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Perspectiva

Los demócratas buscan desviar la oposición a Trump con el belicismo antirruso

El senador Bernie Sanders en el Senado, 27 de febrero de 2025 [Photo: @SenSanders]

Seis semanas desde el inicio del Gobierno de Trump, hay una creciente oposición entre los trabajadores y los jóvenes. Trump busca establecer una dictadura presidencial, intensificar los ataques contra la clase trabajadora y llevar a cabo deportaciones masivas de inmigrantes. El asalto masivo a los trabajadores federales está produciendo una creciente indignación, y el ataque más amplio a los programas sociales, incluidos los planes para destripar Medicaid, afectará a millones. 

A lo largo de esta escalada de la crisis, el Partido Demócrata ha sido un retrato de impotencia y complicidad. Han aceptado los ataques de Trump sin ninguna oposición, ofreciendo en la mayoría de los casos gestos y declaraciones vacías. El gabinete de reaccionarios y fascistas de Trump ha navegado por el Congreso. Tras la promesa de Biden de facilitar una “transición sin problemas”, los demócratas han permitido las políticas de Trump, incluido su voto para la aprobación de la Ley Laken Riley contra los inmigrantes.

De repente, los demócratas encontraron su voz de oposición sobre la cuestión de la guerra. Tras la reciente reunión de Trump con el presidente ucraniano Volodímir Zelenski, los demócratas han lanzado una campaña total, denunciando a Trump como un aliado del presidente ruso Vladimir Putin y acusándolo de socavar la “seguridad nacional” de Estados Unidos.

La dinámica política detrás de este cambio es clara: existen dos formas fundamentalmente diferentes de oposición al Gobierno de Trump. Existe una creciente oposición de la clase trabajadora a sus ataques a los programas sociales fundamentales, su destrucción de los derechos democráticos, su persecución de los inmigrantes y su apoyo al genocidio de Gaza. Y existe la oposición de sectores significativos de la clase dominante, que se oponen a los cambios en la política exterior de Trump, particularmente en Ucrania.

El Partido Demócrata habla en nombre de la oposición de sectores de la clase dominante. Apoya las políticas sociales reaccionarias de Trump y los republicanos. Su objetivo es canalizar la ira popular en apoyo a su propia agenda reaccionaria, haciendo que la oposición a Trump sea sinónimo de apoyo a la guerra. Esta es una continuación, en una etapa más avanzada, de la estrategia que siguieron durante la primera Administración de Trump.

Esta estrategia es evidente en la respuesta demócrata planeada para el discurso de Trump ante el Congreso el martes por la noche. La oradora principal será la senadora de Michigan Elissa Slotkin, exagente de la CIA que supervisó las operaciones militares estadounidenses en Irak antes de unirse al Pentágono. Slotkin, una de las principales defensoras de la guerra contra Rusia, ha denunciado a Trump por Ucrania y ha declarado: “Ronald Reagan debe estar revolcándose en su tumba”.

La línea básica ha sido repetida por todos los demócratas. Según Axios, los demócratas están preparando una “emboscada contra los nominados de Trump por Ucrania” en las audiencias de confirmación del Senado el martes. “La relación con la OTAN, la relación con Ucrania, la amistad del presidente con el dictador Putin ... todos estos son grandes problemas”, declaró el senador demócrata de Oregón, Jeff Merkley, antes de las audiencias. 

El senador de Vermont Bernie Sanders, respaldado por los Socialistas Demócratas de Estados Unidos (DSA, por sus siglas en inglés) y otras organizaciones pseudoizquierdistas, desempeña un papel particularmente insidioso en la campaña a favor de la guerra. Está listo para pronunciar una respuesta transmitida en vivo a los comentarios de Trump el martes por la noche, con la tarea de darle a la agenda militarista del Partido Demócrata un barniz populista. Su papel es acorralar a la oposición de la clase trabajadora a Trump detrás de la facción de la clase dominante que exige una escalada de la guerra.

En declaraciones en Meet the Press el domingo, Sanders declaró que “nuestro trabajo es defender la tradición de 250 años que tenemos de ser el líder democrático del mundo” continuando la guerra contra Rusia.

Este es un esfuerzo repugnante para utilizar las grandes tradiciones democráticas de la Revolución estadounidense, que derrotó a la monarquía británica, y la guerra civil, que derrocó la esclavitud, para disfrazar el papel actual del imperialismo estadounidense, la fuerza más reaccionaria del planeta.

Desde que emergió de la Segunda Guerra Mundial como la potencia capitalista dominante, Estados Unidos ha apuntalado a dictadores, derrocado Gobiernos y librado guerras para mantener el dominio de una oligarquía financiera parasitaria. Sanders, mientras arremete demagógicamente contra los multimillonarios en casa, ha respaldado inquebrantablemente al Partido Demócrata y sus guerras en el extranjero.

Sanders luego publicó una declaración de tres páginas el lunes bajo el título: “Conoce al nuevo mejor amigo de Donald Trump, Vladimir Putin”. La declaración tiene un tono mccarthista, denunciando a Putin como “un exespía soviético que pasó 16 años en la KGB”, y luego describiendo su historial como representante de la oligarquía rusa.

No hay duda de que Putin es un representante reaccionario de la clase capitalista rusa, que surgió de la liquidación de la Unión Soviética por la burocracia estalinista. Pero sus crímenes contra la clase trabajadora, en casa y en la periferia de Rusia, son eclipsados por los crímenes cometidos por el imperialismo estadounidense durante el mismo período. 

Sanders ha llevado a cabo toda su carrera política disculpándose y facilitando estos crímenes. Apoyó las guerras iniciadas por las Administraciones demócratas (en la antigua Yugoslavia, Libia y Ucrania) o votó para financiar las guerras lanzadas por las Administraciones republicanas y continuadas por los demócratas (Irak y Afganistán). Es un ferviente defensor del genocidio israelí en Gaza contra el pueblo palestino.

La principal preocupación del Partido Demócrata es sofocar el desarrollo de la oposición socialista de izquierda a Trump subordinándola a las demandas de la intensificación de la guerra contra Rusia. Si hubieran ganado las elecciones, habrían continuado y profundizado las políticas reaccionarias de Biden (guerra en el extranjero, austeridad en el país y ataques a los derechos democráticos) mientras sofocaban cualquier movimiento de la clase trabajadora.

Cualquier asociación con el Partido Demócrata es políticamente fatal para un movimiento genuino en oposición a las políticas fascistas de Trump. Su intento de hacer que la oposición a Trump sea sinónimo de guerra contra Rusia juega directamente en sus manos. La guerra es profundamente impopular entre los trabajadores y jóvenes, y Trump, aunque está totalmente comprometido con los intereses del imperialismo estadounidense y la oligarquía financiera, cínicamente saca provecho de esta oposición para sus propios fines reaccionarios.

El crecimiento de la oposición social entre los trabajadores y los jóvenes a la Administración de Trump no debe verse vinculado a las políticas totalmente reaccionarias del Partido Demócrata, que representa a las agencias de inteligencia, el Pentágono y Wall Street. El intento de utilizar la oposición a Trump para fortalecer el impulso de guerra contra Rusia debe ser rechazado. La lucha contra la dictadura debe estar conectada con la lucha contra el militarismo y la guerra, lo que en última instancia significa una lucha contra el capitalismo mismo.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 4 de marzo de 2024)