Hay indicaciones cada vez más aparentes de que la guerra de la OTAN contra Rusia está entrando en una nueva etapa que podría conducir al uso de armas nucleares. Los altos funcionarios de la OTAN discuten públicamente la posibilidad del lanzamiento de misiles y una guerra terrestre contra Rusia, mientras sus homólogos rusos advierten sobre contraataques a países de la OTAN.
La semana pasada, 100 artilleros y especialistas en vigilancia de la Legión Extranjera francesa fueron desplegados en el frente de Slaviansk en Ucrania, según un informe del exsubsecretario de Defensa estadounidense Stephen Bryen publicado en el Asia Times. Bryen afirmó que otros 1.500 legionarios extranjeros franceses podrían desplegarse pronto en Ucrania. Escribió que una consecuencia de esto es “potencialmente desencadenar una guerra paneuropea”.
Aunque el Ministerio de Asuntos Exteriores francés negó el informe de Bryen, está en línea con los anteriores llamamientos del presidente Emmanuel Macron a una guerra terrestre con Rusia. Macron y otros altos funcionarios de la OTAN están reafirmando estas intenciones en una agresiva campaña mediática. La semana pasada, en The Economist, Macron volvió a exigir que la OTAN esté lista para enviar tropas terrestres a Ucrania:
Si los rusos rompieran las líneas del frente, si hubiera una petición ucraniana –que no es el caso hoy—, tendríamos que plantearnos legítimamente esta pregunta.
Este fin de semana, el diario italiano La Repubblica informó sobre nuevos planes de guerra de la OTAN. Citaba acuerdos secretos de la OTAN que supuestamente definían dos “líneas rojas”, la entrada de Bielorrusia en la guerra y una “provocación” rusa dirigida contra Polonia, Hungría o los Estados bálticos. Si se traspasaba alguna de estas “líneas rojas”, la OTAN movilizaría a 100.000 soldados en toda Europa del este, desde los países bálticos hasta Rumanía.
Además, el pasado jueves, el ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, David Cameron, viajó a Kiev, donde afirmó que Ucrania tiene el “derecho absoluto” a utilizar misiles británicos de largo alcance para bombardear Rusia.
Este fin de semana, Macron declaró al diario financiero francés La Tribune que la OTAN debe crear una incertidumbre total sobre sus acciones en el mando militar ruso:
El presidente Putin ha utilizado constantemente la amenaza nuclear. Frente a un adversario así, ¡es un acto de debilidad poner límites de antemano a nuestras acciones! Por el contrario, debemos negarle cualquier idea de lo que podríamos hacer. Así es como podemos disuadirlo.
Las declaraciones de Macron demuestran el estado de ánimo de absoluta temeridad que prevalece en los círculos gobernantes. Durante la Guerra Fría, los funcionarios estadounidenses y soviéticos instalaron una línea directa de emergencia entre la Casa Blanca y el Kremlin, temiendo que estallara accidentalmente un conflicto nuclear si una de las partes interpretaba erróneamente las intenciones de la otra y creía que el adversario había lanzado un ataque nuclear. El 26 de septiembre de 1983, esto estuvo a punto de ocurrir, cuando los sistemas soviéticos de alerta temprana indicaron falsamente que las fuerzas estadounidenses habían lanzado misiles nucleares contra la Unión Soviética.
Ahora, sin embargo, Macron dice que el objetivo de la OTAN no es buscar una paz negociada, sino obligar a los militares rusos a asumir que la OTAN puede adoptar la política más agresiva posible. Esto no solo incluye la posibilidad de una invasión terrestre a gran escala de Rusia, sino también de un ataque nuclear preventivo contra las fuerzas rusas en Ucrania o ciudades rusas, ya que Francia, Reino Unido y Estados Unidos se niegan a descartar un primer uso de armas nucleares en una guerra.
