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Perspectiva

La conmemoración del exilio de Trotsky en Prinkipo y el resurgimiento global de las luchas obreras

El domingo 20 de agosto, se celebró en la isla turca de Prinkipo en el mar de Mármara un evento llamado “Una isla en el centro de la historia mundial: León Trotsky en Prinkipo”.

El evento, que fue organizado en el 90º aniversario de la partida de Trotsky de Prinkipo (Büyükada en Turquía), conmemoró los cuatro años que vivió ahí, de 1929 a 1933, tras su exilio forzado por el régimen estalinista de la Unión Soviética. La reunión también coincidió con el 83º aniversario del asesinato de Trotsky a manos de un agente de la policía secreta soviética en 1940.

El alcalde Erdem Gül de la Municipalidad de Adalar inauguró el evento con un discurso de bienvenida. El profesor de Historia, Mehmet Ö. Alkan, fue el moderador y dio un corto discurso introductorio.

Los principales oradores fueron David North, presidente del Consejo Editorial Internacional del WSWS; Eric London, miembro del Consejo Editorial del WSWS; y Ulaş Ateşçi, editor de Mehring Publishing en Turquía y miembro destacado del Grupo Socialista por la Igualdad.

Ulaş Ateşçi, David North, Dr. Mehmet Alkan y Eric London

Hubo más de 160 participantes en persona y la transmisión en vivo ha sido vista por aproximadamente 2.000 personas en todo el mundo.

Fue palpable para todos los presentes que el evento tuvo una importancia política tanto histórica como contemporánea. La concienciación de que Prinkipo una vez dio refugio a una figura gigantesca de la historia del siglo XX interactuó con la comprensión de que la conmemoración del exilio de Trotsky está íntimamente relacionada con la situación actual en el mundo.

El aspecto más impactante de la vida de Trotsky fue el grado en que sus circunstancias estuvieron entrelazadas con las vicisitudes de la lucha de clases a nivel global.

En su autobiografía, escrita en el primer año de su exilio en Prinkipo, Trotsky comentó: “No conozco ninguna tragedia personal. Conozco el paso de un capítulo a otro de la revolución”.

En el primero de estos capítulos —aquel del ascenso revolucionario—, el movimiento de las masas elevó a Trotsky en solo un año a la cumbre del poder, de un apartamento en el Bronx al Kremlin en Moscú.

El segundo capítulo, caracterizado por un reflujo de la revolución, revirtió la trayectoria de la vida de Trotsky como líder revolucionario, del poder al exilio.

En la historia del movimiento socialista, ¿cuál es el contenido del capítulo actual que confiere a la isla de Prinkipo una renovada importancia revolucionaria?

El evento reflejó con un alto grado de consciencia política el cambio objetivo en la relación entre el trotskismo y la clase obrera internacional. Se basa en las décadas de lucha política del movimiento trotskista mundial, liderado por el Comité Internacional de la Cuarta Internacional, contra el estalinismo, la socialdemocracia, el nacionalismo burgués y el revisionismo pablista.

Leon Trotsky en su escritorio en Prinkipo

Cuando Trotsky desembarcó en Turquía en febrero de 1929, la clase obrera soviética e internacional se encontraba en medio de un repliegue político, siendo el exilio de Trotsky su manifestación más aguda. La burocracia estalinista, apoyándose en e instigando una reacción nacionalista contra el internacionalismo socialista de la Revolución de Octubre de 1917, había usurpado el poder de la clase obrera en la Unión Soviética.

La estrategia de la revolución socialista mundial que había guiado la Revolución de Octubre bajo la dirección de Lenin y Trotsky fue sustituida por el programa del “socialismo en un solo país”, que representaba los intereses de la burocracia estalinista.

La derrota de Trotsky y de la Oposición de Izquierda, que se había formado en 1923, fue fundamentalmente una expresión política del retroceso temporal del ascenso revolucionario internacional de la clase obrera que comenzó con la Revolución de Octubre de 1917. El ascenso del estalinismo y la continua influencia de la socialdemocracia, que ejercía la presión del imperialismo sobre la Unión Soviética y el movimiento obrero internacional, tenían la misma base objetiva.

La Revolución alemana de 1923 fue derrotada, mientras que la huelga general británica de 1926 y la Revolución china de 1925-27 acabaron en desastre, todo ello como resultado de las políticas destructivas de la Komintern bajo Stalin.

