El lunes, el Washington Post publicó un editorial que insinuaba falsamente que Peter Daszak, un zoólogo destacado y experto en enfermedades infecciosas, ayudó a crear el SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19. El Post llamó al Congreso a citar a Daszak para que rinda testimonio, respaldando plenamente una demanda abogada por la derecha fascistizante.
En un editorial intitulado “Interroguen al Sr. Daszak: él podría saber que pasó realmente en Wuhan”, el Post declara, “hay que intentar descubrir si una liberación o un contagio en un laboratorio condujeron a la pandemia”.
El respaldo del Post a la cacería de brujas contra Daszak es parte de su promoción de la mentira sobre el laboratorio de Wuhan, una farsa derechista que busca atribuir la pandemia a China a partir de la acusación de que la enfermedad fue liberada, intencional o accidentalmente, desde el Instituto de Virología de Wuhan.
El Post señala, “Las dos hipótesis principales de los orígenes del virus son un contagio zoonótico, de un animal a un humano quizás con un hospedador intermedio, o que se hubo una fuga debido a un accidente en el laboratorio en Wuhan.
“El contagio zoonótico es una explicación plausible basada en experiencia histórica y los científicos deberían investigarla vigorosamente. Pero se deben emprender esfuerzos similares para descubrir si una fuga o contagio en un laboratorio causó la pandemia”.
Al contrario, no existen dos “hipótesis” sobre los orígenes del COVID-19. Una es una teoría científica, la otra es una mentira descarada e inventada por la derecha fascistizante.
La teoría científica de las zoonosis explica todos los importantes brotes de enfermedades infecciosas que ha conocido el hombre. Los orígenes zoonóticos del COVID-19 están siendo corroborados constantemente por nuevos descubrimientos, incluso de conjuntos de virus cuyos dominios de unión al receptor (receptor binding domains) son solo algunos pares de bases del genoma distintos a los del SARS-CoV-2.
A pesar de aceptar que el COVID-19 sería la primera enfermedad genéticamente diseñada en matar un ser humano, los promotores de la teoría conspiratoria del laboratorio de Wuhan admiten que no existe ninguna evidencia, fueran testigos, documentos o cualquier otra cosa, que indique que el SARS-CoV-2 fue creado, almacenado o liberado en el Instituto de Virología de Wuhan.
En dos años, sus promotores no han descubierto nada más allá de la admisión libre y pública de científicos como Daszak de que estaban realizando investigaciones. Para explicar su incapacidad para hallar evidencia, los teóricos de la conspiración alegan que hubo un complot secreto que se extendió desde Beijing a Washington.
El Post acusa a Daszak de avanzar la que de hecho era la postura del propio periódico hasta mayo de 2021. El 17 de febrero, el Post publicó un artículo intitulado, “Tom Cotton sigue repitiendo una teoría conspirativa del coronavirus que ya fue desmentida”, afirmando que el “senador Tom Cotton (republicano de Arkansas) repitió una teoría marginal que sugiriere que la continua propagación del coronavirus está vinculada a investigaciones en el epicentro asolado por la enfermedad de Wuhan, China”.
El 30 de abril, el Post publicó una “corrección”, declarando que “El término ‘desmentida’ y el uso de ‘teoría conspirativa’ por parte del Post fueron eliminados”. En la medida en que haya un “debate”, se debe a que el Post y otros periódicos lo crearon declarando de la nada que la patraña de una fuga de laboratorio era “creíble”.
Pero el Post no esconde su verdadero motivo para arrastrar a un científico a un panel de cazadores de brujas: “El Sr. Daszak ha sido particularmente agresivo promoviendo la hipótesis de un contagio zoonótico y atacando la fuga de un laboratorio como una ‘teoría conspirativa’”.
En otras palabras, Daszak está en la mira porque defiende los principios científicos y se opone a una mentira inventada y deliberada que, si el público la creyera, se utilizaría para justificar una guerra entre Estados Unidos y China, cuyo número de muertos podría ascender a cientos de millones o incluso miles de millones.
La caza de brujas del Post contra Daszak recuerda los días más oscuros del mccarthismo y del Comité de Actividades Antiestadounidenses de la Cámara de Representantes, con sus desquiciadas acusaciones de una amplia conspiración comunista que llegaba hasta la Casa Blanca.
Hay mucho en juego en la atribución de la culpa por la pandemia. El número de muertos en Estados Unidos, según las estimaciones del Instituto de Métrica y Evaluación de la Salud, asciende a 1,1 millones, como parte de una catástrofe mundial que ha matado a más de 15 millones de personas.
El grueso de estas muertes es el resultado de las políticas deliberadas llevadas a cabo por Estados Unidos y otros Gobiernos, que pretendían que el contagio masivo de la población generara una “inmunidad colectiva”, como excusa para reabrir prematuramente las escuelas y las empresas.
En estas condiciones, la élite política estadounidense está utilizando la conocida técnica de encontrar un chivo expiatorio. Al igual que la élite gobernante alemana buscó un chivo expiatorio en los judíos por la muerte de dos millones de soldados alemanes en la Primera Guerra Mundial, el capitalismo estadounidense está tratando de culpar a China por la pérdida masiva de vidas por el COVID-19.
