Español
Perspectiva

Las elecciones federales alemanas de 2025: un giro en la historia alemana de la posguerra

Las elecciones federales del domingo marcaran un punto decisivo en la historia alemana y europea de la posguerra. Por primera vez desde la caída del Tercer Reich hace 80 años, existe la posibilidad directa de que un partido con una continuidad ideológica directa con los nazis ingrese al Gobierno.

Olaf Scholz, izquierda, del Partido Socialdemócrata alemán, y Alice Weidel del partido fascista Alternativa para Alemania (AfD), se dan la mano antes de participar en un debate televisivo en Berlín, Alemania, el domingo 16 de febrero de 2025, entre los principales candidatos a las elecciones federales alemanas del 23 de febrero de 2025. A la derecha, Robert Habeck del partido Los Verdes. [AP Photo/Kay Nietfeld]

Con un 21 por ciento en las encuestas, el partido Alternativa para Alemania (AfD, todas las siglas en alemán) solo está por detrás de los democratascristianos (CDU/CSU) con un 28 por ciento, mientras que los socialdemócratas (SPD) gobernantes se han derrumbado al 16 por ciento. Los Verdes están en el 14 por ciento, y el partido La Izquierda está en el 8 por ciento.

Incluso si la AfD permanece fuera del próximo Gobierno, su ascenso refleja el cambio más amplio de todo el establishment político hacia la derecha. Durante la campaña, todos los partidos del Bundestag compitieron en la agitación antiinmigrante, pidieron el rearme militar y complacieron a la AfD, un partido cuyo presidente honorario, Alexander Gauland, describió a “Hitler y los nazis” como simplemente “cuitas en más de mil años de historia alemana exitosa”.

Sin embargo, la resistencia está creciendo. Cientos de miles de personas han protestado en toda Alemania contra la AfD y el bandazo hacia la derecha de todos los partidos del Bundestag (Parlamento). En los últimos días de la campaña, decenas de miles de trabajadores del sector público organizaron huelgas de advertencia contra los recortes laborales y salariales.

El Sozialistische Gleichheitspartei (Partido Socialista por la Igualdad; SGP), la sección alemana del Comité Internacional de la Cuarta Internacional, proporciona a esta oposición una voz política y una perspectiva histórica. La lucha contra el regreso del militarismo y el fascismo alemanes y la devastación social que los acompaña requiere sobre todo una comprensión clara de sus causas.

El ascenso de la AfD no es un accidente, sino el resultado de décadas de políticas reaccionarias. Más de 30 años después de la reunificación, que fue celebrada por la propaganda oficial como un triunfo de la democracia, la restauración del capitalismo en Alemania Oriental devastó regiones enteras, creando desempleo masivo y miseria social.

La devastación de la economía de Alemania Oriental y el empobrecimiento y la falta de perspectivas resultantes crearon un caldo de cultivo para los fascistas. Esto fue facilitado por el SPD y los partidos sucesores del Partido de Unidad Socialista estalinista, el Partido del Socialismo Democrático y el partido La Izquierda. Organizaron los ataques a los programas sociales, en cooperación con los sindicatos.

En los últimos años, todos los partidos de la élite política y los medios de comunicación han ayudado a legitimar a la AfD, especialmente al adoptar sus políticas contra los refugiados. Durante la campaña, el candidato de la CDU Friedrich Merz obtuvo una mayoría del Bundestag con la AfD para endurecer las leyes de asilo, lo que indica su voluntad de gobernar con los fascistas. El SPD y Los Verdes atacaron a Merz por no unirse a ellos en la implementación de la política de refugiados de los extremistas de derecha.

A diferencia del Partido Nazi de Hitler, la AfD carece de una base de masas fascista. Muchos trabajadores, particularmente en el este de Alemania, votan por el partido por enojo con los partidos establecidos y sus políticas antiobreras. El impulso agresivo del Gobierno por el rearme y la guerra ha creado condiciones en las que incluso la completamente militarista AfD puede sacar provecho de la oposición popular a la guerra porque critica la guerra de la OTAN contra Rusia.

Estos acontecimientos rompen el mito de la historia alemana de la posguerra: que el fascismo era una anomalía histórica, limitada a la crisis anterior a la Segunda Guerra Mundial. En realidad, la clase dominante recurre al fascismo como respuesta a una profunda crisis del capitalismo.

Al igual que sus homólogos en los Estados Unidos, la clase dominante alemana está recurriendo una vez más a las fuerzas fascistas para hacer cumplir el rearme, los recortes sociales y la dictadura. El manifiesto electoral del SGP advierte: “Donald Trump ... persigue una política de extorsión económica, conquista militar y represión violenta”.

La clase dominante alemana está siguiendo un camino similar. Su respuesta a “Hacer a América Grande OtraVez” es “ Deutschland über alles ” (Alemania sobre todo), respondiendo a Trump rearmándose a un ritmo no visto desde Hitler. Todos los partidos representados en el Bundestag están unidos en esto. En la guerra contra Rusia, están dispuestos a arriesgarse a una conflagración nuclear. En Gaza, están apoyando el genocidio. Las elecciones federales se adelantaron para instalar un Gobierno capaz de implementar las políticas de guerra y los recortes sociales que las acompañan de manera más efectiva que el desacreditado Gobierno de coalición liderado por los socialdemócratas (SPD).