La depresión económica mundial que comenzó con el desplome de Wall Street de 1929 condujo a la radicalización de la clase obrera a escala internacional. Pero las traiciones de las direcciones obreras estalinistas y socialdemócratas dominantes condujeron a una serie de grandes derrotas y desastres.

Como explicó David North en su discurso en Prinkipo, la llegada al poder de los nazis en Alemania en 1933, que fue posible gracias a las desastrosas políticas del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) y del Partido Comunista Alemán (KPD), fue la mayor derrota sufrida por la clase obrera alemana e internacional. Le siguieron las traiciones y derrotas en Francia y España y el estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939.

La histórica traición de la Komintern estalinista en Alemania llevó a Trotsky, mientras estaba en Prinkipo, a llamar a la construcción de la Cuarta Internacional en 1933. A pesar de las catastróficas derrotas de la clase obrera internacional en las décadas de 1920 y 1930, la fundación de la Cuarta Internacional en 1938 bajo la dirección de Trotsky preservó la continuidad política del movimiento marxista.

La segunda mitad de los años 30 también fue testigo del Gran Terror en la Unión Soviética, como resumió Eric London en su presentación. Una parte importante de la vanguardia política, intelectual y cultural de los socialistas, profundamente arraigada en la clase obrera, fue aniquilada por la burocracia estalinista. Este genocidio político culminó con el asesinato de Trotsky a manos de un agente de Stalin el 20 de agosto de 1940 y su muerte al día siguiente.

El movimiento revolucionario de la clase obrera que estalló en Europa en los últimos años de la Segunda Guerra Mundial fue aplastado por la burocracia estalinista. En las condiciones de la reestabilización del capitalismo con la ayuda de Moscú y el establecimiento de nuevos regímenes estalinistas en Europa del Este y China, el poder del estalinismo parecía inquebrantable.

Una tendencia dentro de la Cuarta Internacional, dirigida por Michel Pablo y Ernest Mandel, se adaptó a estas condiciones atribuyendo un papel revolucionario al estalinismo y argumentando que los trotskistas debían liquidarse, uniéndose a partidos estalinistas, socialdemócratas o nacionalistas burgueses. Fue James P. Cannon, líder del Socialist Workers Party (SWP; Partido de los Trabajadores Socialistas) en Estados Unidos, quien en 1953 se opuso al revisionismo pablista y llamó a la creación del Comité Internacional, le cual salvó a la Cuarta Internacional de la liquidación.

En las décadas siguientes, los ataques contra el trotskismo por parte de los partidos estalinistas y socialdemócratas y diversos movimientos radicales pequeñoburgueses fueron asistidos y, a su vez, instigados por el revisionismo pablista. Mientras todas estas fuerzas trabajaban codo con codo para aislar y destruir el movimiento trotskista, el Comité Internacional defendió incansablemente por décadas los fundamentos históricos de la Cuarta Internacional.

La investigación del Comité Internacional de 1975 sobre las circunstancias del asesinato de Trotsky, “Seguridad y la Cuarta Internacional”, fue un hito en la lucha histórica por defender a Trotsky y al trotskismo.

Esta investigación, resumida concisamente por Eric London, fue esencialmente una contraofensiva del movimiento trotskista contra los estados burgueses y los agentes de la burocracia estalinista, poniendo fin a las décadas de conspiración de silencio en torno al asesinato de Trotsky. Como señaló London:

Por primera vez, se llevó a cabo una investigación sistemática sobre la infiltración de agentes de la GPU y del Gobierno del imperialismo estadounidense en el movimiento trotskista. Se plantearon cuestiones que, de haberse planteado e investigado décadas antes, pudieron haber evitado daños significativos al movimiento y a sus miembros y salvado o prolongado las vidas de sus dirigentes, incluida la de Trotsky.

Las revelaciones de la investigación, que se mantiene en curso, y su presentación en el histórico acto del domingo en Prinkipo muestran hasta dónde ha llegado esta contraofensiva, iniciada en 1975.

En 1985-86, la tendencia pablista dentro del Comité Internacional fue finalmente derrotada como resultado de la escisión con el Workers Revolutionary Party (WRP; Partido Revolucionario de los Trabajadores) en Gran Bretaña. Esto abrió la puerta a un renacimiento del trotskismo en el seno del CICI, sentando las bases para la creación de los Partidos Socialistas por la Igualdad y el World Socialist Web Site.

