Sería imposible dentro de los límites de esta resolución reproducir cada uno de los artículos del News Line que glorificaban las conquistas del régimen libio. Así que solo daremos los ejemplos más claros de como Healy prostituyó el marxismo, como él y sus compinches se transformaron en agentes a sueldo de ese Estado burgués.
Cumpliendo las obligaciones del bloque propagandístico del WRP con Gadafi y con su “teoría” de la lucha de clase proletaria librada por la burguesía nacional, el News Line del 4 de septiembre de 1979 imprimió un artículo de dos páginas titulado “Las masas trabajadoras se hacen cargo de las fábricas”. Informaba sin críticas que los obreros “después de un discurso del secretario general del Congreso General del Pueblo, el coronel Muamar Gadafi” habían tomado “el control total de la producción”.
Sin revelar la menor reserva, citaba la pretensión de Gadafi de que “la Yamahiriya es un heraldo de una transformación radical de la base del orden político y de la estructura social de todo el mundo”.
En el número del 29 de agosto de 1979, aparecieron cuatro páginas especiales celebrando el décimo aniversario de la asunción al poder de Gadafi bajo el título “Riqueza petrolera reconquistada por el pueblo”. Ese artículo aducía que: “Los avances gigantescos hechos por las masas libias no hubiesen sido posibles si el Consejo Revolucionario no hubiese confrontado, y derrotado, a las grandes compañías petroleras internacionales”.
Considerando que antes los trotskistas británicos habían dirigido la lucha contra la capitulación teórica del pablismo al castrismo, este artículo resumía el desprecio cínico de la conducción del WRP hacia cualquier principio. A la vez que alegaba que Libia había derrotado a las transnacionales petroleras, el artículo no mencionaba que sus propiedades nunca habían sido expropiadas ni nacionalizadas. En cambio, las conquistas mucho más modestas de los libios —basadas en la renegociación de los acuerdos con las compañías extranjeras— fueron descritas con una retórica periodística exagerada.
Una semana después, en el News Line del 5 de septiembre de 1979, se publicó la siguiente traición contra el marxismo:
La revolución del coronel Gadafi ha consistentemente combatido todo tipo de burocracia. La Yamahiriya libia ha refutado en definitiva esa mentira cínica burguesa de que la burocracia es el resultado inevitable de la revolución. Las burocracias no son inevitables salvo en ciertas circunstancias históricas. La experiencia de la revolución libia ha demostrado que la lucha por la revolución socialista mundial puede y logrará destruir a las burocracias para siempre.
Este pasaje elevaba a Gadafi al nivel de Trotsky; el análisis histórico y profundo de este último sobre las raíces de la burocracia fue desechado con desprecio y reemplazado con una fantasía vulgar que no merece ninguna consideración seria. El único propósito de esas pamplinas antimarxistas era corromper los cimientos teóricos de la sección británica y desmoralizar a sus cuadros; cuadros que, habiendo dedicado sus vidas a la lucha contra la burocracia en el movimiento obrero, ahora leían en el News Line que Gadafi en Libia había descubierto la poción mágica que hacía que toda la labor histórica de la Cuarta Internacional fuera superflua. Nadie necesitaba La revolución traicionada cuando se podía conseguir el Libro verde —¡cortesía de las imprentas del WRP en Runcorn!—.
El News Line del 9 de octubre de 1979 glorificaba el Libro verde de Gadafi en un artículo de dos páginas. El autor, Mitchell describió las discusiones de un seminario sobre el significado de esa obra:
Fueron traducidos y circulados para la discusión un total de 60 informes sobre los diferentes aspectos de la crisis mundial de la democracia, el sistema bipartidista, el desarrollo de la burocracia, y la transferencia del mando a las masas. …
Fue Gadafi y un pequeño grupo de académicos libios quienes hicieron las contribuciones más estimulantes e incisivas. Con paciencia y firmeza explicaron cada etapa del desarrollo de las teorías del Libro verde que crearán una sociedad en la que las viejas formas de gobierno y la democracia burguesa serán reemplazadas por comités populares y donde toda la propiedad, el control y la autoridad estarán en manos de las masas armadas.
En la Yamahiriya, explicaban, los derechos democráticos son resguardados porque los trabajadores asalariados se han convertido en socios de sus fábricas y oficinas y por lo tanto la explotación ha sido abolida.
En esa obra maestra del servilismo periodístico, Mitchell nunca sugirió que no estaba de acuerdo con esas tonterías utópicas. Tampoco sintió la necesidad de diferenciar las posiciones del partido de las del Libro verde sobre el marxismo y la URSS. En cambio, continúa el reportaje acrítico:
Dijeron que el marxismo era un producto de la revolución industrial y que había sido aplicado por la revolución obrera de la Unión Soviética.
Pero adoptaron el punto de vista de que la revolución soviética no había podido conseguir la democracia para las masas. Dijeron que la Tercera Teoría Universal libia había nacido de un análisis de las dos principales tendencias mundiales —el capitalismo supuestamente “liberal” y el marxismo—.
Sería inimaginable que Lenin hubiese permitido tal descripción del sunyatsenismo en las páginas de la prensa bolchevique. Claro que Healy era muy diferente a Lenin.
En 1980, Healy trató de demostrarle al régimen de Gadafi que el programa del WRP era esencialmente idéntico al de la Yamahiriya libia. En un documento descubierto por la Comisión de Control Internacional, intitulado “Notas sobre el programa, la estrategia y la táctica del Workers Revolutionary Party”, presentado al gobierno libio y fechado 30 de abril de 1980, Healy escribió:
Estamos de acuerdo con la Yamahiriya sobre:
a. El papel popular de los Comités Revolucionarios (Libro verde) como base para que las masas ejerzan el poder democrático y revolucionario. Esos comités pueden asumir otros nombres de acuerdo con las tradiciones orgánicas de las masas, pero su contenido y su forma sería el de Comités Revolucionarios.
b. El WRP está de acuerdo con la Yamahiriya sobre el papel de Socios en una Sociedad Socialista (ver nuestras notas sobre la Segunda Parte del Libro verde).
Healy ya estaba dispuesto a proclamar a Gadafi como líder de la clase trabajadora libia y al Libro verde como una alternativa meritoria al marxismo. Una resolución preliminar adoptada por el Comité Político del WRP el 28 de julio de 1980 declaraba que “el Workers Revolutionary Party saluda la lucha valiente e incansable del coronel Gadafi cuyo Libro verde ha guiado la lucha por el control obrero de las fábricas, oficinas del gobierno y el servicio diplomático, y por desenmascarar las maniobras reaccionarias de Sadat, Begin y Carter. … Estamos dispuestos a movilizar a los obreros británicos en defensa de la Yamahiriya libia y a explicarles las enseñanzas del Libro verde como parte de la lucha antiimperialista”.
El 12 de diciembre de 1981, el Comité Político del WRP publicó una declaración que decía: “Cuando Gadafi y los Oficiales Unionistas Libres tomaron el poder popular en 1969, pusieron a Libia en el camino del desarrollo y expansión socialistas. … Gadafi evolucionó políticamente hacia el socialismo revolucionario y ha rechazado los palacios y harenes de otros dirigentes árabes”.
Esta propaganda publicitaria a instancias de la burguesía libia, pagada por Gadafi, llevó directamente a la traición política de la OLP poco más de un año después. Durante la invasión israelí del Líbano en el verano de 1982, cuando llovían bombas sobre Beirut, la contribución de Gadafi a la lucha antisionista fue decirle a Arafat que se suicidara.