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Diez años desde la muerte del destacado trotskista británico Dave Hyland

Hace diez años, el camarada Dave Hyland, una figura destacada del movimiento trotskista británico, murió el 8 de diciembre de 2013, a la edad de 66 años.

Dave Hyland

Hyland asumió la lucha, en solidaridad con el Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI), contra el intento de la dirección central del Partido Revolucionario de los Trabajadores de liquidar el movimiento británico e internacional en 1985-86. En los años posteriores a la escisión con la dirección de Healy-Banda-Slaughter y la ruptura y desintegración del WRP, fue secretario nacional del International Communist Party (Partido Comunista Internacional) y de la organización que fue su sucesora, el Socialist Equality Party (Partido Socialista por la Igualdad, Reino Unido), antes de retirarse debido a problemas de salud.

La decisión de Hyland en octubre de 1985 de ponerse en contacto con la Workers League en los Estados Unidos, después de haber tenido finalmente la oportunidad de leer las críticas a la dirección del WRP hechas por su secretario nacional, David North, jugó un papel decisivo en el mantenimiento de la continuidad del trotskismo británico.

A continuación, reproducimos los comentarios del camarada North en una reunión conmemorativa realizada el 18 de enero de 2014 en honor al camarada Hyland.

Chris Marsden, secretario nacional del Partido Socialista por la Igualdad en Gran Bretaña, se dirige a la reunión conmemorativa

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La muerte de Dave el 8 de diciembre no fue una sorpresa. Había estado gravemente enfermo, con una artritis reumatoide extremadamente agresiva, durante más de 20 años. Pero a pesar de la gravedad de su enfermedad, Dave había manifestado una gran capacidad de resistencia que parecía desafiar cualquier explicación científica. Su fuerza de voluntad, su deseo de vivir y participar en la vida tan plenamente como fuera posible, se manifestaba como una verdadera fuerza física.

Cuatro años antes, Dave había quedado inconsciente, y los médicos le dijeron a su familia que era poco probable que viviera más de unos pocos días. Pero recobró la conciencia y, a pesar de inmensas limitaciones físicas, reanudó una vida política e intelectual activa.

Hasta hace muy poco, todavía era posible esperar que Dave permaneciera con nosotros durante algún tiempo. Pero en noviembre, quedó claro que la enfermedad de Dave ya no podía mantenerse a raya. Aceptó este hecho con dignidad, rechazando más esfuerzos, que consideraba infructuosos, para prolongar su vida.

Me contaron que, en una ocasión, en medio de las circunstancias físicas más difíciles, le dijo a su hija Julie: 'La vida es hermosa'.

Dave había soportado las penurias de su enfermedad sin un rastro de autocompasión. Conservó su optimismo y su amor por la vida. Para muchos, la experiencia de una enfermedad prolongada, el peso abrumador de las dificultades físicas y el dolor, lleva a la resignación, el distanciamiento intelectual y la retirada emocional. Pero este no fue el caso de Dave.

En noviembre, Dave y yo conversamos sabiendo ambos que sería la última vez. Puede parecer extraño, pero la discusión no fue para nada sombría. Dave permanecía intensamente involucrado con el mundo, apasionado en su compromiso político con la causa del socialismo internacional e interesado en todo lo que estaba ocurriendo.

Dave Hyland (izquierda) y David North

Dave me dijo que no se arrepentía del curso principal de su vida. Su decisión de unirse al movimiento trotskista a principios de la década de 1970 se derivó necesariamente de las conclusiones políticas que sacó, como trabajador con conciencia de clase, de las grandes luchas de esa época.

Él consideraba como lo más importante de su vida su decisión en 1985 de fundamentar su oposición al oportunismo nacional del Workers Revolutionary Party en la historia, los principios y el programa del Comité Internacional. A medida que su vida se acercaba a su fin, Dave expresó su orgullo por el desarrollo del World Socialist Web Site y su confianza en el futuro del movimiento al que había hecho una contribución tan imperecedera.

Cada uno de los oradores se ha referido a los acontecimientos de 1985. El año que viene se cumplirán 30 años desde que esa lucha se llevó a cabo. A los que participamos en la misma, nos parece que fue ayer. Pero las fotografías que se muestran en la exposición nos dicen lo contrario. En aquel entonces todavía éramos jóvenes. Pero a pesar de que han pasado tres décadas, los acontecimientos de 1985 permanecen tan vivos en nuestras mentes que parece como si hubieran ocurrido ayer. Esto se debe a que sigue existiendo una poderosa conexión entre esos eventos y las vidas que seguimos llevando.

A Dave le hubiera gustado llegar a los setenta u ochenta años. Pero no a todo el mundo se le concede esa longevidad. Sin embargo, más importante que la longevidad es lo que uno hace con los años que se le conceden. La verdadera medida del éxito en la vida es haber conservado al final de la misma las mejores cualidades de la juventud, y comprender la lógica interna de las experiencias por las que pasó.

Dave fue capaz de entender el curso de su vida como capítulos interconectados de una narrativa histórica más amplia. Fue una vida guiada por los principios socialistas a los que Dave se adhirió durante muchas décadas. Su vida tenía sentido y podía entenderse en relación con los grandes acontecimientos históricos de su tiempo.

Todos vivimos en medio de fuerzas objetivas de un poder monumental. A medida que uno envejece, adquiere una mejor idea de hasta qué punto el curso de nuestras vidas ha sido determinado por fuerzas que escapan a nuestro control directo e inmediato. Pero no somos impotentes. Cada uno de nosotros debe decidir cómo responder a las grandes fuerzas objetivas de la historia.

Las fotografías y los documentos de la exposición ilustran los principios que conectaron un período de su vida con otro. No hay destino más triste que llegar al final de la vida sin ser capaz de identificar ningún propósito central que guiara las acciones propias, ser incapaz de responder a la pregunta: '¿De qué se trataba todo esto?' O peor aún, cuando se le pregunta por el pasado, responder: “No me acuerdo'. Las personas que no recuerdan generalmente no quieren recordar, porque se han alejado mucho de los ideales que los inspiraron en su juventud.

Dave sabía de qué se trataba su vida. Recordaba y quería recordar las experiencias por las que había pasado. Esa es la clave de la calma y la ecuanimidad con la que Dave se enfrentó a la etapa final de su vida. Creo que esperaba que se produjera una reunión como ésta, y que la estimación de su vida fuera objetiva y justa.

