La Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB) llama a los trabajadores a tomar acciones para poner fin a la represión de Estado policial en las universidades. La valiente lucha emprendida por los estudiantes contra el genocidio en Gaza exige al máximo apoyo de la clase trabajadora.
Se deben organizar manifestaciones, asambleas masivas y delegaciones de trabajadores a las universidades, culminando en una huelga nacional e internacional que ponga fin a los ataques al derecho fundamental de la libertad de expresión.
Los trabajadores están siendo testigos de las primeras fases de la ley marcial en Estados Unidos. Si bien hay una larga historia de utilizar a la policía para reprimir protestas contra la guerra, no hay precedentes para el intento de ilegalizar la oposición a un genocidio, el cual está siendo abiertamente respaldado por el Gobierno estadounidense.
Ante manifestaciones pacíficas, los Gobiernos locales controlados por ambos partidos, y en coordinación con la Casa Blanca de Biden, han inundado las universidades con policías antidisturbios y policía montada, apoyados con drones y francotiradores, para vapulear y detener a miles de personas. Mientras afirman que esto es necesario para “restaurar el orden”, la policía está trabajando con la extrema derecha, que en la Universidad de California en Los Ángeles atacó a los manifestantes con fuegos artificiales y armas contundentes mientras la policía se mantenía al margen. Incluso se están considerando masacres de estudiantes como en Kent State en 1970, como lo demuestran las demandas de desplegar a la Guardia Nacional en las universidades.
El apoyo unánime a la represión expone cómo el sistema político es un instrumento del dominio de clase. Ambos partidos también superaron sus diferencias en 2022 para prohibir una huelga nacional de los trabajadores ferroviarios.
Poner en orden el “frente interno” se considera un primer paso necesario para preparar una escalada militar masivamente impopular y crímenes de guerra a una escala no vista desde el final de la Segunda Guerra Mundial. En primer lugar, esto significa la invasión israelí de Rafah, que sería, con mucho, la peor atrocidad cometida hasta ahora en el genocidio de siete meses en la Franja de Gaza.
El genocidio en Gaza y los planes de guerra de Estados Unidos contra Irán son solo un frente en una guerra mundial en ciernes. La represión en los campus se produjo cuando ambos partidos aprobaron proyectos de ley de gasto militar para Israel, Ucrania y Taiwán, que serviría para provocar una futura guerra contra China.
Los trabajadores y sus hijos serán enviados a luchar en estas guerras, que se pagan con la destrucción de los salarios, las pensiones, los seguros médicos y los programas sociales. Estas guerras ya se han cobrado cientos de miles de vidas y amenazan con la aniquilación nuclear.
Las excusas sobre “derechos humanos” y “democracia” utilizadas durante tanto tiempo como tapadera política para las guerras han quedado hechas trizas. Millones ven la mentira de que las protestas promueven “antisemitismo”, sobre todo porque un gran número de manifestantes judíos han sido detenidos, entre ellos la candidata presidencial del Partido Verde, Jill Stein.
En realidad, se trata de guerras imperialistas por el dominio de los mercados extranjeros, los recursos naturales y las cadenas mundiales de suministro.
La cabina de mando de estas guerras está en Washington D.C. Pero los ataques a los manifestantes se están produciendo en todo el mundo, incluso en Alemania, donde la policía canceló una conferencia de la Voz Judía por una Paz Justa en Oriente Próximo, así como en Reino Unido y Francia. En Ucrania, donde los jóvenes son tomados de la calle y enviados al frente, la agencia de seguridad estatal detuvo a Bogdan Syrotiuk, un opositor socialista a los Gobiernos capitalistas de Ucrania y Rusia.
La guerra imperialista en el extranjero va acompañada de un asalto a los derechos sociales de la clase obrera en casa. Las empresas estadounidenses han anunciado casi un millón de despidos desde principios del año pasado. Esto forma parte de una política deliberada, coordinada por el Gobierno y los bancos centrales, para utilizar la alta inflación y la automatización para crear niveles masivos de desempleo. El objetivo es aplastar la creciente oleada de huelgas, que comenzó tras el inicio de la pandemia.
