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La pandemia de COVID-19 y la normalización de las muertes y el sufrimiento masivos
1. Este Año Nuevo, la pandemia de COVID-19 sigue causando daños inmensos en las vidas y la salud de la población mundial. Actualmente, el mundo está enfrentando otra ola masiva de contagios, discapacitaciones y muertes, alimentada por la variante JN.1, que es altamente mutada, sumamente infecciosa e inmunoevasiva. JN.1 se convirtió rápido en la variante dominante a nivel mundial en diciembre. Las mentiras de todos los Gobiernos capitalistas y los medios de comunicación corporativos, personificadas por la declaración de Joe Biden en septiembre de 2022 de que “la pandemia ha terminado”, han quedado al descubierto como nada más que propaganda.
2. Según los datos más recientes sobre el muestreo de aguas residuales, publicados por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) y que ahora representan la única métrica confiable para rastrear la propagación del virus debido al desmantelamiento de todos los sistemas de vigilancia pandémica, Estados Unidos ya había alcanzado el 23 de diciembre el segundo nivel más alto de transmisión viral de toda la pandemia. Esto fue antes de que 115 millones de estadounidenses, una cifra récord, viajaran largas distancias para visitar a sus familiares durante las fiestas, sin saberlo, contagiando a sus seres queridos.
3. Los científicos proyectan que esta ola pronto alcanzará un pico de aproximadamente 2 millones de infecciones por día y que casi un tercio de la población estadounidense, aproximadamente 100 millones de personas, probablemente contraerá COVID-19 durante esta ola. En todos los países donde todavía se rastrean los datos de aguas residuales, se han documentado niveles similares de transmisión casi récord o incluso récord durante el último mes en que JN.1 se transformó en la principal variante mundial.
4. Cada indicador rezagado (hospitalizaciones, muertes y el sufrimiento por COVID persistente) empeorará gradualmente a nivel mundial en las próximas semanas y meses. Las hospitalizaciones ya están aumentando en las regiones más afectadas del noreste y el centro de EE.UU., lo que ha obligado a varias cadenas de hospitales a volver a implementar la mascarilla obligatoria en un intento desesperado de mantenerse a flote mientras se atiende a los pacientes. Los hospitales de Roma y otras partes de Italia, así como de otros países, están inundados de pacientes que sufren enfermedades respiratorias. Las muertes oficiales por COVID-19 en EE.UU. han superado 1.000 cada semana durante los últimos tres meses y seguirán aumentando. Utilizando la estimación conservadora de la OMS de que el 10 por ciento de las infecciones conducen al COVID persistente, al menos 10 millones más de estadounidenses sufrirán esta horrible aflicción en los próximos meses.
5. Todos los hechos y datos que rodean el estado actual de la pandemia están siendo ocultados a la población mundial, que en cambio ha sido sometida a mentiras interminables, desinformación y propaganda, que ahora está dominada por silencio. Está en marcha un encubrimiento sistemático de la gravedad real de la crisis dirigido por el Gobierno, las corporaciones, los medios de comunicación y las burocracias sindicales. La política oficial es simplemente ignorar, negar y falsificar la realidad de la pandemia, sin importar las consecuencias, mientras millones de personas se enferman y miles mueren a nivel mundial todos los días.
6. La clase capitalista ha elegido la política del “COVID para siempre”, que consiste en una rendición abyecta, dejando que el virus corra libre e infecte a miles de millones de personas cada año, debilitando y matando a millones, y creando condiciones óptimas para una evolución viral sin control. Los científicos con principios continúan advirtiendo que no hay nada que impida que el COVID-19 se vuelva mucho más patógeno y mortal, y la eliminación de todas las mitigaciones solo aumenta la probabilidad de que evolucione una variante con tales características.
7. Así como las élites gobernantes han normalizado el genocidio y la guerra nuclear, han normalizado deliberadamente las muertes masivas y el sufrimiento humano en curso a través de la propagación sin obstáculos del COVID-19. La misma indiferencia hacia la vida humana ahora impregna los pasillos del poder, sobre todo en los centros imperialistas que están encaminando el siglo XXI a la barbarie capitalista.