El Comité Internacional defendió el análisis de Trotsky sobre el carácter contrarrevolucionario del estalinismo, subrayando que el futuro de la Unión Soviética dependía de que la clase obrera soviética tomara el poder mediante una revolución política y readoptara el programa de la revolución socialista mundial de 1917. De lo contrario, la burocracia liquidaría la URSS y se restauraría el capitalismo. Lo que ocurrió en Europa del Este, la Unión Soviética y China en 1989-1991 comprobó el análisis y la perspectiva marxista de Trotsky y el Comité Internacional.

Los últimos 35 años no solo han confirmado la perspectiva trotskista, sino que han traído un tremendo cambio en las condiciones objetivas en todo el mundo. El trotskismo representaba la base y la perspectiva internacionalista del marxismo y de la Revolución de Octubre, mientras que el estalinismo, la socialdemocracia y el pablismo compartían una perspectiva nacionalista históricamente obsoleta y políticamente reaccionaria.

La globalización de la producción capitalista y la aparición de una gigantesca clase obrera interconectada en todo el mundo permitió que la lucha política del Comité Internacional se desarrollara sobre una base objetiva mucho más favorable.

Durante los años de exilio de Trotsky, la clase obrera turca estaba en pañales. Hoy, es una fuerza social masiva concentrada en ciudades industriales que desempeñan un papel fundamental en la economía mundial, junto a un número creciente de megaciudades de África, Asia y América Latina.

Al mismo tiempo, la profunda crisis del capitalismo en los centros históricos del imperialismo está haciendo añicos los cimientos económicos y políticos de la democracia burguesa e incluso los vestigios más insignificantes del reformismo social. La clase obrera está siendo impelida a luchar a una escala titánica.

El estalinismo y la socialdemocracia, así como el revisionismo pablista y el nacionalismo pequeñoburgués, que dominaron el movimiento obrero hasta las últimas décadas del siglo XX, son en la actualidad, si acaso existen, defensores abiertos del capitalismo.

Mientras que los estalinistas liquidaron tanto la Unión Soviética como los partidos comunistas, los partidos socialdemócratas son indistinguibles de los partidos de derecha de la burguesía. Los maoístas restauraron el capitalismo en China y crearon una fuente masiva de mano de obra barata para las empresas transnacionales y la burguesía china. Dondequiera que estén presentes, los pablistas tratan de disfrazar de “izquierda” a los partidos burgueses derechistas y desempeñan un repugnante papel proimperialista y pro-OTAN, como se ha visto claramente en la guerra de Ucrania.

Todas estas organizaciones, parafraseando a Trotsky, están “podridas hasta la médula”. El Comité Internacional, que han tratado de aislar y destruir, está ganando fuerza internacionalmente entre los trabajadores, la juventud y los intelectuales como el único representante político del trotskismo, es decir, del marxismo clásico.

El movimiento trotskista ha entrado en una nueva fase de su historia, caracterizada por una intersección entre la crisis objetiva y el programa y la práctica del Comité Internacional de la Cuarta Internacional.

La conmemoración de Trotsky en Prinkipo tuvo lugar en el contexto de una intensificación de la crisis capitalista, demostrada por el recrudecimiento de la violencia imperialista, la cual amenaza con causar una tercera guerra mundial, una pandemia que ha matado a más de 24 millones de personas, la ruptura de las formas democráticas de gobierno en todo el mundo, una catástrofe ecológica cada vez mayor y, sobre todo, el crecimiento de la lucha de clases. Bajo el impacto de la creciente indignación y oposición social, la capacidad de las burocracias sindicales corruptas y nacionalistas para contener la lucha de clases se está desmoronando.

Al concluir su discurso introductorio, North manifestó su esperanza de que “la villa donde vivió Trotsky sea totalmente restaurada y se convierta en un centro internacional para el estudio del vasto legado político e intelectual de Trotsky”. Añadió que, al emprender tal proyecto, “con el apoyo internacional necesario, Prinkipo no solo reafirmará su lugar en la historia mundial, sino que también hará una contribución significativa al futuro de la humanidad”.

El acto conmemorativo del 20 de agosto puso de manifiesto el resurgimiento y la interacción de la lucha de clases global y la perspectiva revolucionaria mundial del trotskismo, el marxismo del siglo XXI.

El discurso de David North en la conmemoración de Trotsky en Prinkipo

(Publicado originalmente en inglés el 25 de agosto de 2023)

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