No hay duda de que Dave será recordado como una figura importante en la historia de la clase obrera británica e internacional.

Dave nació después de la Segunda Guerra Mundial, un período que fue testigo del resurgimiento de la militancia de la clase trabajadora. Al igual que muchos cientos de miles de trabajadores británicos que alcanzaron la mayoría de edad en la década de 1960, Dave creía que había llegado el momento de vengar la derrota de la huelga general de 1926 y las indignidades de los 'hambrientos años 30'. De su padre obtuvo una conexión directa con ese período de lucha social. En 1945, la clase obrera británica había llevado al Labour Party (Partido Laborista) al poder con la esperanza de que esto condujera a una Gran Bretaña socialista. Pero en el cuarto de siglo que siguió, ya sea dentro o fuera del poder, el Labour Party y el Trades Union Congress (TUC, Congreso de Sindicatos), con la ayuda del Partido Comunista estalinista, dedicaron la mayor parte de sus energías no a luchar contra los odiados conservadores, sino a restringir, oponerse y traicionar las luchas de la clase obrera.

Puede ser difícil para la generación más joven que solo ha experimentado reveses y nunca ha visto el poder de la clase trabajadora en lucha, entender el optimismo y la determinación que existían en la Gran Bretaña de la década de 1960 y principios de la de 1970. Se transmite hasta cierto punto en la música de la época. Había desprecio por el viejo sistema y la determinación de ponerle fin. Y era evidente que existía una fuerza que podía llevarlo a cabo.

La victoria del Partido Conservador en las elecciones nacionales en 1970 preparó el escenario para una ola de luchas de la clase obrera. El nuevo gobierno estaba decidido a emplear su nueva Ley de Relaciones Industriales para reprimir las huelgas, pero los trabajadores británicos se negaron a aceptar la legitimidad de leyes que no eran vistas como otra cosa que el ejercicio de los intereses de la clase dominante. Entre 1970 y 1974, las luchas de la clase obrera acercaron a Gran Bretaña a la revolución socialista más que en cualquier otro momento desde la huelga general de 1926.

En 1973-74, los mineros británicos, en su segunda huelga nacional contra las políticas del gobierno de Edward Heath, consiguieron lo que sus abuelos no habían logrado. La huelga obligó a Heath a convocar elecciones generales. La cuestión central, declaró el asediado primer ministro, era '¿Quién gobernaba Gran Bretaña?'. La respuesta fue dada. 'No serás tú'. Heath perdió las elecciones. Por primera vez en la historia, la clase obrera británica había provocado, mediante el ejercicio de su poder industrial, la dimisión y la derrota de un gobierno conservador.

La derrota de los conservadores no resolvió el problema estratégico de la revolución socialista en Gran Bretaña. Más bien, la clase obrera se enfrentaba ahora en el nuevo gobierno laborista, aliado con la burocracia sindical, a un enemigo implacable decidido a emplear toda la experiencia y habilidad que había adquirido durante décadas de traición política para refrenar, desorientar, paralizar, desmoralizar y desarmar al movimiento de masas que había llevado a Gran Bretaña al borde de la revolución socialista. En otras palabras, entre 1974 y 1979, los gobiernos laboristas de los primeros ministros Wilson y Callaghan —instigados por el TUC y sus cómplices en el Partido Comunista Británico— hicieron todo lo que estaba en su poder para preparar el terreno político para el triunfo del thatcherismo y todos los desastres políticos posteriores que cayeron sobre la clase obrera.

Sin embargo, había una corriente política en la clase obrera británica que se había desarrollado durante los 20 años que precedieron al gran movimiento huelguístico de 1973-74 sobre la base de una lucha contra el Partido Laborista, la burocracia sindical, el estalinismo y varias formas de radicalismo de la clase media, principalmente, las tendencias pablistas y capitalistas de Estado. Me refiero, por supuesto, a la Socialist Labour League (Liga Socialista Obrera, SLL), la sección británica del Comité Internacional de la Cuarta Internacional, dirigida por Gerry Healy.

En los 20 años transcurridos entre 1953 y 1973, el movimiento trotskista en Gran Bretaña había experimentado un crecimiento extraordinario.

Estas conquistas surgieron inicialmente sobre la base de los principios que se defendieron en la lucha de 1953 contra la tendencia revisionista de la Cuarta Internacional dirigida por Michel Pablo y Ernest Mandel. La cuestión esencial en esta lucha era el papel insustituible de la Cuarta Internacional en el desarrollo de la conciencia marxista en la clase obrera y en la victoria de la revolución socialista mundial. El Comité Internacional, formado en el otoño de 1953, rechazó las afirmaciones de los pablistas de que el socialismo podría realizarse bajo la dirección de organizaciones estalinistas, socialdemócratas y nacionalistas burguesas o varios otros tipos de organizaciones radicales pequeñoburguesas social y políticamente heterogéneas.

Healy había jugado un papel importante en la lucha de 1953. Colaborando estrechamente con James P. Cannon, el líder del Partido de los Trabajadores Socialista (SWP, Socialist Workers Party) en los Estados Unidos, Healy derrotó a la tendencia pablista dentro de la organización británica, que en realidad exigía el fin de la existencia independiente de un partido trotskista y su liquidación en el Partido Comunista. Esa era la línea pablista. El Partido Comunista, afirmaba, representaba las aspiraciones revolucionarias de la clase obrera y no había necesidad de una organización trotskista independiente.

La lucha implacable contra el liquidacionismo pablista sentó las bases para el posterior crecimiento del movimiento trotskista en Gran Bretaña. La defensa del análisis trotskista del estalinismo —la insistencia en el papel inalterablemente contrarrevolucionario de la burocracia del Kremlin y de todos los partidos comunistas nacionales— preparó a los trotskistas británicos para las oportunidades políticas que surgieron después del 'discurso secreto' de Jruschov de febrero de 1956, en el que Stalin fue denunciado como un asesino, y la brutal represión soviética de la Revolución Húngara en octubre de ese mismo año.

