Durante 1981 y 1982, Healy comenzó a formalizar por escrito sus divagaciones dialécticas. Así les dio por primera vez a los cuadros internacionales y británicos la oportunidad de someter sus ideas a un análisis más cuidadoso y sistemático. La culminación de sus labores teóricas fue una serie de artículos escritos con ocasión del 42 aniversario de la muerte de Trotsky. Los artículos se titulaban “Estudios sobre el materialismo dialéctico”.
En octubre de 1982, David North, secretario nacional de la Workers League (Liga Obrera), les informó a Healy y al Comité Político del WRP acerca de sus diferencias con el método filosófico que Healy utilizaba como base para el “entrenamiento de sus cuadros” y con la labor política del WRP y el Comité Internacional. (Debido a leyes estadounidenses reaccionarias, la Workers League no era —ni es— miembro del Comité Internacional, pero había participado en sus eventos como observador.) Durante años, Healy había mantenido que su trabajo sobre lo que llamaba “la práctica de la cognición” representaba un desarrollo crucial de la dialéctica materialista, alegato que justificaba citando a los Cuadernos filosóficos de Lenin y En defensa del marxismo de Trotsky.
Después de someter los escritos de Healy a un cuidadoso análisis, North concluyó que estos representaban una desviación total del marxismo. Además, el descubrimiento de que Healy había plagiado secciones enteras de sus artículos de fuentes soviéticas poco conocidas inmediatamente puso en duda muy seria la legitimidad política de sus obras. North señaló los siguientes puntos clave:
Los “Estudios sobre el materialismo dialéctico” del camarada Healy sufren de un defecto decisivo: esencialmente ignoran los triunfos de Marx y Lenin en cuanto a su trabajo sobre la dialéctica hegeliana. Por consiguiente, consideran a Hegel de una manera carente de crítica y hacen eco de los hegelianos de izquierda contra los cuales Marx luchó.
Al ver a Hegel de esta manera, la diferencia entre el materialismo y el idealismo no solo desaparece; el camarada Healy, al proclamar a Hegel como un hegeliano de izquierda, explícitamente pasa al campo del idealismo.
El camarada Healy no considera las repetidas advertencias de Marx y Engels de que la dialéctica hegeliana era inútil tal como la había dejado Hegel. Pero el camarada Healy busca la explicación del proceso del conocimiento directamente en la lógica hegeliana. Esto constituye un método falso. Así como la naturaleza del Estado no se puede explicar partiendo de la Lógica [de Hegel], tampoco se puede explicar el proceso del pensamiento partiendo de la misma fuente.
El defecto mayor de los artículos del camarada Healy —la forma en que pasan por alto las contribuciones de Marx y de Lenin— se muestra con amplia evidencia en su virtual indiferencia hacia el materialismo histórico. A la cognición se la trata como si el pensamiento se moviera fuera de la práctica social del hombre, la cual está gobernada por leyes y se desarrolla históricamente (Una contribución a la crítica de los “Estudios sobre el materialismo dialéctico” de G. Healy, págs. 13-15).
North relacionó su crítica política a la línea política del Workers Revolutionary Party y del Comité Internacional:
Ya hace varios años (a mi parecer, esto empezó en 1976 y solo llegó a predominar en 1978) que el Comité Internacional, bajo la consigna de la lucha por el materialismo dialéctico en contra del pragmatismo, se ha estado alejando constantemente de la lucha por el trotskismo.
Una concentración cada vez más unilateral y estrecha en el “proceso y la práctica de la cognición” —casi totalmente divorciada de un estudio concreto de la situación objetiva—, tal como se expresa en los “Estudios”, ha terminado en una vulgarización de la dialéctica, que acaba siendo una caricatura de la obra de Lenin sobre La ciencia de la lógica de Hegel que reproduce las mismas formas de mistificación que Marx criticó en sus escritos contra los hegelianos de izquierda hace ya 140 años (y que Engels desenmascaró en su polémica contra Dühring en la década de 1870)…
Una vulgarización del marxismo, bajo la excusa de ser una “lucha por la dialéctica”, ha sido acompañada por una explícita desviación oportunista dentro del Comité Internacional, especialmente en el WRP.
