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Perspectiva

La visita de Pelosi a Taiwán es una provocación temeraria

A espaldas del público estadounidense, el ejército estadounidense está preparando una provocación contra China para instigar un conflicto que podría desencadenar una guerra mundial de plena escala entre las dos mayores economías del mundo.

Esta provocación se produce en la forma de un viaje planeado a Taiwán de la presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU., Nancy Pelosi, la oficial con el tercer mayor rango en el Gobierno estadounidense.

A pesar de las preocupaciones manifestadas públicamente por el presidente estadounidense Joe Biden sobre el carácter provocativo del viaje, el periodista David Sanger del New York Times, quien opera como un vocero no oficial del aparato militar y de inteligencia de EE.UU., reportó el martes que “Los oficiales estadounidenses dijeron que los planes del viaje de la Sra. Pelosi siguen en marcha”.

La presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU., Nancy Pelosi, junto a pilotos de la Fuerza Aérea de EE.UU. en la base aérea Al Udeid en Catar, el 21 de octubre de 2019. [Photo: Tech. Sgt. John Wilkes, US Air Force]

Todo indica que, en algún momento el próximo mes, la octogenaria se montará a un avión de carga C-130, posiblemente escoltado por aviones de combate F-35 y respaldado por los portaaviones estadounidenses y tentará la suerte aterrizando en Taiwán, en medio de advertencias de los oficiales militares chinos de que “prevendrán” que entre en el país.

El nivel de imprudencia evidencia la profunda crisis y desorientación de la élite política estadounidense, que arremete contra todos ante una crisis social, económica y política irresoluble.

El viaje de Pelosi, la funcionaria estadounidense de más alto rango que visita la isla en un cuarto de siglo, tiene como objetivo socavar aún más la política de una sola China, que ha sido sistemáticamente desmantelada por las Administraciones de Trump y Biden, las cuales han fomentado el separatismo taiwanés al tiempo que han atiborrado la isla de armas. Ahora, provocativamente, Washington reconoce públicamente un aumento del personal militar estadounidense en Taiwán.

En octubre de 2021, el Wall Street Journalinformó de la presencia de tropas estadounidenses en Taiwán, y en diciembre, Estados Unidos duplicó el número de tropas estacionadas en la isla. En marzo de ese año, Nikkei informó que Estados Unidos estaba discutiendo estacionar misiles ofensivos en Taiwán que habrían violado el tratado INF que prohibía los misiles de rango intermedio.

El 5 de mayo de 2022, el Departamento de Estado de Estados Unidos eliminó de su página web oficial la frase “Estados Unidos no apoya la independencia de Taiwán” y “reconoce la posición china de que solo hay una China y Taiwán es parte de China”.

El Gobierno de Biden ha aprobado hasta ahora cuatro ventas masivas de armas a Taiwán, y una quinta, de 108 millones de dólares, está prevista para su inminente aprobación por el Congreso.

Al igual que Estados Unidos ha consolidado durante años el ejército ucraniano como un bastión contra Rusia con el objetivo de provocar la actual guerra desastrosa, Estados Unidos está transformando la isla en una plataforma ofensiva para la guerra con China, buscando provocar a China para que actúe militarmente contra Taiwán.

Estos planes, que llevan años gestándose, amenazan ahora con causar una guerra abierta. Tanto Estados Unidos como China han declarado explícitamente que se enfrentarían por Taiwán. Cuando se le preguntó en mayo si Estados Unidos usaría la fuerza para defender a Taiwán, Biden respondió: “Sí... Ese es el compromiso que asumimos”.

Los funcionarios chinos también han dejado claro que irán a la guerra por Taiwán. El mes pasado, el ministro de Defensa chino, Wei Fenghe, dijo a funcionarios estadounidenses en el Diálogo de Shangri-La en Singapur: “Si alguien se atreve a separar a Taiwán de China, no dudaremos en luchar, y lucharemos a toda costa”.

En público y en privado, los funcionarios chinos han declarado que están considerando una respuesta militar al viaje de Pelosi, incluyendo interceptar su vuelo o enviar aviones chinos a sobrevolar Taiwán.

El ejército estadounidense, por su parte, se está preparando para desplegar portaaviones y enviar aviones de combate para apoyar la operación.

Enfrentados a una crisis económica, social y política sin precedentes en su país, los sectores dominantes de la élite política estadounidense están tratando de intensificar masivamente la guerra global que ha estallado en Ucrania con la apertura de un frente en el Pacífico.

