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Las bases históricas e internacionales del Partido Socialista por la Igualdad

Parte 5

El Partido Socialista por la Igualdad (EE.UU.) sigue hoy con la publicación de Las bases históricas e internacionales del Partido Socialista por la Igualdad. El documento se debatió extensamente y fue adoptado unánimemente en el Congreso de Fundación del PSI, celebrado del 3 al 9 de agosto del 2008. Durante dos semanas el WSWS publicará en partes el texto publicado en este sitio en su inglés original del 29 de septiembre al 10 de octubre del 2008. (Oprima aquí para leer las partes 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11)

El WSWS ya ha publicado en castellano la Declaración de Principios del Partido Socialista por la Igualdad, la cual también fue adoptada por el Congreso de Fundación, la cual también fue adoptada por el Congreso de Fundación en agosto del 2008.

El final de la guerra y los “estados tapones”

95. La guerra devastó la economía capitalista en el continente europeo. Amplias capas de la burguesía habían quedado desacreditadas por haber apoyado al fascismo. En esa situación, el régimen soviético y su red de partidos estalinistas a través de Europa jugaron el papel decisivo en evitar que la clase trabajadora tomase el poder. Los estalinistas se apoyaron en su autoridad política —la cual había ganado fuerzas por medio de la victoria del Ejército Rojo sobre la Alemania nazi— para desviar las luchas de masas que estallaron durante las últimas etapas de la guerra y seguidamente después. En Francia, Italia y Alemania, el Kremlin instruyó a sus partidos comunistas locales que apoyaran a los gobiernos burgueses, desarmaran a los luchadores de la resistencia y suprimieran toda iniciativa independiente de la clase trabajadora. Luego, en Grecia, la burocracia Soviética privó a las fuerzas insurgentes de ayuda crítica y garantizó la victoria de la burguesía en la guerra civil.

96. En Europa Oriental, donde el Kremlin concluyó que, por razones de defensa militar, no podía tolerar el establecimiento de regímenes títeres burgueses controlados por los Estados Unidos, la Unión Soviética estableció, bajo su propio control, varios “estados tapones” (Alemania Oriental, Polonia, Hungría, Checoslovaquia, Bulgaria y Rumania). Pero la imposición de la propiedad estatal en estas naciones (en algunos casos, este proceso tardó varios años) tomó lugar al mismo que sistemáticamente se le privaba a la clase trabajadora de sus derechos civiles. El establecimiento de regímenes policíacos tipo estalinistas no representó ninguna expansión de la revolución socialista. Más bien fue un acuerdo provisional y peculiar que a fin de cuentas servía los fines conservadores de reestabilizar políticamente a la Europa de pos guerra. En Yugoslavia, la nacionalización sucedió de forma diferente a la de los estados tapones. Los partisanos, bajo la dirección del Partido Comunista con Tito a la cabeza, llegaron al poder después de la Segunda Guerra Mundial; sin embargo, aunque el heroísmo de su participación en la guerra le daba a Tito cierta legitimidad y popularidad, desconocidas en los otros estados controlados por los estalinistas, a la clase trabajadora se le prohibió crear sus propias instituciones al estilo soviético por medio de las cuales podía ejercer el poder político. El régimen de Tito pronto se degeneró en un estado policiaco en el que el propio Tito asumió el papel de árbitro entre las facciones conflictivas de una burocracia constituida por varios grupos nacionales y étnicos. La índole nada envidiable de este arreglo apareció inmediatamente después de Tito fallecer en 1980.

Estados Unidos: se reestabiliza el capitalismo

97. Las traiciones del estalinismo le dieron a Estados Unidos el campo necesario para respirar. Así pudo este país consolidar su hegemonía y comenzar a estabilizar el sistema económico mundial que había quedado hecho añicos. Después de la guerra, un período de expansión económica más prolongado fue posible debido a (1) la inmensa destrucción de las economías europeas y asiáticas causada por la guerra; (2) y la fuerza económica de la industria estadounidense basada en los adelantos de las fuerzas productivas El capitalismo estadounidense intentó “reorganizar al mundo” a través de un régimen bancario y monetario conocido como El Sistema de Bretton Woods, en el cual el dólar de Estados Unidos jugaría el papel de divisa monetaria mundial, con tasas fijas de cambios internacionales y la convertibilidad del dólar al oro. Con el apoyo de otras potencias capitalistas, Estados Unidos creó instituciones internacionales, tales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, para reglamentar los asuntos económicos internacionales. Con el Plan Marshall, que se iniciara en 1947, el capitalismo estadounidense intentó estimular la recuperación económica de Europa y Asia, lo cual era elemental para la expansión de la economía de Estados Unidos. En base de la hegemonía estadounidense sobre el sistema capitalista, el comercio mundial se expandió rápidamente después de la guerra.