La labor del CI en Oriente Próximo, que nunca se ha llevado a cabo con la clara perspectiva de construir secciones del CI, se ha ahora degenerado en una serie de adaptaciones pragmáticas a los cambios que traen los vientos políticos. La defensa marxista de los movimientos de liberación nacional y la lucha contra el imperialismo ha sido interpretada de manera oportunista como un apoyo acrítico de varios regímenes nacionalistas burgueses. El resultado de la invasión israelita de Líbano ha revelado de forma deprimente la bancarrota de este abordaje. En este mismo momento, el CI no ha sido capaz de evaluar la situación en Oriente Próximo. Y el WRP todavía no ha clarificado su actitud hacia las maniobras diplomáticas actuales del gobierno de Reagan (ibid., págs. 35-36).
Luego de criticar la línea del WRP en cuanto a Zimbabue, Irán, Libia y la guerra de las Malvinas, las observaciones concluyeron con lo siguiente:
Esto no significa que toda nuestra labor haya sido errónea o que no hayamos logrado varios triunfos. Este, por supuesto, no es el caso. Pero el rápido desarrollo de la crisis mundial, de la crisis desesperada del estalinismo y la radicalización de las masas en todos los principales países capitalistas presentan una gran oportunidad para el trotskismo. Sin embargo, cometeríamos un gran error si en este mismo momento le cortáramos los cuernos trotskistas al toro (ibid., pág. 38).
El 22 de octubre de 1982, North informó a Healy por primera vez de sus diferencias con los Estudios sobre el materialismo dialéctico. Al día siguiente, después de una reunión con el Comité Político del WRP, le entregó a Banda, a instancias del secretario general del WRP, una copia de sus notas sobre los escritos de Healy sobre filosofía. Después de estudiar esas notas, Banda informó a North que estaba completamente de acuerdo con la crítica y reconoció que el método subjetivo de Healy estaba ligado a la degeneración de la labor política del WRP en todas las áreas. Añadió que sería necesario entablar una lucha para que los temas inspirados por las notas se debatieran íntegramente dentro del partido. Se discutió el asunto entonces con Cliff Slaughter, el secretario del CICI, quien manifestó que la crítica de North a los escritos de Healy era correcta y que él mismo apoyaría la apertura de un debate en pleno, pero que tendría que darle mayor consideración a la forma de su propia intervención. Después de que Banda informara a Healy de que estaba de acuerdo con la crítica de North, Healy atacó a North implacablemente por haber “interferido” en “mis” cuadros dentro del WRP.
North regresó a los Estados Unidos el 25 de octubre de 1982 con la esperanza de que un debate formal se organizaría dentro del WRP y el Comité Internacional de la Cuarta Internacional. Ese mismo día —como lo corroboraría más tarde la Comisión de Control— Banda recibió una carta de Brendan Martin, quien era miembro del comité central del WRP. La carta criticaba la incapacidad del partido de corregir, en base a principios, sus errores sobre la guerra de las Malvinas. También criticaba la adaptación del partido al nacionalismo burgués en Oriente Próximo. En su carta, Martin pedía que estos asuntos se discutieran dentro del partido en base a principios.
Durante la semana siguiente, Healy convenció a Banda de que abandonara su apoyo a North para así preservar la unidad de la pandilla en el Comité Político del WRP. Como demuestran las notas privadas de Healy (que descubrió más tarde la Comisión de Control Internacional), Healy tomó simultáneamente dos pasos: lograr que Martin fuera expulsado del WRP y aislar a North de los dirigentes del partido. Se puede leer lo siguiente en una de las notas privadas de Healy, con fecha del 28 de octubre de 1982: “D. North busca aprovecharse de las vacilaciones y el atraso político en su planteamiento a los camaradas”.
Healy entonces su puso en contacto con Slaughter y otros académicos residentes, tales como G. Pilling, y logró que se pusieran de acuerdo en atacar las críticas de North en la siguiente reunión del Comité Internacional. Mientras esas maniobras tenían lugar, Banda y Healy organizaron un ataque faccional contra Brendan Martin, con el resultado de que este fue expulsado del partido a mediados de noviembre.
