Casi 3.000 migrantes, incluyendo unos 500 menores, fueron atacados la semana pasada por la Guardia Nacional mexicana cuando llegaban a Juchitán, la tercera ciudad más grande del estado de Oaxaca. Habiendo caminado desde la frontera con Guatemala por tres semanas, los trabajadores migrantes emplearon la fuerza de sus números para abrirse paso a través de la línea de soldados y llegar a la ciudad.
La caravana se formó en Semana Santa con el nombre de “Viacrucis Migrante”, marchando detrás de una cruz de madera y una gran pancarta con las palabras “Asesinos de migrantes pobres”, en protesta por las crueles medidas utilizadas para bloquear su camino.
Describiéndose como “trabajadores internacionales”, los migrantes de la caravana provienen de al menos 20 países que abarcan todos los continentes habitables e incluye a mexicanos, que intentan llegar a la frontera con los Estados Unidos.
El fenómeno de las caravanas comenzó en 2018 como un medio para usar sus números como protección contra las fuerzas gubernamentales y las bandas criminales, que a menudo trabajan en conjunto, y para reunir una mayor asistencia de las comunidades en su camino hacia la frontera entre Estados Unidos y México.
Las caravanas se han convertido tanto en un barómetro social como en una forma de protesta de masas que pone de relieve el interés común de los trabajadores de todas las nacionalidades y todos los orígenes en oponerse al irracional sistema capitalista de Estados nación, que está arrastrando a toda la humanidad a la misma miseria abyecta, violencia masiva, guerras y represión estatal de las que intentan escapar los migrantes.
Los miembros de la caravana esperan llegar primero al paralelo 19 norte, la latitud que cruza justo al sur de la Ciudad de México. El Gobierno de Biden ha decidido que al norte de esta línea imaginaria los solicitantes de asilo pueden descargar la aplicación móvil CBP One, que se creó el año pasado para ofrecer citas a cuentagotas para solicitar asilo en la frontera entre Estados Unidos y México. Esta es simplemente una nueva versión de la política de “Permanecer en México” de la era Trump.
A pesar de los 900 km aún por delante, y una inclinación desde la costa del Pacífico hasta la capital del país a 2.240 m, no es el agotamiento, el hambre y la enfermedad lo que podría sellar el destino del “Viacrucis Migrante”, sino la represión militar ordenada por el Poncio Pilato contemporáneo de México, el presidente Andrés Manuel López Obrador.
El pseudoizquierdista AMLO se ha jactado varias veces en las últimas semanas de que su intensificación de las medidas de contención fue responsable de la reducción de más del 50 por ciento en los encuentros de migrantes y la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos entre diciembre y enero. Las cifras han permanecido más bajas.
La Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés) informó que esta fue la caída mensual más pronunciada en el registro de 25 años de datos oficiales. Descubrió que todas las medidas disuasivas de Estados Unidos desde 2021 —la construcción de muros, los arrestos masivos, los despliegues de tropas estadounidenses, los “muros de boyas” en el río Bravo, las montañas de alambre de púas y la aprobación inicial de la ley texana SB4 apodada “caza de migrantes” (aún bajo revisión judicial)— tuvieron un “efecto nulo” para desincentivar a los migrantes desesperados.
Lo que logró una caída importante fue “un fuerte aumento en el ritmo de las operaciones de las fuerzas de seguridad y migración mexicanas para interceptar a los migrantes”, involucrando arrestos récord. México detuvo a 120.005 migrantes en enero y 119.943 en febrero, en comparación con cifras inferiores a 25.000 a principios de 2022.
Esto ha incluido el despliegue de cientos de soldados y agentes de migración a través de la frontera norte, con David Culver de CNN informando: “Este es el nivel más estricto de vigilancia que he visto en la frontera entre Estados Unidos y México y está viniendo del lado mexicano en este momento”.
WOLA cita un aumento en los abusos por parte de las autoridades, incluidos varios informes de abril sobre extorsiones, detenciones ilegales, palizas, robos por parte de funcionarios de migración y amenazas por parte de soldados contra trabajadores humanitarios que ayudan a los migrantes.
