliani, para intentar convencer a las legislaturas en estados que Trump perdió, incluyendo Pennsylvania, Michigan, Wisconsin y Arizona, de rechazar los electores elegidos por los votantes y en su lugar hacer que las legislaturas controladas por los republicanos presentaran sus propias listas pro-Trump.
Kline tenía su licencia de abogado suspendida en 2013 debido a acciones ilegales que tomó mientras intentaba investigar a proveedores de abortos en Kansas. Un panel disciplinario estatal encontró que presentó testimonio falso y adquirió ilegalmente registros médicos de mujeres que planeaban abortos.
Cuando intentó apelar su suspensión al Tribunal Supremo de Kansas en 2013, el tribunal dictaminó que “la incapacidad o negativa de Kline para reconocer la línea entre el celo en la defensa y el actuar dentro de los límites de la ley y sus obligaciones profesionales; sus motivos egoístas; y su largo y sustancial patrón de mala conducta—pesan más que los factores atenuantes y merecen su suspensión indefinida”.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 12 de marzo de 2024)
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