Independientemente de si hay tropas francesas desplegadas en Ucrania o no, está claro que el Kremlin se está tomando en serio estos informes. La “ambigüedad estratégica” que Macron dijo que quería en las relaciones de la OTAN con Rusia se ha establecido. Los funcionarios rusos, estando cada vez más convencidos de que la OTAN puede escalar catastróficamente el conflicto, están preparando las medidas más drásticas en respuesta, creando las condiciones para una desastrosa espiral de escalada en la guerra.
Ayer, el Kremlin anunció que realizaría ejercicios militares simulando el uso de armas nucleares. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, describió los ejercicios nucleares como una respuesta a una “etapa sin precedentes en la escalada de tensiones iniciada por el presidente francés y el ministro de Asuntos Exteriores británico”, incluida “la intención de enviar contingentes armados a Ucrania, es decir, de poner realmente soldados de la OTAN frente a tropas rusas”.
Las advertencias extraordinarias se produjeron después de que el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso convocara ayer a los embajadores británico y francés para protestar por las declaraciones de Cameron y Macron.
Advirtió al embajador británico en Rusia, Nigel Casey, que las declaraciones de Cameron convertían a Reino Unido en “una parte de facto del conflicto” entre Ucrania y Rusia, escribió The Guardian. “A Casey se le dijo que, en respuesta a los ataques ucranianos en territorio ruso con armas británicas, cualquier instalación y equipo militar británico en el territorio de Ucrania y en el extranjero podría ser atacado”, según el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso.
Ayer, en su canal de Telegram, el expresidente ruso Dmitri Medvédev afirmó sin rodeos que, si la OTAN sigue su curso actual, Rusia podría bombardear Washington, París y Londres en medio de una “catástrofe mundial”. Medvédev escribió:
Hay una especie de degradación total de la clase dirigente en Occidente. Esta clase realmente no quiere conectar lógicamente las cosas elementales. El envío de sus tropas al territorio de Ucrania implicará la entrada directa de sus países en la guerra, a la que tendremos que responder. Y, por desgracia, no solo en el territorio de Ucrania.
En este caso, ninguno de ellos podrá esconderse ni en el Capitolio, ni en el Elíseo, ni en el número 10 de Downing Street. Se producirá una catástrofe mundial.
El 4 de mayo, durante el acto en línea del Día Internacional de los Trabajadores organizado por el Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI), David North advirtió del peligro de que la guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania se convierta en una guerra mundial nuclear. Citando las promesas de EE.UU. y Reino Unido de armar al régimen títere ucraniano de la OTAN con misiles de largo alcance que alcancen las principales ciudades rusas, North dijo:
Pero, ¿y si Putin, invocando el precedente sentado por el presidente John F. Kennedy durante la crisis de los misiles en Cuba en 1962, declara, parafraseando la advertencia de Kennedy, que los ataques a territorio ruso por parte de Ucrania con misiles suministrados por la OTAN “se considerarán un ataque” de la OTAN a Rusia, “que exigirá una represalia total” por parte de los países de la OTAN?
Ya es hora de que Biden y sus colegas de la OTAN informen a la población que su búsqueda de la “victoria en Ucrania” significa arriesgarse a una guerra nuclear y que describan con el detalle necesario lo que les ocurrirá a sus países y al mundo si la confrontación con Rusia se vuelve nuclear.
No hay ni una pizca de exageración en esta advertencia, que se ha confirmado en apenas tres días.
Hay que hacer el llamamiento más enérgico posible a los trabajadores y a la juventud de todo el mundo: si la clase obrera no interviene contra los Gobiernos capitalistas para detener esta escalada, uno u otro enfrentamiento acabará desembocando en una guerra nuclear.
El mayor peligro es que las masas de trabajadores y jóvenes no entiendan plenamente la urgencia del riesgo de una guerra mundial catastrófica. Hay que alertarlas e impulsar un movimiento internacional de asambleas, protestas y huelgas, con el objetivo de construir un movimiento socialista de masas contra la guerra en la clase obrera internacional.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 7 de mayo de 2024)
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