En febrero de 2025, el senador Bernie Sanders, el “independiente” de Vermont que hace bancada con el Partido Demócrata, inició una serie de actos de campaña en todo el país como parte de su deshonestamente titulada gira “Luchando contra la oligarquía”. En la última semana de la gira, Sanders fue acompañado por la representante del Partido Demócrata y miembro de los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA), Alexandria Ocasio-Cortez.
El propósito fundamental de esta gira es desviar hacia el callejón sin salida del Partido Demócrata la creciente oposición y el enojo por el regreso de Trump a la Casa Blanca.
Tras el retorno de Trump, el Partido Demócrata ha sufrido un desplome significativo en su apoyo público. Una encuesta de CNN realizada en marzo de 2025 encontró que solo el 29 por ciento de los estadounidenses tenía una opinión favorable del partido, la calificación más baja desde que CNN comenzó la encuesta en 1992. De manera similar, una encuesta de NBC News realizada el mismo mes mostró un 27 por ciento de favorabilidad, también un mínimo histórico desde que la cadena comenzó a encuestar en 1990.
Millones de personas que anteriormente se consideraban demócratas están indignadas porque el partido no ha montado ninguna oposición a la agenda fascista de Trump. Esto se expresa en la asistencia masiva a los mítines de Sanders, incluyendo más de 30.000 personas la semana pasada en Denver, lo cual según Sanders es la concentración más grande que ha tenido.
Destacando los objetivos políticos de la campaña, Sanders explicó que la gira tiene como blanco específico los distritos de la Cámara de Representantes “pendulares” actualmente en manos de republicanos y que estarán en juego en las elecciones de 2026. De esta manera, Sanders trabaja para fortalecer el apoyo al Partido Demócrata, que es profundamente impopular entre la clase trabajadora.
En los eventos, Sanders repitió su retórica “izquierdista” habitual junto con una crítica tibia e inofensiva al Partido Demócrata. Hablando en Denver, comentó: “No les estaría diciendo la verdad si no les dijera que dentro del Partido Demócrata hay multimillonarios que tienen una influencia indebida”.
Y agregó: “Los demócratas le han dado la espalda a la clase trabajadora”.
Decir que los demócratas han “dado la espalda” a los trabajadores implica que alguna vez fueron un partido de la clase obrera. Este es el partido de la expulsión de indígenas de sus tierras, la esclavitud, las leyes Jim Crow, la destrucción nuclear de Hiroshima y Nagasaki, la guerra de Vietnam, el desmantelamiento de los programas de bienestar social bajo Bill Clinton, los “martes de terror” y récords de deportaciones de Barack Obama, y ahora el genocidio en Gaza bajo Biden, quien también prohibió la huelga ferroviaria e hizo un llamado a fortalecer a los republicanos.
El Partido Demócrata, el partido capitalista más antiguo del mundo, no es en absoluto capaz de reformarse y “estar con la clase trabajadora”. Los demócratas, al igual que los republicanos, son un partido de la clase dominante y la oligarquía financiera.
La función de Sanders es “ponerle lápiz labial al cerdo”, es decir, intentar de alguna manera revivir la credibilidad del Partido Demócrata. Como dijo en una entrevista en CNN el 19 de marzo: “Así que lo que estamos tratando de hacer es… tal vez crear un partido dentro del partido, trayendo a millones de jóvenes, trabajadores, personas de color, para exigir que el Partido Demócrata comience a apoyar a la clase trabajadora de este país”.
Quizás más significativo que lo que dijeron Sanders y Ocasio-Cortez en los mítines es lo que no dijeron. En Denver, ninguno mencionó los continuos ataques a los derechos de los inmigrantes, que son la punta de lanza de un ataque más amplio contra los derechos de toda la clase trabajadora.
Esto, a pesar de la invocación sin precedentes de Trump de la Ley de Extranjeros Enemigos hace poco más de una semana para deportar a cientos de inmigrantes sin debido proceso, desafiando órdenes judiciales. Sanders y Ocasio-Cortez tampoco hicieron referencia al secuestro y detención ilegal del estudiante de la Universidad de Columbia Mamoud Khalil, ni a los intentos actuales de deportar al estudiante de la Universidad de Cornell Momodou Taal, apenas días después de que presentara una demanda contra las órdenes ejecutivas inconstitucionales de Trump.
La negativa a defender a los inmigrantes no es un error, sino un elemento central del programa nacionalista defendido por Sanders y la burocracia sindical, cuyo objetivo es dividir a los trabajadores entre sí.
En el contexto de esta ofensiva sin precedentes contra los derechos de los inmigrantes, Sanders concedió una entrevista el domingo pasado en “This Week” de ABC, en la que elogió la ofensiva fascistoide de Trump contra los inmigrantes.
Cuando Jonathan Karl de ABC le preguntó si había algo que él pensara que Trump “había hecho bien”, Sanders respondió:
Sí, quiero decir, tomar medidas drásticas contra el fentanilo, asegurarse de que nuestras fronteras sean más seguras. Mira, nadie cree que la inmigración ilegal sea apropiada. Yo creo que necesitamos una reforma migratoria integral, pero no creo que sea apropiado que la gente cruce la frontera ilegalmente.
Cuestionado sobre si creía que Biden debería haber sido más agresivo en deportar y evitar la inmigración a EE.UU., Sanders respondió sin dudar: “Debería haberlo hecho mucho mejor, sin discusión”.
