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Perspectiva

La votación de huelga en la Universidad de California debe ser el comienzo de una lucha de la clase trabajadora contra la guerra y el ataque a los derechos democráticos.

Estudiantes y profesores marchan juntos en la Universidad de California-Los Ángeles, el 29 de abril de 2024.

El lunes por la mañana comenzaron las votaciones de 48.000 estudiantes de posgrado en 10 sedes de la Universidad de California para autorizar una huelga por la represión policial de las protestas contra el genocidio. La votación en línea de los miembros del Local 4811 del sindicato United Auto Workers (UAW) continuará hasta el miércoles. 

El World Socialist Web Site llama a votar “sí” lo más ampliamente posible. Los trabajadores de base deben empezar ya a prepararse para una huelga general que abarque los sectores más amplios posibles de la clase obrera. Deben rechazar los intentos del aparato del UAW de limitarla y contenerla. 

La votación de la huelga tiene lugar en el contexto de las actuales acciones de protesta dirigidas por los estudiantes contra el genocidio israelí en Gaza, respaldado por Estados Unidos. Durante el fin de semana, los estudiantes organizaron protestas en la Universidad de Berkeley, uno de los campus donde se celebra la votación, en la Universidad de Virginia Commonwealth y en la Universidad de Duke, entre otras. 

Las protestas en todo el país se han enfrentado a una movilización policial sin precedentes y a una represión de los derechos democráticos básicos, apoyada tanto por políticos demócratas como republicanos. Al menos 3.000 manifestantes, en su mayoría estudiantes, han sido detenidos en todo el país en solo las últimas tres semanas. 

La votación en la UC fue provocada por un asalto policial a un campamento en la sede de Los Ángeles, UCLA, que fue desmantelado por la fuerza después de que policías antidisturbios se mantuvieran al margen mientras sionistas de derecha atacaban a los manifestantes durante cinco horas. Se han cancelado las clases presenciales y el campus ha quedado bajo control policial efectivo. 

La votación de la huelga también tiene lugar cuando el genocidio en Gaza entra en una nueva fase con la ofensiva contra Rafah. Israel ha cortado completamente los envíos de alimentos y en el norte se dan condiciones de hambruna extrema. Decenas, si no cientos, de miles de personas morirán en la siguiente fase del genocidio si no se toman medidas urgentes para detenerlo. 

El genocidio cuenta con el apoyo de toda la clase dominante y de sus dos partidos, el demócrata y el republicano. Y por terrible que sea, el genocidio es solo un frente en una emergente Tercera Guerra Mundial. 

Estados Unidos y las demás potencias imperialistas están planeando una escalada masiva de la guerra contra Rusia por Ucrania. Han dicho en repetidas ocasiones que la amenaza de aniquilación nuclear no disuadirá a la OTAN de atacar suelo ruso y desplegar directamente tropas occidentales. 

Las protestas de los estudiantes, aunque admirables y valientes, no bastan para detener el genocidio en Gaza. 

Es la clase obrera internacional, que produce toda la riqueza de la sociedad, la que tiene el poder de oponerse y derrotar las acciones criminales de la élite capitalista gobernante. 

La guerra en el exterior es al mismo tiempo una guerra contra la clase obrera en el interior. Con el fin de habilitar recursos sociales para la guerra, la clase dominante está llevando a cabo despidos masivos. Solo en EE.UU. se han anunciado cientos de miles de recortes de empleos este año. Esto incluye a miles de trabajadores automotores, tan solo unos meses después de que se aprobara un supuesto contrato “histórico” con el apoyo de la Casa Blanca de Biden. 

Existe un inmenso potencial para que la oposición de los trabajadores a la explotación y la desigualdad se vincule con la oposición a la guerra generalizada en la población. Los trabajadores se enfrentan a condiciones catastróficas producidas por una inflación galopante, el colapso de las infraestructuras y la evisceración de los programas sociales. 

La semana pasada, los trabajadores de la estratégica planta de estampado de Stellantis en Warren, Míchigan, votaron a favor de la huelga por cuestiones de salud y seguridad, pero esto es solo un reflejo de la profunda ira existente. 