La ruptura de las relaciones transatlánticas en la Conferencia de Seguridad de Múnich, junto con las amenazas de Estados Unidos de marginar a Europa en Ucrania negociando directamente con Putin, ha intensificado estos acontecimientos hasta el extremo. La clase dominante en Alemania está reaccionando con un verdadero frenesí de rearme y guerra.

El canciller Olaf Scholz se jactó durante la campaña de duplicar el gasto militar como parte de la “nueva era” de Alemania en política exterior tras la invasión rusa de Ucrania provocada por la OTAN. El candidato ecologista Robert Habeck ha pedido triplicar el gasto militar al 3,5 por ciento del PIB, declarando que el próximo Gobierno debe “mantenerse firme” en el fortalecimiento del poder militar de Europa.

El Instituto Kiel para la Economía Mundial, que ayudó al rearme de la Wehrmacht durante el Tercer Reich, describió recientemente lo que Europa necesitaría para reemplazar el apoyo militar estadounidense. Su informe estima que cerrar las brechas de capacidad requeriría 50 brigadas adicionales, miles de nuevos tanques y vehículos de combate de infantería, y la Bundeswehr movilizando 100.000 tropas de combate para la OTAN en una posible guerra con Rusia.

Merz, quien al igual que Habeck ya ha anunciado que como Canciller también entregaría misiles de crucero Taurus de largo alcance a Kiev que podrían llegar a Moscú, no dejó dudas de que el imperialismo alemán se está preparando una vez más para la guerra contra Rusia. Se puede “asumir firmemente” que Putin “no rehuirá” de “violar las fronteras aún más”, dijo en la víspera de las elecciones. “El territorio de la OTAN está en su punto de mira, y tenemos que estar preparados para eso”.

Esto le da la vuelta a la realidad. De hecho, es la clase dominante alemana la que, a pesar de sus crímenes bárbaros en el siglo XX, está una vez más “violando fronteras” y empujando hacia el este, basándose en sus tradiciones más oscuras.

El SGP fue el único partido que predijo y luchó contra estos acontecimientos desde el principio. Desde 2014, ha advertido sistemáticamente contra el regreso del militarismo alemán y el fortalecimiento asociado de los fascistas.

Cuando el actual presidente federal Frank-Walter Steinmeier (SPD), entonces ministro de Relaciones Exteriores, declaró en la Conferencia de Seguridad de Múnich de 2014 que Alemania era “demasiado grande y económicamente demasiado fuerte para que solo pudiéramos comentar sobre la política mundial desde el margen” y el Gobierno alemán posteriormente apoyó el golpe antirruso en Ucrania, escribimos en una resolución:

La historia está regresando con una venganza. Casi 70 años después de los crímenes de los nazis y su derrota en la Segunda Guerra Mundial, la clase dominante alemana está adoptando una vez más la política imperialista de gran potencia del Imperio del Kaiser y Hitler.

El regreso de Alemania a una política exterior imperialista agresiva ha ido de la mano con la trivialización de los crímenes nazis. También en 2014, el profesor de extrema derecha de Humboldt Jörg Baberowski declaró en Der Spiegel: “Hitler no era un psicópata, no era cruel. No quería hablar sobre el exterminio de los judíos en su comedor”. Al mismo tiempo, comparó el Holocausto con las batallas de la guerra civil rusa, diciendo: “Básicamente, fue lo mismo: asesinatos industrializados”.

Todos los partidos defendieron a Baberowski, mientras que el Gobierno criminalizó al SGP por oponerse a la rehabilitación del nazismo. Lo sometió a vigilancia bajo la Oficina para la Protección de la Constitución, la agencia de inteligencia nacional, que está plagada de extremistas de derecha. Para el Estado alemán y las élites gobernantes, el verdadero enemigo permanece en la izquierda.

Las elecciones federales de 2025 son un punto de inflexión y una advertencia. En Alemania, los horrores de la guerra mundial y el fascismo son bien conocidos, con monumentos conmemorativos de los crímenes nazis (27 millones de vidas soviéticas perdidas en la guerra de aniquilación y el asesinato industrializado de 6 millones de judíos) como recordatorios constantes. A medida que la clase dominante revive las mismas políticas de gran potencia y guerra que produjeron estos crímenes, se está preparando para una confrontación brutal con la clase trabajadora. Los trabajadores deben responder con un programa político consciente.

Los llamamientos al SPD, Los Verdes, La Izquierda o los grupos pseudoizquierdistas de la clase media-alta solo conducirán al desastre. Estos partidos y el aparato sindical no se oponen al giro a la derecha, sino que son participantes activos, que lo hacen cumplir en nombre del Estado capitalista. No representan otra cosa que la decadencia completa de la democracia burguesa y de todo el sistema capitalista. Sobre esta base, la extrema derecha está creciendo, no solo en Alemania sino en todo el mundo.

Este acontecimiento no puede ser detenido por la indignación moral. La lucha contra el fascismo, el militarismo y la desigualdad social requiere una ruptura política con todo el marco de la política burguesa capitalista y el desarrollo de un movimiento obrero independiente sobre una base socialista.

Esto es por lo que lucha el SGP, junto con sus partidos hermanos en el Comité Internacional de la Cuarta Internacional, que ha defendido el programa del marxismo revolucionario contra el estalinismo, la socialdemocracia y todas las variedades del nacionalismo pequeñoburgués. El SGP ahora debe construirse como la nueva dirección de la clase trabajadora. La única manera de detener una recaída en la guerra mundial y la barbarie es una revolución socialista que suprima el capitalismo y reorganice la sociedad sobre una nueva base igualitaria.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 22 de febrero de 2024)