A principios de semana cuando la huelga de más de 22.000 trabajadores metalúrgicos en la ciudad de Cádiz, en el sur de España, por aumentos salariales y contra el cierre de plantas, entró en su segunda semana, el socialdemócrata Partido Socialista (PSOE) y el partido 'populista de izquierda' Podemos lanzaron una ofensiva policial. Desplegaron a miles de policías antidisturbios y un BMR (Blindado Medio sobre Ruedas) de 15 toneladas en Cádiz.
El martes, alrededor de 5.000 trabajadores del metal y simpatizantes marcharon por Cádiz. Varios trabajadores se separaron de la manifestación principal e intentaron bloquear el puente Carranza con barricadas. La policía atacó a los trabajadores con gases lacrimógenos y balas de goma. Al menos un manifestante fue arrestado por supuestos cargos de desórdenes públicos. Los manifestantes gritaron consignas como '¡Policía asesina!' y '¡Somos trabajadores, no criminales!'
Hay un amplio apoyo a la huelga. Alrededor de 200 estudiantes de los institutos de Cádiz participaron en una huelga estudiantil el martes, estableciendo piquetes fuera de sus escuelas y uniéndose a la protesta de los trabajadores del metal. Los manifestantes lanzaron gritos de apoyo a los trabajadores sanitarios a su paso por el hospital Puerta del Mar, y estos respondieron con aplausos para los huelguistas y los estudiantes.
Los gaditanos se indignaron por el despliegue del BMR blindado de 15 toneladas, uno de los dos vehículos de este tipo retirados de las fuerzas armadas y entregados a la Policía Nacional española en 2017. Fue la primera vez que se despliega un BMR contra los trabajadores en huelga en España. El BMR condujo a través de los barrios de clase trabajadora de San Pedro y Bazán y cerca de las escuelas locales, chocando contra los obstáculos en la calle. Muchos residentes gritaron consignas denunciando al BMR desde los balcones de sus casas.
El despliegue de un vehículo militar en Cádiz es una amenaza desesperada contra esta poderosa huelga, y una exposición integral del gobierno PSOE-Podemos. Ya ha demostrado su hostilidad visceral hacia la clase trabajadora, adoptando constantemente las políticas del partido fascista Vox, desde poner fin a las restricciones de salud de COVID-19 hasta implementar políticas violentas contra los migrantes. Dejando innegablemente claro el abismo de clase que separa a Podemos de los trabajadores, ahora está amenazando a la clase obrera con violencia militarizada.
Desde los primeros días de la huelga, el gobierno PSOE-Podemos ha movilizado a la policía antidisturbios de toda España para agredir a los trabajadores con gas pimienta, porras y balas de goma.
Los trabajadores respondieron estableciendo piquetes y barricadas bloqueando el camino hacia el distrito industrial de la ciudad y otras carreteras importantes; quemaron coches, contenedores y vías férreas para impedir que la policía acceda a la zona. Los autobuses que intentaban transportar esquiroles a las fábricas se vieron obligados a dar la vuelta después de que los huelguistas bloquearon la carretera y arrojaran piedras.
Una situación política explosiva está surgiendo en España, ya que amplias masas de trabajadores apoyan la huelga contra el gobierno PSOE-Podemos. En Cádiz se han celebrado grandes protestas en apoyo a los trabajadores metalúrgicos, con manifestantes que portaban pancartas con lemas como '¡Unidad de la clase obrera!' Otras manifestaciones de solidaridad tuvieron lugar en otras ciudades de la región de Andalucía, y más programadas para llevarse a cabo a lo largo de la semana.
El lunes, aproximadamente 4.000 trabajadores y jóvenes en la ciudad de Algeciras, cercana a Cádiz y perteneciente a su misma provincia, protestaron en solidaridad con los trabajadores en huelga. El lunes se convocó otra protesta solidaria en la ciudad andaluza de Huelva. Alrededor de 300 manifestantes también se reunieron frente al Palacio de San Telmo en Sevilla, la sede del gobierno regional andaluz, el mismo día en una muestra de apoyo a los trabajadores en Cádiz.
Los miembros de Podemos y del estalinista Partido Comunista de España (PCE), que también gobierna como parte de la alianza electoral Unidas Podemos, fueron abucheados cuando intentaron dirigirse a los trabajadores reunidos en Sevilla. Un representante del PCE intentó defender al partido, afirmando ridículamente que 'estamos en el gobierno, pero no en el poder', pero los trabajadores respondieron con más abucheos.
El mejor aliado de los huelguistas en Cádiz contra Podemos y el PSOE son los trabajadores a nivel internacional que, al igual que los trabajadores del metal españoles, están en huelga contra los recortes salariales reales, los trastornos industriales y económicos, y las muertes masivas causadas por el manejo oficial criminal de la pandemia de COVID-19.
