Millones en todo el mundo están impactados e indignados por los brutales bombardeos terroristas, la limpieza étnica y la violencia comunalista de Israel, un Estado clientelar de EE.UU., contra el pueblo de Gaza.
Doscientos y veintisiete personas, incluyendo 63 niños, han sido asesinados por el ataque de diez días de Israel contra Gaza, una cifra 20 veces mayor a los israelíes fallecidos en el conflicto.
Estos crímenes están siendo perpetrados con armas estadounidenses, financiadas por ingresos fiscales estadounidenses y con el apoyo del Gobierno estadounidense. Están siendo facilitados por acuerdos armamentísticos y alianzas militares forjados a espaldas de la población estadounidense y orquestados para avanzar los intereses predatorios de la oligarquía financiera estadounidense.
El lunes, tras una semana de bombardeos de la población civil de Gaza, el presidente estadounidense Joe Biden inició una discusión telefónica con el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, según el reporte oficial, “El presidente reiteró su apoyo firme al derecho israelí de defenderse contra los ataques indiscriminados de cohetes”.
El martes, cuando Biden visitó Dearborn, Michigan, la ciudad con el mayor porcentaje de residentes árabes estadounidenses en EE.UU., fue recibido por miles de personas que protestaban los crímenes que Israel está llevando a cabo con el apoyo de EE.UU.
Cuando un reportero le preguntó si podía atender una pregunta sobre el conflicto cuando probaba una nueva camioneta de Ford, Biden respondió, “No, no puedes hacerlo. Al menos que te pares en frente del carro cuando acelere”.
El miércoles, Biden volvió a hablar con Netanyahu sobre “El progreso de Israel en degradar as capacidades de Hamás y otros elementos terroristas”. Biden dijo que esperaba “una desescalada importante hoy”, una solicitud que Netanyahu procedió a ignorar, declarado que está “decidido a continuar esta operación hasta que se cumpla su objetivo”.
La solicitud de Biden de una “desescalada”, la cual fue presentada por la prensa como un giro importante en la política estadounidense, es una maniobra cínica. Desde que comenzó el bombardeo israelí, recibió la asistencia crítica de EE.UU. y otras grandes potencias imperialistas.
El 6 de mayo, apenas unos días antes de que comenzara la embestida contra Gaza, el Gobierno de Biden informó al Congreso que había aprobado la venta de bombas inteligentes JDAM y SDB a Israel por valor de 735 millones de dólares, el mismo tipo de municiones que ahora llueven sobre la población de Gaza. En el año fiscal 2019, Estados Unidos proporcionó $3.800 millones en ayuda militar extranjera a Israel, e Israel se beneficia de casi $8.000 millones en garantías de préstamos estadounidenses.
Estados Unidos ha utilizado su poder de veto 42 veces para proteger Israel de resoluciones que condenan su conducta en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, más de la mitad de los vetos que Estados Unidos ha ejercido en ese órgano. Esto incluye tres vetos a resoluciones que pedían un alto al fuego en el transcurso de la última masacre.
En mayo de 2011 y marzo de 2015, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu fue invitado a intervenir en sesiones conjuntas del Congreso de EE.UU., ocasiones que aprovechó para reprochar y amenazar a los palestinos.
Mientras el Gobierno de Estados Unidos respalda Israel hasta el final, los medios de comunicación estadounidenses se dedican a encubrir las atrocidades de Israel.
El ejemplo más atroz es el del Wall Street Journal, que defendió abiertamente el bombardeo israelí contra medios de comunicación en Gaza la semana pasada. El sábado, Israel destruyó un edificio de 11 plantas en Gaza que albergaba las oficinas de Associated Press, Al Jazeera y otros medios de comunicación.
Burlándose de los “gritos de indignación y advertencia” ante las acciones de Israel, el Wall Street Journ al defendió sin tapujos los crímenes de guerra de Israel:
Pero ¿quién pone realmente en peligro a los periodistas? Utilizar a los civiles y a los periodistas como escudos es una táctica común de Hamás... Inevitablemente habrá errores en la guerra, y morirán civiles, pero es notable lo acertada que ha sido la puntería de Israel.
La afirmación de que la población está siendo utilizada como “escudos humanos” se utilizó para justificar las bajas civiles masivas por parte de Estados Unidos en la guerra del golfo Pérsico, el bombardeo de Yugoslavia y el bombardeo de “conmoción y pavor” de Irak en 2003. Ahora, esta mugrienta justificación para los crímenes de guerra se está volviendo a desempolvar para justificar los asesinatos masivos del ejército israelí.
