En el último caso de una universidad que viola los derechos democráticos en defensa del genocidio en curso en Gaza, la administración de la Universidad Estatal de Michigan (MSU) en East Lansing canceló recientemente un evento en el campus debido a una obra de arte con una imagen propalestina.
El Museo de Arte Broad de la MSU había programado su Fiesta de Apertura de Otoño para la noche del viernes 13 de septiembre. Los organizadores de la fiesta habían recibido más de 500 confirmaciones de asistencia para el evento público, que iba a celebrar la apertura simultánea de tres exposiciones: Diasporic Collage: Puerto Rico and the Survival of a People; COMPLEX DREAMS de Esmaa Mohamoud, Seeing in 360 Degrees: The Zaha Hadid Design Collection; y Samia Halaby: Eye Witness.
En la mañana de la inauguración, los artistas y curadores recibieron un correo electrónico de la dirección del museo en el cual se les informaba que su evento había sido cancelado debido a “problemas de personal y de capacidad”. Cuando se les preguntó sobre esta cancelación repentina, los administradores del museo y de la universidad insistieron en que el contenido de las obras de arte en las exhibiciones no había influido en su decisión. Esto era mentira.
En lugar de la fiesta programada, la administración del museo sugirió una inauguración a la que solo se admitiría a los artistas, curadores y sus amigos cercanos. Por alguna razón, el museo estipuló que estos asistentes tendrían que usar la entrada de servicio. Mientras tanto, los donantes y los miembros de la junta directiva del museo que asistieran a la inauguración podían usar las puertas principales.
El 18 de septiembre, las co-curadoras de Diasporic Collage, Yomaira Figueroa-Vasquez y Dalina Perdomo Álvarez, fueron invitadas a una reunión con los administradores del museo donde se les explicó que, debido a una queja, su exhibición tendría que ser modificada. A media hora de terminar la reunión, Figueroa-Vásquez y Álvarez descubrieron que les habían cambiado la exposición.
El foco de la queja, cuya fuente la MSU no revelará, había sido una única obra de arte en la exposición, una versión tejida de gran tamaño de una fotografía de 1973. La obra de arte, Piquete en el Capitolio, de la artista kuwaití-puertorriqueña Alia Farid, presenta a un grupo de refugiados árabes en Puerto Rico que protestan por la ayuda militar estadounidense a Israel. Los carteles que sostenían los manifestantes incluían los mensajes “Abajo la ocupación sionista”, “Justicia para los palestinos” y “Palestina sí, Israel racista no”. El cartel había sido adquirido por el Museo Broad el 3 de octubre de 2023, cuatro días antes de que la incursión de Hamás en Israel proporcionara el pretexto para el posterior asesinato en masa israelí.
Cuando Figueroa-Vásquez y Álvarez regresaron a la exposición después de su reunión con los administradores, Piquete en el Capitolio había sido trasladado a un lugar menos visible. Además, se había colocado un cartel de advertencia cerca del frente de la exposición. El cartel dice en parte:
Algunos contenidos de esta exposición establecen vínculos con el conflicto entre israelíes y palestinos a través de la representación de carteles de protesta que incluyen contenido controvertido”.
¿A quién protege el museo? El estado de Israel ha asesinado al menos a 40.000 palestinos. O, si se confía en la revista médica The Lancet, a cerca de 200.000 palestinos. Es decir, casi el 10 por ciento de la población palestina de Gaza hace un año. ¿A qué intereses se sirve ocultando la obra de arte y proporcionando una advertencia?
Después de un lenguaje que distancia al museo y a la MSU del arte, el cartel cierra con una invitación a “conocer más sobre el compromiso de la Universidad con la Libertad Académica”.
La artista palestina Samia Halaby no es ajena a la censura. En enero de 2024, la Universidad de Indiana canceló una exposición retrospectiva de la obra de Halaby programada para inaugurarse el 10 de febrero. La exposición habría sido la primera retrospectiva de la obra de la artista en los EE. UU.
Como informó WSWS
A fines de diciembre, Halaby recibió una llamada de David Brenneman, el director del Museo de Arte Eskenazi de la Universidad de Indiana, donde se realizaría la retrospectiva. Brenneman le dijo al artista que los empleados habían expresado su preocupación por las publicaciones de Instagram de Halaby en las que expresaban indignación por la devastación de Gaza y calificaban de genocidas los actos de Israel. Después de esta llamada telefónica, Halaby recibió una nota de dos oraciones de Brenneman cancelando formalmente la retrospectiva sin brindar una explicación. Muchos de los cuadros de Halaby ya estaban en la universidad, incluidas obras prestadas por museos de todo el país.