Los estudiantes han emprendido una lucha valiente. Pero sus acciones anticipan un movimiento incluso más poderoso en la clase obrera. Los problemas en cuestión no pueden resolverse en las universidades, sino solo en las fábricas, los almacenes, los ferrocarriles y puertos. La clase obrera, la fuerza social más poderosa de la tierra, que crea toda la riqueza a través de su trabajo, debe aprovechar ese poder para detener el genocidio y la guerra.
Los trabajadores no deben conformarse con resoluciones deshonestas de alto el fuego aprobadas por burócratas sindicales que apoyan a Joe “el genocida” Biden y otros políticos proguerrass. El miércoles, el presidente del sindicato United Auto Workers (UAW), Shawn Fain, declaró que el sindicato “nunca apoyaría” las detenciones masivas, señaló a una resolución inútil de alto el fuego que aprobó en diciembre y pidió a los “gobernantes” que liberaran a los estudiantes detenidos y “dejen de apoyar la guerra”.
Pero Fain y la burocracia del UAW han apoyado a Biden e incluso colaboraron con policías antidisturbios para protegerlo de los manifestantes durante una visita a Detroit. Fain también se ha puesto un abrigo belicista con la imagen de un bombardero y la frase “Arsenal de la Democracia”, en referencia a la movilización a gran escala de la industria estadounidense para la Segunda Guerra Mundial. Fain quiere ayudar a Biden a conseguir lo mismo hoy, esta vez no por la “democracia” contra el fascismo, sino por el genocidio.
Fain y otros burócratas sindicales están colaborando con Biden y las empresas estadounidenses para sabotear la lucha contra los despidos masivos. Miles de trabajadores automotores han perdido sus puestos de trabajo desde la aprobación de un nuevo contrato nacional en el otoño, y el UAW desconvocó en el último minuto una huelga el pasado viernes de 7.000 trabajadores de Daimler Truck.
Afirma que el UAW se está preparando para una huelga, ¡en mayo de 2028! Si los trabajadores esperan cuatro años enteros para actuar, ¿cuántas nuevas guerras habrán comenzado, ¿cuántos trabajadores más habrán sido masacrados y qué derechos quedarán por defender?
Las bases deben arrebatar la iniciativa de las manos de los burócratas. Como han hecho en muchas batallas contractuales, los trabajadores deben formar comités de base independientes de la burocracia para preparar una huelga. Deben tomar el control de las reuniones sindicales, u organizar sus propias reuniones para exigir que los sindicatos autoricen las huelgas. En particular, debe convocarse a todos los miembros del UAW, que incluye a decenas de miles de estudiantes de posgrado y cientos de miles de trabajadores de fábrica.
Si los burócratas se niegan, o intentan una táctica dilatoria, los trabajadores deben echarlos y sustituirlos, no por funcionarios de carrera, sino por dirigentes salidos de la planta que estén dispuestos a hacer cumplir la voluntad democrática de la clase obrera.
Nada es más peligroso que la ilusión de los trabajadores de que se trata solo de una crisis momentánea que pasará una vez que la clase dominante entre en razón. Al igual que en 1914 y 1939, la guerra no es una política equivocada, sino un producto de la quiebra del sistema capitalista.
En defensa de sus intereses, no hay línea que la oligarquía corporativa no cruce. Cabe recordar que la misma clase dominante que está atacando las protestas contra el genocidio saboteó la respuesta de salud pública a la pandemia de COVID-19, cobrándose millones de vidas. Esta clase dominante ha producido un movimiento fascista emergente liderado por Donald Trump. No hay ninguna solución progresista a esta crisis sobre la base del capitalismo.
Esto significa que la lucha contra la guerra debe ir unida a la lucha por el socialismo y la expropiación de los superricos belicistas, utilizando los recursos que acaparan para satisfacer las necesidades humanas.
La lucha contra la guerra debe ser librada como una lucha internacional común por los trabajadores de todos los países. La AIO-CB hace un llamamiento a los trabajadores y a los jóvenes de todo el mundo para que asistan al Rally Internacional En Línea del Día Internacional del Trabajador este 4 de mayo, como un paso crítico en la construcción de un movimiento socialista de masas contra la guerra y la dictadura.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 1 de mayo de 2024)