Es el aparato sindical el que está desempeñando el papel central en el bloqueo del desarrollo de un movimiento en la clase obrera contra la guerra. 

El presidente del UAW, Shawn Fain, es, a todos los efectos, parte de la Administración de Biden. El UAW apoyó la reelección de Biden y expulsó del recinto sindical a los manifestantes contra la guerra durante el discurso en el que Biden aceptó el respaldo. Al mismo tiempo, Fain ha demandado fraudulentamente un “alto el fuego” solo para mantener control sobre los trabajadores. 

Otros burócratas sindicales no intentan disimular su hostilidad hacia las protestas. La presidenta del sindicato magisterial American Federation of Teachers, Randi Weingarten, que recorre el mundo en apoyo de las guerras respaldadas por Estados Unidos, ha calumniado de “antisemitas” a los estudiantes y educadores que protestan contra el genocidio. 

La burocracia del UAW no quería convocar esta votación y ya está intentando limitarla. Tras haber retrasado la votación en la UC durante semanas, no han convocado votaciones de huelga en ningún otro lugar, ni siquiera en campus como el de la Universidad de Nueva York, donde también las protestas han sido objeto de represión. Asimismo, han indicado que están buscando un acuerdo para “rebajar las tensiones”, en otras palabras, para poner fin a las protestas, siguiendo el ejemplo de la traición en la Universidad Northwestern a cambio de promesas vacías por parte de la administración universitaria que no hacen nada para detener el genocidio. 

El aparato del UAW ha manifestado que, aunque los estudiantes de posgrado voten a favor de la huelga, no se convocará a todos a la vez. En su lugar, el UAW pretende seguir el modelo de la huelga “stand-up” de la industria automotriz del año pasado, que mantuvo a la gran mayoría de los trabajadores en sus puestos de trabajo y allanó el camino para los contratos propatronales y los despidos. 

El WSWS llama a los trabajadores académicos a rechazar este esfuerzo por derrotar su lucha. Un voto a favor de la huelga significa un voto a favor de la huelga. No para permanecer en el trabajo mientras el aparato realiza sus maniobras entre bastidores. 

Los 400.000 miembros activos del UAW, que incluyen a trabajadores de la industria automotriz y de las plantas de equipo militar, deben movilizarse en defensa de los estudiantes y del pueblo palestino. La huelga no debe limitarse al sistema de la Universidad de California, sino que debe abarcar sectores estratégicos de la industria estadounidense para forzar el fin del genocidio. 

Además, debe ampliarse a los trabajadores de todo el mundo, que están unidos en el proceso de producción y no tienen ningún interés en la escalada de una guerra que amenaza a toda la humanidad. 

Organizar esta acción, libre de interferencia burocrática y sabotaje, requiere el desarrollo de comités de base. Como dijo recientemente Will Lehman, un obrero automotor socialista que se postuló para presidente del UAW en 2022:

“Debemos empezar a luchar por esto ahora. Celebren reuniones masivas en su lugar de trabajo para discutir las acciones. Ante la inevitable oposición de la burocracia del UAW, organicen comités de base de huelga para hacer cumplir su voluntad democrática”.

La humanidad se encuentra en una encrucijada. El camino capitalista conduce a crisis económicas y sociales cada vez más profundas, que culminarán en el fascismo, una guerra mundial y, en última instancia, la extinción de la civilización humana. La única alternativa es la emergencia de la clase obrera, que no tiene ningún interés en la guerra, la explotación y la dictadura, como fuerza política revolucionaria. 

La lucha contra la guerra y la desigualdad debe combinarse con la lucha contra el caduco sistema capitalista. El afán de lucro, cuya lógica destructiva se reproduce tanto en Gaza como en los campus, debe ser sustituido por la planificación racional de los recursos mundiales para satisfacer las necesidades humanas, bajo el control de un Gobierno obrero. Este es el programa del socialismo.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 13 de mayo de 2024)

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