8. La estimación más precisa del verdadero nivel de muerte causado por la pandemia es el exceso de mortalidad, por encima de los promedios anteriores a la pandemia. En 2020, según el rastreador de The Economist, hubo 5.460.000 muertes atribuibles a la pandemia. En 2021, el año más mortífero de la pandemia cuando la variante delta mató a millones solo en India, hubo un asombroso exceso de 12.540.000 muertes. En 2022, hubo otro exceso de 6.900.000 muertes. Durante el año pasado, hubo más de 2.500.000 muertes hasta el 18 de noviembre, la última fecha en que The Economist actualizó su rastreador. En total, ha habido un exceso de mortalidad de 27,4 millones, cuatro veces mayor a la cifra oficial de 7 millones de muertes.
9. La abrumadora mayoría de estas muertes son directamente atribuibles al COVID-19, ya sea durante la etapa aguda de la infección o debido a los innumerables impactos negativos que el virus puede tener en el cuerpo. Como se documenta en miles de estudios desde 2020, una infección por COVID-19 eleva el riesgo de ataque cardíaco, accidente cerebrovascular, enfermedad renal, diabetes, desregulación inmunitaria, diversos trastornos neurológicos y más.
10. Más allá de este inmenso nivel de muertes prevenibles, la pandemia también ha producido el mayor nivel de discapacitaciones en la historia de la humanidad. Cientos de millones de personas en todo el mundo padecen síntomas prolongados conocidos como el COVID persistente, que pueden afectar prácticamente todos los órganos del cuerpo. Múltiple estudios han demostrado que el riesgo de desarrollar COVID persistente se agrava con cada reinfección, y un estudio publicado en Statistics Canada el mes pasado encontró que el porcentaje de canadienses que desarrollaron COVID persistente aumentó del 14,6 por ciento después de su primera infección por COVID-19 al 38 por ciento después de su tercera.
La evolución de la política “COVID para siempre”
11. En el primer año de la pandemia, se adoptaron tres estrategias alternativas en diferentes países y diferentes secciones de la clase dominante de cada país: eliminación, mitigación e “inmunidad colectiva”. Esta última política, que consistió simplemente en permitir que el virus se propagara sin ninguna medida de salud pública, se implementó por primera vez en Suecia, Reino Unido, Brasil, partes de EE.UU. y otros países. Rápidamente asumió la forma de una guerra contra la población y fue criminal en el sentido más amplio de la palabra.
12. Los cálculos despiadados de la especulación capitalista dictaron las decisiones políticas de estos países: es mejor que muera un millón de personas a que se pierdan mil millones de dólares en los mercados de valores. Una vez que se aseguró la aprobación de la Ley CARES y otros rescates en las capitales financieras mundiales en marzo-abril de 2020, la clase dominante se volvió cada vez más hostil hacia la salud pública e indiferente ante las muertes masivas y el debilitamiento por COVID persistente. El entonces primer ministro británico, Boris Johnson, resumió esta perspectiva homicida cuando declaró que el COVID-19 era “solo la forma en que la naturaleza lidia con las personas mayores”, como se reveló en la reciente investigación sobre COVID del Reino Unido.
13. En Estados Unidos, el columnista del New York Times Thomas Friedman respaldó la política temeraria de Suecia, acuñando la frase “la cura no puede ser peor que la enfermedad”, que pronto se convirtió en el mantra de Donald Trump para su propaganda contra los confinamientos y a favor del regreso al trabajo. En la introducción a COVID, capitalismo y guerra de clases: una cronología social y política de la pandemia, el WSWS señaló:
En esencia, esta frase expresó los intereses de clase de la oligarquía financiera, que después de menos de dos semanas ya no toleraría ningún confinamiento ni otras medidas esenciales de salud pública, que frenaban la transmisión viral pero privaban a las corporaciones de la mano de obra que requerían para la explotación laboral y la generación de ganancias.
14. En otros países, se aplicaron confinamientos más estrictos en 2020, junto con el uso de mascarillas, como parte de una estrategia mitigacionista. Ante la distribución de las vacunas en 2021, se generalizó la perspectiva de que a través de las vacunas, el uso de mascarillas y otras medidas de mitigación limitadas, la pandemia llegaría gradualmente a su fin. Esto resultó ser una fantasía delirante, que quedó demostrada por la evolución de la variante más grave, delta, en mayo de 2021 y especialmente por la variante altamente infecciosa ómicron en noviembre de 2021.