98. Esta reestabilización económica internacional formó las bases materiales para la política reformista nacional en los países del mundo. En Estados Unidos, la burguesía siguió la política keynesiana de la estimulación por medio de la demanda. Reaccionó a la ola de huelgas que se dio después de la guerra ofreciendo concesiones significantes a la clase trabajadora industrial, continuando así la política reformista de la era del “Nuevo Trato” cuyo propósito era evitar las revoluciones sociales. Al mismo tiempo, con el apoyo de las burocracias sindicalistas derechistas de la AFL y la CIO, purgó de los sindicatos obreros y de otras instituciones estadounidenses a los trabajadores con simpatía socialista y a militantes del Partido Comunista. En Europa se estableció un programa similar de reformas sociales nacionales y de colaboración entre las gerencias empresariales y los burócratas sindicalistas con la participación activa de los Socialdemócratas. En los países en desarrollo y los países ex colonias, los regímenes burgueses nacionalistas pudieron lograr cierto nivel de independencia, a menudo maniobrando para balancearse entre la Unión Soviética y Estados Unidos. Por medio de un programa que llegó a conocerse como la industrialización basada en la substitución de importaciones, muchas de las antiguas colonias pudieron seguir una política limitada de desarrollo industrial interno y reforma agraria. En la Unión Soviética, la burocracia estalinista presenció un desarrollo industrial de bastante significado basado en la planificación nacional de la economía, aunque hay que admitir que la burocracia había distorsionado la planificación en lo extremo.

99. En cuanto a las relaciones internacionales, Estados Unidos trató de prevenir una nueva explosión de conflictos directos entre las potencias capitalistas mayores con el establecimiento de instituciones tales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para reglamentar las relaciones internacionales. El fin de la guerra produjo el comienzo de la “Guerra Fría” entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Cuando la Unión Soviética adquirió la bomba atómica, la euforia instantánea con la que la burguesía estadounidense había aceptado su monopolio nuclear se desvaneció. Una amarga discordia ocurrió entre los representantes políticos de la clase gobernante. Una facción deseaba “contener” a la URSS; la otra abogaba por obligarla a “retroceder”. Como bien se comprendía en ese entonces, la lógica de la segunda postura amenazaba con llevar a las dos potencias a una guerra nuclear total. El conflicto interno de la burguesía llegó a la crisis en 1950 durante la Guerra de Corea, cuando el General Douglas MacArthur exigió que se le permitiera lanzar bombas nucleares contra China para detener la marcha de sus tropas en la península coreana. Truman despidió a MacArthur y la facción que había abogado por “contener” a la URSS prevaleció. Por su parte, la burocracia estalinista estableció el objetivo estratégico de acomodarse con el imperialismo; objetivo que encontró su expresión en la política de la “existencia pacífica”, la cual era en realidad la continuación de la teoría del “socialismo en un solo país”. Esta tensa tregua, durante la cual las dos superpotencias participaban en una carrera para producir armas nucleares y competían para ganar influencia sobre los países en desarrollo, frecuentemente amenazaba con convertirse en una conflagración.

La rebelión de las masas después de la guerra

100. En la estructura de la reestabilización económica del capitalismo mundial, el periodo de posguerra se caracterizó por una inmensa oleada de luchas de la clase trabajadora internacional y las masas oprimidas. En Asia, el Oriente Medio, África y Latinoamérica millones incontables de trabajadores y campesinos trataron de quitarse el yugo del colonialismo. Esas luchas de las masas la dieron una enorme relevancia a la Teoría de la Revolución Permanente y a las lecciones de la lucha que Trotsky había entablado contra la traición de la Revolución China por Stalin. Otra vez más los problemas elementales que la lucha antiimperialista planteaba —la eliminación de los vestigios del feudalismo y el dominio de los latifundios; el fin del dominio colonial y el establecimiento de la independencia nacional; y la organización de la economía para acabar con la pobreza y elevar el nivel social y cultural de las masas— solo podían lograrse bajo la dirigencia de la clase trabajadora revolucionaria, armada con un programa socialista verdaderamente democrático e internacionalista. Pero la necesidad objetiva de semejante programa y perspectiva se estrelló contra un movimiento antiimperialista dominado por las burguesías nacionales apoyadas por los partidos estalinistas.