Sin embargo, de todos los migrantes detenidos, México solo ha deportado a 6.555 este año. La gran mayoría están siendo trasladados en autobús de regreso al sur de México. “Básicamente, la política ha sido desgastar a las personas, enviándolas del norte al sur y dejándolas en el sur para que tengan que volver a subir”, explicó Gretchen Kuhner, del grupo de derechos humanos Imumi, al Financial Times.
La crueldad y la criminalidad descarada para mantener a los trabajadores en contra de su voluntad en México, donde se enfrentan a condiciones extremadamente precarias e inseguras, no representan solo la política oficial del Gobierno de AMLO sino de toda la clase dominante mexicana.
Las declaraciones de las dos principales candidatas en las elecciones presidenciales del 2 de junio dejan claro que esta política tiene un propósito que va más allá de apaciguar al imperialismo estadounidense.
Xóchitl Gálvez, de la coalición de derecha Fuerza y Corazón por México, se ha comprometido a trabajar en estrecha colaboración con Estados Unidos para bloquear a los migrantes. Pero su principal propuesta relacionada, que ha repetido innumerables veces, es utilizar a los migrantes como mano de obra barata. “México tiene escasez de mano de obra; ¿por qué no ver en los migrantes sudamericanos la posibilidad de tener esa mano de obra?”, declaró el mes pasado.
Claudia Sheinbaum, la sucesora elegida por AMLO, ha propuesto detener la migración a través de “inversiones para el desarrollo”, que es simplemente un eufemismo para la misma política.
Durante una entrevista con Bloomberg publicada el viernes, dijo que los ciudadanos mexicanos deberían ser utilizados para satisfacer “la mano de obra que necesita Estados Unidos”. Pero, dentro de México, abogó por “creación de empleos: este desarrollo del sureste de México va a ser muy importante para el propio sureste, para los mexicanos y mexicanas y también para contener la migración en términos de que haya perspectivas también de trabajo en México”.
También se comprometió a mantener una “muy buena relación” con otra presidencia de Trump, a pesar de que el fascista republicano ha prometido actuar como un “dictador” y desplegar cientos de miles de tropas para llevar a cabo detenciones masivas de migrantes y deportaciones. Por su parte, Biden se ha adaptado constantemente a las políticas antiinmigrantes exigidas por la extrema derecha, incluso expresando su voluntad de “cerrar” la frontera sur.
Los cálculos fríos de ganancias económicas que yacen detrás de la política migratoria en México tienen implicaciones de largo alcance. En noviembre, el investigador social Dr. Mateo Crossa Niell escribió en un artículo de opinión en El Universal que el aumento de migrantes representa “una enorme atracción… para las corporaciones transnacionales que se instalan en México buscando bajos salarios”. Agregó que “las empresas maquiladoras apuestan a aprovechar la condición de vulnerabilidad, fragilidad y criminalización en la que se encuentra la población migrante en México para incorporarla como fuerza de trabajo industrial. Todo ello con pleno apoyo del Estado mexicano”.
Acompañando el proceso de globalización, las maquiladoras mexicanas fueron alimentadas desde la década de 1970 por la mano de obra barata de migrantes rurales dentro de México, que se mudaron a las crecientes ciudades cerca de la frontera con EE.UU. Hoy, explica el Dr. Crossa, los migrantes ofrecen a los empleadores “una válvula de escape” contra las crecientes demandas de los trabajadores de mejores salarios y condiciones.
Sostiene que el futuro del “nearshoring” o traslado de la producción a México, que tiene una importancia estratégica para los planes de guerra del imperialismo estadounidense, puede llegar a “depender” de esta política.
La principal conclusión que deben sacar los trabajadores es que el patrioterismo o chauvinismo es su peor enemigo. La defensa de la caravana de migrantes y del derecho de todos los migrantes a vivir y trabajar donde quieran debe figurar en la bandera de los trabajadores en todos los países como parte indispensable de la lucha contra la explotación capitalista y la guerra imperialista.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 22 de abril de 2024)