El Partido Socialista por la Igualdad de Estados Unidos tuvo su Cuarto Congreso Nacional durante la semana del 31 de julio al 5 de agosto en Detroit, Michigan.
Este Congreso aprobó por unanimidad la Declaración del Comité Internacional de la Cuarta Internacional, “Socialismo y la lucha contra la guerra”. El congreso también aprobó tres otras resoluciones: “Perspectivas y Tareas del Partido Socialista por la Igualdad”, “Por una clase obrera unida en Estados Unidos y América Latina” y “La lucha por el socialismo y las tareas de los Jóvenes y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social”.
1. Este Congreso del Partido Socialista por la Igualdad (PSI) hace un llamado a la clase obrera de Estados Unidos a unirse con los trabajadores de América Central y del Sur para derrotar a su enemigo común, el imperialismo estadounidense.
2. Las operaciones explotadoras de los bancos y corporaciones transnacionales unen objetivamente a los trabajadores en todo el hemisferio en un proceso común de producción. Por otra parte, en Estados Unidos hay una población de más de 55 millones de latinoamericanos, incluyendo a casi 20 millones de inmigrantes. Estas bases tan sólidas para la unión de la clase obrera de Estados Unidos y la de América Latina deben actualizarse con la construcción del movimiento trotskista en América Latina y la incorporación de las capas avanzadas de trabajadores y jóvenes inmigrantes latinos al PSI.
3. Durante el último año, la crisis capitalista global y particularmente la desaceleración en China han sacudido con mayor fuerza las economías de América Latina por la virtual evaporación de los mercados emergentes y de materias primas. Después de la caída en el 2015 de casi 30 por ciento en los precios de las materias primas (que componen el 50 por ciento de las exportaciones latinoamericanas), se prevé una caída del 2 por ciento en el PIB per cápita para este año. El desempleo y la pobreza están de nuevo en aumento por primera vez en más de una década.
4. América Latina sigue siendo la región del mundo más polarizada socialmente, con una brecha inmensa entre la oligarquía financiera y las masas de trabajadores pobres. En sólo seis años, el 1 por ciento más rico en América Latina va a haber acumulado más riqueza que el 99 por ciento restante. Los multimillonarios latinoamericanos han visto sus fortunas aumentar un promedio de 21 por ciento cada año entre el 2002 y el 2015 —seis veces más rápido que el PIB de la región. En contraste la mayoría de la población vive dentro o al borde de la pobreza. Los ingresos de la clase obrera están estancados en toda la región, mientras que en Brasil, la economía más grande, los salarios se están derrumbando.
5. Esta crisis económica ha provocado una serie de convulsiones políticas y agitación de la lucha de clases en un país tras otro. Las víctimas iniciales han sido los gobiernos burgueses identificados con el llamado “giro a la izquierda”, que comienza a principios del siglo XXI con la llegada al poder del chavismo en Venezuela, el Partido de los Trabajadores (PT) en Brasil, Evo Morales y el MAS (Movimiento al Socialismo) en Bolivia y el ala kirchnerista del peronismo en Argentina.
6. Nicolás Maduro perdió el control de la Asamblea Nacional de Venezuela y se enfrenta a un referendo revocatorio; la presidenta del PT, Dilma Rousseff, fue derrocada mediante un proceso de destitución impulsado por sus antiguos aliados políticos de la derecha; A Evo Morales de Bolivia se le ha negado la posibilidad de ser reelegido, en medio de crecientes luchas de la clase obrera; y los 12 años de kirchnerismo han llegado a su final con la victoria electoral de Maurico Macri y la derecha argentina.
7. De forma paralela, el gobierno de los Castro está buscando un reacercamiento al imperialismo estadounidense. En Cuba, los estratos gobernantes buscan conservar su poder y privilegios facilitando el reingreso del capitalismo estadounidense a su antigua semicolonia.