101. La Teoría de la Revolución Permanente se reivindicó en la India durante 1947-1948, cuando Gandhi, Nehrú y el Partido del Congreso (burgués) desastrosamente traicionaron el movimiento antiimperialista independentista. El acto de la burguesía hindú de aceptar la división del país en una India predominantemente hindú y un Pakistán musulmán inmediatamente condujo a un conflicto comunalista cuyo precio fue la pérdida de casi un millón de vidas. El espantoso legado de esa separación se recuerda en décadas de guerra, violencia y una persistente pobreza. De una forma u otra, la subordinación de la clase trabajadora a los movimientos nacionales controlados por la burguesía produjo desastres políticos en un país tras otro. El papel clave lo jugaron los partidos estalinistas, los cuales sistemáticamente impusieron su teoría de la lucha en dos etapas; lucha basada en la colaboración entre las clases. Es decir, primero se lograba la independencia bajo la dirigencia de la burguesía y sólo después, en algún momento del futuro no especificado, se luchaba por el socialismo. Efectivamente obstaculizaron la lucha independiente de la clase trabajadora para establecer su hegemonía política en el movimiento antiimperialista de las masas y conquistar el poder.

102. En un marcado contraste con los estalinistas, el movimiento trotskista de Ceilán (luego Sri Lanka), organizado en el Partido Bolchevique-Leninista de la India (PBLI), adoptó una postura internacionalista y principista. Se opuso al pacto político que la burguesía nacional y el imperialismo británico habían negociado. Éste fue un acuerdo que formalmente le ponía fin a la India como estado colonial. Esta postura fue reivindicada casi seguido cuando la burguesía de Sri Lanka adoptó una ley acerca de la ciudadanía que eliminaba los derechos civiles precisamente a ese sector de la población que había jugado el papel crucial en la lucha contra el dominio británico: los trabajadores tamiles que laboraban en las plantaciones. Desde la independencia, la burguesía cingalesa había fomentado el racismo contra la minoría tamil como modo principal de desviar los antagonismos sociales y prevenir el movimiento unificado de la clase trabajadora.

La Revolución China

103. En China, el movimiento nacionalista adoptó la forma de un levantamiento campesino bajo la dirigencia del Partido Comunista Chino. Después de su desastrosa derrota en 1927, el Partido Comunista se retiró a los campos y estableció “Ejércitos Rojos” con el apoyo de sectores campesinos. Pero no importa como el partido tratara de justificar su reorientación basándose en una lógica práctica y pragmática, el hecho es que abandonó su base proletaria y urbana, lo que condujo a un profundo cambio en su carácter sociopolítico. La continua lealtad de los estalinistas chinos a la fraseología marxista no alteró el hecho de que el campesinado se había convertido en su base principal. Significativamente, Mao Zedong, quien antes de la derrota de 1927 había sido integrante del ala derecha del PCC, jugó el papel principal en cambiar la orientación estratégica y la base social del partido.

104. Después de su expulsión del Partido Comunista Ruso y de la Comunista Internacional en 1927, Trotsky continuó estudiando cuidadosamente el desarrollo de la situación en China. En una carta que escribió en 1932 a los partidarios de la Oposición de Izquierda en China, analizó lo que la evolución política y sociológica del PCC insinuaba. Arguyó que si el Partido Comunista Chino habría de conquistar el poder basándose en un movimiento campesino, su política, a fin de cuentas, reflejaría los intereses y la perspectiva de esa base social. Trotsky previó la posibilidad de un conflicto entre los campesinos y los trabajadores. “El movimiento campesino es un factor revolucionario poderoso siempre que su blanco sean los terratenientes, militaristas, feudalistas y usureros”, hizo notar él. “Pero dentro del movimiento campesino mismo existen muchas tendencias propietarias y reaccionarias poderosas, y en cierto momento pueden volverse hostiles a los trabajadores y amamantar esa hostilidad que ya viene equipada con armas. El que olvida la naturaleza doble de los campesinos no es marxista. Hay que enseñarles a los obreros más avanzados como distinguir los verdaderos procesos sociales de los diferentes lemas y pancartas ‘comunistas'”. [66]

