A medida que se acerca la Navidad y el año llega a su fin, los funcionarios de la administración Trump señalan los titulares sobre el crecimiento del PIB y el auge del mercado bursátil para respaldar la absurda afirmación del presidente de que los estadounidenses están disfrutando de la «mejor economía de la historia de nuestro país». Detrás de estas cifras se esconde una realidad social marcadamente «en forma de K»: ganancias espectaculares en riqueza y consumo para los más acomodados, mientras que decenas de millones de trabajadores se enfrentan a salarios reales estancados, deudas crecientes, despidos masivos, desahucios, cortes de servicios públicos y muertes evitables.
De hecho, el año pasado se produjo una mayor concentración de la riqueza hasta niveles sin precedentes en la historia moderna. Durante el último año, los multimillonarios de Estados Unidos, que suman 900 personas, aumentaron su riqueza en un asombroso 18 %, hasta alcanzar la cifra récord de 6,9 billones de dólares este año. Solo diez personas aumentaron su riqueza en $750.000 millones. Ninguna cifra encarna mejor este obsceno espectáculo que Elon Musk, cuya fortuna neta se disparó en más de $500.000 millones en solo dos años, hasta alcanzar $749000 millone, más que el PIB de países enteros.
En el otro extremo de la sociedad, una reciente encuesta de AP/NORC muestra que la mayoría de los estadounidenses están preocupados por el aumento de los precios de los alimentos, la electricidad y los regalos navideños, y casi la mitad retrasa las compras importantes o no esenciales y busca los precios más bajos. Muchos también están acumulando deudas a través de aplicaciones de «compra ahora, paga después» como Klarna, Affirm, Afterpay, PayPal y Zip.
Una encuesta de Politico publicada en noviembre reveló que más de una cuarta parte de la población, el 27 %, afirmó haber dejado de acudir a una revisión médica por el coste, y casi uno de cada cuatro declaró haber dejado de tomar un medicamento recetado por la misma razón.
La administración Trump terminó el año dando a quienes tienen deudas estudiantiles un «regalo de Navidad» en forma de fin del programa de condonación de préstamos estudiantiles Saving on a Valuable Education (SAVE), que había reducido o eliminado los pagos de más de 7 millones de prestatarios. A principios del próximo año, el Gobierno reanudará los cobros agresivos y los embargos de salarios para quienes estén en mora.
La inmensa brecha social es especialmente evidente en Detroit, donde la supuesta recuperación de la quiebra municipal de hace más de una década ha sido aclamada por los medios de comunicación corporativos y la cúpula del Partido Demócrata de la ciudad.
Esta Navidad, el distrito comercial del centro de Detroit, donde se encuentran la nueva sede corporativa de GM, lujosas torres residenciales y estadios deportivos, está iluminado con luces navideñas. A solo unas manzanas de allí, los hombres sin hogar duermen junto a las tuberías de vapor del distrito de ocio de Greektown para mantenerse calientes. Fue aquí, en el aparcamiento de un casino, donde dos niños pequeños murieron por intoxicación con monóxido de carbono dentro del coche de su madre en febrero de 2025, después de que las agencias municipales y estatales se negaran a ayudar a su familia sin hogar.
En Leland House, uno de los pocos edificios que quedan en el centro de la ciudad donde las familias de bajos ingresos podían pagar el alquiler después de que la mayoría de las viviendas subvencionadas fueran cerradas o convertidas en unidades a «precio de mercado», decenas de residentes se han visto obligados a abandonar sus hogares en pleno invierno.
Después de que una iniciativa popular recaudara fondos suficientes para pagar una factura atrasada de DTE Energy que debían los administradores de la propiedad, el sistema eléctrico del sótano del edificio se inundó en circunstancias sospechosas. Los bomberos ordenaron entonces una evacuación de emergencia.
Los inquilinos, muchos de ellos ancianos y con ingresos fijos, siguen desplazados semanas después, se les ha negado el acceso para recuperar sus pertenencias personales y se enfrentan a la probable pérdida de sus hogares. Los informes locales muestran que los propietarios descuidaron las infraestructuras críticas, las respuestas municipales fueron lentas e inadecuadas y los residentes se encuentran en una situación de incertidumbre. Como dijo un inquilino de larga duración: «No quieren que gente como yo viva en el centro. Están creando un nuevo centro. Eso es lo que quieren».
La clase política del Partido Demócrata, que lleva mucho tiempo dominando la ciudad, ha supervisado este proceso. La Autoridad de Desarrollo del Centro de Detroit (DDA) aprobó hasta $5 millones de fondos públicos para la renovación del Little Caesars Arena con el fin de acoger una nueva franquicia de baloncesto de la WNBA. El Ayuntamiento de Detroit aprobó aproximadamente 40 millones de dólares en financiación mediante el incremento de impuestos sobre terrenos industriales abandonados para construir unas instalaciones de entrenamiento en el antiguo emplazamiento de la fábrica de neumáticos Uniroyal.
