La traición de la huelga de 22.000 trabajadores del metal en Cádiz el mes pasado, por los esfuerzos coordinados del gobierno del Partido Socialista (PSOE) y Podemos junto a sus sindicatos afines, Comisiones Obreras (CCOO) vinculadas a Podemos y la Unión General de Trabajadores (UGT) alineada con el PSOE, ha desenmascarado a toda una capa de grupos pequeñoburgueses en la órbita política de Podemos.
Conscientes de la creciente ira social por el mal manejo criminal de la pandemia que ha provocado millones de muertes en todo el mundo, el aumento del coste de la vida y la austeridad, están tratando de bloquear la oposición de la clase trabajadora a su izquierda. Este es el contenido del artículo publicado por la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT), sección española del Partido Socialista de los Trabajadores argentino (PTS) y la publicación en línea Révolution Permanente en Francia, titulado 'La huelga del metal de Cádiz y la recomposición subjetiva de la clase obrera' escrito por Diego Lotito y Roberto Bordón en Izquierda Diario.
Durante la huelga de Cádiz, el gobierno del PSOE-Podemos envió destacamentos de antidisturbios pertenecientes tanto a la Policía Nacional como al cuerpo militar de la Guardia Civil y desplegó un BMR blindado de 15 toneladas (Blindado Medio sobre Ruedas). El BMR condujo a través de los barrios de clase trabajadora de San Pedro y Bazán, chocándose por las calles cercanas a las escuelas locales para tratar de aterrorizar a la población. El gobierno también prohibió las protestas de solidaridad en Madrid.
En su sitio web Izquierda Diario (ID), los morenistas de CRT promovieron ilusiones en aliados de Podemos que jugaron un papel clave en la represión de la huelga. El principal de ellos es Anticapitalistas, una tendencia fundacional de Podemos, cuyos miembros aplaudieron las condiciones que los sindicatos forzaron a aceptar a los trabajadores, y así aplastaron la huelga. En cambio, CRT afirma que los anticapitalistas podrían haber ayudado a la huelga liderando una lucha por la 'autoorganización' de la clase obrera y las 'asambleas democráticas' durante la huelga. En ID, Diego Lotito y Roberto Bordón escriben:
A través del alcalde de Cádiz, José María Gonzalez “Kichi”, Anticapitalistas planteo una política correcta de solidaridad. Sin embargo, esta fue más allá y “Kichi” se ofreció a la Junta de Andalucía como mediador, dando así un aval a una mesa tramposa en la que patronal y burocracia sindical buscaban firmar un acuerdo a la baja que terminase con la huelga, como efectivamente sucedió. Como sostiene Santiago Lupe en una nota de polémica publicada en ID, nada más lejos de una política verdaderamente anticapitalista para el conflicto, que pasaba en todo caso por poner el peso institucional de la alcaldía en que se desarrollase la autoorganización obrera y no se negociara a espaldas de los trabajadores.
Se trata de una absurda falsificación de la orientación y perspectivas de clase de Podemos. Los anticapitalistas no tenían una política anticapitalista, ni llamaban a los trabajadores a romper con la burocracia sindical y a formar comités de base independientes para organizarse democráticamente.
El papel que jugó Anticapitalistas durante la huelga ha reivindicado el análisis del World Socialist Web Site sobre la salida de esta corriente del gobierno PSOE-Podemos. El WSWS escribió: 'Aunque la formación Anticapitalistas se proclame, como indica su nombre, “anticapitalista”, en realidad no tiene nada que ver con eso. Ha salido de Podemos como un agente a sueldo del Estado capitalista español para espiar, intervenir y sofocar la creciente oposición a Podemos y al Gobierno en las redes sociales, protestas callejeras y huelgas'.
No fue una exageración, sino una advertencia totalmente justificada para llamar a corrientes como Anticapitalistas agentes políticos del Estado. Durante la huelga de Cádiz, el alcalde de Cádiz, José María González, elogió en primer lugar a los sindicatos por convocar una huelga indefinida. Los sindicatos, sin embargo, habían intentado soltar vapor con protestas de un día y acababan de negociar el cierre de una planta de Airbus en Cádiz. Solo se sintieron obligados a convocar una huelga indefinida porque temían perder el control a medida que aumentaba la ira entre los trabajadores.
Durante los primeros días de la huelga, González abordó las protestas solidarias, asegurándoles que 'Kichi” ha afirmado que el Ayuntamiento de Cádiz ''ha estado, está y estará con la lucha obrera', mientras que su esposa, la líder nacional anticapitalista Teresa Rodríguez, pedía una alianza con la máxima dirigente de Podemos, Yolanda Díaz. Al mismo tiempo, Podemos estaba sentado en un gobierno que enviaba a la policía a agredir a los huelguistas con gases lacrimógenos, porras y balas de goma.
Cualquiera “que esté en nuestro espectro ideológico, y Yolanda lo está, podrá hablar con nosotros de tú a tú, tendrá en nosotros un aliado,” dijo Rodríguez. Ella continuó: “Nos interesa apoyar políticas valientes, se hagan donde se hagan pero que se lleven hasta el final”.
Cuando la oposición obrera amenazó con salirse de control de los sindicatos, Kichi se ofreció a sí mismo como 'mediador'. Dijo a la prensa que se había puesto en contacto con la Junta de Andalucía gobernada por el derechista Partido Popular (PP) para conocer “de primera mano en qué punto se encontraba la negociación del convenio del metal” y, en segundo lugar, ponerse “a disposición de la consejera [Rocío Blanco Eguren, consejera de Empleo] si ella considera que puedo ser de ayuda para algún elemento de la negociación como alcalde de Cádiz. Si se me requiere, aportaré y daré lo mejor de mí, como alcalde entiendo que estoy en la responsabilidad de hacer todo lo posible por mediar en una situación que implica directamente a paisanos míos”.
