El miércoles, el rechazo de otro contrato propatronal por parte del 64 por ciento de los trabajadores de Boeing representa un hito de la lucha de clases. Los más de 33.000 trabajadores no se dejaron intimidar para aceptar el acuerdo negociado por el Gobierno para poner fin a su poderosa huelga de seis semanas.
La propuesta contractual avalaba una dictadura corporativa. Además de los aumentos salariales deficientes que no compensan la inflación y una década de congelamiento salarial, tampoco restableció las pensiones robadas a los trabajadores cuando extendieron su contrato en 2014. Lo peor de todo es que habría dado luz verde para los 17.000 despidos anunciados por la empresa, así como a más ataques planeados por la compañía mientras intenta imponer a los trabajadores el coste de la crisis causada por los problemas de seguridad de sus aeronaves 737.
La votación es un duro golpe para la dirección de Boeing, así como para la burocracia del sindicato International Association of Machinists (IAM). Los funcionarios del IAM no querían una huelga en primer lugar. Desde entonces, han tratado de minar la fuerza de los trabajadores con sueldos de huelga pobres, mientras se niegan a colocar a suficientes trabajadores en los piquetes y finalizan la huelga paralela en Textron Aviation.
La votación también es un golpe para el Gobierno de Biden, quien confiaba en que los funcionarios sindicales pondrían fin a la huelga contra un importante contratista militar. La clase gobernante no ha ocultado el hecho de que ve la huelga como un problema de “seguridad nacional”. Dado que el imperialismo estadounidense está a punto de lanzar una nueva guerra impopular y catastrófica con Irán, e incluso tiene planes para expandir la guerra después de las elecciones, necesita “paz laboral” en casa para liberar las cadenas de suministro y lidiar con la disidencia interna.
Es obligación de los trabajadores de todo el mundo unirse en defensa de la huelga de Boeing. Los trabajadores deben organizar una amplia campaña que incluya acciones de masas, piquetes y protestas. El enorme poder social de la clase trabajadora en Estados Unidos e internacionalmente debe activarse para asestar una derrota masiva a la oligarquía corporativa.
Esto solo se puede organizar a través de una rebelión consciente contra la burocracia sindical propatronal. “Si algo se ha demostrado en el último mes, es que el principal obstáculo para nuestra unidad es la dictadura de la burocracia en los sindicatos”, declaró el Comité de Base de Trabajadores de Boeing en su declaración instando a los trabajadores a rechazar el contrato. “Tenemos que conectar un amplio llamamiento con una rebelión de base para transferir el poder del aparato a los propios trabajadores”.
El poder independiente de la clase trabajadora debe movilizarse a través de la construcción de la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB) como una rebelión mundial de las bases para acabar con el dominio de un aparato sindical corporativo-estatal irresponsable y desatar el tremendo poder social de la clase obrera. Los trabajadores de todo el mundo están combatiendo traiciones, desde los trabajadores automotores que enfrentan recortes masivos de empleos, hasta los ferroviarios, los trabajadores postales y de logística que luchan contra sus propios contratos propatronales.
En particular, se debe hacer un llamamiento a los trabajadores de la industria aeroespacial mundial, incluidos los trabajadores de Embraer en Brasil que también acaban de rechazar un contrato favorable a la empresa, los trabajadores de Airbus que luchan contra los despidos masivos y los trabajadores aeroespaciales de Eaton, un importante proveedor de Boeing, que están en huelga en EE.UU. y Reino Unido.
El potencial para un movimiento unido de sectores más amplios de la clase trabajadora quedó demostrado el jueves por la noche. Más de 500 trabajadores de Eaton en Míchigan, que han estado en huelga durante más de cinco semanas, rechazaron un contrato vendido por el sindicato United Auto Workers, por un margen aún mayor de lo que rechazaron el primer contrato. Otros 400 trabajadores de Eaton, miembros del IAM, iniciaron una huelga en Illinois a principios de esta semana.
El crecimiento de la lucha de clases en Estados Unidos, donde la huelga de Boeing es la manifestación más reciente, tiene implicaciones globales. El creciente estado de ánimo de intransigencia, determinación y optimismo en la clase obrera estadounidense puede alterar el equilibrio de fuerzas a favor de los trabajadores en todos los países, así como de todos aquellos que luchan contra la opresión.
En particular, la paralización de un contratista militar demuestra cómo se puede movilizar a la clase trabajadora contra la guerra. La votación se produjo solo días después de que los trabajadores portuarios en Grecia se negaran a trasladar equipos con destino al ejército israelí para llevar a cabo la escalada del genocidio en Gaza y la guerra en todo Oriente Próximo.
La votación en Boeing se lleva a cabo menos de dos semanas antes de una elección presidencial estadounidense caracterizada por una crisis sin precedentes de dominio de clase. Trump y los republicanos están incitando a la violencia fascista mientras conspiran para rechazar cualquier resultado que no esté a su favor. Mientras tanto, los demócratas se centran sobre todo en la escalada de la guerra global, incluidos los ataques militares contra Irán que podrían ocurrir antes de la jornada electoral.
La votación en Boeing muestra que la movilización de la clase trabajadora sobre la base de sus propios intereses independientes es la única solución a la reacción política capitalista.
Es sumamente importante que el restablecimiento de las pensiones se haya convertido en una demanda central de los trabajadores de Boeing. Luchan por el principio de que los trabajadores de todo el mundo tienen derecho a una jubilación segura y a un nivel de vida digno.
El movimiento en apoyo de los trabajadores de Boeing debe tomar la forma de una lucha consciente por el principio de que los trabajadores tienen derechos sociales inalienables, incluido el derecho a una jubilación segura, el derecho a un trabajo e ingresos dignos, una vivienda digna y asequible, tiempo libre adecuado, seguro médico de alta calidad y otros.
La gerencia de Boeing, por otro lado, está luchando en nombre de toda la clase dominante capitalista por el “derecho” de la patronal a explotar a los trabajadores sin límite. “No hay ningún escenario en el que la empresa reactive una pensión con beneficios definidos para esta o cualquier otra población”, declaró la compañía el jueves.
Boeing está atrincherándose porque cuenta con el respaldo de Wall Street y el Gobierno. Si el Gobierno de Biden no puede finalizar la huelga a través de una traición respaldada por el sindicato, entonces pasará a utilizar métodos represivos. La prohibición de la huelga ferroviaria nacional en 2022 es tanto una lección como una advertencia para los trabajadores de Boeing.
La amenaza de intervención gubernamental solo puede responderse a través de una movilización masiva en apoyo a la huelga, completamente independiente tanto de los partidos corporativos como de sus lacayos en la burocracia sindical.
La huelga ha puesto en primer plano las irreconciliables divisiones de clase en la sociedad. Por un lado, la clase dominante quiere reunir todos los recursos de la sociedad para la guerra. Por otro lado, los trabajadores solo pueden cumplir sus aspiraciones si toman el poder político en sus propias manos y reorganizan los recursos de la sociedad para mejorar enormemente los niveles de vida de la población mundial y poner fin a la desigualdad social, la guerra y la amenaza de una dictadura.
La lucha en Boeing, por lo tanto, debe estar conectada con el desarrollo de un movimiento político en la clase trabajadora, basado en sus propios intereses independientes y revolucionarios. Boeing y otras grandes corporaciones deben ser colocadas bajo propiedad pública, administradas democráticamente por los propios trabajadores en beneficio de todos, como parte de la reorganización socialista de la economía mundial para satisfacer las necesidades humanas, no el lucro empresarial.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 24 de octubre de 2024)