15. Cuando ómicron infectó rápidamente a miles de millones y mató a millones de personas en todo el mundo, la respuesta universal del capitalismo a la pandemia fue socavar y rechazar todos los esfuerzos para mitigar la propagación del COVID-19. Se inició una implacable campaña de propaganda para retratar ómicron y toda su progenie como “leves”, “endémicos” y comparables a la gripe estacional. A lo largo de 2022, se levantaron todas órdenes de uso obligatorio de la mascarilla en las escuelas y otros lugares públicos, se desmantelaron los sitios de pruebas gratuitas de PCR y se erosionaron gradualmente los informes de datos de casos, hospitalizaciones y muertes.
16. Esta campaña solo se profundizó en el transcurso de 2023. En mayo, la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Administración de Biden y otras agencias nacionales de salud terminaron formalmente sus declaraciones de emergencia de salud pública por COVID-19, consagrando en la ley el abandono de facto que ya habían llevado a cabo de toda respuesta oficial a la mayor crisis de salud pública en más de un siglo. Como resultado, grandes sectores de la población mundial han quedado desarmados y desconocen los peligros continuos de la pandemia.
17. Al mismo tiempo, el fin de las declaratorias de emergencia facilitó la eliminación de toda la vigilancia pandémica, incluida la notificación de casos y muertes, así como las pruebas en hospitales, lo que hizo que las estadísticas oficiales fueran totalmente inexactas. Este cambio de política involucró también la privatización del suministro de pruebas, vacunas y tratamientos. Pfizer y Moderna ahora cobran a los pacientes y a las compañías de seguros más de $100 por sus vacunas, y Pfizer planea fijar el precio de su tratamiento vital de Paxlovid en $1.390 cuando se agoten los suministros del Gobierno, probablemente el próximo año. Más de 13,4 millones de estadounidenses fueron dados de baja del seguro de Medicaid en 2023, y millones más perderán este seguro de salud vital en 2024. Los hospitales de todo el país levantaron la mascarilla obligatoria, que es necesaria para proteger a las poblaciones de mayor riesgo, lo que provocó un aumento importante en las infecciones y muertes por COVID-19 adquirido en el hospital el año pasado. Se han producido procesos similares en toda Europa, mientras que en gran parte del mundo las dosis de refuerzo actualizadas y los tratamientos como Paxlovid ni siquiera están disponibles para la gran mayoría de la población.
18. La adopción universal del “COVID para siempre” ha conllevado un regreso de las concepciones eugenistas en todos los sectores de la burguesía. Para justificar las olas perpetuas y masivas de contagios, discapacitaciones y muertes, los adultos mayores y las personas más vulnerables han de ser vistas como inútiles por la sociedad oficial.
19. Las formulaciones más explícitas de esta ideología fascistizante fueron expresadas por los dos principales funcionarios de salud pública en los Estados Unidos bajo la Administración de Biden, los doctores Rochelle Walensky y Anthony Fauci. El 7 de enero de 2021, solo semanas después de la aparición de la variante ómicron y ante un aumento de las hospitalizaciones y muertes por COVID-19, Walensky declaró en una entrevista con ABC que era una “noticia alentadora” que la “abrumadora mayoría de las muertes” ocurriera en “personas que ya padecían alguna condición”. Casi dos años después, el 28 de agosto de 2023, Fauci le dijo a la BBC: “los vulnerables se quedarán en el camino, se infectarán, serán hospitalizados y algunos morirán”.
20. Los ataques a la ciencia alcanzaron su punto más alto durante el cuarto año de la pandemia, que fue testigo de una marcada intensificación de la campaña para desalentar y oponerse al uso de la mascarilla, con base en la posición universal y absolutamente falsa de que “la pandemia terminó”. Esta campaña sistemática de desinformación de todos los Gobiernos y medios de comunicación corporativos a nivel mundial no tiene ningún fundamento en la ciencia.
21. Al final, los intereses financieros y económicos más poderosos han promovido deliberadamente el abandono de las mitigaciones para intentar reducir deliberadamente la esperanza de vida. Esta política eugenista fue aplicada por las principales autoridades de salud pública del Gobierno de Biden. El propio Biden, quien fue elegido en parte debido a su promesa de campaña de que “seguiría la ciencia” y pondría fin a la pandemia, ha presidido la muerte de más de 700.000 estadounidenses por COVID-19, una cifra de muertos en la que “dejó de pensar”, como admitió en enero de 2023.
