El martes, el ejército israelí arrojó una masiva bomba guiada por GPS al Hospital Baptista Al-Ahli Arabi en la ciudad de Gaza, matando a más de 500 trabajadores médicos, pacientes y refugiados. El hospital, operado por la Iglesia anglicana cristiana, estaba albergando a más de 1.000 personas desplazadas por el bombardeo. Los doctores y miembros del personal hospitalario habían rechazado valientemente las demandas israelíes de que se trasladaran al sur, declarando que no bastan las camas en el sur de Gaza para sus pacientes graves.
Esta atrocidad ha provocado protestas masivas de cientos de miles en todo Oriente Próximo, Europa y Norteamérica. Miles se reunieron frente a la Casa Blanca con pancartas acusando al presidente estadounidense Joe Biden de genocidio.
El Gobierno israelí y la prensa estadounidense han iniciado una campaña para difundir la mentira de que los palestinos bombardearon su propio hospital. Israel negó responsabilidad por su bombardeo, afirmando que el ataque fue causado por un cohete fallido que fue disparado desde Gaza. Todo el mundo sabe que esta es una fabricación absurda. Esta masacre fue perpetrada por Israel, con el apoyo del eje de EE.UU. y la OTAN.
No hay nada accidental sobre el bombardeo en Gaza. Es tan solo la más reciente y atroz de una serie de ataques a hospitales, torres residenciales y otra infraestructura civil en los últimos 10 días. Es completamente consistente con la estrategia de Israel en la guerra, que busca aterrorizar a la población infligiendo la mayor cantidad de bajas y muertes.
El 13 de octubre, Israel arrojó folletos exigiendo que 1,1 millones de personas dejaran el norte de Gaza. Israel ha creado una “zona de ataque” en el norte de Gaza, dentro de la cual cualquier hombre, mujer y niño es un blanco. El centro de pensamiento estadounidense y proguerra Atlantic Council señaló que los bombardeos israelíes, que han matado a más de 3.000 personas en los últimos 10 días, se han dirigido “específicamente a ubicaciones protegidas, incluyendo hospitales, mercados, campos de refugiados, mezquitas, recintos escolares y vecindarios enteros”.
Afirmó que los “ataques indiscriminados de Israel contra zonas civiles densamente pobladas y los ataques carentes de precauciones violan el DIH [derecho internacional humanitario] y probablemente constituyan crímenes de guerra. Cuando se llevan a cabo de forma sistemática o generalizada, pueden constituir crímenes de lesa humanidad”.
Pocos días antes del ataque, Israel efectuó disparos de “advertencia” contra el mismo hospital utilizando proyectiles reales, según el subsecretario del Ministerio de Salud de Gaza. Tras el ataque, el ejército israelí exigió que se evacuara el hospital, diciendo: “Les advertimos ayer con dos proyectiles”.
Un portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) dijo a CNN que Israel había “interceptado conversaciones” que revelaban que “ellos entienden que fue un cohete que falló”. Esta referencia a las “conversaciones interceptadas” recuerda inmediatamente el infame discurso de Colin Powell ante la ONU en 2003, en el que dijo que tenían “comunicaciones interceptadas” como prueba de la existencia de armas de destrucción masiva.
En respuesta al atentado, Biden escribió en Twitter: “Estoy indignado y profundamente entristecido por la explosión en el hospital Al Ahli Arabi de Gaza, y por la terrible pérdida de vidas que se ha producido. Estados Unidos defiende inequívocamente la protección de la vida civil durante los conflictos, y lamentamos la muerte de los pacientes, el personal médico y otros inocentes muertos o heridos en esta tragedia”.
¡Qué cinismo e hipocresía!
Todas las potencias imperialistas están implicadas en este crimen de guerra. El ataque al Hospital Bautista Al-Ahli Arabi se llevó a cabo solo unas horas después de que el canciller alemán Olaf Scholz visitara a Netanyahu, declarando que Alemania “solo tiene un lugar... y es al lado de Israel”.
Utilizando cínicamente los crímenes del imperialismo alemán para justificar los crímenes de Israel, Scholz dijo que la “responsabilidad de Alemania... por el Holocausto nos obliga a ayudar a mantener la seguridad y la existencia de Israel”. Como si las masas de palestinos bombardeados y muriendo de hambre tuvieran algo que ver con el asesinato en masa de judíos europeos por los nazis.
El atentado contra el hospital se produjo menos de 24 horas antes de la llegada prevista de Biden a Israel “para solidarizarse” con el Gobierno de Netanyahu. Israel ha extendido la alfombra roja a Biden, teñida con la sangre de 500 palestinos asesinados el martes. Mientras el avión de Biden aterriza, se siguen sacando cadáveres de entre los escombros.
Biden expresó su “indignación” viajando a Israel para estrechar la mano de Netanyahu y felicitarle por el atentado, que con toda probabilidad se llevó a cabo con una bomba y un avión de combate proporcionados por Estados Unidos. Su administración está totalmente implicada en esta atrocidad.
Durante el fin de semana, el secretario de Estado estadounidense Antony Blinken declaró que no había “límites” más allá de las cuales Estados Unidos no apoyaría a Israel. El Departamento de Estado ha declarado que es inadmisible que funcionarios estadounidenses pidan un alto el fuego o distensión.