Estos acontecimientos, que arrojaron a la burocracia soviética y al movimiento estalinista internacional a una profunda crisis, reivindicaron la posición adoptada en 1953 por los trotskistas británicos bajo la dirección de Healy. Además, su claridad sobre la naturaleza del estalinismo —la ausencia de ilusiones, asiduamente promovidas por los pablistas, en el potencial supuestamente revolucionario del régimen del Kremlin— permitió a los trotskistas intervenir en la crisis del Partido Comunista británico. Ganaron a una serie de reclutas de la organización estalinista que iban a desempeñar un papel importante en el desarrollo posterior del movimiento trotskista.

A pesar de los inmensos problemas —las prohibiciones del Partido Laborista, los ataques de los estalinistas, la falta crónica de recursos financieros—, la influencia del movimiento trotskista creció constantemente a finales de la década de 1950. Hay que subrayar que, durante este fructífero período de crecimiento organizativo, los trotskistas británicos desempeñaron un papel importante en la lucha teórica y política en curso contra el pablismo en el seno de la Cuarta Internacional. De hecho, fue durante este período que los trotskistas británicos comenzaron a desarrollar sus críticas a lo que percibían, correctamente, como una deriva del SWP de Estados Unidos hacia la reconciliación con los pablistas.

Ya en 1957, Healy reconoció que el SWP se estaba retirando de los principios trotskistas que había defendido en 1953. El SWP se vio envuelto en una campaña de 'reagrupamiento' en Estados Unidos que señalaba una reorientación oportunista hacia el entorno del radicalismo de la clase media izquierdista. En contraste con las vacilaciones oportunistas del SWP, los trotskistas británicos estaban desarrollando de manera constante la lucha contra el estalinismo y la socialdemocracia. Desde finales de la década de 1940, los trotskistas británicos habían llevado a cabo un trabajo dentro del Partido Laborista. El propósito de este trabajo no había sido convertir al Partido Laborista en una organización socialista —una tarea imposible—, sino desenmascarar el papel traicionero de la socialdemocracia y, sobre esta base, ganar a los mejores elementos dentro del Partido Laborista para el programa y la perspectiva de la Cuarta Internacional.

A medida que crecía la influencia de los trotskistas a finales de la década de 1950, el Partido Laborista recurrió a la caza de brujas y a las expulsiones. Healy no podía ser intimidado. En 1959, los trotskistas formaron la SLL para proseguir la lucha contra el laborismo. Significativamente, en los Estados Unidos, el SWP se opuso a esta necesaria ruptura organizativa, ignorando el hecho de que la alternativa era la completa rendición política a la disciplina y autoridad del Partido Laborista. Cannon, en ese momento convertido en un oportunista consumado, acusó a Gerry Healy de haberse embarcado en una 'orgía ultraizquierdista'

Refutando las afirmaciones de Cannon de que la vida fuera de los límites del Partido Laborista era imposible, la SLL construyó una formidable oposición a la burocracia socialdemócrata dentro de las Young Socialists (YS, Juventudes Socialistas), en ese momento el movimiento juvenil del Partido Laborista. A principios de la década de 1960, había ganado el liderazgo de las Young Socialists. Cuando el Partido Laborista tomó represalias con expulsiones, la YS se reconstituyó como el movimiento juvenil de la SLL.

Entre 1961 y 1963, la SLL se opuso a los esfuerzos del SWP de Estados Unidos, que ahora estaba dirigido por Joseph Hansen, para diseñar una reunificación del Comité Internacional y la organización internacional de los pablistas. El pretexto político utilizado para justificar la reunificación fue el derrocamiento del régimen de Batista en Cuba por las fuerzas guerrilleras lideradas por Castro (quien, vale la pena recordarlo, inicialmente contó con el apoyo de Estados Unidos). La victoria de Castro, afirmaba el SWP, demostraba que se podía llevar a la victoria una revolución socialista y establecer un estado obrero bajo la dirección de un movimiento político que no era ni marxista ni trotskista, ni siquiera explícitamente socialista y basado en la clase obrera.

Por lo tanto, el objetivo de la reunificación era la disolución de la Cuarta Internacional en la ciénaga política reaccionaria de la clase media izquierdista. Los esfuerzos por construir un movimiento socialista internacional de la clase obrera, basado en la teoría marxista y guiado políticamente por la herencia de la lucha de Trotsky contra la traición de la Revolución de Octubre, debían ser abandonados. El destino de la revolución socialista iba a ser confiado a una serie de nacionalistas burgueses y organizaciones radicales pequeñoburguesas aliadas o dependientes, de una forma u otra, de la burocracia soviética.

La oposición de la SLL y de los trotskistas franceses en el PCI (que más tarde se convertiría en la OCI) a la reunificación sin principios del SWP con los pablistas impidió la liquidación de la Cuarta Internacional. Además, la lucha librada por la SLL llevó a la expansión del trabajo del Comité Internacional, con la formación de la Workers League en Estados Unidos, la Revolutionary Communist League en Sri Lanka y, más tarde, a principios de la década de 1970, el Bund Sozialistischer Arbeiter en Alemania y la Socialist Labour League en Australia.

La SLL experimentó un crecimiento sustancial en los años que siguieron a su rechazo de la reunificación entre el SWP y los pablistas. Este crecimiento, como explicaremos, no estuvo exento de contradicciones políticas. Sin embargo, no había duda de que la SLL promovió un programa revolucionario internacionalista que atrajo a los sectores más políticamente conscientes y abnegados de la clase obrera en Gran Bretaña, especialmente en las condiciones del recrudecimiento de la lucha de la clase obrera que siguió a los acontecimientos de mayo-junio de 1968 en Francia y, especialmente, al regreso de los conservadores al poder en junio de 1970.

