Las protestas en defensa de la ciencia hoy representan un importante avance en la oposición cada vez mayor al Gobierno fascistizante de Trump. Miles de científicos, trabajadores, profesionales, estudiantes y jóvenes han organizado manifestaciones en Washington D.C. y más de 100 otras ubicaciones en Estados Unidos, Canadá y Europa para oponerse a los ataques de Trump contra la ciencia y los derechos democráticos.
El Partido Socialista por la Igualdad acoge con satisfacción estas manifestaciones. Hacemos un llamado a la movilización más amplia posible de la clase trabajadora y a la expansión de las protestas a nivel internacional. Debe haber una lucha global contra la destrucción de programas críticos de salud pública, así como de la infraestructura que monitorea el tiempo y el clima, la salud de los lagos, ríos, bosques y pastizales, pesquerías y vida silvestre, y más.
Este asalto está siendo encabezado por el multimillonario fascista Elon Musk en nombre de la mejora de la “eficiencia gubernamental”, que es un doble discurso orwelliano para erradicar todas las limitaciones a la acumulación de riqueza por parte de la oligarquía corporativa.
Trump y Musk tienen en la mira todos los aspectos de la salud pública, y ya han recortado más de 5.000 puestos en las 13 unidades del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés). Su agente principal es el secretario del HHS, Robert F. Kennedy Jr., quien encarna el repudio total de la ciencia y el progreso.
Kennedy, uno de los promotores más notorios de desinformación y charlatanería contra las vacunas, sin títulos de salud relevantes, ahora supervisa las que alguna vez fueron las agencias de salud pública más importantes del mundo. Está a cargo de la respuesta a múltiples crisis de salud, incluida la pandemia de COVID-19 en curso, una temporada de gripe catastrófica que ya ha matado a 20.000 estadounidenses este invierno, la creciente amenaza de una pandemia de “gripe aviar” H5N1 y el peor brote de sarampión en los EE.UU. en más de una década. Con este feroz oponente de la ciencia al frente del HHS, no se pueden exagerar los peligros que representan para la población estadounidense y mundial.
Entre los ataques más significativos a la ciencia llevados a cabo solo en las primeras seis semanas de la Administración de Trump se encuentran:
- Retirarse de la Organización Mundial de la Salud y de cualquier forma de colaboración internacional para combatir virus y enfermedades que no conocen fronteras
- Negar la realidad del cambio climático y tratar de prohibir cualquier discusión sobre el papel de las corporaciones y las industrias de combustibles fósiles
- Implementar congelamientos de fondos que afecten la investigación científica en múltiples agencias y universidades, incluido el recorte de miles de millones en fondos para los Institutos Nacionales de Salud
- Despedir a aproximadamente 5.000 trabajadores de la Agencia de Protección Ambiental, el Servicio de Parques Nacionales y el Servicio Forestal
- Manipular los informes vitales de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) para encubrir la ciencia relacionada con la gripe aviar, al tiempo que impone una orden de mordaza en la salud pública y otras agencias federales
- Amenazar con desmantelar por completo el Departamento de Educación
Todas estas acciones tendrán vastas ramificaciones en el mundo real para la clase obrera estadounidense e internacional. En su conjunto, representan rasgos ideológicos característicos de la política de extrema derecha: desprecio por la ciencia, la educación, la salud pública, el materialismo filosófico y el legado progresista de la Ilustración. El programa ultranacionalista “América Primero” del Gobierno es inherentemente hostil a la colaboración científica internacional, que es esencial para abordar desafíos globales como el cambio climático y la prevención de pandemias.
La lucha por una comprensión científica de la naturaleza y la sociedad debe rechazar todos los intentos de dividir a los humanos por raza, una construcción social engendrada por la élite gobernante capitalista para suprimir la oposición social. Esto requiere un rechazo explícito de los ataques bipartidistas contra los inmigrantes, incluidos los intentos de Trump de poner fin a la ciudadanía por derecho de nacimiento.
Sin embargo, la defensa de la ciencia no puede dejarse en manos del Partido Demócrata, al que se le ha dado una plataforma en muchas de las protestas de hoy. Fue el Gobierno de Biden el que llevó a cabo la política de “COVID para siempre” de niveles masivos de infecciones, muertes e incapacitaciones interminables por COVID persistente. La continua propagación del COVID-19, así como la aparición de la gripe aviar y el regreso de patógenos eliminados hace mucho tiempo, como el sarampión, son consecuencia del abierto repudio de la Administración de Biden a la salud pública, que allanó el camino para Trump y Kennedy.