22. La lucha contra la pandemia se ha visto socavada por un asalto implacable a la comunidad científica, incluyendo amenazas físicas contra la vida de científicos como Peter Hotez, El Partido Demócrata se ha adaptado a esta campaña. Al mismo tiempo, la educación pública se encuentra en un estado de caída libre después de décadas de recortes presupuestarios, que se están agravando a medida que se agotan todos los fondos adicionales por la pandemia. Todos los avances progresistas desde la Ilustración, incluidos todos los principios básicos de la salud pública, están siendo rechazados por una clase dominante que se desliza hacia el fascismo y una guerra nuclear.
La lucha por la eliminación global en 2024
23. La tercera estrategia hacia la pandemia, la eliminación, se implementó en China y otros países, donde se demostró que era posible una alternativa a la política y el programa de muertes masivas. Mediante la aplicación correcta de métodos de salud pública, desarrollados a lo largo de siglos y bien conocidos por los expertos en la materia, se podría detener la transmisión del COVID-19 y salvar vidas.
24. Después de que su mal manejo inicial de la pandemia provocara una creciente oposición en la población, el Partido Comunista Chino (PCCh) cambió rápidamente de rumbo en enero de 2020 e impuso los confinamientos necesarios, combinados con pruebas masivas, un riguroso rastreo de contactos y el aislamiento seguro de todos los pacientes infectados, con el objetivo de cortar todas las cadenas de transmisión viral. Después de 76 días, la población salió de los confinamientos y regresó a condiciones prepandémicas relativamente normales. La amenaza de que el virus entrara a través de las fronteras de China fue monitoreada de cerca y cada brote se extinguió. Nueva Zelanda, Vietnam, Australia y otros países siguieron el modelo de China y fueron igualmente capaces de mantener el “cero COVID” durante largos períodos de tiempo.
25. Durante el primer año de la pandemia, aunque millones de personas murieron a nivel internacional, solo se perdieron 4.634 vidas en el brote inicial en China, seguido de solo cuatro muertes durante el año siguiente. Sin embargo, la viabilidad a largo plazo de esta estrategia de eliminación dependía de su aplicación internacional. La misma contradicción fundamental en la estrategia económica de China, del desarrollo del país sobre bases nacionalistas, se manifestó trágicamente en el curso de la pandemia.
26. Durante los próximos dos años y medio, las potencias imperialistas utilizaron la pandemia como un arma contra China, como parte de sus preparativos desde mucho antes para la guerra. Los ejes centrales de esta propaganda anti-China fueron la “mentira del laboratorio de Wuhan” —una teoría conspirativa inventada por el asesor fascista de Trump, Steve Bannon, en enero de 2020 para atribuir toda la responsabilidad por la pandemia a China— y la agitación interminable contra la política de “cero COVID” que estaba salvando vidas. Esto culminó con amenazas explícitas de Apple, Nike y otras grandes corporaciones occidentales de trasladar sus instalaciones de producción fuera de China en el otoño de 2022, en respuesta a los cierres temporales que impidieron la propagación de la variante ómicron. En efecto, el imperialismo extorsionó la vida y la salud de la población china a cambio de mano de obra barata asegurada.
27. Finalmente, capitulando ante estas presiones, el Gobierno chino tomó la decisión absolutamente brutal y reaccionaria de abandonar rápidamente todas las medidas de “cero COVID” entre noviembre y diciembre de 2022. Para la población china, los resultados no han sido nada menos que catastróficos. Múltiples estudios científicos estiman que entre 1 y 2 millones de chinos murieron por COVID-19 el invierno pasado como resultado de este cambio de política. Desde entonces, China se ha integrado en la política global de “COVID para siempre”. Después de varias olas de contagio y muertes en el último año, es probable que más de 100 millones de chinos de los 1.400 millones de habitantes del país padezcan COVID persistente.
28. La exitosa y prolongada implementación del “cero COVID” en China demostró la viabilidad de una estrategia de eliminación hacia el COVID-19, incluso en países densamente poblados y menos desarrollados. Al mismo tiempo, el abandono definitivo de esta política reafirmó la inviabilidad de cualquier programa con bases nacionales en la época del imperialismo. Lo que resultó inviable fue el marco nacional, no la política en sí. La eliminación del virus sigue siendo viable y necesaria, pero solo se puede lograr mediante la construcción de un movimiento de masas que luche por estos principios:
- La lucha contra la pandemia es una cuestión política y revolucionaria que requiere una solución socialista.
- La organización de la salud pública debe basarse en las necesidades sociales , no en las ganancias corporativas.
