El nuevo presidente de Sri Lanka, Anura Kumara Dissanayake, ha asegurado a una delegación de alto nivel del Fondo Monetario Internacional (FMI) que su gobierno del Janatha Vimukthi Peramuna (Frente de Liberación del Pueblo, JVP/NPP) implementará medidas severas de austeridad y privatización.

El jueves y viernes pasado, Dissanayake se reunió con una delegación del FMI encabezada por el director del departamento Asia Pacífico, Krishna Srinivasan, y el jefe de misión senior, Peter Breuer.

Al concluir las discusiones, el FMI emitió un comunicado declarando que fueron “productivas”. “Estamos alentados”, continuó el FMI, “por el compromiso de las autoridades para continuar los esfuerzos de reforma”.

Por “esfuerzos de reforma”, el FMI se refiere a la implementación del programa de “reestructuración” económica sobre el cual se basa el rescate de emergencia de 2.900 millones de dólares que extendió a Sri Lanka en 2022. Ese programa tiene como objetivo aumentar dramáticamente la rentabilidad del capitalismo de Sri Lanka y hacer que las masas trabajadoras paguen por las deudas contraídas por la clase dominante nativa.

Ya ha resultado en un aumento punitivo de las tarifas eléctricas y en aumentos regresivos de impuestos sobre ventas e ingresos, y reclama una venta acelerada de empresas públicas y la eliminación de más de medio millón de empleos en el sector público.

El JVP es un partido proimperialista y comunalista que durante décadas ha buscado integrarse en el establishment político, incluyendo el apoyo y la participación en gobiernos de derecha. Desempeñó un papel importante en el descarrilamiento político del levantamiento popular masivo liderado por la clase trabajadora que expulsó del poder al presidente Gotabaya Rajapakse en 2022. Sin embargo, es falsamente promovido por los medios de comunicación de Sri Lanka e internacionales como “izquierdista”, con Dissanayake, quien fue elegido presidente el mes pasado, a menudo descrito como “socialista”, incluso “marxista”.

Dissanayake ganó la presidencia apelando a la hostilidad popular hacia los partidos capitalistas tradicionales y el puñado de familias burguesas corruptas que los han dominado durante mucho tiempo. Al mismo tiempo, prometió implementar el programa de austeridad del FMI, mientras afirmaba engañosamente que un gobierno JVP/NPP “renegociaría” para hacerlo más aceptable para las masas, especialmente los muy pobres.

El FMI y el capital financiero global ya han dejado claro que cualquier modificación sería puramente de carácter cosmético, emitiendo advertencias tanto antes como después de las elecciones sobre el estado precario del capitalismo en Sri Lanka y la necesidad de aumentar masivamente los excedentes presupuestarios en 2025 y en adelante.

Hablando desde Washington el jueves pasado, la portavoz principal del FMI, Julie Kozack, dijo que “importantes vulnerabilidades e incertidumbres permanecen, y esto significa que sostener el movimiento de reforma es crítico”.

En su declaración del 4 de octubre sobre las conversaciones con Dissanayake y otros funcionarios de Sri Lanka, el FMI dijo que habían “acordado la importancia de continuar salvaguardando y construyendo sobre los logros arduamente conseguidos que han ayudado a poner a Sri Lanka en el camino hacia la recuperación económica”.

Estos “logros arduamente conseguidos” no son más que el aumento de la miseria de la población a través de cortes de subsidios y empleos y aumentos de impuestos al valor agregado (ventas).

Según la oficina de prensa presidencial, la División de Medios Presidenciales o PMD, “El FMI apreció la disposición del presidente Dissanayake para comprometerse con los objetivos del programa y acordó discutir los enfoques alternativos propuestos por el gobierno de Sri Lanka”.

La PMD no elaboró sobre estos “enfoques alternativos”, pero son una referencia a las promesas falsas del JVP/NPP de un programa del FMI “renegociado”.

Las dos partes acordaron que la discusión de estos “enfoques alternativos” se abordaría como parte de la tercera revisión del paquete de rescate del FMI. Esa revisión es para determinar si el gobierno de Sri Lanka ha cumplido con las condiciones para el desembolso de un cuarto tramo de aproximadamente 350 millones de dólares del préstamo de rescate.

Se esperaba que la tercera revisión comenzara de inmediato. Pero el FMI, subrayando su disposición y la del imperialismo estadounidense para trabajar con Dissanayake y el gobierno del JVP/NPP, ha acordado retrasarla, posiblemente hasta finales de mes o incluso después de las elecciones parlamentarias del 14 de noviembre en Sri Lanka.

Usando los poderes autoritarios de la presidencia ejecutiva de Sri Lanka, Dissanayake disolvió el parlamento más de seis meses antes de que terminara su mandato, horas después de asumir el cargo el 23 de septiembre.