Los otros grandes periódicos estadounidenses, aunque no sumergen sus manos tan alegremente en la sangre de los palestinos como el Wall Street Journal, expresan esencialmente la misma línea. “Israel no empezó la guerra que libra con Hamás”, dice al principio el único editorial sobre el conflicto publicado por el Washington Post. Esto, por supuesto, es una mentira, ya que los enfrentamientos fueron desencadenados por el desalojo de familias palestinas de Jerusalén Este por parte de Israel, seguido de las incursiones militares israelíes en la mezquita de Al Aqsa a principios de este mes.
Mientras que el Post guarda silencio sobre el ataque contra los palestinos, su maquinaria de propaganda ha seguido arrojando un editorial tras otro condenando a Rusia y China por sus supuestas violaciones de los “derechos humanos”. Basta con citar algunos ejemplos:
- 16 de mayo - “La represión de los uigures por parte de China no es solo cultural, sino también física, según un nuevo informe” - Se afirma falsamente que China está llevando a cabo un “genocidio” contra su población musulmana.
- 17 de mayo - “Dos posibles teorías sobre el origen de la pandemia siguen siendo viables. El mundo necesita saberlo”. - Afirma falsamente que el COVID-19 pudo haber sido creado mediante “experimentos” en el Instituto de Virología de Wuhan, una teoría conspirativa desmentida por la Organización Mundial de la Salud. China, declara el Post, “actúa como si tuviera algo que ocultar”.
- 19 de mayo - “Apple debe resistirse a la tiranía de China” - Acusa a Apple de colaborar con supuestas violaciones de la libertad de expresión por parte de China. Exige que Apple deje de colaborar con el Gobierno chino y colabore más directamente con el Gobierno estadounidense.
En cuanto al New York Times, vocero del establishment del Partido Demócrata estadounidense, que apoyó las guerras de Afganistán, Irak, Libia y Siria, no ha publicado ni un solo editorial sobre el ataque de Israel a Gaza.
Este breve repaso es suficiente para establecer el modus operandi de los medios de comunicación estadounidenses. Desde el nacimiento del imperialismo estadounidense en el escenario mundial con la guerra hispano-estadounidense, toda la política exterior de Estados Unidos se ha justificado con acusaciones sensacionalistas sobre la tiranía y los crímenes de aquellos que son objeto de su conquista o explotación. Y tales acusaciones no han tenido ninguna correspondencia con la tiranía y la injusticia reales que se producen en todo el mundo, una gran parte de las cuales son patrocinadas o llevadas a cabo por Estados Unidos.
En respuesta a las atrocidades de Israel, figuras del ala “progresista” del Partido Demócrata han criticado el apoyo de Biden a los crímenes de guerra israelíes. Comentando el ataque de Israel a la sede de Associated Press en Gaza, la congresista Alexandria Ocasio-Cortez escribió en Twitter: “Esto está ocurriendo con el apoyo de Estados Unidos... Si el Gobierno de Biden no puede enfrentarse a un aliado, ¿a quién puede enfrentarse? ¿Cómo pueden afirmar con credibilidad que defiende los derechos humanos?”.
Ocasio-Cortez tiene razón al culpar a Washington de los crímenes de guerra de Israel. Pero si la Administración de Biden tiene la culpa, todos los que apoyaron a Biden —como la propia Ocasio-Cortez— también comparten la culpa. El hecho es que Ocasio-Cortez habla como una avergonzada defensora de los objetivos imperialistas de EE.UU., preocupada porque el descarado respaldo a los crímenes de guerra flagrantes por parte de Netanyahu obstaculiza la capacidad de Estados Unidos de fingir defender los “derechos humanos”.
Cualquier defensa seria de los intereses de la clase obrera en Estados Unidos y en todas partes del mundo comienza con el rechazo del imperialismo estadounidense y sus mentirosas pretensiones de defender los “derechos humanos”. Los objetivos de la política exterior de Estados Unidos están dictados por las mismas corporaciones que explotan despiadadamente a su clase trabajadora y que han presidido la respuesta criminal a una pandemia que ha matado a casi un millón de personas solo en Estados Unidos.
El camino a seguir en la lucha contra la guerra y la barbarie imperialista no es la política del imperialismo de los “derechos humanos”, sino la unidad internacional de la clase obrera —en Estados Unidos, Europa, Asia y Oriente Próximo— sobre la base de la lucha por el socialismo.
(Publicado originalmente en inglés el 19 de mayo de 2021)