Cuando North regresó a Inglaterra el 18 de diciembre de 1982, Banda le informó que había estudiado sus notas con más detalle y que ahora se oponía totalmente a las críticas que contenían. Añadió que ahora creía que los Estudios de Healy eran una inestimable contribución a la literatura marxista. Le advirtió a North que, de persistir en sus críticas, la ruptura política y organizativa con la Workers League sería violenta y total. Durante varias reuniones del Comité Político del WRP que se realizaron durante los dos días siguientes —y en las cuales V. Redgrave se puso histérica y tachó a North de “gánster político”— Slaughter y Pilling tomaron la delantera en defender los Estudios de Healy sin siquiera contestar uno solo de los puntos presentados por North en sus notas. Su defensa consistió en declarar que cualquier crítica a los Estudios tenía que ser por ley un ataque contra la dialéctica y contra Hegel y que cualquier crítica contra Healy hecha por un estadounidense también tenía que ser pragmática. Healy mismo no asistió en persona a estas reuniones para defender sus estudios.
La atmósfera política de estas reuniones no era como para poder conducir un debate objetivo. North retiró sus notas —las cuales, de cualquier manera, no habían sido preparadas inicialmente como un documento oficial— y aceptó considerar los puntos hechos por Slaughter, Pilling y Banda.
Esto marcó la primera vez que el Comité Internacional intentó intervenir en la crisis política del WRP. Por razones históricas relacionadas con el desarrollo general de la Cuarta Internacional, la sección británica ejercía una autoridad inmensa y preponderante dentro del Comité Internacional. Todas las otras secciones, cuyas direcciones son jóvenes, se habían creado en el proceso de la lucha que Healy, Banda y Slaughter habían dirigido contra la degeneración del Socialist Workers Party de los Estados Unidos, la traición del LSSP en Sri Lanka, y la capitulación de la Organisation Communiste Internationaliste (OCI) francesa al oportunismo. No existía otra conducción con semejante historial de lucha sin cuartel contra el estalinismo, la socialdemocracia y el centrismo. Además, existía una inmensa diferencia entre la fuerza organizativa del WRP y las otras secciones del CICI. A partir de mediados de la década de los setenta, el WRP conscientemente utilizó esta fuerza como una amenaza contra el CICI. Además, escondió el carácter mercenario de sus labores en Oriente Próximo mientras sistemáticamente falsificaba los reportes que le daba al CICI sobre el desarrollo político de la sección británica.
Slaughter funcionaba dentro de la dirección del CICI como un representante faccional del WRP, siempre velando por los intereses políticos y financieros de la sección británica. Luego regresaremos a este asunto. (Una descripción completa de la lucha entre la Liga Obrera y el WRP hasta la reunión del Comité Internacional que se realizó en febrero de 1984 ya se redactó en la carta fechada el 11 de diciembre de 1985, que el Comité Político del Workers League le entregó al Comité Central del WRP.) Debemos hacer hincapié, sin embargo, en que la dirección del WRP no estuvo dispuesta a aceptar ninguna forma de control político por parte del Comité Internacional. Slaughter y Banda defendían el mito de la infalibilidad de Healy para preservar la soberanía intocable del WRP dentro del CICI. Dicho de otra manera, la infalibilidad personal de Healy se preservaba para sostener la infalibilidad colectiva de la sección británica.
Habría de pasar más tiempo antes de que las secciones del CICI lograran la suficiente madurez y experiencia como para que este ejerciera su autoridad sobre el WRP. Aunque la lucha todavía no podía llevarse hasta el final, 1982 marcó el principio de una rebelión trotskista dentro del CICI contra la degeneración política del WRP y su abuso de autoridad.
Fue a partir de entonces que los líderes del WRP supieron que no podían completar su traición al trotskismo sin antes desbaratar el Comité Internacional. Por consiguiente, con tal de preparar su labor destructiva, postergaron el 10º Congreso del CICI hasta 1985; es decir, cuatro años después del noveno.