8. Estos cambios presentan nuevos peligros para la clase obrera. En Argentina y Brasil, no ha habido gobiernos en el poder tan derechistas desde la caída de las viejas dictaduras militares apoyadas por EE.UU.; ahora éstos imponen medidas arrolladoras en contra de los niveles de vida y derechos sociales básicos. En Venezuela, la derecha respaldada por Washington, después de varios intentos previos de golpe de Estado y otras provocaciones políticas, está preparada para asumir el poder, al menos que el Ejército venezolano, con sus manos en las principales manijas de control, lo haga primero.
9. La evolución de estos movimientos y gobiernos burgueses también representa un profundo desenmascaramiento de las distintas fuerzas de seudoizquierda, que lhan promovido a aquellos como un medio viable de resistencia antiimperialista e incluso han participado en la realización del “socialismo del siglo XXI”.
10. Al generar ilusiones esperanzadas en estos gobiernos, la seudoizquierda repitió sus intentos en las décadas de 1960 y 1970 de promover la Revolución Cubana, el castrismo y las guerrillas pequeñoburguesas como una nueva vía hacia el socialismo: una vía separada de la ardua construcción de partidos revolucionarios marxistas y de la intervención revolucionaria de la clase obrera, consciente e independiente. Los trabajadores latinoamericanos han pagado un precio incalculable por la influencia de tales teorías impulsadas, principalmente, por la tendencia revisionista del pablismo que rompió con el trotskismo y la Cuarta Internacional en 1953. Una capa entera de estudiantes y trabajadores jóvenes radicalizados fue canalizada hacia luchas armadas suicidas que cobraron decenas de miles de vidas y desorientaron al movimiento obrero, abriéndole el paso a una serie de dictaduras militares fascistas.
11. El Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) libró una lucha implacable en contra de esa perspectiva revisionista, insistiendo en que el castrismo no representa ningún nuevo camino al socialismo sino sólo una de las variantes más radicales de los movimientos nacionalistas burgueses que llegaron al poder en muchos de los países coloniales y semicoloniales en la época después de la Segunda Guerra Mundial. Basándose en la Teoría de la Revolución Permanente de Trotsky, el CICI insistió que la tarea de liberar a los países coloniales y semicoloniales de la opresión imperialista no puede ser completada bajo la dirección de ninguna sección de la burguesía, sin importar cuan radical aparente ser. Solamente, la clase obrera puede lograrlo, movilizando tras ella a las masas de pobres y campesinos en la lucha por la toma del Estado y la expansión de la revolución internacionalmente.
12. Precisamente, las mismas fuerzas pablistas que impulsaron al castrismo hace medio siglo, desempeñaron un papel clave en la creación del Partido de los Trabajadores en Brasil. Fomentaron ilusiones políticas en el chavismo y en los otros movimientos burgueses de “izquierda”, que funcionaron como instrumentos de dominio burgués y defensores del capital extranjero y nacional. Los programas de mínima asistencia social iniciados por estos movimientos con el fin de atenuar la lucha de clases han dado paso a medidas de austeridad y ataques despiadados contra la clase obrera, facilitando la instauración de gobiernos de derecha.
13. Un rol particularmente destructivo en América Latina ha sido el de la tendencia política asociada históricamente con el revisionista argentino, Nahuel Moreno, quien se separó del Comité Internacional en 1963 y se unió al Secretariado Unificado pablista al compartir con el SU que la revolución de Castro había establecido un “Estado obrero” en Cuba. Adaptándose al peronismo en Argentina y al PT en Brasil, la característica distintiva de las diversas variaciones del morenismo —desde el PTS argentino al PSTU brasileño— es su rechazo a luchar por el desarrollo de la conciencia socialista revolucionaria de la clase obrera y, en cambio, la subordinación de las luchas obreras a las políticas nacionalistas burguesas y de seudoizquierda pequeñoburguesas.
14. La historia reivindica ahora la lucha del CICI contra el revisionismo. En América Latina y a nivel internacional, la lucha de clases está teniendo un crecimiento explosivo, cosa que exige con enorme urgencia la construcción de nuevos partidos revolucionarios de la clase obrera.