105. Cuando la ocupación japonesa se desmoronó a finales de la Segunda Guerra Mundial, el PCC lanzó una ofensiva que condujo en última instancia a la conquista del poder político en octubre de 1949. La victoria de Mao se debió menos a su “genio” estratégico —del cual hubo poca evidencia antes o después de 1949— que a todo un conjunto de condiciones favorables extraordinarias creadas por el colapso militar del imperio japonés. Además, el PCC intentó repetidamente, incluso después del derrumbe japonés, negociar algún tipo de acuerdo con Chiang Kai-shek y el Kuomintang. Fue la intransigencia de Chiang más bien que la determinación de Mao lo que bloqueó un acuerdo comprometido. El PCC a regañadientes llegó a la conclusión que el derrocamiento de Chiang era imperante.

106. El régimen de Mao puso en práctica medidas nacionalistas burguesas, inclusive la expropiación de la clase terrateniente, pero era intensamente hostil a la clase trabajadora. Reprimió brutalmente a los trotskistas chinos que todavía eran activos en los centros urbanos proletarios luego de la derrota de 1927. Después de titubear bastante, el régimen se apoderó de gran parte de la industria china. El PCC estableció un estado policíaco burocrático en el modo estalinista, combinando la nacionalización de las industrias y la retórica socialista con un régimen interno que implacablemente suprimió a la oposición, sobre todo la izquierdista. La política nacionalista del PCC, inclusive el “Gran Salto Hacia Delante”, produjo consecuencias desastrosas, inclusive una hambruna que terminó en la muerte de aproximadamente 30 millones de personas. En la esfera internacional, el maoísmo perpetuó la teoría estalinista de la alianza con la burguesía en los países en desarrollo, la cual tuvo consecuencias desastrosas en toda Asia, incluyendo Indonesia (donde un millón de trabajadores y campesinos fueron asesinados por los militares indonesios apoyados por la CIA y fuerzas paramilitares anticomunistas entre 1965-1966) y Vietnam (donde los estalinistas entraron en un acuerdo con el imperialismo francés en 1954 para dividir al país, cementando así las bases para la intervención de Estados Unidos).

Se establece Israel

107. El principio de basar la política y las reformas en un plano nacionalista se expresó de manera diferente con la creación de Israel en 1948, la cual se logró por medio de la división Palestina, en ese entonces protectorado británico. Millones de personas en todo el mundo, a quienes los horrores fascistas—que sólo entonces empezaban a descurnbrirse—habían repugnado, inclusive el exterminio de casi dos tercios de los judíos europeos, simpatizaban con el establecimiento de Israel como estado judío. No obstante, la creación de Israel, en términos objetivos, era, desde el punto de vista social y político, un acto reaccionario, pues se basaba en el principio de la exclusión étnica y religiosa y en la expulsión de los palestinos de su tierra natal. Luego, el estado de Israel habría de funcionar como guarnición militar principal para la defensa de los intereses del imperialismo estadounidense en el Oriente Medio. Fue el estalinismo lo que permitió esta tragedia tanto para la población judía como para la árabe, y por medio de sus traiciones y su antisemitismo ayudó a que muchos judíos simpatizantes del socialismo se viraran hacia el sionismo. Durante los años 1920, el Partido Comunista Palestino (PCP) había luchado para unificar en un movimiento único a los trabajadores judíos y árabes. Sin embargo, la degeneración nacionalista de los partidos estalinistas afectó al PCP tanto que este se dividió en dos facciones étnicas antes de terminar la Segunda Guerra Mundial. La burocracia soviética culminó su traición a la clase trabajadora de la región cuando apoyó la creación de Israel como parte de sus acuerdos con el imperialismo después de la guerra. En contraste con esa política, la Cuarta Internacional adoptó una postura internacionalista basada en la unificación de la clase trabajadora. Escribió lo siguiente en 1948:

