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Perspectiva

La destrucción de la salud pública y la creciente amenaza de una pandemia de gripe aviar H5N1

“Soy un antialarmista pero diría que nunca he estado más preocupado en mi carrera que sobre H5N1. Incluso cuando el COVID-19 había comenzado a propagarse extensamente fuera de China en 2019, no estaba tan preocupado como lo estoy ahora sobre el H5N1”. –Dr. Matthew Miller, inmunólogo viral y director del Instituto de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de McMaster.

La propagación global de H5N1 desde 1997. Los países en negro han visto la muerte de humanos, aves de corral y salvajes por H5N1. Los países en rojo oscuro han visto la muerte de aves de corral y salvajes por H5N1 y casos confirmados en humanos. Los países en naranja han tenido aves de corral y salvajes muertas por H5N1. [Photo: Cflm001]

En todo el mundo, los científicos y expertos están sonando la alarma en cuantiosas entrevistas y artículos en revistas de renombre sobre el peligro cada vez mayor de que la influenza aviar H5N1 (gripe aviar), que es sumamente patogénica, pueda dar un salto a la transmisión entre humanos y se convierta potencialmente en la próxima pandemia. Si esto ocurre, el desastre en la salud pública eclipsaría el de la pandemia de COVID-19 en marcha, que se ha cobrado la vida de casi 30 millones de personas y ha debilitado a cientos de millones con COVID persistente.

Debido a su tasa de mortalidad superior al 50 por ciento en humanos—aproximadamente 50 veces superior a la del COVID-19—no es una exageración declarar que una pandemia de gripe aviar H5N1 sería apocalíptica. Evitarlo es de máxima urgencia y la demanda de un programa de salud pública global contra la gripe aviar debe ser adoptada inmediatamente por la clase obrera internacional.

La gripe aviar H5N1 fue inicialmente descubierta en aves de corral en el sur de China en 1996, y el primer caso en humanos fue detectado el año siguiente. Desde entonces, el virus se ha considerado uno de los patógenos más peligrosos con potencial pandémico debido a su rápido ritmo de mutaciones y alta letalidad.

Desde 2020, coincidiendo con el brote de la pandemia de COVID-19, H5N1 se ha propagado rápidamente entre docenas de especies, incluyendo aves salvajes y de corral, gatos, leones marinos, osos polares y, más recientemente, ganado y ratones domésticos en Estados Unidos. Se estima que ya han fallecido cientos de millones de animales o han sido sacrificados.

La propagación del virus al ganado es el factor más preocupante para los científicos debido a su proximidad a los trabajadores agrícolas y el mayor peligro de transmisión entre los mamíferos y humanos. Hasta la fecha, se han reportado tres contagios en trabajadores agrícolas estadounidenses, y el tercero fue particularmente alarmante debido a la aparición de síntomas respiratorios.

Los científicos han advertido que el trayecto evolucionario básico para que la gripe aviar se convierta en una pandemia global sería la capacidad de transmisión aérea entre humanos, como ocurrió con el SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19.

En el peor escenario, el virus desarrollaría esta capacidad, conduciendo a una escena similar al salto inicial del SARS-CoV-2 hacia humanos en un “mercado mojado” en Wuhan, China. Al tener un periodo de incubación promedio de 2 a 5 días (hasta 17 días), un número cada vez mayor de personas propagaría el virus inconscientemente en su comunidad y luego ocurriría globalmente por medio del transporte aéreo. Las cadenas de transmisión se extenderían a numerosos países de forma simultánea. Solo que esta vez es más probable que el salto ocurra en una granja lechera en Míchigan o Texas que en un mercado en Wuhan.

El riesgo creciente de una pandemia de gripe aviar se concentra actualmente en Estados Unidos, donde la respuesta de la industria lechera, con la colaboración del Gobierno de Biden y todas las agencias federales a cargo, ha sido esencialmente criminal. A pesar de estar sentados sobre una bomba de tiempo epidemiológica, están procediendo con una indiferencia temeraria hacia la salud y las vidas de la población estadounidense y mundial.

En los últimos seis meses, el H5N1 se ha propagado velozmente en el ganado lechero de todo Estados Unidos. Ya se han confirmado 94 ganados afectados. Se ha deducido que el primer caso ocurrió en diciembre de 2023 y que el virus se propagó sin ser detectad en el ganado hasta fines de marzo. Desde entonces, el Departamento de Agricultura (USDA, sigla en inglés), los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, sigla en inglés) y otras agencias federales bajo el Gobierno de Biden se han doblegado ante la industria lechera, asegurando ante todo el continuo flujo de ganancias a expensas de la salud pública.

Lejos de tomar lecciones de la pandemia de COVID-19, ahora prevalece una actitud de indiferencia y encubrimiento en los círculos gobernantes. Aparte de una sola declaración de la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre a inicios de mayo, en la que afirmó repetidamente que “el riesgo es bajo”, la Casa Blanca no ha dicho nada sobre los peligros de la gripe aviar. Repitiendo su papel durante la pandemia de COVID-19, los medios corporativos se han referido continuamente al “bajo riesgo” para la población, cuando de hecho, el peligro de una pandemia de gripe aviar nunca ha sido tan alto.

Lo que llama más la atención es que el Gobierno de Biden no ha impuesto ningún requisito a la industria lechera, permitiendo que los CDC y otras agencias tomen muestras, reporten y rastreen las infecciones entre el ganado y los trabajadores agrícolas.