Ese es el trasfondo de la entrada de Dave Hyland en la política revolucionaria. Dave Hyland fue uno de los trabajadores que se sintieron atraídos por la Socialist Labour League. Me escribió una carta en octubre de 2005 en la que recordaba las condiciones en las que se unió a la SLL:

“Yo era un trabajador de 25 años en la planta de Kodak en Wealdstone y estaba involucrado en una lucha contra los estalinistas en una fábrica y en el sindicato cinematográfico ACTT cuando leí por primera vez el Worker Press. No me gustaban los estalinistas en absoluto, tanto por su doblez como por su condescendencia hacia los trabajadores, pero no los entendía políticamente. El primer ejemplar de Workers Press que compré contenía un artículo central sobre el papel histórico del estalinismo en Oriente Medio. Era como si me hubieran quitado una venda en los ojos. El artículo explicaba el papel político contrarrevolucionario del estalinismo y me dejaba claro que la lucha contra él sólo podía llevarse a cabo como parte de un movimiento internacional.” [Carta a David North, 9 de octubre de 2005]

Dave se unió en medio de la intensificación de la lucha de clases en Gran Bretaña. En 1972, estalló una huelga general virtual cuando el gobierno de Heath encarceló a cinco trabajadores portuarios, que habían desafiado las disposiciones contra los piquetes de la nueva Ley de Relaciones Industriales. El gobierno se vio obligado a liberar a los trabajadores. Ese mismo año, una huelga nacional de mineros del carbón obligó a otra retirada por parte del gobierno.

Dave permaneció hasta el final de su vida inmensamente orgulloso y agradecido por la educación política que había recibido dentro de la Socialist Labour League. Apreciaba especialmente el trabajo de un sector de artistas e intelectuales que habían sido ganados para el partido. En 2010, después de la muerte de Corin Redgrave, Dave escribió una carta al World Socialist Web Site:

“Me uní al precursor del WRP casi al mismo tiempo que Corin [Redgrave] a principios de la década de 1970. No lo conocía muy bien, pero durante algunos años tuve una estrecha relación política con otros dos artistas/intelectuales dentro de la dirección: el director Roy Battersby y el guionista Roger Smith. Esto era el resultado de nuestra pertenencia tanto al SLL/WRP como al sindicato ACTT.

“Trabajé en la fábrica Kodak en Harrow y, junto con camaradas locales, comenzamos a construir una sección del partido. Roy y Roger se lanzaron a este trabajo con mucho entusiasmo. Recuerdo que Roy dio una serie de conferencias públicas sobre la 'Dialéctica de la Naturaleza' y Roger dio unas cuantas clases en la sección del partido sobre 'Socialismo: utópico y científico', mientras ambos hacían alguna venta ocasional de periódicos a las puertas de la fábrica. Eran muy buenos explicando ideas complejas y haciéndolas más fáciles de entender. Estas conferencias y clases eran extremadamente importantes, ya que alejaban la discusión de los problemas inmediatos en la fábrica y el sindicato para abordar cuestiones de teoría, historia y ciencia.

“Estas fueron populares entre los militantes, al igual que los temas relacionados con importantes acontecimientos internacionales en Chile, Irlanda y Portugal. El interior de la fábrica era como una olla a presión. La dirección y la burocracia sindical se estaban aliando para tratar de acosar a los trotskistas. La mayoría de los trabajadores, aunque simpatizaban, no veían la necesidad real de un partido revolucionario cuando parecía que podían derrocar gobiernos simplemente a través de la fuerza de su sindicato.” [Carta al World Socialist Web Site, 16 de abril de 2010]

En el período comprendido entre 1970 y 1974 se produjo un enorme crecimiento de la Socialist Labour League. Este no es el momento ni el lugar para emprender una revisión exhaustiva de todos los problemas políticos que se habían desarrollado en el seno de la Socialist Labour League en el período anterior, pero hay algunos puntos que realmente deben destacarse si se quiere comprender la crisis que se desarrolló posteriormente.

Siempre es peligroso para un movimiento, cuando experimenta un rápido crecimiento, ver ese crecimiento acríticamente y adaptarse a la conciencia que prevalece en el movimiento de masas. La conciencia del movimiento de masas en Gran Bretaña seguía siendo predominantemente sindicalista: la concepción de que, a través de la victoria del Partido Laborista y la derrota de los conservadores, los principales problemas de la clase obrera podrían resolverse.

Gerry Healy no tenía igual en el movimiento obrero británico como organizador, orador y estratega político. Representaba décadas de lucha política principista contra todas las formas de oportunismo. Su personalidad política, forjada en décadas de lucha, expresaba una devoción inquebrantable y decidida a la causa de la revolución socialista que era inmensamente atractiva para Dave Hyland.

Healy poseía la capacidad, en su mejor época, de proyectar su inmensa confianza en la fuerza de la clase obrera. Esa capacidad encontró su expresión consumada durante el estallido que tuvo lugar de 1970 a 1974. Escuchar a Gerry Healy hablar durante ese período fue una experiencia inspiradora e inolvidable. El colapso del gobierno conservador en febrero de 1974 reivindicó la confianza de Healy.

Healy había subestimado los enormes problemas que surgirían tras la derrota de los conservadores. Durante el período de la gran insurrección, mientras la SLL crecía muy rápidamente, Healy solía decir que, si la clase obrera puede vencer al amo tory, puede lidiar con sus sirvientes. Pero como sabemos por innumerables series de televisión británicas, no pocas veces el mayordomo es más hábil y resuelto en el cuidado de los intereses de la casa que el Milord y la Milady que emplean sus servicios.

En 1974, los mayordomos políticos del Partido Laborista, con su larga tradición de traición reformista, comprendieron muy bien que su tarea central era controlar el movimiento obrero de masas. Estaban decididos a explotar toda forma de confusión política en la clase obrera, sus ilusiones residuales en el Partido Laborista, para dar tiempo a la clase dominante a vengarse de las humillantes derrotas de la década de 1970. Y eso es exactamente lo que sucedió. Mientras el gobierno laborista traicionaba las esperanzas del movimiento de masas, la clase dominante preparaba a Margaret Thatcher para el poder.

A pesar de las impresionantes ganancias que había logrado la SLL durante el movimiento contra los Tory, en última instancia, no estaba políticamente preparada para los desafíos que surgieron después del regreso al poder del gobierno laborista. En el seno de la SLL se habían desarrollado, además de sus éxitos prácticos, importantes contradicciones políticas durante el período anterior. Eran contradicciones enraizadas tanto en circunstancias objetivas como en los errores subjetivos de la dirección.

A raíz de la ruptura con el SWP, la lucha contra el liquidacionismo pablista llegó a ser vista cada vez más como una cuestión en gran medida organizativa, en lugar de teórica y política que requería atención constante.

