Las imágenes de video e imágenes fotográficas de agentes de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos arreando a migrantes haitianos como si fueran ganado provocaron una repulsión generalizada en Estados Unidos e internacionalmente el lunes.

Las imágenes, tomadas por fotógrafos de Associated Press, Reuters y AFP, mostraron la represión ordenada por la administración Biden contra más de 10,000 migrantes haitianos que se habían reunido bajo un paso subterráneo de una autopista en las afueras de Del Rio, Texas, una ciudad fronteriza 145 millas al oeste de San Antonio.

Varios reporteros describieron las acciones de los agentes de la Patrulla Fronteriza montados a caballo como usar las riendas de sus caballos para amenazar a los migrantes que habían cruzado el río Bravo, que es excepcionalmente bajo en este momento. El Paso Times informó el lunes que un agente “balanceó su látigo amenazadoramente, cargando su caballo hacia los hombres en el río”.

Los refugiados reunidos en un campamento improvisado debajo del puente de la autopista en el lado estadounidense del río han estado cruzando de regreso a México para obtener alimentos y otros suministros, en lugar de arriesgarse a cruzar las líneas establecidas en el lado estadounidense del campamento por la Patrulla Fronteriza. y la policía estatal de Texas, que arrestaría y los enviaría para su deportación inmediata.

Los agentes de la Patrulla Fronteriza comenzaron a montar a caballo a lo largo del río para aislar a aquellos, en su mayoría hombres, que habían regresado a México en busca de suministros y para evitar que se reunieran con sus familias. En algunos casos, los migrantes desesperados arrojaron la comida y el agua que llevaban en la cabeza al río, con el fin de correr hacia el lado estadounidense.

La Patrulla Fronteriza comenzó el domingo las deportaciones masivas de haitianos, detuvo a 3.300 migrantes y envió a más de 400 de regreso a Puerto Príncipe, la capital de Haití. El resto de este grupo se dividió entre El Paso y San Antonio, a la espera de la deportación inminente con vuelos programados para continuar desde ambas ciudades a Haití.

El jefe interino de la Patrulla Fronteriza, Raúl Ortiz, dijo que todos los haitianos que permanecen en Del Río serán removidos al final de la semana. “Durante los próximos 6 a 7 días, nuestro objetivo es procesar a los 12,662 migrantes que tenemos debajo de ese puente lo más rápido posible”, dijo. “Lo que queremos es asegurarnos que disuadimos a los migrantes de entrar a la región para poder manejar a las personas que están debajo del puente en este punto”.

Los vuelos a Haití se incrementarán a un total de siete por día, cuatro a Puerto Príncipe y tres a Cap-Haïtien, la ciudad más grande del norte de Haití, dando al puente aéreo una capacidad de alrededor de mil personas por día. Otros refugiados serán deportados a México y Centroamérica.

Las imágenes de agentes fronterizos pastoreando a migrantes haitianos fueron solo la expresión más abierta de una política del gobierno estadounidense que es salvaje en todos los aspectos. El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, cuya agencia controla la Patrulla Fronteriza, llegó a Del Río el lunes para supervisar la represión masiva, acompañado por un pequeño ejército de 600 agentes adicionales.

En una rueda de prensa en la ciudad fronteriza, reiteró la posición de la administración Biden, según la cual, a los migrantes no se les permitiría solicitar asilo, derecho que les pertenece bajo la ley internacional. En cambio, serían detenidos y deportados de inmediato bajo el Título 42, una disposición legal que permite a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) declarar una excepción de salud pública, la pandemia de coronavirus, para justificar una acción de emergencia.

El título 42 fue inicialmente invocado por la administración Trump como parte de su guerra represiva generalizada contra los migrantes que intentan cruzar la frontera entre Estados Unidos y México. Biden fingió criticar esta política salvaje durante la campaña electoral presidencial, pero se ha embarcado en una política que no es menos brutal y antidemocrática.

Después de que un juez federal emitió una orden el 16 de septiembre prohibiendo el uso del Título 42, la administración anunció inmediatamente que apelaría. Mientras tanto, dada una suspensión de 14 días de la orden por parte del propio juez, la administración Biden se está moviendo rápidamente para deportar a todos los migrantes haitianos durante ese período de dos semanas.

La mayoría de los miles de haitianos en Del Rio no son inmigrantes recientes de Haití. Huyeron en 2010 después del terremoto masivo que mató a más de 200,000 personas y dejó gran parte del país en ruinas, migrando a Brasil, Chile y otras partes de América del Sur en busca de supervivencia económica y física.

Como resultado, muchos, quizás la mayoría de los que regresan a Haití, tienen poco conocimiento del país de “origen” al que son devueltos por la fuerza. La mayoría de los niños nacieron o crecieron en América del Sur y hablan con más fluidez el español o el portugués que el criollo haitiano o el francés.

Los migrantes mayores no han regresado al país de su nacimiento desde 2010. Pero saben que Haití sigue siendo el país más pobre del hemisferio occidental, devastado por los recientes huracanes y un segundo gran terremoto, así como por la violencia política desenfrenada que culminó en el reciente asesinato del presidente Jovenel Moïse. La recesión económica y la pandemia de coronavirus los han llevado a buscar el ingreso a Estados Unidos, donde muchos tienen familiares o esperan encontrar trabajo y seguridad.

La administración de Biden considera la brutalidad en la frontera como un problema de relaciones públicas que debe ser manejado por sus especialistas. Por lo tanto, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo el lunes que las imágenes del agente de la Patrulla Fronteriza conduciendo a los migrantes a través del río eran “horribles de ver. No creo que nadie que vea ese metraje pensaría que es aceptable o apropiado”.

La violencia, sin embargo, persigue las políticas decretadas por la Casa Blanca. El gobierno de Estados Unidos cerró la frontera en Del Rio el domingo y los agentes de la Patrulla Fronteriza estaban actuando para hacer cumplir ese cierre.

A pesar de todas las falsas declaraciones frente a los medios de comunicación nacionales, no habrá ningún cambio en la política hacia los migrantes, ni ninguna disminución en la violencia cotidiana por parte de los matones de la Patrulla Fronteriza, que hace tan solo unos meses dieron su pleno apoyo a Trump, quien apareció regularmente en las funciones de la Patrulla Fronteriza para aplaudir sus acciones más despiadadas, y fue respaldado para la reelección por su sindicato.

Las condiciones dentro del campamento de Del Rio son espantosas. Varias mujeres embarazadas están atrapadas allí, y al menos una dio a luz en el sitio, fue llevada a un hospital en Del Río y luego regresó con su bebé recién nacido al campamento. Los periodistas vieron a una mujer colapsar a la vista de las tropas de la Guardia Nacional, desplegadas en Del Río para reforzar la Patrulla Fronteriza, y las tropas “se acercaron lentamente y se la llevaron”.

La temperatura en Del Río alcanzó los 105 grados Fahrenheit el lunes, cayendo solo a 100 grados al anochecer, con una temperatura baja de solo 80 durante la noche, poniendo a muchos de los atrapados allí en peligro de insolación.

Mientras tanto, el gobierno mexicano del presidente Andrés Manuel López Obrador dijo el domingo que se unirá a Estados Unidos en la deportación inmediata de haitianos. Funcionarios del gobierno dijeron que habría vuelos de deportación desde el lado mexicano de la frontera con Estados Unidos y desde la frontera de México con Guatemala, donde permanece otro gran grupo de haitianos.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 20 de septiembre de 2021)