De hecho, deben realizarse audiencias sobre la responsabilidad por la pandemia, pero los que tendrán que rendir cuentas no son los científicos que advirtieron al público sobre los peligros, sino los Gobiernos que promovieron deliberadamente el contagio masivo de sus poblaciones a través de la política de “inmunidad colectiva”.
El escrutinio recaerá sobre las publicaciones de medios como el Washington Post y el New York Times que defendieron abiertamente las infecciones a escala masiva. El 18 de mayo de 2020, el Post publicó un editorial titulado “¿Hizo Suecia lo correcto al limitar su confinamiento?”, calificando de “atractivo” el llamado “modelo sueco” ante la pandemia y elogiándolo por no llevar a cabo confinamientos “draconianos”.
En ese momento, 80.000 estadounidenses habían muerto a causa de la pandemia, una cifra que se ha multiplicado por más de diez como resultado de las políticas del Gobierno.
El martes, el Senado brasileño votó recomendar la presentación de cargos penales contra el presidente Jair Bolsonaro, argumentando que su política de “inmunidad colectiva” a través del contagio masivo en respuesta a COVID-19 ayudó a que ocurrieran cientos de miles de muertes evitables en Brasil.
Bolsonaro señaló repetidamente el llamado “modelo sueco” como un ejemplo a seguir, diciendo en una reunión de líderes empresariales brasileños: “Si dependiera de mí, casi nada se habría cerrado, como Suecia.”
Si Bolsonaro es culpable de “crímenes de lesa humanidad”, también lo son todos los que promovieron la política homicida que él adoptó, desde Trump en Estados Unidos hasta Johnson en el Reino Unido y Biden, quien, después de haber prometido “seguir la ciencia”, no ha hecho más que continuar con las políticas de apertura de escuelas y negocios en medio de una propagación voraz de la pandemia.
A diferencia de los Gobiernos y los medios de comunicación que promovieron el contagio masivo, Daszak ha dedicado su vida a concienciar sobre los peligros de las nuevas enfermedades infecciosas, advirtiendo al público durante años antes de 2020 sobre la forma en que surgiría y se propagaría la próxima pandemia a menos que la sociedad emprendiera un gran programa para rastrear los virus, contener las zoonosis y detener las pandemias.
“Con la creciente interfaz entre las poblaciones humanas y las especies silvestres, y el aumento de la globalización y los viajes aéreos, es probable que la incidencia de las pandemias sea cada vez más frecuente”, advirtió Daszak en 2016.
Pidió “una estrategia global y coordinada para atajar” la aparición de pandemias. Advirtió que “actualmente estamos viviendo en la era de las pandemias”, y advirtió proféticamente: “actúen ahora o paguen un precio significativamente más alto después”.
El Washington Post es propiedad de Jeff Bezos, el principal propietario y fundador del monopolio minorista Amazon. Desde el comienzo de la pandemia, la riqueza personal de Bezos ha aumentado en más de 80.000 millones de dólares. Esta riqueza fue extraída obligando a los trabajadores de Amazon a ir a almacenes inseguros que son importantes focos de la pandemia.
Una demanda presentada por el estado de Nueva York afirmó en febrero que “A lo largo de la histórica pandemia, Amazon ha incumplido repetida y persistentemente su obligación de instituir medidas razonables y adecuadas para proteger a sus trabajadores de la propagación del virus”.
Añadió: “El flagrante desprecio de Amazon por las regulaciones de salud y seguridad ha amenazado con enfermedades y daños graves a los miles de trabajadores de estas instalaciones y supone un peligro continuo, sustancial y específico para la salud pública”.
La declaración del Post de que la teoría de la fuga del laboratorio es “creíble” es parte de un cambio dentro del Partido Demócrata y de la élite política en su conjunto en dirección a un conflicto con China, adoptando en el camino las políticas asociadas durante mucho tiempo con la extrema derecha.
Quizás el elemento más peligroso de la caza de brujas del Post contra Daszak es el estímulo y la validación que aportará al movimiento fascista en torno a Donald Trump. Durante casi dos años, los conspiradores fascistas responsables de la insurrección del 6 de enero, incluyendo a Steve Bannon y sus cómplices, promovieron la calumnia de que el SARS-CoV-2 era un virus creado por el hombre en el Instituto de Virología de Wuhan. Señalando que “pidió que Daszak testificara ante el Congreso hace seis meses”, el fascista National Pulsesaludó el artículo de opinión del Washington Post como una validación.
El World Socialist Web Site llama a todos los trabajadores, estudiantes y profesionales a oponerse a los esfuerzos de los medios de comunicación estadounidenses por convertir a los científicos en chivos expiatorios y promover la xenofobia antichina. La culpa no es de los científicos que trataron de advertir al público, sino de los Gobiernos que voluntariamente ignoraron la ciencia para llevar a cabo una política de contagio y muertes masivas.
(Publicado originalmente en inglés el 26 de octubre de 2021)
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