El crecimiento práctico del movimiento en Gran Bretaña, la expansión de su influencia entre la juventud y en los sindicatos y la expansión de sus recursos materiales fue visto como la respuesta fundamental y decisiva al problema planteado por el estalinismo, la socialdemocracia, el pablismo y diversas formas de oportunismo.

De este modo, el problema de la revolución social llegó a ser visto cada vez más dentro de un marco nacional, más que internacional. Las oportunidades inmediatas dentro de Gran Bretaña se vieron aparte del contexto histórico e internacional más amplio de la revolución socialista. Esto alentó la ilusión de que las ganancias tácticas en Gran Bretaña resolverían de alguna manera los problemas que se presentaban en la relación internacional de fuerzas. El Comité Internacional sólo debía acompañar y proporcionar un poco de apoyo auxiliar a las actividades de la creciente SLL en Gran Bretaña.

La lucha internacional contra el revisionismo pablista, a nivel teórico y de perspectivas políticas, llegó a ser vista como una distracción de los acuciantes problemas de la construcción del partido en Gran Bretaña. Inevitablemente, el enfoque en los problemas nacionales asumió la forma de una adaptación a la limitada conciencia política que dominaba el movimiento de masas anticonservador. La expresión más seria de esta adaptación fue la transformación de la SLL en el Workers Revolutionary Party (WRP, Partido Revolucionario de los Trabajadores) en noviembre de 1973 sobre la base de una perspectiva mayoritariamente nacional. Las secciones del Comité Internacional no participaron en las discusiones que establecieron el WRP, y ni siquiera se les pidió que tomaran parte en el acto del congreso fundacional.

Las concepciones y actitudes que he esbozado no surgieron todas a la vez. De hecho, es posible encontrar en varios documentos y artículos producidos por la SLL durante el período del levantamiento anticonservador declaraciones totalmente ortodoxas sobre la cuestión del internacionalismo revolucionario y la lucha contra el pablismo. Pero un estudio más cuidadoso de la evolución de la LLL —que el CICI llevó a cabo después de la escisión en 1985-86— demostró que a finales de la década de 1960 se desarrolló una deriva hacia el oportunismo nacional que cobró fuerza a principios de la década de 1970.

El Comité Internacional ha llamado la atención en varios documentos sobre el carácter abrupto y políticamente poco claro de la ruptura en 1971 con la OCI, la sección francesa del CI. Las cuestiones esenciales de perspectiva política que subyacen al conflicto entre la SLL y la OCI apenas se discutieron. Evadir estas cuestiones hizo que los problemas críticos de la estrategia revolucionaria internacional surgidos de los grandes acontecimientos de mayo-junio de 1968 en Francia no fueran tratados e incorporados en el programa del Comité Internacional.

Además, en la medida en que las tendencias oportunistas demostradas por la OCI eran vistas como una mera expresión de los problemas de la organización francesa, la Socialist Workers League no investigó cómo se manifestaban problemas similares dentro de la organización británica.

Había otro elemento más del conflicto con la organización francesa cuya importancia la SLL no reconoció. Casi desde el final de la Segunda Guerra Mundial, la intelectualidad francesa había estado en la vanguardia de la lucha contra el marxismo. Aunque desacreditado en Alemania debido a su despreciable colaboración con los nazis, Heidegger encontró innumerables seguidores en Francia. El existencialismo se convirtió en la moda de la intelligentsia francesa.

A raíz de las convulsiones de mayo-junio de 1968, aterrorizados por el espectro de la revolución socialista, grandes sectores de la intelectualidad y la juventud estudiantil francesas rompieron cualquier conexión que hubieran mantenido previamente con el marxismo. En el ambiente de reacción intelectual posterior a 1968, incluso Sartre fue visto como demasiado conciliador con el marxismo. Una nueva generación de irracionalistas teóricos pasó a primer plano. Había amanecido la época de Lyotard y Foucault.

Habiendo roto con la OCI, la SLL desconocía en gran medida estos acontecimientos y sus implicaciones de largo alcance para el trabajo teórico y político del partido revolucionario.

Pero incluso antes de que la importancia de los problemas teóricos se hiciera evidente claramente, las consecuencias políticas de la gestión descuidada de las diferencias con la OCI se hicieron sentir dentro del WRP.

En octubre de 1974, Alan Thornett, el dirigente sindicalista —y eso es todo lo que realmente era, el dirigente sindicalista— del Partido Revolucionario de los Trabajadores, anunció sus diferencias en una reunión del Comité Político. Las posiciones de Thornett, que expresaban ilusiones en el nuevo gobierno laborista, habían sido formuladas por la OCI. Políticamente desleal y deshonesto, Thornett no reveló que había estado trabajando con una organización oponente.

Healy no tardó más de cinco minutos en darse cuenta de que Thornett no había formulado las posiciones que estaba presentando al comité político del WRP. Comprendió que los argumentos de Thornett reflejaban las posiciones políticas de la OCI, que para entonces estaba aliada con el Partido Socialista de Mitterrand. El hecho de que Thornett estuviera ahora promoviendo las posiciones de la OCI dentro de la dirección surgió de la negligencia de la lucha contra la OCI.

El conflicto con Thornett le dio al WRP la oportunidad tardía de aclarar las diferencias con la OCI. Pero, una vez más, la respuesta de Healy no fue continuar con las cuestiones políticas, sino proceder rápidamente a un acuerdo organizativo con Thornett. El resultado fue que entre octubre y diciembre de 1974, el Partido Revolucionario de los Trabajadores perdió varios centenares de miembros, incluyendo una parte sustancial de su base en los sindicatos.

Es un testimonio de la fuerza política de Dave Hyland que no se fue con Thornett. No estaba impresionado con la provinciana perspectiva sindicalista de Thornett. Le repugnaba la doblez de Thornett, su indiferencia hacia las tradiciones del movimiento trotskista y su perspectiva oportunista. Dave se mantuvo leal al partido. Pero la crisis dentro del WRP se profundizó. Con el Partido Laborista en el poder, muchos de los miembros ganados durante el movimiento anticonservador abandonaron el partido, y esto aumentó las presiones organizativas. Healy buscó una salida a esta crisis desarrollando todo tipo de relaciones sin principios con los movimientos y gobiernos nacionales burgueses en Oriente Medio.

La degeneración oportunista del WRP llevó al conflicto con la Workers League dentro del Comité Internacional.