El régimen de extrema derecha de Netanyahu ha iniciado una campaña de genocidio y limpieza étnica contra la población de Gaza. Ha desplazado a cientos de miles de personas del norte del país, ha bombardeado sistemáticamente las infraestructuras civiles y ha cortado el suministro de alimentos, agua, electricidad y atención médica a toda la población. El objetivo del Gobierno de Israel es desplazar a la población de Gaza de sus tierras y convertir a los sobrevivientes en refugiados apátridas y sin tierra.
El plan fue detallado por un funcionario israelí, que dijo que Gaza quedaría “arrasada” y reducida a “una ciudad de carpas”. Esta política cuenta con el pleno apoyo de las potencias imperialistas, que han dado carta blanca a Israel, su Estado clientelar en Oriente Próximo, para masacrar y desplazar a los palestinos.
El lenguaje utilizado por los funcionarios israelíes y estadounidenses durante la semana pasada tenía como objetivo crear la atmósfera en la que este tipo de terror pudiera llevarse a cabo. Tanto Netanyahu como el ministro de Defensa Yoav Gallant llamaron a los palestinos “animales”. El martes, Netanyahu fue más allá, llamando a los palestinos “hijos de las tinieblas”. La semana pasada, Biden se hizo eco de este lenguaje, calificando las acciones de los palestinos que se fugaron de su campo de prisioneros de “pura maldad”.
El antiguo líder palestino Yasser Arafat repetía a menudo el dicho: “No somos los pieles rojas”, refiriéndose al expolio sistemático, la masacre y el desplazamiento de la población nativa americana. A esto, las potencias imperialistas declaran: “Sí lo son”.
La aceptación abierta del genocidio contra los palestinos se produce mientras Estados Unidos se involucra cada vez más directamente en la guerra. El martes, el Pentágono ordenó que 2.000 soldados estuvieran en alerta para un posible despliegue en Oriente Próximo. También anunció que el grupo anfibio USS Bataan, con 2.400 marines, se desplegaría en la región, junto con dos portaaviones estadounidenses. El ejército estadounidense no solo tiene a los palestinos en la mira, sino que también está creando las condiciones para una guerra con Irán.
El conflicto en marcha solo puede entenderse en el contexto de la erupción del militarismo global de Estados Unidos dirigido contra Rusia y China. La guerra de Estados Unidos con Rusia en Ucrania se está extendiendo a una conflagración global y se está convirtiendo en una guerra regional en Oriente Próximo.
El Washington Post informó que la Administración de Biden ha pedido convertir un proyecto de ley de 20 mil millones de dólares para armar a Ucrania en un paquete de gasto masivo de 100 mil millones de dólares para las guerras en Ucrania, Oriente Próximo y el Pacífico.
Todas las mentiras utilizadas para justificar la guerra en Ucrania quedan expuestas por el genocidio de Israel contra los palestinos. El Gobierno de EE.UU. ha afirmado que está apoyando la “soberanía nacional” contra la agresión rusa, que Rusia estaba llevando a cabo “crímenes de guerra”, incluso “genocidio”. Pero ahora todas las potencias imperialistas están apoyando abiertamente lo que de hecho son acciones genocidas. Incluso si uno aceptara toda la propaganda mentirosa de los medios de comunicación estadounidenses en relación con las acciones rusas en Ucrania, palidece en comparación con lo que Israel está haciendo a la vista de todo el mundo.
Millones se han echado a la calle para denunciar en tiempo real lo que está ocurriendo. El clamor del grueso de la población, a pesar de todas las mentiras, la propaganda y la intimidación, está del lado de los palestinos. Estas protestas deben ampliarse para abarcar capas cada vez más amplias de trabajadores y jóvenes. Deben conectarse con la ola de huelgas de trabajadores que se está desarrollando en Estados Unidos y a nivel internacional contra la explotación.
El lunes, un grupo de sindicatos palestinos hizo un llamamiento a los trabajadores de todo el mundo para que apoyaran su huelga:
“Mientras Israel intensifica su campaña militar, los sindicatos palestinos hacen un llamamiento a nuestros homólogos internacionales y a todas las personas con conciencia a que pongan fin a todas las formas de complicidad con los crímenes de guerra de Israel, deteniendo urgentemente el comercio de armas con Israel, así como toda financiación e investigación militar”.
Y continuaba:
“Esta situación urgente y genocida solo puede evitarse mediante un aumento masivo de la solidaridad mundial con el pueblo de Palestina y que pueda frenar la maquinaria de guerra israelí. Necesitamos que tomes medidas inmediatas, dondequiera que estés en el mundo, para impedir el armamento del Estado israelí”.
El World Socialist Web Site apoya el llamamiento de los sindicatos palestinos. Más allá de eso, llamamos a los trabajadores de todo el mundo a llevar a cabo huelgas que priven a Israel de todos los recursos que pueda utilizar en su guerra. Los trabajadores portuarios, aeroportuarios y del transporte de todo el mundo deberían negarse a manipular cualquier arma con destino a Israel.
Los trabajadores deben exigir el cese inmediato de los bombardeos israelíes sobre Gaza y la desmovilización de todas las tropas israelíes y su retirada de la frontera con Gaza. Debe ponerse fin al asedio de Gaza, y deben facilitarse inmediatamente alimentos, agua, electricidad, atención médica y todas las demás necesidades.
La Corte Penal Internacional debe iniciar procedimientos contra Netanyahu, Scholz, Biden y todas las principales figuras del eje Estados Unidos-OTAN que están apoyando el genocidio israelí contra Gaza.
Solo a través de la intervención de las masas de trabajadores y jóvenes de todo el mundo se podrá detener este genocidio en desarrollo y hacer que los responsables rindan cuentas.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 17 de octubre de 2023)