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Perspectiva

¿Cuál camino debe seguir la lucha para derribar a Macron?

Manifestantes durante una marcha contra los recortes a las pensiones en Estrasburgo, al este de Francia [AP Photo/Jean Francois Badias]

Hoy, cuando millones de trabajadores y jóvenes marchan en oposición al presidente francés Emmanuel Macron y sus recortes de las pensiones, es más evidente que nunca que la clase obrera está luchando contra el Estado capitalista.

Ha habido una docena de jornadas de huelga nacional a lo largo de tres meses. Pero, una y otra vez, los trabajadores se topan con el hecho de que se encuentran en una lucha contra el Gobierno de Macron y que deben tumbarlo.

Como lo demuestran las amargas experiencias, cualquier manifestación convocada bajo la perspectiva de presionar o convencer a Macron para que abandone sus recortes está condenada al fracaso. Cuando millones de personas se manifestaron y las encuestas mostraban que tres cuartas partes de los franceses se oponían a los recortes, Macron utilizó sus privilegios presidenciales para imponer los recortes en el Parlamento sin someterlos a votación, alegando que tenía que mantener la credibilidad de Francia ante los bancos. Cuando esto provocó protestas masivas en toda Francia y las encuestas mostraron que dos tercios de los franceses apoyaban una huelga general, Macron simplemente intensificó la represión policial.

La clase obrera tiene el poder de derrocar a Macron a través de una huelga general. Sin embargo, la burocracia sindical y sus apologistas han demostrado ser el mayor obstáculo, ya que se han dedicado sistemáticamente a agotar y desorientar las protestas. Estiman que cuanto más se prolonguen las protestas sin definir claramente sus objetivos y perspectivas, más trabajadores concluirán que es inútil oponerse a Macron y, en última instancia, abandonarán la lucha.

De hecho, después de que estallaron las protestas masivas espontáneas y los disturbios en toda Francia contra la imposición de los recortes de Macron sin una votación en el Parlamento, Laurent Berger, el jefe de la Confederación Democrática del Trabajo de Francia, insistió en que los trabajadores tenían que someterse a una 'mediación' con Macron. El objetivo, dijo Berger, era evitar la violencia. Los trabajadores y los jóvenes rechazaron unánimemente sus argumentos, muy conscientes de que Macron no tenía intención de ceder ni un ápice en sus recortes.

Ayer, la “mediación” colapsó en su primer día cuando los ministros de Macron declararon que no cambiarían del todo su postura. Berger dijo cordialmente que Francia se enfrenta “a una crisis social que se está convirtiendo en una crisis de la democracia” y propuso que los trabajadores participen en otra marcha de protesta. Se puede predecir con certeza que millones marcharán hoy, muchos serán arrestados o sufrirán graves heridas a manos de la brutal policía antidisturbios de Macron, quien se seguirá rehusando a dar concesiones.

El propio Macron está absolutamente convencido de que los líderes sindicales apoyan su Gobierno y el aparato estatal en oposición al movimiento de la clase trabajadora. De lo contrario, no dejaría el país para una visita diplomática en China. En una de las muchas reuniones y llamadas entre el Gobierno y las cúpulas sindicales, algún oficial sindical sin duda le comunicó a un ministro de Macron algo como, “Díganle a Manu que puede ir. No se preocupen. La huelga está en manos seguras”.

Los trabajadores en Francia lidian con el mismo desafío que enfrenta cada vez más a los trabajadores en lucha en todos los países: cómo tumbar Gobiernos capitalistas hostiles y decididos a aplastarlos.

El Parti de l’égalité socialista (PES; Partido Socialista por la Igualdad), la sección francesa del Comité Internacional de la Cuarta Internacional aboga por la construcción de comités de base, independientes con respecto a las burocracias sindicales, para librar la lucha por derribar a Macron. El 27 de marzo, escribimos:

La Presidencia bajo Macron, la cual representa el centro nervioso de las conspiraciones financieras y de Estado policial contra el pueblo, necesita ser derrocada. Pero esto solo es posible por medio de la movilización masiva de las bases obreras y los jóvenes en una campaña por el derrocamiento de Macron, la abolición de los poderes draconianos del ejecutivo francés y la preparación de una huelga general contra Macron…

En todos los lugares de trabajo y las escuelas, se deben aprobar resoluciones exigiendo el derrocamiento de Macron. Esto exige la organización de asambleas generales de trabajadores y jóvenes en sus lugares de trabajo y estudio para debatir y adoptar estas resoluciones, así como la formación de comités de base para compartir y publicitar estas resoluciones y unir a la clase obrera contra Macron. Esta movilización independiente de la clase trabajadora, que concientizaría a los trabajadores sobre su propia militancia y fuerza colectiva, sentaría las bases de una huelga general para derribar a Macron.

Esta crisis está poniendo al descubierto el papel de clase que cumple cada tendencia política, especialmente a los apologistas políticos de las burocracias sindicales que conforman los partidos pseudoizquierdistas de la clase media acomodada. Todos estos partidos argumentan que la situación no es revolucionaria y que no es posible hacer nada ni se debería hacer nada para romper el dominio de las burocracias sindicales sobre la lucha de clases.

Mientras el Nuevo Partido Anticapitalista, pablista, tilda de “sectaria” la oposición “de la izquierda” a estas burocracias, el Partido Obrero Independiente Democrático, lambertista, promueve el sueño imposible de que las burocracias sindicales elaborarán una política “revolucionaria”. Lucha Obrera pide un retiro “simple y sencillo” de los recortes de Macron, como si fuera posible sin el derrocamiento de Macron. El grupo morenista Revolución Permanente dice que no habrá una revolución y que los trabajadores deben atravesar más experiencias con la “democracia representativa burguesa”.

La indignación de esta capa hacia los llamados por una movilización independiente de la clase trabajadora, organizada en comités de base, ha llevado a Jorge Altamira, el líder del grupo pseudoizquierdista Política Obrera en Argentina, a denunciar al PES. Altamira acusa al PES de “sabotear cualquier acción dentro de los sindicatos, a los que consideran ‘burgueses’” y de “llamar a ‘generalizar’ las huelgas”.

Llanamente, se trata de calumnias. El PES interviene en las luchas sindicales obreras para liberar a los trabajadores del control político de las burocracias sindicales pequeñoburguesas, que están amarradas a la maquinaria estatal capitalista. No “sabotea” las luchas obreras, pero sí pone al desnudo a los partidos pequeñoburgueses como Política Obrera que intervienen dentro de la burocracia para intentar fortalecer su control amortiguador de la lucha de clases.

Además, el PES no está realizando llamados ambiguos a “generalizar” las huelgas, sino que su llamado es la organización independiente de la clase obrera para preparar una huelga general que deponga a Macron, derribe su Gobierno y elimine los poderes abusivos de la Presidencia francesa.

La construcción de tal movimiento sería un enorme paso adelante.

Representa la condición previa y esencial para conquistar la demanda más inmediata detrás de las luchas de masas: el retiro de los odiados recortes de las pensiones impuestos por Macron. Dará un inmenso impulso al desarrollo de la lucha de clases en todo el mundo. Y sentará las bases para una lucha por la transferencia de poder a órganos independientes de la clase obrera, como cimientos de un Estado obrero y de la reorganización socialista de la sociedad.

(Publicado originalmente en inglés el 5 de abril de 2023)

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