El viernes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió una advertencia sobre una nueva variante del COVID-19 que llamó ómicron. Se propaga más rápido que las otras variantes y es potencialmente más mortal y resistente a las vacunas.
La aparición de esta nueva cepa de COVID-19 es una exposición devastadora de la política implementada por los Gobiernos capitalistas, encabezados por EE.UU. y Europa, que se han opuesto a los confinamientos y otras medidas de salud pública críticas para detener la propagación de la enfermedad.
El World Socialist Web Site y los científicos más destacados han advertido repetidamente que, sin la eliminación y erradicación del COVID-19, solo era una cuestión de tiempo para que aparecieran variantes nuevas y más peligrosas.
El 20 de agosto de este año, el WSWS escribió, “en la medida en que el virus se propague, seguirá mutándose en variantes nuevas, cada vez más infecciosas, letales y resistentes a las vacunas que amenazarán a toda la humanidad”.
Estas advertencias se confirmaron con consecuencias desastrosas.
La variante ómicron, que es por mucho la cepa detectada con más mutaciones a la fecha, se ha propagado ampliamente en todo Sudáfrica, reemplazando otras cepas a una velocidad sin precedentes.
El viernes, el Centro Europeo de Control y Prevención de Enfermedades advirtió, “En una situación en que la variante delta está resurgiendo” en toda Europa, “el impacto de la introducción y la propagación futura de la #varianteómicron podría ser MUY ALTA”. Concluyó “El nivel general de riesgo para la UE/EEE… es ALTO o MUY ALTO”.
La OMS declaró que la nueva variante presenta un “mayor riesgo de reinfección” y que está aumentando “en casi todas las provincias de Sudáfrica”. La variante fue “detectada más rápido que los aumentos en infecciones anteriores, sugiriendo que esta variante podría tener una ventaja de crecimiento”.
“Nueva variante = nueva pandemia”, escribió el Dr. Yaneer Bar-Yam, un físico de sistemas complejos que ha estado estudiando pandemias por casi dos décadas. “Las infecciones que conocemos hoy ocurrieron de hace unos días a un par de semanas. Las infecciones que ocurrieron hoy tan solo se conocerán en unos días o un par de semanas”. Calculó que la nueva variante es seis veces más infecciosa que la cepa original y ocho veces más mortal.
Dada su rápida propagación, advierten los científicos, no cabe duda de que ya está presente en países de todo el mundo. “Probablemente hay transmisión comunitaria en Bélgica”, dijo la viróloga Angela Rasmussen, “lo que sugiere que también hay transmisión comunitaria en otras partes”.
La aparición de la variante ómicron se produce en el contexto de una catastrófica ola invernal de la variante delta del COVID-19. A nivel global, la cifra de casos aumentó 40 por ciento en solo un mes. En Alemania, el promedio de siete días alcanzó los 55.000 casos nuevos, más que el doble del máximo registrado anteriormente.
En EE.UU., más de 1.000 personas mueren cada día, mientras Míchigan, Minnesota y otros estados están registrando nieles récord de casos a pesar de la disponibilidad de las vacunas.
El lunes, Biden anunció que no implementaría ninguna medida en respuesta a la nueva variante fuera de restricciones de viaje a países del sur de África. Declaró, “Seguiremos guiándonos por lo que la ciencia y mi equipo médico aconsejen”.
Esa es una mentira. Biden no ha seguido los consejos de los científicos, quienes han estado advirtiendo que sus políticas conducirían a un rebrote de la pandemia, sino que se ha guiado por el afán de lucro de Wall Street.
La política nacional distintiva de Biden, como la de Trump antes, fue la reapertura de las escuelas, que se han convertido en la fuente más importante de brotes según las estadísticas de COVID Hotspot de Míchigan. Durante el verano, el Gobierno de Biden urgió al público a dejar de usar mascarillas y promovió la mentira de que los niños no pueden contraer ni transmitir el COID-19.
La derecha fascistizante encabezada por Trump, junto con sus contrapartes internacionalmente, ha exigido el abandono de todas las medidas de salud pública, promoviendo teorías conspirativas y buscando desacreditar las vacunas, las cuales son un componente crítico para luchar por frenar la pandemia.
Independientemente de sus diferencias con la ultraderecha, Biden y los otros promotores de medidas inadecuadas de mitigación concuerdan con ella en la cuestión más esencial: no puede haber medidas que afecten la riqueza de la élite corporativa y financiera. Su afirmación criminal y anticientífica de que la pandemia puede detenerse solo a través de la vacunación ha quedado desmentida con la aparición de la variante ómicron.