De hecho, en declaraciones al New York Times, el senador Chris Coons, un aliado clave de Biden en el Senado, declaró: “puede que nos estemos dirigiendo a una confrontación más temprana... de lo que pensábamos”.

Taiwán, una isla de menos de 150 km de ancho, es uno de los puntos de estrangulamiento económico más importantes de todo el mundo.

La isla alberga el 92 por ciento de la producción mundial de semiconductores avanzados. Todos los productos fabricados por Apple, incluidos el iPhone, el iPad y los ordenadores Macintosh, así como los procesadores de gráficos, inteligencia artificial y visualización computarizada de Nvidia y otros innumerables productos de alta tecnología dependen de los semiconductores producidos en Taiwán.

La industria automotriz estadounidense, cada vez más centrada en los vehículos eléctricos y la tecnología de asistencia al conductor, depende en gran medida de la fabricación de semiconductores en Taiwán.

Un conflicto militar en la isla, incluso uno que no desencadene inmediatamente una guerra a gran escala y de alta intensidad entre EE.UU. y China, provocaría la interrupción del suministro de semiconductores y desencadenaría una crisis económica que rivalizaría con las de 2008 y 2020.

En un artículo publicado antes del anuncio del viaje de Pelosi a Taiwán, el Financial Times advertía de que las grandes empresas estiman que las probabilidades de una guerra por Taiwán son de una en cinco. El viaje de Pelosi, y el hecho de que se lleve a cabo a pesar de las serias preocupaciones planteadas por la Casa Blanca, inevitablemente hará que esta cifra aumente.

En una entrevista con el Financial Times, un ejecutivo de una empresa tecnológica estadounidense advertió: “Si aplicamos lo que hemos visto en Rusia a China, tendremos el Armagedón para la economía china y para la economía mundial”.

La provocación militar estadounidense en torno al viaje de Pelosi está impulsada por fuerzas poderosas y reaccionarias dentro del Estado estadounidense. A pesar de la oposición declarada al viaje por parte del presidente Joe Biden y de las declaraciones a la prensa de su asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan, los generales más prominentes políticamente hablando han exigido que el viaje siga adelante. Entre ellos se encuentran:

· El almirante James Stavridis, excomandante supremo de la OTAN en Europa, quien declaró: “No podemos permitir que China decida si los altos funcionarios estadounidenses visitan o no la isla de Taiwán”.

· El exsecretario de Defensa Mark Esper, quien declaró a CNN: “Creo que, si la portavoz quiere ir, debería ir”.

· El exoficial del ejército, ex director de la CIA y exsecretario de Estado, Mike Pompeo, quien tuiteó: “Nancy, yo iré contigo… ¡te veré ahí!”.

El viaje de Pelosi ha sido aplaudido por la derecha fascistizante en EE.UU.:

· En la reunión del America First Policy Institute, respaldado por Trump, en Washington, el expresidente de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, declaró: “Felicito a Nancy”, en medio de un estruendoso aplauso.

· El líder de la minoría del Senado, Mitch McConnell, declaró: “Si no va en este momento, le está dando a China... una victoria”.

· El senador republicano Tom Cotton, autor del ensayo “Envíen a las tropas” donde instó a establecer una dictadura militar/policial en respuesta a las protestas de EE.UU. contra la violencia policial en 2020, condenó la preocupación de Biden por el viaje, declarando: “Esta patética autodisuasión es un error y provocará más agresiones.”

Newsweek comentó que “Una visita de Nancy Pelosi a Taiwán sería un triunfo de la política exterior de Trump en China”.

La escalada del conflicto de EE.UU. con China fortalecería aún más a las fuerzas de extrema derecha en Estados Unidos. La demagogia xenófoba antichina de Trump, centrada en la afirmación de que el COVID-19 es el “virus de China”, fue un componente central de su política exterior, cuyos principios más fundamentales han sido intensificados y continuados por Biden.

Hay que oponerse a los planes de guerra de Estados Unidos contra China. Por horrible que haya sido la guerra provocada por EE.UU. en Ucrania, una guerra para disputar Taiwán, un cuello de botella clave de la economía mundial, tendría consecuencias humanas y económicas mucho mayores.

Ante una oposición política interna cada vez mayor y una crisis social, económica y política a la que no tienen respuesta, las clases gobernantes de EE.UU. y sus aliados de la OTAN están recurriendo a la guerra. La clase obrera debe estar igualmente decidida a asumir la lucha contra la guerra como un componente crítico de la lucha contra la desigualdad social y la dictadura.

(Publicado originalmente en inglés el 26 de julio de 2022)

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