15. Asimismo, el imperialismo norteamericano vuelve su atención cada vez más a América Latina. El Pentágono deja en claro que el “pivote a Asia” del gobierno de Obama, con su cerco militar y provocaciones directas contra China, debe realizarse a nivel mundial, concentrándose en América Latina. Esto ocurre en condiciones en las que China reemplaza a Estados Unidos como principal acreedor de la región y se convierte en su segundo mercado de exportación. El comercio entre China y América Latina se ha multiplicado 20 veces desde el año 2000, convirtiendo a China en el principal socio comercial de Brasil, Chile y Perú.
16. En su discurso del 13 de julio del 2016, frente al Atlantic Council, el jefe del Comando Sur de EE.UU., el almirante Kurt Tidd, indicó que el Pentágono se enfoca en una “transición estratégica que afecta todos los rincones del globo”. Destacó que el reto más importante para las fuerzas armadas estadounidenses gira en torno a “las actividades de China, Rusia, e Irán en el hemisferio occidental”, acusando a estos países de no “respetar los principios interamericanos de paz”.
17. Estas y otras declaraciones de figuras militares han dejado claro que Washington está renovando la Doctrina Monroe, la piedra angular durante 200 años de la política exterior estadounidense, que ha sido invocado a lo largo del siglo XX para justificar decenas de intervenciones militares directas por parte de EE.UU., incluyendo imponer dictaduras militares fascistas. Estos regímenes se enfocaron en mantener a América Latina dentro de la esfera de influencia de Estados Unidos. El imperialismo norteamericano no tiene ninguna intención de ceder espacio pacíficamente en lo que ha considerado por mucho tiempo como su “patio de atrás”. Al contrario, existen muchas indicaciones que, a diferencia de las guerras mundiales anteriores, América Latina no va a poder evitar verse envuelta en una nueva conflagración mundial, a raíz de la insoluble y creciente crisis del capitalismo estadounidense y global.
18. El PSI debe prestar atención, con particular urgencia, a lo que está sucediendo al otro lado de la frontera con México. Los trabajadores de los Estados Unidos y México están estrechamente conectados a través de los procesos de producción comunes en ambos lados de la militarizada frontera. Desde el 2008, por ejemplo, el número de trabajadores automovilísticos en México ha crecido de 490.000 a 675.000. México se ha convertido en el séptimo mayor productor de autos en el mundo, como parte de las operaciones en conjunto a través de Estados Unidos, México y Canadá.
19. En oposición a las provocaciones de sentimientos antimexicanos por parte de los sindicatos estadounidenses y en contra de los reclamos de Trump y Sanders contra “prácticas comerciales desleales”, el PSI lucha por la unidad de los obreros de Estados Unidos, México y Canadá. Esto requiere una lucha política en contra de las organizaciones de seudoizquierda que intentan subordinar a los trabajadores mexicanos a la CTM y a sindicatos dizque reformistas, que en realidad son respaldados por el Departamento de Estado de EE.UU. y las centrales sindicales estadounidenses y alemanas AFL-CIO y IG Metall, entre otras.
20. Al mismo tiempo, millones de trabajadores mexicanos trabajan en los campos, casas y otros empleos de todo tipo en Estados Unidos, proporcionando una fuerte base objetiva para la unificación de los trabajadores en ambos lados de la frontera con el objetivo de librar una lucha común contra el capitalismo.
21. La intensidad de la lucha de clases en México se ha expresado de forma sangrienta en cuantiosas veces, de la masacre en Iguala y la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en el 2014, a la matanza de los maestros en huelga en Nochixtlán, Oaxaca, en junio de este año. Ambos de estos asesinatos en masa están vinculados con el “Pacto por México” impuesto por el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, con el apoyo del imperialismo estadounidense. El “Pacto”, el cual tiene el fin de transferir una cantidad masiva de riqueza de las manos de los trabajadores mexicanos a los bancos y las corporaciones, fomenta la privatización de la industria petrolera mexicana, así como la lucrativa “reforma educativa”, que ha incitado luchas de docentes en Estados Unidos, Brasil y otros lugares en el hemisferio.