Entre octubre de 1982 y febrero de 1984, la Workers League presentó críticas detalladas a las concepciones teóricas y al programa político del WRP. Sin embargo, creíamos que sería un grave error político que la Workers League rompiera con el WRP sin discutir las diferencias dentro del Comité Internacional. Reconocimos que las posiciones políticas de la Workers League apenas se conocían, y mucho menos se entendían, dentro del movimiento internacional.

En particular, la situación dentro del propio WRP era de inmensa preocupación para nosotros. A pesar de mis diferencias políticas con la dirección del WRP, tenía un gran respeto por ese partido. Conocía su historia, sus décadas de lucha. Sabía que sus cuadros trabajaban muy duro, a menudo durante 12, 15 e incluso 18 horas al día. Estaba convencido de que había miembros del partido que estaban entregados al trotskismo y que recibirían con agrado una discusión, si tenían la oportunidad, sobre los temas críticos del programa internacional. Me costaba creer que no hubiera preocupación en el seno de esa organización por esa deriva oportunista cada vez más evidente. Pero, ¿cómo se podía llegar a las filas del partido?

Dave Hyland, mayo de 1990

Prácticamente no tenía contacto con los militantes de base. Hablé en reuniones públicas. Estuve sobre el estrado en Londres para la conmemoración ocasional del aniversario del Worker Press o el aniversario del asesinato de Trotsky. Pero mi contacto con los miembros del partido, sobre todo fuera del centro, fue mínimo. Y el WRP estaba decidido a que siguiera siendo así.

La situación cambió repentinamente a finales del verano de 1985.

En la tarde del 3 de septiembre de 1985, un día que nunca olvidaré, recibí una llamada de Michael Banda, secretario general del Workers Revolutionary Party, pidiéndome, de manera críptica, que 'reanudara la alianza'. Se refería a un acuerdo anterior, que databa de octubre de 1982, cuando Banda prometió que apoyaría mis esfuerzos para iniciar una discusión sobre las falsas concepciones teóricas y políticas del WRP. A las pocas semanas, Banda incumplió su compromiso, después de haber llegado a un acuerdo completamente oportunista con Healy.

Al día siguiente informé al Comité Político de la Workers League de la convocatoria de Banda. Acordamos unánimemente que la Workers League no entraría en una alianza con ningún líder del WRP. Ahora comprendíamos que la dirección del Workers Revolutionary Party, se conducía de una manera totalmente oportunista. Él pensaba que podía explotar y utilizar el Comité Internacional para arreglar sus propias disputas entre facciones. Pero el Comité Internacional, en lo que concierne a la Workers League, no iba a tolerar la subordinación sin principios de las necesidades del movimiento mundial a los intereses de las facciones de los líderes del WRP.

A mediados de septiembre de 1985, Larry Porter y yo volamos a Inglaterra para averiguar lo que realmente estaba ocurriendo dentro de la organización. Simplemente nos habían dicho que Healy renunciaba debido a la vejez y problemas de salud. Les puedo asegurar que no creímos esa explicación. Pero entendimos que esta crisis, cualquiera que fuera su causa inmediata, era el resultado de la desorientación política y del retroceso oportunista de la dirección.

Cuando me reuní con Banda, se hizo evidente que no tenía ninguna explicación política para la crisis en el WRP. Le recordé las críticas políticas que se habían hecho en 1982 y 1984. Rebuscó entre sus desorganizados archivos y descubrió una copia de mi informe de febrero de 1984.

Banda admitió que yo había estado en lo cierto. Deseaba discutir los problemas conmigo y me preguntó si podía acompañarlo a Yorkshire, donde planeaba reunirse con un camarada que había desempeñado un papel importante en la huelga minera recientemente concluida. El camarada que planeaba visitar era Dave Hyland en Rotherham.

Conocía a Dave Hyland solo por su nombre. Nunca había hablado con él. El viaje de tres horas hasta Rotherham resultó ser el más importante de mis muchas excursiones por las autopistas británicas. Después de que Banda llegó a la casa de Dave, hubo una discusión bastante desenfocada sobre temas relacionados con el trabajo entre los mineros. Era una discusión inconexa y mi atención se centraba más en el extraordinario perro que jugaba en la cocina de Hyland. Aparte de bromas intrascendentes, Dave y yo no hablamos.

Pero cuando nos íbamos, para mi sorpresa, Banda sacó de repente de su bolsillo una copia del informe que yo había entregado al Comité Internacional en febrero de 1984. Se lo dimos a Dave Hyland y luego nos fuimos.

En 2005, Dave me escribió:

“Cuando leí tu [crítica de] Estudios de la Dialéctica en 1985, y otros documentos que esbozaban la discusión que había tenido lugar en la Workers League desde 1982, fue una revelación. El enfoque de las cuestiones históricas y teóricas, así como de la política en general, era completamente diferente al que existía en ese momento en el WRP, donde todo partía de la percepción sensorial inmediata y de las iniciativas prácticas, en oposición a una perspectiva histórica marxista y al método científico. Es por eso que te llamé por teléfono hace 20 años, y los eventos posteriores han demostrado que fue la decisión política más importante de mi vida'.

Recuerdo muy bien esa llamada telefónica. Estaba en Alemania con Uli Rippert. En la tarde del 9 de octubre, llamé a Detroit para ver cómo iban las cosas, y me dijeron que habían recibido una llamada de un miembro del WRP en Gran Bretaña. El nombre de ese miembro era Dave Hyland y había pedido hablar conmigo. Me alegré mucho al recibir esta noticia. Le conté a Uli lo que había conocido y le dije: “Finalmente ha sucedido. Un sector del partido británico se está acercando al Comité Internacional y quiere hablar con nosotros sobre las cuestiones políticas.”

No puedo exagerar lo crucial e importante que fue. Hasta ese momento, todavía estábamos afuera mirando hacia adentro. Era como si fuéramos intrusos políticos en una organización a la que no teníamos acceso. Pero ahora había alguien que quería hablar con nosotros sobre la crisis dentro del WRP y que estaba interesado en los documentos que habíamos escrito.