- Debe eliminarse por completo el ánimo de lucro de todas las empresas de atención médica, farmacéuticas y de seguros.
29. La única forma de detener la pandemia es a través de una estrategia de eliminación coordinada a nivel mundial, en la que toda la población mundial actúe en solidaridad y con la determinación colectiva de hacer cumplir un programa amplio de salud pública. Esta estrategia debe concentrarse en las pruebas masivas, el rastreo de contactos, el aislamiento, la provisión de tratamientos seguros para todos los pacientes infectados, el uso universal de mascarillas de alta calidad y la remodelación de todos los edificios públicos para proporcionar aire interior limpio a través de filtros HEPA y la implementación segura de dispositivos de luz ultravioleta lejana (Far-UVC).
30. Después de cuatro años de pandemia, está muy claro que tal estrategia global nunca será llevada a cabo dentro del capitalismo mundial, que subordina todo el gasto en salud pública al afán de lucro insaciable y enloquecido de una oligarquía financiera. La idea misma de que una enfermedad debe ser eliminada o erradicada, un concepto fundamental de la salud pública, ha sido abandonada. Solo a través de la revolución socialista mundial será posible poner fin a la pandemia y detener el descenso hacia la barbarie capitalista y la Tercera Guerra Mundial.
31. Todo lo que se ha dicho sobre la pandemia se aplica con mayor fuerza a la creciente amenaza existencial del cambio climático, cuyo impacto se siente cada vez más agudamente en gran parte del mundo. El año pasado, casi a diario se rompieron récords de temperatura y se produjeron fenómenos meteorológicos extremos en todo el mundo. Los incendios forestales masivos, las olas de calor y la contaminación del aire se han generalizado en todos los continentes, mientras que el derretimiento global de las capas de hielo y los glaciares solo se está acelerando. Múltiples estudios han demostrado que la desestabilización de los ecosistemas de la Tierra a través del cambio climático y la urbanización no planificada está empujando a miles de especies fuera de sus hábitats nativos, lo que aumenta la probabilidad de eventos de propagación de enfermedades y futuras pandemias.
32. El desarrollo de la ciencia y la organización de los recursos de la sociedad para abordar estas necesidades sociales apremiantes solo son posibles en una sociedad socialista mundial. No menos que la lucha contra la guerra, la lucha contra la pandemia y el cambio climático requiere la construcción de un movimiento socialista internacional. El Comité Internacional de la Cuarta Internacional es el único movimiento socialista auténtico en el mundo que lucha por estas políticas.
33. Llama la atención que no haya ninguna cobertura de la pandemia que se compare con la del World Socialist Web Site. La única campaña sistemática y unificada contra la pandemia ha sido llevada a cabo por el CICI, sus Partidos Socialistas por la Igualdad afiliados y el WSWS en todo el mundo. Las diversas tendencias pseudoizquierdistas de la clase media han ignorado la pandemia o han abrazado abiertamente el “COVID para siempre”. Las burocracias sindicales han servido consistentemente a la burguesía. Ante la gran preocupación de los trabajadores de base en todas las industrias, sobre todo la salud y la educación, a verse obligados a trabajar sin protección en las condiciones más peligrosas, los burócratas sindicales actuaron como capataces, sacrificando a los trabajadores a niveles masivos de contagios, discapacitaciones y muertes.
34. La lucha contra la pandemia es una cuestión totalmente revolucionaria. El CICI es la única organización política que entendió esto desde el principio, luchó por ello y llevó a cabo una campaña sistemática de educación y aclaración dentro de la clase trabajadora. Se han publicado más de 6.000 artículos sobre la pandemia en el WSWS. Aparte de las revistas científicas especializadas y sus boletines informativos, ninguna publicación de noticias en el mundo fuera del WSWS, ya sea de la prensa burguesa o pseudoizquierdista, continúa cubriendo la pandemia de manera minuciosa y sistemática.
35. La lucha contra la pandemia debe estar en el centro de las luchas de la clase obrera en el próximo año, que no se limitarán simplemente a cuestiones contractuales. Los profundos problemas sociales siguen estando en el centro de esta batalla, incluidos los derechos más básicos a la vida y la salud, y los siglos de lucha por la salud pública. Solo el CICI, que representa los intereses históricos de la clase trabajadora, ha luchado y seguirá luchando por estos principios en todo el mundo.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 4 de enero de 2024)