Estos fondos proceden de los impuestos sobre la propiedad «captados» en el distrito del centro de la ciudad, que de otro modo se destinarían a servicios sociales esenciales. Mientras los inquilinos son desalojados y se cortan los servicios públicos, la DDA y el ayuntamiento proporcionan subvenciones públicas directas que benefician a promotores multimillonarios como Dan Gilbert y la familia Ilitch.
Los trabajadores de la industria automovilística de la Ciudad del Motor están sufriendo las mismas prioridades brutales. En la Fábrica Cero de GM, que en su día se promocionó como la pieza central del futuro de los vehículos eléctricos, 1145 trabajadores de montaje están siendo despedidos de forma permanente, ya que la planta se ha reducido a un solo turno. Estos despidos se producen tras meses de horas extras forzadas y cierres temporales. GM sigue registrando beneficios récord y devolviendo miles de millones a los inversores, incluso mientras elimina puestos de trabajo y consolida sus operaciones, trasladándose a una nueva sede multimillonaria en el centro de la ciudad, propiedad de Dan Gilbert.
Este patrón se repite en todo Estados Unidos y en todo el mundo. El cierre de la planta de Tyson en Lexington, Nebraska, supondrá la pérdida de unos 3.200 puestos de trabajo en una ciudad de 11.000 habitantes. En todo Estados Unidos, este año se han registrado más de un millón de anuncios de recortes de empleo. Se están utilizando la inteligencia artificial y las tecnologías digitales para aumentar la productividad y llevar a cabo despidos masivos en todos los sectores.
Hay un creciente descontento en la clase trabajadora, que posee un enorme poder social. Las cadenas de suministro, el transporte, la sanidad y los servicios públicos no pueden funcionar sin mano de obra. La tarea estratégica es convertir la oposición generalizada en una contraofensiva organizativa y política en 2026.
El World Socialist Web Site y la Alianza Internacional Obrero de Comités de Base (AIO-CB) llaman a la formación de comités de base en cada planta, lugar de trabajo y barrio para exigir el cese inmediato de los despidos permanentes; el pago íntegro de los salarios y prestaciones de los trabajadores afectados; y la reducción de la semana laboral sin pérdida de salario para preservar los puestos de trabajo.
Estos comités deben exigir la prohibición de los cortes de servicios públicos y los desalojos masivos; la cancelación de las deudas abusivas y el fin del embargo de salarios para los morosos de préstamos estudiantiles; y la reversión de los subsidios públicos a proyectos multimillonarios en favor de una inversión pública masiva en vivienda, salud y servicios.
Una contraofensiva industrial debe estar vinculada a una lucha política contra la administración Trump, un gobierno de, por y para la oligarquía. Trump está erigiendo una dictadura presidencial, la forma política que corresponde a una sociedad dividida por niveles asombrosos de desigualdad social. La campaña despiadada y fascistoide contra los trabajadores inmigrantes, que incluye redadas al estilo de la Gestapo y la detención de familias enteras, es la punta de lanza de un ataque más amplio contra los derechos democráticos de toda la clase trabajadora.
El Partido Demócrata se ha negado a organizar ninguna oposición, ya que está de acuerdo con los elementos principales del programa social de Trump. Hace solo un mes, el alcalde electo de Nueva York por los Socialistas Demócratas de Estados Unidos, Zohran Mamdani, se reunió con Trump en la Casa Blanca, sonrió para las fotos y declaró su disposición a trabajar con el presidente fascista.
No se trata de retocar los bordes de un sistema económico y político en bancarrota, sino de movilizar el inmenso poder de la clase trabajadora en una lucha irreconciliable contra toda la oligarquía corporativa y financiera. Esta lucha debe librarse de forma independiente y en oposición tanto a los partidos capitalistas como a las burocracias sindicales corruptas, que actúan como ejecutores de las corporaciones y el Estado. Los sindicatos buscan dividir a los trabajadores según criterios nacionales y desarmarlos ante una ofensiva histórica contra los empleos, los salarios y los derechos democráticos.
El programa de esta contraofensiva debe ser la expropiación de la élite financiera y corporativa, la socialización de las principales industrias y el uso de la tecnología moderna para eliminar la pobreza, garantizar una vivienda y una atención médica dignas y elevar el nivel material y cultural de toda la humanidad. Existen los recursos para garantizar el pleno empleo, la vivienda, la asistencia sanitaria y la educación para todos. La pregunta es: ¿Quién controla estos recursos, la oligarquía o la clase trabajadora?
La respuesta depende de la construcción de una dirección socialista revolucionaria, arraigada en la clase trabajadora y guiada por un programa político claro. El Partido Socialista por la Igualdad y la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base están luchando por desarrollar esta dirección y organizar la creciente resistencia de los trabajadores y los jóvenes en todo el mundo.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 23 de diciembre de 2025)
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