En lo que respecta a la MSU, como todas las grandes universidades, los hilos de su administración están manejados por una junta directiva repleta de figuras adineradas y/o prominentes. Las figuras asociadas con uno o ambos partidos de las grandes empresas suelen ejercer un poder significativo. En el caso de la Junta de Síndicos de la MSU, son en gran medida el Partido Demócrata y su órbita, que respalda plenamente el genocidio en Gaza, los que están a cargo. Un vistazo a la membresía de la junta deja en claro la facción de la clase dominante que dirige la política en la MSU:
Dianne Byrum es una política de carrera del Partido Demócrata, que cumplió dos mandatos como líder demócrata de la Cámara de Representantes del estado.
Dennis Denno es propietario de Denno Research LLC, una empresa de encuestas, y ex jefe de personal de los exsenadores estatales demócratas Virgil Smith y Buzz Thomas. Junto con su compañera de la junta Rema Vassar, Denno es objeto de una investigación ética en marzo de 2024.
Dan Kelly (presidente) es el único miembro republicano de la Junta y un abogado cuya firma Kelly Firm, PLC, presta servicios a “municipios, distritos escolares y varios clientes corporativos”.
Renee Knake Jefferson fue designada originalmente para la Junta por la gobernadora demócrata de Michigan, Gretchen Whitmer, en 2021 para cubrir un puesto vacante y fue nominada en 2022 por el Partido Demócrata. Es profesora de derecho en el Centro de Derecho de la Universidad de Houston.
Sandy Pierce es vicepresidenta ejecutiva de Huntington Bank, nombrada miembro de la junta en 2022 por la gobernadora Whitmer. Ha realizado donaciones individuales a Whitmer y donaciones de PAC en apoyo de candidatos republicanos.
Brianna T. Scott es demócrata y propietaria de un bufete de abogados en el oeste de Michigan.
Kelly Charron Tebay es demócrata y es la directora sénior de relaciones corporativas de United Way. Tiene una maestría en Inteligencia y análisis de las fuerzas del orden, con un certificado en seguridad nacional.
Rema Vassar, demócrata, es profesora del departamento de Estudios administrativos y organizacionales de la Facultad de Educación de la Universidad Estatal de Wayne. Renunció a la presidencia de la junta en marzo de 2024 en medio de acusaciones de irregularidades y violaciones de la ética.
Con semejante elenco de personajes a cargo, resulta claro que los intereses del imperialismo estadounidense, no las nociones de libertad académica y libertad de expresión, tienen la sartén por el mango en la MSU. Y, como ha quedado eminentemente claro para los trabajadores y los jóvenes en el último año, la situación es la misma en las universidades de todo el país, desde Columbia y Harvard hasta Cornell, la Universidad de Michigan, el sistema de la Universidad de California y docenas, si no cientos, de otras, donde cualquier oposición al genocidio de Israel en Gaza se enfrenta inmediatamente con castigos administrativos y brutalidad policial.
En su haber, Figueroa-Vasquez respondió a la cancelación de la fiesta de apertura y las modificaciones a su curaduría de Diasporic Collage con un indignado y elocuente artículo en su blog personal. En este artículo, enumera las demandas que tiene para la MSU, incluida la rendición de cuentas por la mentira que la cancelación se debió a preocupaciones sobre la capacidad y la dotación de personal. Exige una disculpa “por la atmósfera abiertamente racista y hostil que nuestros artistas, comunidad, curadores y colaboradores soportaron el viernes 13/9/24”. Y exige transparencia, en particular con respecto a la fuente de la queja que, según el museo, estaba detrás de su decisión de alterar la exhibición, para “tener el diálogo abierto necesario que esta situación requiere”.
Ella escribe:
Para que quede claro, nos oponemos a este mandato y al hecho que la exhibición se haya modificado sin nuestro consentimiento dentro de los 30 minutos posteriores a que se nos informó. Además, el cartel colocado en la entrada de la galería es irresponsable y reductivo en su encuadre de la exhibición y la pieza basada en una imagen de hace 51 años. No creamos ni aprobamos este texto y rechazamos esta extralimitación. El trabajo curatorial es parte integral de la libertad de expresión y el diseño de esta exhibición es una expresión de libertad académica. Forzar la reorganización de la exhibición es un acto de censura del trabajo profesional del curador.
Para la clase obrera, los estudiantes y los jóvenes de todo el país y del mundo, los vínculos de las universidades con la política imperialista, el genocidio y la guerra global se hacen cada día más evidentes. Las protestas estudiantiles, las protestas masivas y las acciones obreras—pese a los esfuerzos de grupos como los Socialistas Demócratas de Estados Unidos (DSA) y las burocracias sindicales por estrangularlas—están proliferando y cobrando fuerza. Los derechos democráticos y la derrota de todas las formas de censura son de importancia central para la clase obrera.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 1 de octubre de 2024)
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