A poco más de tres semanas para las elecciones en Estados Unidos, las apariciones recientes de la vicepresidenta Kamala Harris y el expresidente Donald Trump han destacado el carácter completamente derechista de las campañas electorales de ambos partidos.
El viernes, en su campaña extralegal fascista para subvertir los resultados electorales en caso de perder, Trump hizo campaña en Aurora, Colorado. Este suburbio de Denver es la tercera ciudad más grande del estado, con unas 400.000 personas, y ha sido objeto de meses de ataques antiinmigrantes por parte de Trump.
Imitando sus ataques contra inmigrantes haitianos en Springfield, Ohio, a quienes acusó falsamente de “comerse mascotas”, Trump ha afirmado repetidamente que bandas venezolanas se han apoderado de Aurora y están extorsionando a los residentes locales nacidos en el país. Esta afirmación se basa exclusivamente en un video viral promovido por una empresa de alquileres de fuera del estado, CBZ Management, que los residentes locales y funcionarios del consejo municipal han acusado de descuidar la propiedad y negarse a recoger la basura en los complejos de apartamentos que dice administrar.
La verdad no ha detenido a Trump ni a los republicanos de utilizar los ataques contra los inmigrantes para sembrar dudas en las elecciones y sentar las bases para una dictadura policial. Antes del mitin del viernes en el Gaylord Rockies Resort & Convention Center, la cuenta oficial de X/Twitter de Trump publicó un video de campaña enfocándose en los inmigrantes y culpando a Harris de supervisar la “invasión”.
Trump subtituló el video, en mayúsculas: “América está siendo invadida - Ponga fin a la ocupación, libere América”.
El llamado de Trump a “liberar América” no es solo retórica de campaña, sino una señal para sus seguidores militantes. Tras la aparición del COVID-19 en 2020, los trabajadores, incluyendo empleados de plantas automotrices en Michigan, abandonaron sus puestos de trabajo para protegerse a sí mismos y a sus familias del mortal virus, que ha matado a más de 1.4 millones de estadounidenses en menos de cinco años.
El 17 de abril de 2020, Trump tuiteó un llamado a “¡LIBERAR MICHIGAN!” y otros estados pendulares que habían implementado medidas menores de mitigación. Trece días después del tuit de Trump, elementos de milicias de extrema derecha, armados con rifles semiautomáticos AR-15, descendieron sobre el capitolio en Lansing.
En su discurso en Aurora el viernes, Trump reiteró su demanda a sus seguidores fascistas de “liberar” el país. “Lo llaman América ocupada. Estamos siendo ocupados por una fuerza criminal. Estamos en un estado ocupado”.
Trump dijo que el “5 de noviembre de 2024 será el día de liberación en América. Día de liberación”.
Mientras Trump hablaba, estaba flanqueado por banderas estadounidenses, fotos policiales que supuestamente mostraban “criminales migrantes” y carteles que decían “Deportar a los ilegales AHORA” y “FIN al crimen migrante”.
Destacando el carácter neonazi de la campaña de Trump, fue presentado por Stephen Miller, su asesor fascistizante. Señalando las fotos a su alrededor, Miller dijo: “Miren todas estas fotos a mi alrededor. ¿Son estos los niños con los que crecieron? ¿Son estos los vecinos con los que se criaron? ¿Son estos los vecinos que quieren en su ciudad?”
“Tienen el derecho de querer un país de, por y para los estadounidenses y solo los estadounidenses,” dijo Miller.
En su discurso de 80 minutos, Trump caracterizó a los inmigrantes como “animales” y “escoria” que estaban “entrando enfermos con enfermedades altamente infecciosas”. Reiteró su llamado para prohibir todas las ciudades santuario, llevar a cabo la operación de deportación más grande de la historia y también pidió la pena de muerte para cualquier inmigrante que “mate a un ciudadano estadounidense o a un agente del orden”.
Colocando un objetivo sobre los niños de toda la ciudad, Trump afirmó que en Aurora “3.000 niños migrantes” ocupaban lugares “en sus escuelas y a su costo,” negando oportunidades “para sus hijos”.
Apelando a antisemitas y fascistas, Trump agregó: “Están cuidando a estas personas antes que cuidar a nuestros niños”. Si es elegido, Trump prometió poner “a los contribuyentes, trabajadores” y “comunidades estadounidenses en primer lugar” mientras que “los comunistas, marxistas y fascistas” estarán “siempre al último”.
Trump también repitió una propuesta para invocar la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 “para apuntar y desmantelar cada red criminal migrante operando en el suelo estadounidense”.
La legislación reaccionaria se ha invocado previamente durante la Guerra de 1812, la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial. En las dos últimas guerras imperialistas, la ley se utilizó para encarcelar a inmigrantes alemanes, austrohúngaros, japoneses e italianos únicamente por su ascendencia.
Mientras Trump está haciendo campaña provocativamente en ciudades donde prometió llevar a cabo deportaciones masivas, la campaña de Harris aún no ha visitado Aurora o Springfield para defender a los inmigrantes contra la agitación fascista de Trump.
En cambio, en un “foro comunitario” amistoso realizado por Univision en Las Vegas, Nevada, el jueves, Harris repitió su apoyo al proyecto de ley de seguridad fronteriza de 20.000 millones de dólares que no contiene una “vía hacia la ciudadanía” para los Dreamers, inmigrantes traídos a Estados Unidos siendo niños.
En cambio, Harris promocionó el hecho de que el proyecto de ley incluía fondos para contratar a “1.500 agentes fronterizos más” y fue coescrito por “uno de los miembros más conservadores del Senado”.
Más adelante en el foro comunitario, Harris habló del apoyo desproporcionado que ha obtenido de los republicanos que ven a Trump como demasiado poco confiable en cuestiones de política exterior y demasiado inestable para manejar las tensiones sociales y de clase a nivel nacional. Harris dijo que estaba “honrada” de contar con el respaldo y apoyo de “200 republicanos que trabajaron con y para el presidente Bush, John McCain, Mitt Romney, incluyendo a Liz Cheney, la excongresista, y su padre, el exvicepresidente, Dick Cheney, que me está apoyando”.
Harris continuó: “Miembros anteriores, miembros estimados, incluyendo generales de la comunidad de seguridad nacional. Tengo el respaldo y apoyo de Alberto Gonzales, más recientemente, quien, por supuesto, fue fiscal general”.
Tras los ataques del 11 de septiembre de 2001, el entonces consejero de la Casa Blanca de George W. Bush, Alberto Gonzales, fue el precursor de la creación del razonamiento pseudolegal del gobierno de Estados Unidos para justificar la tortura, la guerra preventiva y la detención indefinida de los enemigos del imperialismo estadounidense, sin acusaciones ni acceso a un abogado. Gonzales ordenó la creación del infame “memorando de tortura,” escrito por el actual profesor de la Universidad de California, Berkeley, John Yoo, que permitió al presidente autorizar la tortura y no enfrentar enjuiciamiento durante “tiempos de guerra,” pisoteando el derecho estadounidense e internacional.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 11 de octubre de 2024)