Los ataques de Sanders contra los inmigrantes y su apoyo a la ofensiva de Trump lo exponen no solo como un político capitalista reaccionario, sino como un enemigo de la clase trabajadora mundial. Como escribió Karl Marx, la clase trabajadora no tiene patria. La lucha contra las corporaciones multinacionales y la represión estatal solo puede tener éxito mediante la unidad internacional de los trabajadores a través de todas las fronteras. Los trabajadores de todos los países se enfrentan al mismo enemigo de clase, y sus mayores aliados no son los capitalistas de sus propias naciones, sino sus compañeros trabajadores de todo el mundo.
Exponiendo aún más el carácter hueco de la gira de “lucha contra la oligarquía”, Sanders no sólo ha defendido la represión fascista de Trump contra los inmigrantes, sino que también ha salido repetidamente en defensa del senador por Nueva York Chuck Schumer. En la última semana, Sanders ha rechazado los crecientes llamamientos dentro del Partido Demócrata para que Schumer dimita como líder de la minoría del Senado tras su voto a favor de la moderna Ley Habilitante de los republicanos.
En una entrevista con la CNN emitida el pasado miércoles, Sanders defendió al senador de Wall Street en varias ocasiones diciendo: “Lo sé, todo el mundo está machacando a Chuck, y yo estoy en total desacuerdo con ellos. Rotundamente”. Añadió demagógicamente que el problema “no era Schumer... es el Partido Demócrata”.
Elegido por primera vez a la Cámara de Representantes en 1980 y al Senado en 1999, Schumer ha desempeñado un papel central en facilitar la oligarquía y la desigualdad en Estados Unidos. En su primer año como senador, votó a favor de la Ley Gramm-Leach-Bliley, que derogó disposiciones clave de la Ley Glass-Steagall y contribuyó a allanar el camino para la crisis financiera de 2008-09 al desregular Wall Street.
Entre los principales donantes de Schumer en los últimos años figuran algunas de las fuerzas más poderosas de las finanzas, el derecho y el complejo militar-industrial. Ha recibido un importante respaldo del gigante del capital privado Blackstone, cuyo multimillonario consejero delegado, Stephen Schwarzman, es un estrecho aliado de Trump, así como del bufete de abogados corporativos Paul, Weiss —que ahora colabora abiertamente con la administración Trump— y del contratista de armamento L3Harris Technologies, que recientemente se asoció con la empresa de vigilancia Palantir, presidida por el multimillonario fascista y aliado de Trump Peter Thiel.
El 20 de marzo, Sludge informó de que el Comité Demócrata de Campaña del Congreso (DCCC) recibió otros 1,3 millones de dólares de Invariant. Invariant, el grupo de presión mejor pagado tanto para SpaceX de Elon Musk como para Palantir de Peter Thiel, ha reunido ya casi 4 millones de dólares para el DCCC este año. Sludge también señaló que Invariant organizó una recaudación de fondos para los demócratas del Senado el mes pasado, compartiendo una foto de la CEO Heather Podesta con Schumer, que parecía estar sosteniendo un cheque.
Sanders desempeña un papel indispensable para el Partido Demócrata y la clase dominante. Tras cada debacle electoral, resurge para postularse como alternativa de “izquierda”, canalizando el creciente descontento por vías seguras y controladas. Pero una y otra vez —después de construir una gran base de apoyo— abandona su campaña, apoya al candidato elegido por el establishment demócrata y deja a sus desorientados seguidores vulnerables a la reacción de la derecha.
Así ocurrió con Hillary Clinton en 2016, con Joe Biden en 2020, y de nuevo con Biden y Harris en 2024. Ahora, unido a Ocasio-Cortez, Sanders está repitiendo el mismo papel. No es una alternativa al Partido Demócrata. Es su válvula de seguridad política más vital.
Aunque Sanders una vez se llamó a sí mismo “socialista democrático”, su retórica actual evita cuidadosamente cualquier crítica al capitalismo. Esto no es casualidad. Sanders y Ocasio-Cortez son defensores del imperialismo estadounidense, del sistema bipartidista y del orden económico que sostiene.
Al alinearse con el Partido Demócrata, Sanders está sosteniendo un aparato político que no está resistiendo la dictadura de Trump, sino colaborando en su construcción. Desde el principio, los demócratas han ayudado a crear las condiciones para el ascenso de Trump. Su apoyo a guerras interminables y a la austeridad social ha alienado a millones. Ahora, mientras Trump intensifica la represión y desafía los tribunales, su principal preocupación no es la democracia en casa, sino la guerra en el extranjero.
Esto queda claro en las propias palabras de Sanders: 'Por primera vez en nuestros 250 años de historia, tenemos un presidente que da la espalda a la democracia y nos alía con el autoritarismo', declaró a principios de este mes. 'No debemos abandonar al pueblo de Ucrania... Debemos defender siempre la democracia, no la dictadura'. En otras palabras, la supuesta lucha por la 'democracia' está ligada al apoyo a ultranza a la guerra de EEUU y la OTAN contra Rusia.
Pero la clase obrera no puede luchar contra la dictadura apoyando a los partidos que son responsables de ella. La lucha contra la oligarquía requiere una confrontación directa con el capitalismo y una ruptura total con todos los partidos y políticos —demócratas, republicanos o autodenominados 'progresistas'— que defienden la propiedad privada de los medios de producción.
Sanders y Ocasio-Cortez no están luchando contra la oligarquía; están luchando por sofocar la creciente furia de millones y devolverla de manera segura al cementerio del Partido Demócrata, que colabora abiertamente con Trump y sus patrocinadores multimillonarios.
El camino a seguir no pasa por reformas o maniobras electorales, sino por la construcción de un movimiento socialista de la clase trabajadora, organizado internacionalmente y dirigido conscientemente contra el sistema capitalista.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 24 de marzo de 2025)