Al celebrar elecciones anticipadas, el JVP/NPP espera fortalecer su posición antes de tener que revelar drásticamente sus colores contra la clase trabajadora e intensificar la austeridad del FMI frente a la oposición popular masiva. En el parlamento saliente elegido en 2020, el JVP/NPP tenía solo 3 de los 225 escaños, habiendo ganado solo el 3,8% de los votos.

Que Dissanayake está preparando a su gobierno para enfrentar la ira popular se demuestra aún más con el cortejo del JVP/NPP al aparato de seguridad militar, declaraciones repetidas de que su programa de “desarrollo económico” se basa en “ley y orden” y el abandono de cualquier referencia a sus anteriores promesas de abolir la presidencia ejecutiva.

La declaración de la PMD agradeció al FMI por no proceder inmediatamente con su tercera revisión, afirmando: “Aunque ha habido retrasos debido a las elecciones generales próximas, el presidente Dissanayake aseguró al FMI la dedicación del gobierno para continuar con el programa sin interrupciones y facilitar el proceso de revisión”.

En el período previo a las elecciones presidenciales, el jefe de misión del FMI, Breuer, dejó en claro que una condición para la próxima tercera revisión que autoriza el desembolso del cuarto tramo es un plan viable para aumentar el superávit presupuestario en 2025 casi cuatro veces respecto a 2023, del 0,6% del PIB al 2,3%, o más de 1.500 millones de dólares.

Para asegurar que se cumpliera este objetivo, Breuer advirtió que tendría que estar “respaldado por medidas de ingresos adecuadas y una continua restricción del gasto”.

La declaración del FMI de confianza en el “compromiso del gobierno del JVP/NPP para continuar los esfuerzos de reforma” es, por lo tanto, una expresión de confianza en que impondrá aumentos de impuestos adicionales, acelerará la privatización y los recortes de empleos en el sector público, y reducirá aún más la salud y educación públicas.

Durante las consultas de la semana pasada, el FMI también dio luz verde a un esquema de reestructuración de la deuda que había negociado con el presidente anterior, Ranil Wickremesinghe, un representante avaricioso de los grandes negocios de Sri Lanka y notorio lacayo proestadounidense. Bajo este esquema, Sri Lanka, que incumplió su deuda en la primavera de 2022, renegociará el pago de unos 12.000 millones de dólares de deuda internacional, abriendo la puerta para obtener nuevos préstamos de los usureros del capital global.

Con el acuerdo del FMI y el Comité de Acreedores Oficiales, Citibank, el tercer banco más grande con sede en EE.UU., ha sido nombrado para gestionar el nuevo intercambio de bonos soberanos internacionales de Sri Lanka.

También el viernes, Dissanayake, la primera ministra del JVP/NPP Harini Amarasuriya y el ministro de Asuntos Exteriores Vijitha Herath mantuvieron conversaciones con el ministro de Asuntos Exteriores de la India, S. Jaishankar, el primer alto funcionario extranjero en visitar la isla desde la elección de Dissanayake el 21 de septiembre.

Según los medios de comunicación de Sri Lanka, Dissanyake reiteró a Jaishankar la promesa pública, ahora reiterada con frecuencia por el JVP/NPP, de nunca hacer nada contrario a los “intereses de seguridad nacional de India”.

Este es un compromiso no solo con Nueva Delhi, sino una demostración de la disposición del gobierno del JVP/NPP para integrar aún más a Sri Lanka, que se encuentra en rutas marítimas clave del Océano Índico, en la ofensiva estratégico-militar inflamable del imperialismo estadounidense contra China.

India es, de lejos, el aliado más importante de Washington en el sur y sureste de Asia. Su alianza anti-China es el núcleo de la “asociación estratégica global” indo-estadounidense, que en los últimos 15 años se ha convertido en la piedra angular de la política exterior y estrategia geopolítica global de Nueva Delhi.

La visita de Jaishankar a Colombo se produjo justo después de extensas discusiones con el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, y otros funcionarios estadounidenses en Washington sobre el fortalecimiento de la alianza indo-estadounidense, incluso a través del anti-China “QUAD” con Japón y Australia. Jaishankar y Blinken también discutieron la actitud de India hacía, y el papel en, los otros dos frentes en la guerra global del imperialismo estadounidense: la guerra instigada por EE.UU.-OTAN contra Rusia y el impulso encabezado por Israel para reconfigurar el Medio Oriente.

También es digno de consideración que, en respuesta al mensaje de felicitación del presidente de EE.UU., Joe Biden, el líder del JVP/NPP Dissanayake declaró su fidelidad a la agenda depredadora de Washington. Dijo que el nuevo gobierno de Sri Lanka está comprometido a trabajar con EE.UU. para “una región Indo-Pacífico pacífica, segura y próspera”, empleando la fórmula edulcorada que Washington usa cuando habla de su ambición de mantener por todos los medios, incluida la guerra, el dominio de la región más poblada y de más rápido crecimiento del mundo.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 06 de octubre de 2024)