Los principales periódicos estadounidenses, a instancias de la oligarquía financiera que domina la sociedad estadounidense, han respondido a la aparición de la variante ómicron con una campaña en contra de las medidas de salud pública. “Los estadounidenses y el resto del mundo necesitan aprender a vivir con un virus que mutará continuamente”, escribió el Wall Street Journal, añadiendo: “El mayor peligro son más confinamientos gubernamentales”.
El Washington Post publicó una columna de Megan McArdie intitulada, “Estados Unidos necesita defenderse de la variante ómicron, sin recurrir a confinamientos”.
“Los costos de más confinamientos serían pesados”, declaró McArdie, “desde enfermedades alimentarias y sobredosis de opiáceos a pequeñas empresas en quiebra y escuelas que son dejadas atrás… Necesitamos ser más selectivos sobre nuestras políticas, optando por medidas anticovid que afecten la vida diaria lo menos posible”.
¿Cómo se comparan estas consecuencias—todas las cuales pueden prevenirse con la movilización de recursos sociales—con la muerte de millones de personas? Lo que McArdie, el Post y toda la clase gobernante realmente quiere decir es que no se tomen medidas que amenacen el aumento incansable de las bolsas de valores.
El Washington Post, el Wall Street Journal y el resto de la prensa pueden quedarse roncos alegando que el COVID-19 se va a ir por sí solo o que se convertirá en la gripe, pero esta es la vida real y a la enfermedad no le importan sus mentiras.
Los trabajadores no deben responder con base en las mentiras ilusorias e interesadas de la clase gobernante, sino en la realidad científica de la pandemia.
La clase obrera en EE.UU. e internacionalmente debe intervenir y exigir la implementación de medidas de emergencia críticas para frenar la pandemia, a partir de una estrategia de eliminación y erradicación. Esto implica lo siguiente:
· Toda la producción no esencial necesita ser inmediatamente detenida hasta que la enfermedad sea puesta bajo control. Todos los trabajadores necesitan recibir el 100 por ciento de su sueldo trabajando a distancia, o cuando esto no es posible, para compensarlos plenamente por los ingresos perdidos.
- Todos los comerciantes autónomos, contratistas y dueños de pequeños negocios deben recibir una compensación completa por todos los ingresos perdidos a causa de la detención de la producción no esencial.
- Toda la educación presencial necesita ser suspendida inmediatamente y reemplazada por clases a distancia. Se deben asignar miles de millones de dólares para garantizar que todos los niños y adolescentes tengan una computadora laptop moderna y propia con servicio de internet de alta velocidad, así como un ambiente seguro, espacioso y cómodo para aprendizaje en casa.
- El sistema de salud pública necesita expandirse masivamente y se debe contratar a decenas de miles de coordinadores de salud pública. Todas las personas contagiadas con la enfermedad o expuestas a ella deben poder acceder de forma inmediata y oportuna a personal de salud pública, enfermeros y doctores que puedan monitorear sus síntomas y ayudarlos a cumplir con su cuarentena sin contagiar a otras personas.
- Se deben asignar varios billones de dólares para un programa de vacunación global. La distribución de las vacunas debe estar gestionada por científicos y expertos en salud pública con el mandato de proteger todo el mundo.
Los recursos para este programa de emergencia existen. Desde que inicio la pandemia, los milmillonarios estadounidenses aumentaron su patrimonio en 60 por ciento, asistidos por los obsequios masivos de efectivo entregados por la Reserva Federal. Solo la riqueza de Elon Musk aumentó de $30 mil millones a inicios de 2020 a más de $300 mil millones.
La política entera de la clase gobernante se ha desarrollado sobre una montaña de mentiras. En cada instancia desde el inicio de la pandemia hasta el presente, la clase gobernante ha justificado sus medidas homicidas negando la realidad de la amenaza y rechazando las medidas necesarias
El World Socialist Web Site y los Partidos Socialistas por la Igualdad afiliados al Comité Internacional de la Cuarta Internacional lanzaron la Investigación Global de los Trabajadores sobre la Pandemia de COVID-19. La investigación examinará y refutará todas las mentiras promovidas por los Gobiernos y en la prensa durante los últimos dos años, una parte esencial del desarrollo de un entendimiento en la clase obrera sobe que ocurrió y cuál debe ser la respuesta. El WSWS ya comenzó a recibir testimonios de trabajadores y científicos.
La investigación debe ir de la mano de la organización y movilización de la clase obrera internacional como fuerza independiente, a través de la formación de comités de base en cada lugar de trabajo y barrio. Un cambio de política no se llevará a cabo sin un movimiento social y político de masas para exigir una estrategia de eliminación global y erradicación.
La construcción de tal movimiento en la clase obrera presenta la necesidad de un enfrentamiento con toda la clase gobernante y el sistema capitalista. La política de la oligarquía corporativa y financiera causó una catástrofe. La clase obrera internacional debe luchar por el socialismo.
(Publicado originalmente en inglés el 27 de noviembre de 2021)