Volkswagen quiere reducir los salarios de sus 120.000 empleados en Alemania en casi un 20 por ciento, con lo que ahorrará 2.000 millones de euros al año. Así se informó el miércoles por la tarde tras la segunda ronda de negociaciones sobre el convenio salarial de la empresa VW.
El periódico financiero Handelsblatt ya había informado de los recortes propuestos:
- Los salarios se reducirán en un 10 por ciento (en lugar del aumento del 7 por ciento exigido) y se congelarán para los años 2025 y 2026.
- Los pagos complementarios, las primas y las gratificaciones se suprimirán sin sustitución.
- Los trabajadores de más edad que han podido reducir su jornada laboral semanal a entre 25 y 33 horas (en la cadena de montaje) o entre 26 y 34 horas (en la administración) desde el contrato del 'Pacto por el Futuro' de 2005, tendrán que volver a trabajar 35 horas completas. Los trabajadores temporales ya no cobrarán según la escala salarial de VW, sino según las escalas salariales de sectores más bajos.
- El número de aprendices se reducirá de 1.400 al año.
La amenaza de despidos masivos y el cierre de plantas enteras sigue sobre la mesa con esta oferta provocadora. Volkswagen quiere ahorrar un total de casi 4.000 millones de euros al año. Pero la dirección ha indicado que estaría dispuesta a negociar la conservación de las plantas de producción si el sindicato IG Metall y el comité de empresa aceptan recortes salariales masivos, aunque el mantenimiento de una planta no significa que se mantengan todos los puestos de trabajo.
Una reducción salarial, como la que exige provocativamente la dirección de VW, no tiene precedentes en la historia alemana de posguerra. Para muchos trabajadores de VW que tienen familias, casas que pagar y otras obligaciones que cumplir, sería financieramente devastadora. Sin embargo, IG Metall y el comité de empresa ya han mostrado su disposición a llegar a acuerdos.
Desde que el lunes la presidenta del comité de empresa, Daniela Cavallo, hizo pública la advertencia de que VW tenía la intención de cerrar tres plantas y despedir a decenas de miles de trabajadores, todas las declaraciones del comité de empresa y de los responsables de IG Metall se han centrado en la exigencia de mantener todas las plantas. No cuestionaron los objetivos de reducción de costes de la empresa ni pidieron luchar contra ellos.
En cambio, exigieron que la dirección colaborará muy estrechamente con ellos en los recortes y las supresiones de puestos de trabajo, como ha hecho en el pasado. El negociador de IG Metall, Thorsten Gröger, por ejemplo, declaró que un 'concepto de futuro viable para todas las plantas' era el 'boleto de entrada' para futuras negociaciones.
Por 'concepto de futuro viable', Gröger se refiere – al igual que el jefe de VW, Oliver Blume, y las familias de accionistas Porsche y Piëch – a un concepto que rinda al menos un 6,5 por ciento.
El premier del estado federado de Baja Sajonia, Stephan Weil (socialdemócrata, SPD), que posee una participación del 20 por ciento en el Grupo VW y donde se encuentran la sede y la planta principal de la empresa, también declaró que es fundamental 'mantener la esencia industrial de la industria automovilística en Baja Sajonia' y que todas las partes deben contribuir a ello.
Coincidiendo con la segunda ronda de negociaciones contractuales, Volkswagen anunció una caída del 64 por ciento en los beneficios del tercer trimestre en comparación con el mismo período del año anterior. Pero si se analizan las cifras con más detenimiento, los accionistas y los directivos siguen obteniendo enormes beneficios.
En 2023, el grupo en su conjunto, que también incluye marcas como Škoda, Seat, Audi y Porsche, registró unas ventas récord de 332.000 millones de euros y un beneficio de 22.600 millones de euros. Pagó 4.500 millones de euros en dividendos, más de lo que ahora se ahorrará en la marca VW en un año.
El Grupo VW se alineó así con la tendencia general. Las 40 empresas alemanas más valiosas del índice DAX repartieron en 2023 un total de 54.000 millones de euros en dividendos, lo que supone un récord histórico. La empresa automovilística Mercedes-Benz fue la que más repartió a sus accionistas 5.500 millones de euros.
La marca Volkswagen, que tiene la rentabilidad más baja del Grupo VW, sigue siendo positiva a pesar de la caída de sus beneficios: en el tercer trimestre de 2024 obtuvo un superávit de 1.600 millones de euros.
El programa de austeridad, que los trabajadores de VW deben pagar con su trabajo y sus ingresos, es una consecuencia de la encarnizada lucha mundial por la cuota de mercado y los beneficios, que se libra a espaldas de la clase obrera internacional y que cada vez adquiere más forma de guerras comerciales y guerras abiertas.
Volkswagen está perdiendo cuota de mercado a gran velocidad, sobre todo en China, donde hasta hace poco vendía uno de cada tres coches. La pasada primavera, Volkswagen perdió su posición de líder del mercado en favor del fabricante chino de coches eléctricos BYD. BYD ahora vende más coches en China que todas las marcas de VW: Volkswagen, Audi, Porsche, Skoda, Jetta y Sehol, juntas.
El ataque a los empleos y salarios sólo puede ser repelido si los trabajadores se unen internacionalmente y anteponen sus derechos sociales a las reivindicaciones de lucro de las corporaciones. Esto requiere romper con los sindicatos y sus representantes en los comités de empresa, que se ponen del lado de “sus” respectivas corporaciones nacionales tanto en la guerra comercial internacional como en los ataques a los trabajadores.
Para rechazar los ataques planeados y defender todas las plantas y lugares de trabajo, es necesario crear comités de acción independientes y unirlos en todo el mundo en la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-RFC).
(Artículo publicado originalmente en inglés el 31 de octubre de 2024)