“La Cuarta Internacional rechaza como utópica y reaccionaria la‘solución sionista' a la cuestión judía. Declara que el rechazo total al sionismo es la condición indispensable para unir las luchas de los trabajadores judíos con las luchas sociales, nacionales y liberacionistas de los trabajadores árabes. Declara que la demanda que los judíos emigren a Palestina es completamente reaccionaria, así como también por lo general es abogar por la intrusión de las naciones opresoras en los países coloniales. Sostiene que la cuestión de la inmigración, así como también de las relaciones entre judíos y árabes, sólo pueden resolverse adecuadamente luego que una Asamblea Constituyente, elegida libremente y que conceda derechos totales a los judíos como minoría nacional, arroje al imperialismo de la región”. [67]

La guerra de Corea

108. Junto con la Revolución China, los levantamientos anticoloniales durante el período posguerra se expresaron de la manera más explosiva con el estallido de la Guerra de Corea en junio de 1950, en la cual las fuerzas armadas de Corea del Norte, bajo dirección estalinista, rápidamente aplastaron al ejército de Syngman Rhee de Corea del Sur, cuya dictadura gozaba el respaldo de Estados Unidos. El presidente de Estados Unidos en ese entonces, Harry S. Truman, envió a las fuerzas militares de su país, bajo la cubierta de una resolución adoptada por la Organización de las Naciones Unidas, para reconquistar la mayor parte de la península. A medida que las fuerzas estadounidenses se aproximaban a la frontera con China, las fuerzas chinas entraron en el conflicto, haciendo retroceder a los norteamericanos; eventualmente, la lucha se estabilizó a lo largo de una frontera que más o menos correspondía a la establecida antes de la guerra. El Partido Socialista de los Trabajadores (SWP) en Estados Unidos puso la lucha en el contexto de la revolución colonial que se desarrollaba, y rechazó acusaciones de que el pueblo norcoreano no era más que títere de Moscú. En una carta abierta al gobierno de Estados Unidos, Cannon declaró: “La intervención de Estados Unidos en Corea es una invasión imperialista bestial no menos que la guerra francesa en Indochina o el asalto holandés contra Indonesia. A los jóvenes de este país se les está enviando a 10,000 millas de aquí para matar o ser muertos, no para liberar al pueblo coreano, sino para conquistarlos y subyugarlos. ¡Es vergonzoso! ¡Monstruoso!” La guerra coreana “es parte de un poderoso levantamiento de cientos de millones de pueblos coloniales en toda Asia contra el imperialismo occidental. Esa es la auténtica verdad, la cuestión clave. Los esclavos coloniales ya no quieren seguir siendo esclavos”. [68]

109. El conflicto coreano mostró claramente las insinuaciones reaccionarias de la teoría que la Unión Soviética se había convertido en una nueva sociedad clasista; es decir, “colectivista burocrática”, o “capitalista estatal”. El teórico del “colectivismo burocrático”, Max Shachtman, había quebrado sus vínculos con la Cuarta Internacional diez años atrás y prometido mantener una postura independiente basada en un “tercer campo”. Pero en los años 1950 se unió abiertamente al imperialismo estadounidense. La organización Shachtman, que ya para ese entonces se llamaba el Partido Obrero (Workers Party), preparó volantes que fueron tirados sobre los soldados chinos y norcoreanos por medio de lanzamientos aéreos y cuyo propósito era darles razones “socialistas” para convencerlos de que se rindieran. El principal partidario de la teoría del “capitalismo estatal”, Tony Cliff, rompió sus relaciones con el Partido Comunista Revolucionario (Revolutionary Communist Party), en esa época la sección británica de la Cuarta Internacional cuya política de adhería la oposición intransigente de Cannon a la guerra imperialista. Cliff adoptó una postura de neutralidad estricta y condenó igualmente lo que llamó el “imperialismo ruso” y el imperialismo de Estados Unidos.

Notas:

66. "Peasant War in China and the Proletariat," in: Leon Trotsky on China, p. 586.

67. Second World Congress of the Fourth International, "Struggles of the Colonial Peoples and the World Revolution," Fourth International, July 1948, p. 157.

68. James P. Cannon, Notebook of an Agitator (New York: Pioneer Publishers, 1958), p. 186.

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