Varios días después, me puse en contacto con Dave Hyland después de llegar a Gran Bretaña. Nos vimos por primera vez en la mañana del 12 de octubre de 1985. Y, lo crean o no, la primera reunión tuvo lugar en la casa de Cliff Slaughter. Pero ni Dave ni yo nos sentimos especialmente bienvenidos. “Invitados no deseados” era como Slaughter se refería a nosotros. Dave y yo fuimos a un pub cercano para conversar.

Después de revisar la crisis dentro del WRP, Dave expresó la opinión (creo que más para desafiarme que como una posición que sostenía) de que nunca había habido un movimiento trotskista en Gran Bretaña. Esta era la línea que promovía Banda. Pasé unas tres horas repasando toda la historia de la lucha del Comité Internacional desde su fundación en 1953. Dave escuchaba intensamente, de vez en cuando me pedía que me extendiera sobre uno u otro punto. Al final de mi revisión, Dave cambió su posición. 'O tal vez sería más correcto decir que cualquier duda que aún tuviera, ahora sentía que había sido respondida.' Estuvo de acuerdo en que la lucha en el WRP tenía que librarse sobre la base de un programa y una perspectiva internacional, y sobre la base de la continuidad del movimiento trotskista contra el crecimiento del pablismo dentro del Comité Internacional.

Dave me advirtió que desconfiara de todas las facciones involucradas en la lucha dentro de la Workers Revolutionary Party. Estuve de acuerdo con su evaluación. Los temas centrales no eran los asuntos de facciones que dividían a Healy, Banda y Slaughter, sino las cuestiones históricas y políticas que subyacían a la crisis en el WRP.

A partir de ese momento, Dave luchó para desarrollar la discusión dentro del WRP a nivel internacional. A diferencia de todas las otras pseudo oposiciones dentro del WRP, Dave Hyland insistió en que la organización británica tenía que aceptar la autoridad política del Comité Internacional.

Banda y Slaughter trataron de echarle la culpa a Healy de todo lo que había salido mal dentro del WRP. Eran las desventuradas e indefensas víctimas de un megalómano político, o al menos de eso pretendían convencer a todo el mundo. No había nada que pudieran hacer. Por supuesto, sabíamos que no era así. No habíamos olvidado que fue el propio Slaughter quien presentó una moción en un congreso del WRP que otorgaba a Healy una autoridad supraconstitucional e incuestionable. Además, tanto él como Banda, como yo bien sabía, habían colaborado con Healy para suprimir las críticas a la línea política y las concepciones teóricas del WRP.

En noviembre de 1985, el Comité Central del WRP aceptó una resolución que estipulaba que la militancia en la organización requería la aceptación de la autoridad política del CICI. Pronto trataron de derrocar y anular esta decisión.

Y arremetieron duramente contra Dave Hyland, quien dirigía una facción minoritaria en el Comité Central del WRP. Su facción 'minoritaria' en realidad representaba a la mayoría de los miembros del WRP, si la militancia se abría solo a aquellos que aceptaban la autoridad del movimiento internacional.

La dirección del WRP vendía la línea de la 'degeneración igualitaria', como si el Comité Internacional fuera responsable de las prácticas oportunistas de su organización.

Mientras tanto, en noviembre de 1985, un Comité Internacional de Control establecido por el CI preparó un informe provisional. Este informe provisional documentó los arreglos financieros sin principios que la dirección del WRP había hecho con varios movimientos nacionales y gobiernos burgueses en Oriente Medio.

El informe fue presentado en una reunión del CICI el 16 de diciembre de 1985. El párrafo clave de la resolución adoptada por el Comité Internacional decía:

“El informe provisional de la Comisión Internacional de Control ha revelado que el WRP ha llevado a cabo una traición histórica al CICI y a la clase obrera. Por lo tanto, con el fin de defender sus principios e integridad, el CICI suspende al WRP como sección británica”.

Esa fue la resolución más crucial jamás presentada en una reunión del Comité Internacional. El Comité Internacional estaba afirmando su autoridad sobre el WRP. Declaraba que el oportunismo político sería fuertemente castigado y que sólo podían ser miembros aquellas organizaciones que aceptaran la autoridad del CICI y sus principios trotskistas.

Había cuatro delegados que representaban a la sección británica en ese momento. Los cuatro delegados del WRP fueron Cliff Slaughter, Tom Kemp, Simon Pirani y Dave Hyland. Dave Hyland fue el único delegado que votó a favor de esta resolución, quien estuvo de acuerdo en que solo sobre la base de aceptarla, y de trabajar para superar el legado del oportunismo del WRP, este podría regresar al camino del trotskismo.

Slaughter, Kemp y Pirani se opusieron a la resolución. Kemp se comportó de la manera más repugnante y provocativa, al igual que Slaughter. Pirani, como era su costumbre en ese momento, fingió desconcierto.

La adopción de esa resolución marcó la derrota decisiva del oportunismo en el seno de la Cuarta Internacional. Por fin, la guerra civil en el seno de la Cuarta Internacional que había comenzado en 1953 llegó a su fin. Los trotskistas ortodoxos del Comité Internacional finalmente recuperaron el control de la organización internacional fundada por Trotsky en 1938.

Ahora bien, si se quieren entender las implicaciones políticas de esa reunión, sólo hay que considerar la evolución posterior de los delegados que representaban al Workers Revolutionary Party.

En ese momento de la reunión, Cliff Slaughter ya estaba buscando orquestar un reagrupamiento con los estalinistas y pablistas. A finales de noviembre, en una reunión en el Friends Hall de Londres, que convocó para discutir la crisis del Workers Revolutionary Party en presencia de todas las tendencias antitrotskistas podridas de Gran Bretaña, Slaughter estrechó la mano del notorio 'experto' antitrotskista del Partido Comunista Británico, Monty Johnstone.

En los años que siguieron a la escisión, Slaughter rechazó el marxismo, el leninismo y el trotskismo. Ha denunciado explícitamente la lucha por la conciencia marxista en la clase obrera y se ha reorientado políticamente hacia el anarquismo. La facción del WRP que él dirigía participó activamente en la guerra entre Estados Unidos y la OTAN en los Balcanes, bajo el pretexto de los derechos humanos.

Tom Kemp, en el momento de esa reunión, formaba parte del consejo editorial de la publicación estalinista Ciencia y Sociedad, y nadie en el antiguo WRP parece haberse opuesto a esto. Y pronto abandonó cualquier contacto con el movimiento trotskista.