Hasta la fecha, el USDA solo ha publicado 239 muestras genómicas del virus, a pesar de los numerosos llamados de científicos de que la agencia publique datos sobre todas las infecciones. Las últimas secuencias que han sido publicadas son de inicios de abril y, por ende, no clarifican el camino evolucionario del virus.

Repitiendo uno de los mayores crímenes en las etapas iniciales de la pandemia de COVID-19, el Gobierno de Biden y los CDC han mantenido un nivel mínimo de pruebas, que representa la piedra angular de cualquier estrategia de salud pública para prevenir pandemias. Solo 45 trabajadores lecheros y otros en contacto con ganado infectado han recibido una prueba de influenza, lo que significa que hay cada vez más casos que no están siendo detectados, dejando a los trabajadores indefensos y a merced de sus patrones.

En mayo, los CDC desanimaron el monitoreo de aguas residuales para el H5N1, cuando lo ofreció un virólogo molecular destacado y rastreador de aguas residuales, el Dr. Marc Johnson.

El último resumen epidemiológico del USDA demostró que el 28 por ciento de todas las granjas estadounidenses transportan su ganado en camiones compartidos con otras granjas y que estos no son lavados entre cada uso. Quizás la medida de salud pública más básica de limpiarlos no ha sido implementada en los últimos tres meses y no hay ninguna indicación de que el Gobierno de Biden planea cambiar el statu quo .

A pesar de la existencia de una vacuna para gripe aviar que se utilice en aves de corral en múltiples países, y que podría ponerse a prueba en el ganado estadounidense, no se ha impuesto debido al afán de lucro de la industria lechera, dado que algunos países prohíben las importaciones de productos de animales vacunados.

Ni el Gobierno de Biden ni las agencias responsables han emitido una prohibición del consumo de leche y otros productos lácteos no pasteurizados, a pesar del hecho de que los consumidores infectados por estos productos podrían aumentar la probabilidad de que el virus desarrolle la capacidad de transmitirse entre humanos. No han ordenado el uso de la ultrapasteurización, a pesar de que un estudio reciente halló que el H5N1 puede sobrevivir a la pasteurización normal.

Resumiendo este proceso, el Dr. Rick Bright, un inmunólogo y denunciante sobre la respuesta al COVID-19 durante el Gobierno de Trump, declaró:

No lo estamos deteniendo. No estamos haciendo nada para mantener la leche infectada y la leche infecciosa en las granjas. No estamos sometiendo a las vacas a pruebas antes de ponerlas en la línea para la extracción de leche o enviarlas al matadero… Simplemente estamos dejando que suceda y se propague de toda manera ingenua.

Más recientemente, el USDA reveló que 66 ratones domésticos en Nuevo México dieron positivo a H5N1, indicando que estaban ubicados cerca de un gallinero, pero no han confirmado los datos genómicos. Esto solo aumenta el riesgo de que la gripe aviar se propague a humanos, ya que los roedores son vectores clave de las enfermedades. El caso más famoso es el de las ratas durante la Peste Negra, que mató a la mitad de la población de Europa en el siglo catorce.

La respuesta de la clase gobernante estadounidense a la amenaza de otra pandemia aún más peligrosa ha consistido en ignorarla colectivamente. Para estos malthusianos modernos, el COVID fue un regalo del cielo para deshacerse de ancianos y enfermos, es decir, la “población excedente” que consideran un gasto innecesario de las ganancias. Los últimos cuatro años han sido testigo de nada más que ganancias récord para la élite financiera, que ha logrado encauzar billones de dólares a sus cuentas.

Toda la experiencia de la pandemia de COVID-19 exige que la clase obrera internacional tome acciones urgentes para detener el peligro presente y cada vez mayor de una nueva pandemia. Se deben tomar medidas inmediatas para atender efectivamente esta crisis de salud pública en ciertes, tanto en EE.UU. como internacionalmente. Como mínimo, esto incluye:

  • Pruebas masivas de todo el ganado y los trabajadores agrícolas en Estados Unidos, en combinación con un riguroso rastreo de contactos y el aislamiento seguro de todos los humanos y animales infectados.
  • Los trabajadores de salud pública de base deben estar en control de los CDC, el USDA, y las otras agencias federales, para garantizar una transparencia completa de todos los datos sobre H5N1.
  • Una vasta expansión del financiamiento para la salud pública y los recursos para contener la propagación del H5N1 y otras enfermedades infecciosas, socializando todos los aspectos de la salud.
  • El control obrero de las industrias lecheras y de carne y los frigoríficos es un principio rector en la respuesta a las amenazas de salud pública para garantizar la seguridad y no las ganancias corporativas.

La lucha por estas demandas solo puede desarrollarse en oposición al Gobierno, las empresas y los medios de comunicación, quienes están decididos a prevenir cualquier afectación al mercado de valores y al flujo de ganancias.

La respuesta anticientífica a la creciente amenaza de una pandemia de gripe aviar ocurre de la mano de ataques intransigentes contra los científicos, incluyendo a investigadores principalmente involucrados en la preparación contra pandemias y la biología evolucionaria, como los doctores Peter Daszak, Kristian Andersen y Peter Hotez. La comunidad científica y de salud pública está viéndose debilitada en la coyuntura más crucial, cuando el cambio climático y otros factores alimentan el riesgo de futuras pandemias.

El colapso de la salud pública y la normalización de las muertes masivas por enfermedades infecciosas dejan en claro que el capitalismo ha llegado al fin del camino. Debe ser reemplazado por medio de la reorganización socialista de la sociedad global.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 19 de junio de 2024)

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