Una vez que los sindicatos aprobaron un recorte salarial de facto en forma de aumentos salariales del 2 por ciento cuando la inflación aumenta al 6 por ciento, Kichi exigió que los trabajadores aceptaran el acuerdo. Dijo a Andalucía Información: “No voy a ser yo quien valore el acuerdo porque no me corresponde, corresponde —única y exclusivamente— a los trabajadores y a las trabajadoras. … Pero es el que se ha acordado y como tal no sólo lo asumo, sino que seré el primero en exigir que se cumpla …”.
El inmundo papel antiobrero jugado por los anticapitalistas en la huelga de Cádiz también expone la política de la CRT morenista. Durante más de una década, la CRT y su predecesora, Clase contra Clase, han buscado bloquear un movimiento político independiente de la clase trabajadora, insistiendo en que la clase trabajadora debe subordinarse a la burocracia sindical y formar amplios frentes de “izquierda” compuestos por CRT y facciones de Podemos, como Anticapitalistas.
Cuando Podemos reclutó a exguardias civiles y militares para su liderazgo, como el general Julio Rodríguez, quien dirigió la participación de España en la guerra de Libia en 2011, Anticapitalistas lo aclamó como un ejemplo de 'pluralidad' dentro de Podemos. CRT respondió promoviendo a los anticapitalistas como revolucionarios y pidiéndoles que rompieran con Podemos.
Cuando Anticapitalistas anunció que dejaba el gobierno PSOE-Podemos el año pasado, CRT lo acogió como un paso hacia la adhesión al CRT en un frente político. Su líder, Santiago Lupe, declaró: 'Desde CRT hemos planteado que este salto en la integración de Podemos [en el gobierno] hacía urgente que Anticapitalistas rompiera definitivamente con Podemos'. Apeló a Anticapitalistas a 'repensar la izquierda' y a ' proponerse, junto al resto de la izquierda anticapitalista del Estado... pelear así por un programa claramente antirégimen y anticapitalista'.
Cuando Anticapitalistas llamó a votar a Podemos durante las elecciones autonómicas de Madrid, en contra de los llamamientos de CRT para unirse a ellos en un frente, CRT siguió dejando la puerta abierta a una alianza. Si bien criticó esta decisión por parte de sus 'camaradas', acogió con beneplácito la decisión de Anticapitalistas de celebrar 'asambleas abiertas' para debatir nuevos frentes políticos.
En realidad, el historial de Podemos y Anticapitalistas marca otra amarga experiencia de la clase trabajadora con los llamados partidos 'populistas de izquierda' tras la traición del gobierno proausteridad de Syriza ('Coalición de la Izquierda Radical') en Grecia, que impuso miles de millones de euros en austeridad. Su entrada en posiciones de poder e influencia en el Estado capitalista ha terminado en un desastre para la clase obrera.
Podemos ha intensificado las medidas de austeridad, atacado violentamente huelgas y obligado a millones de trabajadores y niños a volver al trabajo y a la escuela en medio de la pandemia, que ha dejado más de 1,7 millones de muertos en Europa y más de 105.000 en España. El gobierno envía rutinariamente a la policía para aplastar las huelgas contra las políticas de 'inmunidad colectiva' y para monitorear la oposición de la clase trabajadora en las redes sociales.
Con una charlatanería consumada, CRT afirma sin embargo que facciones de Podemos como Anticapitalistas son clave para la 'recomposición' de la clase obrera.
La 'recomposición de la capacidad de lucha defensiva y ofensiva' de los trabajadores, afirman hoy Lotito y Bordón, 'debe ser por tanto una tarea consciente de las y los sindicalistas combativos, así como de la izquierda que se reivindica anticapitalista y revolucionaria'. Una tarea clave en esto, afirman, es 'La lucha por desarrollar las asambleas y los métodos de la democracia obrera en los lugares de trabajo, así como por recuperar los sindicatos y comités de empresa de las manos de las burocracias sindicales para ponerlos al servicio de la lucha de clases'.
Esto es un fraude. La tarea de la organización de la clase obrera en comités de base independientes es oponerse políticamente al gobierno de Podemos y a sus cómplices sindicales. CRT, hablando en nombre de las mismas capas del medio académico y la burocracia sindical que Anticapitalistas y Podemos, intenta, por otro lado, encubrir su historial podrido y antiobrero al afirmar que están considerando organizar una revuelta de la clase trabajadora contra la burocracia. En realidad, estos partidos no tienen intenciones de organizar tal revuelta, que se dirigiría contra ellos mismos.
La cuestión decisiva a la que se enfrentan los trabajadores y la juventud en España e internacionalmente que buscan luchar contra los efectos de la pandemia de coronavirus, la austeridad social, la guerra y la represión militar-policial es garantizar su independencia política de los sindicatos y estas fuerzas de la clase media.
El Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) insiste en construir comités de base en cada escuela y lugar de trabajo. Esto permitirá a los trabajadores en España e internacionalmente construir una poderosa organización de lucha, la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB), contra la austeridad salarial y social, la represión militar-policial y las políticas de infección masiva durante la pandemia.
La condición previa esencial para tal política es construir un movimiento en la clase obrera que se oponga conscientemente al gobierno PSOE-Podemos y sus políticas reaccionarias. La construcción de tal movimiento requiere una ruptura despiadada y políticamente consciente con grupos pequeñoburgueses como CRT, y la construcción de secciones del CICI en España y a nivel internacional.
(Artículo publicado originalmente el 9 de diciembre de 2021)