La huelga de Cádiz se produce en medio de un recrudecimiento de la lucha de clases en toda Europa e internacionalmente. Numerosas huelgas están programadas en España para finales de año, incluso por parte de los trabajadores de procesamiento de carne, los conductores de camiones y los trabajadores de supermercados. En el vecino Portugal, decenas de miles de trabajadores de múltiples industrias fueron a la huelga en septiembre y octubre, incluidos trabajadores ferroviarios, maestros, trabajadores de hospitales y guardias de prisiones.
En los Estados Unidos, docenas de huelgas han estallado desde octubre, involucrando a carpinteros, trabajadores del transporte, trabajadores automotrices, enfermeras, trabajadores de producción cinematográfica y trabajadores de tripulantes de aerolíneas, entre muchos otros sectores de la economía.
En todo el mundo, las huelgas contra el empeoramiento de las condiciones de vida y de trabajo, exacerbadas por la pandemia de coronavirus, están llevando a los trabajadores a un conflicto general no solo con las empresas, sino también con las burocracias sindicales y los gobiernos capitalistas nominalmente de 'izquierda'.
En España, el partido Podemos ha intentado cínicamente posicionarse como simpatizante de los huelguistas angustiado por su propio despliegue de vehículos blindados contra ellos. Al mismo tiempo, exige que la huelga termine de inmediato. En lo que equivale a una amenaza apenas disimulada contra los huelguistas, la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Trabajo de Podemos, Yolanda Díaz, exigió que los sindicatos y las empresas lleguen a un acuerdo para poner fin a la huelga lo antes posible, por el 'bien de los trabajadores y las empresas y por el bien de Cádiz'.
En cuanto a los sindicatos, tienen largas afiliaciones políticas a los partidos gubernamentales. Comisiones Obreras (CCOO) está vinculada al movimiento estalinista, al PCE y a Podemos, mientras que la Unión General de Trabajadores (UGT) está históricamente ligada al PSOE. Están jugando plenamente su papel como herramientas que el gobierno PSOE-Podemos utiliza para el mismo propósito básico que la policía antidisturbios: tratar de romper y desmoralizar el movimiento de la clase trabajadora.
Obligados a convocar una huelga indefinida después de que se hiciera evidente que la ira de los trabajadores del metal no se vería amortiguada por las protestas simbólicas de un día organizadas a principios de noviembre, CCOO y UGT han maniobrado continuamente para desmovilizar a la oposición y poner fin a la huelga.
La semana pasada, las federaciones nacionales de UGT y CCOO emitieron un comunicado exigiendo que los huelguistas dejen de bloquear las carreteras. “Debemos gestionar bien este conflicto” declararon, “y para ello consideramos necesario que concentremos nuestras actuaciones en los accesos a los principales centros de trabajo. Siendo por ello que animamos a dejar libres las autovías.”
El secretario regional de CCOO, Fernando Grimaldi, también dejó claro que el sindicato se opone a las acciones militantes tomadas por los trabajadores durante la huelga, declarando: “a gente está muy alterada, veremos cómo se controla esto.” Denunciando a los huelguistas por provocar incendios fuera de las refinerías para bloquear el acceso a la policía antidisturbios, declaró: “No estoy en absoluto de acuerdo con ese tipo de acciones.”
En una rueda de prensa el viernes, el jefe de industria de UGT, José Manuel Rodríguez Saucedo, volvió a criticar a los trabajadores por supuestamente incomodar a los gaditanos con su huelga. Mientras que los huelguistas están generalmente “actuando con total sensatez.” dijo, “hay daños colaterales, por lo que pido disculpas a toda la ciudadanía del Campo de Gibraltar por las molestias que les podamos estar causando”
El problema crítico al que se enfrentan los trabajadores de Cádiz es librar su huelga como una lucha política contra el gobierno PSOE-Podemos, e independientemente de sus sindicatos afiliados UGT y CCOO. El camino a seguir es formar comités de base, independientes de las burocracias sindicales, como está sucediendo en Volvo, John Deere y en muchas escuelas a nivel mundial, para conectar su huelga con el movimiento internacional más amplio de la clase trabajadora.
El Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) ha avanzado en el llamado a los trabajadores para construir la Alianza Internacional de los Trabajadores de los Comités de Base (AIO-CB). Tal organización puede desencadenar al vasto poder industrial de la clase obrera a nivel internacional para atacar a las grandes corporaciones transnacionales, derrotar los intentos de represión del estado policial y poner fin a las políticas de infección masiva de la burguesía en la pandemia de COVID-19.
(Artículo publicado originalmente een inglés el 24 de noimebre de 2021)