22. Por una parte, la clase gobernante mexicana responde a la resistencia obrera con violencia explícita con el visto bueno de Washington, que ha gastado miles de millones de dólares para armar y entrenar a las fuerzas represivas del país a través de la Iniciativa Mérida, con el pretexto de la llamada “guerra contra las drogas”.
23. Por otra parte, con la ayuda de diversos grupos de seudoizquierda, las élites mexicanas están tratando de crear otra trampa política de “izquierda” burguesa para la clase obrera, en la forma de MORENA (Movimiento de Regeneración Nacional), bajo el liderazgo del exalcalde de la Ciudad de México y candidato presidencial para el Partido de la Revolución Democrática (PRD), Andrés Manuel López Obrador. Este nuevo movimiento político se volvió necesario después de un colapso en el apoyo popular del PRD, el cual ha sido desenmascarado como un partido burgués corrupto y de derecha. El PRD votó por el “Pacto por México” y estuvo directamente implicado en la masacre de Iguala. De triunfar políticamente, MORENA va a desempeñar un papel similar, intentando canalizar y suprimir la lucha de clases al servicio de los intereses del capitalismo mexicano y estadounidense.
24. La lucha por unir a la clase obrera de Estados Unidos con la de México y de todo el hemisferio no se puede separar de la defensa irreconciliable de los derechos de los trabajadores inmigrantes. Ambos partidos capitalistas en EE.UU., el republicano y el demócrata, están participando en un ataque despiadado contra estos trabajadores. El gobierno de Obama ha deportado a casi 3 millones de inmigrantes, más que todas las administraciones anteriores combinadas. Las mujeres y los niños que están huyendo de América Central debido a la miseria y violencia generalizadas—el legado de un siglo de opresión imperialista de Estados Unidos, con dictaduras militares casi genocidas impuestas por Washington—han sido tratados como delincuentes, encerrados en campos de detención a la espera de su deportación en masa, en violación del derecho internacional.
25. Esta política va a ser agudizada con la elección de la candidata presidencial demócrata, Hillary Clinton, quien, como secretaria de Estado, apoyó el golpe militar del 2009 en Honduras y la deportación profusa de niños refugiados que huyen de los escuadrones de la muerte del mismo régimen golpista. El candidato republicano, Donald Trump, por su parte, ha demandado la redada masiva y deportación de millones de trabajadores indocumentados, mientras promete construir “la pared” en la frontera con México, la cual ya es una de las más militarizadas del mundo.
26. El PSI tiene que hacer una campaña sin tregua contra los intentos de la partidos capitalistas y medios corporativos de enardecer el chovinismo antiinmigrante al presentar a esta sección oprimida de la clase obrera como un chivo expiatorio por los efectos realmente concebidos por la crisis del capitalismo—el desempleo, los ataques a los niveles de vida y la destrucción de los derechos sociales. El PSI defiende el derecho de todos los trabajadores alrededor del mundo de vivir y trabajar en el país que elijan y de gozar de todos sus derechos ciudadanos, incluyendo el derecho a vivir, trabajar y viajar sin temor a ser reprimidos y deportados.
27. Con el fin de avanzar esta lucha por la unidad de los trabajadores en Estados Unidos con los trabajadores en todo el hemisferio, el World Socialist Web Site debe prestar una atención más profunda a las condiciones y luchas de los trabajadores inmigrantes en Estados Unidos, así como a la lucha de clases y crisis política en toda América Latina. El WSWS también debe dar a conocer su análisis a la mayor audiencia posible en la región, a través de la expansión y desarrollo de sus secciones en español y portugués.
28. Sobre todo, el PSI en EE.UU. proporcionará la máxima colaboración y asistencia a todos que aquellos preparados para unirse a la lucha para construir nuevas secciones del Comité Internacional de la Cuarta Internacional en México y en todos los países de América Central y del Sur.