Hace ocho años, se organizaron protestas similares contra el primer Gobierno de Trump bajo la bandera de una “Marcha por la Ciencia”, que involucró a más de 1 millón de personas en todo el mundo. El hecho de que estas manifestaciones deban repetirse hoy es un testimonio del fracaso de cualquier estrategia dirigida a presionar al Partido Demócrata, uno de los dos partidos de la clase capitalista estadounidense.
Una ruptura con los demócratas también requiere una ruptura con las burocracias sindicales, que durante mucho tiempo han sofocado cualquier desafío independiente a la élite gobernante. Comparten la responsabilidad central, junto con la organización pseudoizquierdista Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA, por sus siglas en inglés), por la reapertura insegura de fábricas, lugares de trabajo y escuelas en el apogeo de la pandemia de COVID-19, que provocó la muerte innecesaria de cientos de miles de estadounidenses.
Se debe tomar nota especial del sindicato United Auto Workers (UAW), un partidario oficial y patrocinador de las protestas de hoy, que ha trabajado para adaptarse por completo a la Administración de Trump. El martes, después de que Trump anunciara su última ronda de aranceles contra Canadá, México y China, el presidente del UAW, Shawn Fain, declaró: “Esperamos trabajar con la Casa Blanca para dar forma a los aranceles automotrices en abril para beneficiar a la clase trabajadora”.
Cualquiera que estudie economía científicamente sabe que los aranceles solo traerán la ruina a la clase trabajadora, debido tanto a la subida de los precios como a los miles de despidos en la industria automotriz y más allá.
La lucha por la ciencia es ante todo una cuestión de clase. Al igual que con la quema de libros de los nazis, todos los gobiernos reaccionarios y las clases sociales históricamente anticuadas han denigrado y perseguido a la ciencia y a una cosmovisión materialista con fines políticos definidos. Por lo tanto, el desarrollo de la ciencia siempre ha dependido de fuerzas sociales progresistas.
Bajo el capitalismo, la clase obrera internacional es la fuerza revolucionaria en la sociedad, cuya posición objetiva se opone directamente al Estado capitalista, a los burócratas sindicales, a los oligarcas corporativos y al sistema socioeconómico capitalista en su conjunto.
La ciencia y la tecnología modernas han hecho posible eliminar el hambre y las enfermedades, vencer la ignorancia y el misticismo y proporcionar un alto nivel de vida para todos los seres humanos del planeta. Además, los desarrollos revolucionarios en el transporte y las comunicaciones, más recientemente a través de la revolución de la inteligencia artificial (IA), han roto las barreras a la interacción humana y han hecho posible la educación e integración de toda la humanidad a una escala nunca antes vista en la historia.
La lucha por la ciencia y el progreso humano solo puede tener lugar a través de la construcción de un movimiento socialista en la clase trabajadora. Los científicos están experimentando el mismo proceso de proletarización que ahora afecta a médicos, maestros y otros profesionales. Los científicos deben reconocer sus intereses comunes con todos los trabajadores que enfrentan ataques a sus niveles de vida, empleos y derechos democráticos. No importa su nivel de educación o salario, para la oligarquía que gobierna Estados Unidos, cada uno es tan prescindible como cualquier otro trabajador.
Una verdadera defensa de la ciencia requiere la preparación de huelgas masivas por parte de todos los trabajadores federales, incluidos los de las agencias científicas, contra los recortes de empleos, los congelamientos de fondos y los ataques a las condiciones de trabajo. Esto debe estar conectado a un movimiento más amplio de toda la clase trabajadora, en los Estados Unidos e internacionalmente, contra la desigualdad y la explotación.
Los mismos métodos científicos necesarios para comprender el mundo natural también deben aplicarse para comprender la sociedad. Un análisis materialista demuestra claramente que el capitalismo es un sistema social históricamente anticuado que representa el principal obstáculo para el progreso humano.
Hacemos un llamamiento a todos los asistentes a la protesta de hoy para que se unan a los Jóvenes y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social y al Partido Socialista por la Igualdad y construyan un movimiento socialista revolucionario, para llevar adelante la defensa de la ciencia como parte de la lucha por una sociedad socialista basada en la igualdad social en lugar del lucro privado.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 7 de marzo de 2024)