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Los círculos de política exterior y los medios alemanes reaccionan a Trump con un mayor belicismo

El politólogo Herfried Münkler aboga por una “componente de disuasión nuclear” [Photo by Elena Ternovaja / Wikimedia / CC BY-SA 3.0]

La reacción de los principales círculos de política exterior de Alemania ante el conflicto con la administración de Trump y su acercamiento a Rusia es una histeria bélica y llamados a un mayor rearme. Políticos, periodistas, profesores y otros “expertos” que han promovido un fortalecimiento del militarismo alemán durante años creen que ha llegado su momento y exigen un gasto militar gigantesco, la reintroducción del servicio militar obligatorio y una bomba nuclear europea.

El editorial del martes del semanario Der Spiegel abogaba por “una nueva visión”: la visión de “una Europa que, finalmente, acompañe su gigantesco poder económico con una capacidad militar creíble, para poder sobrevivir en el nuevo orden mundial emergente”. Según el autor Markus Becker, “esto no solo requeriría un ejército europeo, sino probablemente también una fuerza nuclear europea”.

Becker no se conforma con armar al ejército; también quiere militarizar el frente ideológico. La “ nueva era ” en política exterior proclamada por el canciller Olaf Scholz hace dos años significaba más “que aumentar el presupuesto de defensa al dos o incluso al tres y medio por ciento del producto interno bruto”, escribe. Requería “una autopercepción completamente nueva de los alemanes sobre su rol en el mundo”.

Según Becker, los alemanes deberían considerar su país una “potencia intermedia” que “solo puede hacer valer sus intereses geopolíticos a través de la UE y la OTAN”. El gobierno alemán, por lo tanto, debe “hacer todo lo posible para fortalecer, liderar y desarrollar más estas instituciones, convirtiéndolas en instrumentos de poder para un mundo en el que, cada vez más, predomina la ley de la selva”.

El exministro de Relaciones Exteriores, Joschka Fischer (Verde), escribe en el diario financiero Handelsblatt: “En el futuro, la paz y la libertad en el continente europeo deberán basarse, sobre todo, en nuestra propia fuerza y capacidad de disuasión. Por ello, Europa debe convertirse en una potencia muy rápidamente e inmediatamente, también y especialmente en lo militar, sin importar el costo”.

En un artículo conjunto para Der Spiegel, los politólogos Claudia Major, Carlo Masala, Christian Mölling y Jana Puglierin presentan un “programa de acción en cinco puntos con un calendario claro”. Su objetivo: “Fortalecer a Ucrania, mejorar sus propias capacidades de defensa e incrementar la disuasión contra Rusia”. El tercer punto incluye un compromiso de aumentar el gasto militar “al 3 por ciento o más”.

Por su parte, el eurodiputado verde Anton Hofreiter exige “un fondo de defensa de 500.000 millones de euros” para apoyar a Ucrania y “mejorar la capacidad de defensa de la UE pronta y eficientemente”.

En una entrevista con Handelsblatt, el politólogo Herfried Münkler habla de “un nuevo orden mundial en el que solo hay una moneda: el poder”. Münkler afirma que lleva años defendiendo que “los europeos deben desarrollar sus propias capacidades para poder imponerse en este orden mundial”. Los acontecimientos de la última semana han sido “una llamada de atención dramática para la Unión Europea, quizás la última”. El “establecimiento de capacidades de defensa” es “una cuestión de voluntad” y no “principalmente un problema de recursos”. Münkler también aboga por una “componente de disuasión nuclear” europea.

Estas reacciones muestran que la transición hacia una política exterior imperialista despiadada y métodos autoritarios de gobierno que caracterizan el primer mes de Trump en el cargo no se limita a EE.UU. La clase dominante en Alemania también está retomando sus tradiciones criminales.

El masivo rearme militar en Alemania y Europa no es, como afirman, defensivo ni busca garantizar la paz, sino que está diseñado para escalar la guerra en Ucrania y preparar nuevas guerras imperialistas. Como ocurrió en la víspera de la Primera y Segunda Guerra Mundial, este camino conduce al desastre.

La OTAN siempre ha sido una alianza militar imperialista agresiva. Fundada al inicio de la Guerra Fría, estuvo dirigida principalmente contra la Unión Soviética. A su vez, las potencias europeas apoyaron o participaron en todos los crímenes del imperialismo estadounidense: en Corea y Vietnam, en América Latina y en África.