En cuanto a Simon Pirani, más tarde escribió un libro sobre la clase obrera soviética en la década de 1920 que rechazaba la importancia de la Oposición de Izquierda y tenía un carácter claramente antibolchevique. Ha desarrollado una carrera como experto en la industria petrolera internacional y trabaja con el Instituto de Estudios Energéticos de Oxford. Entre sus trabajos más recientes se encuentra un artículo titulado 'Política energética rusa', publicado por el Centro de Estudios de Seguridad. Les invito a que saquen sus propias conclusiones.

Después de la reunión de diciembre de 1985, los acontecimientos se desarrollaron rápidamente. El WRP se movió para instigar una ruptura con el Comité Internacional. Repudió la autoridad del CICI.

En febrero de 1986, la facción de Slaughter llamó a la policía para impedir que los miembros de la minoría liderada por Hyland entraran en la sala donde iba a comenzar el congreso del partido. Slaughter fue escoltado por una falange de policías hasta el Congreso. La minoría liderada por Hyland no estaba desorientada en lo más mínimo. Inmediatamente se constituyó como el International Communist Party, el representante legítimo del Comité Internacional y la continuidad histórica del trotskismo en Gran Bretaña.

Internacionalistas del WRP afuera del congreso del WRP en febrero de 1986. Dave Hyland es el segundo desde la derecha. Los internacionalistas del WRP se reconstruyeron como el Partido Comunista Internacional, el representante legítimo del Comité Internacional y la continuidad histórica del trotskismo en Gran Bretaña.

En cuanto a la facción de Slaughter, se rompió rápidamente y se disolvió. ¡No hay un solo miembro de esa organización que permanezca activo en la política socialista revolucionaria!

Este fue un momento muy difícil para Dave Hyland y su familia. Pero las acciones de Dave estaban guiadas por principios políticos. Se negó a dejarse llevar por consideraciones subjetivas. Habiendo adoptado una línea política basada en principios, no podía dejar de seguir con ella. E inspiró a los mejores elementos dentro del WRP a apoyar al Comité Internacional, incluyendo a su hija Julie y a su hijo Tony.

El 9 de octubre de 2005, le escribí una carta a Dave para conmemorar el vigésimo aniversario de la llamada que realizó pidiendo discusiones. Escribí:

“Esta semana se cumplen exactamente 20 años de que hiciste una llamada transatlántica a las oficinas de la Workers League, pidiendo una discusión sobre las cuestiones que se habían planteado en mi crítica de los Estudios de Dialéctica de Healy y de las políticas del Comité Internacional bajo la dirección del Workers Revolutionary Party. Esta acción decisiva y de principios marcó un punto de inflexión en la crisis política dentro del WRP y cambió drásticamente la relación de fuerzas dentro del Comité Internacional entre el oportunismo y el trotskismo ortodoxo.

Dave Hyland (centro) y camaradas del CICI - septiembre de 1986

“Por primera vez, como resultado de su determinación de ocultar las verdaderas raíces teóricas, históricas y políticas de la crisis que había estallado en la sección británica en el verano de 1985, el control de la dirección oportunista nacional sobre el WRP se enfrentó a un gran y significativo reto. En marcada diferencia con varias tendencias opositoras que habían surgido de vez en cuando dentro de la organización británica, reconociste que la lucha contra el liderazgo faccioso de Healy, Banda y Slaughter solo podía llevarse a cabo bajo la disciplina política del Comité Internacional y sobre la base de las lecciones estratégicas de la larga lucha de la Cuarta Internacional contra el estalinismo y las múltiples formas de revisionismo pablista.

“En las discusiones que tuvieron lugar en los días que siguieron a tu llamamiento, rápidamente llegamos a un acuerdo sobre la causa principal de la crisis dentro del WRP, es decir, su retirada y repudio de los principios que subyacían a la publicación de la Carta Abierta en 1953 y la lucha contra la reunificación del SWP y el Secretariado Internacional pablista en 1963.

“Tu firme rechazo a la tentativa de Banda y Slaughter de denigrar la historia del Comité Internacional con su repugnante e interesada teoría de la degeneración igualitaria hizo posible ganar a los mejores elementos de la sección británica para la bandera del internacionalismo. Esto contribuyó en gran medida a la victoria decisiva del Comité Internacional sobre todas las fracciones oportunistas nacionales del viejo Workers Revolutionary Party.

“En esta lucha tan difícil, basaste tu trabajo político en toda la historia de la Cuarta Internacional como el Partido Mundial de la Revolución Socialista, que, hay que subrayarlo, incluía todo lo que había de positivo en el trabajo anterior del movimiento trotskista británico. Ahora es posible mirar hacia atrás a los acontecimientos que ocurrieron hace 20 años en el seno del Comité Internacional y reconocer que las luchas de ese otoño pusieron las bases programáticas para la renovación de la Cuarta Internacional.

“La lucha contra el oportunismo nacional del WRP preparó al CICI para enfrentar el desafío histórico planteado por el colapso de la Unión Soviética y los profundos cambios en la naturaleza y la estructura del capitalismo globalizado.

“El impacto combinado de estos acontecimientos acabó para siempre con la viabilidad de las luchas de la clase obrera y de las organizaciones que partían de una perspectiva nacional más que internacional. A partir de la decisión que tomaste en 1985 de luchar sobre la base del internacionalismo, hiciste una contribución de inmensa y duradera importancia a la construcción del Comité Internacional y su sección en Gran Bretaña. Por esto, yo y todos tus muchos camaradas en todo el mundo tenemos una deuda de gratitud inolvidable.

“Con los más cordiales saludos.”

El camarada Dave nunca será olvidado. Su obra sigue viva en nuestro movimiento internacional. Será recordado por sus camaradas y seguirá siendo un ejemplo inspirador de firmeza y principios revolucionarios para las generaciones venideras.

Lea más sobre la vida del camarada Dave Hyland, visite la página temática del WSWS aquí.

Dave Hyland: un homenaje a un luchador de la clase obrera internacional

Lea el folleto: Dave Hyland: Un tributo a un luchador por la clase obrera internacional, disponible aquí en Mehring Books.

(Publicado originalmente en inglés el 7 de diciembre de 2023)