Tras la disolución de la Unión Soviética en 1991, los aliados de la OTAN libraron numerosas guerras neocoloniales contra países como Irak, Yugoslavia, Afganistán y Libia, que habían logrado un cierto grado de independencia maniobrando entre las potencias imperialistas y la Unión Soviética. Hasta hoy, Berlín y Bruselas continúan apoyando el genocidio del pueblo palestino, pese a que el gobierno israelí está acusado de crímenes de guerra. Al mismo tiempo, la OTAN avanzó cada vez más hacia el este, provocando la invasión reaccionaria de Rusia a Ucrania.

Desde entonces, tanto EE.UU. como las potencias europeas han respaldado esta guerra con cientos de miles de millones de euros y dólares. Su objetivo no es solo controlar Ucrania, sino también someter y aplastar a Rusia.

Ahora que Trump ha roto el frente común, dirigiendo la máquina de guerra estadounidense contra China y viendo a las potencias europeas como rivales, estas intentan continuar la guerra en Ucrania por su cuenta y prepararse para futuros conflictos con EE.UU. en otras regiones del mundo. Esta es la razón del gigantesco rearme militar.

Esto no puede lograrse por medios democráticos. La supresión de la resistencia al militarismo y a los recortes sociales necesarios para financiarlo requiere métodos dictatoriales.

Un artículo publicado el miércoles en Der Spiegel bajo el titular “Ha llegado la hora de grandes reformas” lo explica con una franqueza notable. En él, Ursula Weidenfeld celebra la actual crisis porque está imponiendo cambios que ningún partido se atreve a mencionar en la actual campaña electoral. Escribe:

Ninguno de los candidatos a la cancillería usa voluntariamente la palabra “imposición”. Y, sin embargo, todos los políticos probablemente saben que, poco después de las elecciones, deberán adoptar una agenda de reformas que podría afectar no solo a algunos grupos, sino a todos. Parecen tenerle mucho miedo. Pero la buena noticia es que ha llegado el momento.

El primer punto de dicha agenda de reformas sería “un gasto militar significativamente mayor”. Weidenfeld no oculta lo que esto significa:

Para Alemania, eso supondría menos gasto estatal en cosas como prestaciones sociales, vivienda, pensiones o turbinas eólicas, un nuevo fondo especial o incluso la suspensión temporal del freno de deuda. No cabe duda de que esto exigiría mucho de la política federal. … El rearme no será fácil ni agradable. Pero esta vez es esencial para la supervivencia.

Independientemente del resultado de las elecciones del domingo, el próximo gobierno atacará todos los logros sociales y democráticos para financiar su política de rearme y guerra. Sin embargo, hay millones de personas que no lo tolerarán, lo que sienta las bases objetivas para detener esta locura bélica.

El programa electoral del Sozialistische Gleichheitspartei (Partido Socialista por la Igualdad, SGP) afirma:

El SGP rechaza la ilusión de que los partidos del establishment puedan ser obligados a cambiar de rumbo mediante apelaciones morales o presión desde abajo. Nuestra campaña electoral está dirigida a la clase trabajadora y a la juventud: a todos aquellos que se niegan a aceptar la política genocida de guerra, los niveles extremos de desigualdad social, la destrucción de los sistemas de salud y educación y la devastación de nuestro planeta.

La clase obrera internacional es una fuerza social formidable, compuesta por 3.500 millones de personas, un 55% más que en 1991. Crea toda la riqueza social al tiempo que soporta toda la carga de la guerra y la crisis. Sólo si la clase obrera interviene de forma independiente en la vida política y transforma la sociedad sobre una base revolucionaria -expropiando los grandes bancos y corporaciones y poniéndolos bajo control democrático- podrá evitarse la catástrofe.

Este movimiento ya ha comenzado. De Estados Unidos a Europa, Asia y África, están surgiendo feroces luchas industriales que entran cada vez más en conflicto abierto con la burocracia sindical procapitalista. A pesar de la brutal represión, millones de personas han protestado contra el genocidio en Gaza. La tarea central es unir estas luchas internacionalmente, armarlas con una perspectiva socialista y construir un nuevo partido socialista de masas. Este es el objetivo de nuestra campaña electoral.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 21 de febrero de 2025)